Fin al exilio dorado de la oligarquía rusa en Londres.-a
Soledad Garcia Nannig; Maria Veronica Rossi Valenzuela; Francia Vera Valdes Len Blavatnik, una de las grandes fortunas del mundo, junto a Ximena Caminos y Alan Faena El oro procedente de Moscú ha dejado de resplandecer como antaño. El ambiente que se respira por las avenidas del callejero de Londongrado poco tiene que ver con el de las últimas dos décadas. Ya no queda nada que celebrar en esas fiestas regadas con mujeres bellas, champán y caviar. La oligarquía rusa, que durante las dos últimas décadas campó en Londres a sus anchas con sus maletines repletos de dinero de dudosa procedencia, comienza a sentir el aliento del Gobierno británico en la nuca. «Ya era hora», claman los activistas y buena parte de la opinión pública que durante años han contemplado cómo el poder les extendió la alfombra roja, los aduló y mimó fiscalmente, en un notorio esfuerzo por captar su capital sin preguntarse por su origen. Pero el panorama ha cambiado. Bajo el título «Oro ...