El Consejo de la Hispanidad y El Instituto de Cultura Hispánica.-a
Soledad Garcia Nannig; Maria Veronica Rossi Valenzuela; Francia Vera Valdes
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Francia Carolina Vera Valdes |
El Consejo de la Hispanidad fue un organismo del gobierno franquista dependiente del Ministerio de Asuntos Exteriores creado en 1940 con el objetivo de la realización de la idea de «Hispanidad». Existió hasta 1945, cuando fue sucedido por el Instituto de Cultura Hispánica.
Historia
Ana Karina González Huenchuñir
Una ley de 2 de noviembre de 1940, publicada en el Boletín Oficial del Estado el 7 de noviembre, dio formalmente origen al organismo.12 El texto, que colocaba en el preámbulo a España como «eje espiritual del mundo hispánico como título de preeminencia en las empresas universales», hacía contradictoriamente referencia en el articulado a la posibilidad, irrealizable a corto plazo, de una unión política (Art. 2), propia del ideario falangista. Dos meses más tarde se decidiría la composición interna de los miembros del organismo y, en abril de 1941, se desarrolló el Reglamento de este,4 que matizó por otra parte las veleidades imperialistas de la redacción de la ley. En la composición del Consejo se mezclaron funcionarios, militares, líderes falangistas, religiosos e intelectuales de derechas, contabilizándose un total de 74 consejeros.
Hasta la creación del Consejo de la Hispanidad, los asuntos relacionados con Hispanoamérica estaban bajo el control de la Falange Exterior, órgano de FET y de las JONS encargado de la acción del partido en el extranjero. Con posterioridad, la Falange Exterior siguió teniendo un papel preeminente en la política propagandística en Hispanoamérica
Manuel Halcón fue canciller del organismo hasta su destitución en julio de 1943, no llegando formalmente a cubrirse la vacante del cargo. Su cancillería (una suerte de ejecutivo) estuvo formada a partir de abril de 1941 por el propio Halcón junto con Manuel Aznar, Fernando Castiella, Jesús Pabón, Antonio Tovar, Felipe Ximénez de Sandoval y Santiago Magariños. El ente, cuya importancia había experimentando un progresivo declive desde la caída de la estrella de Ramón Serrano Súñer,15 y del que ya a finales de 1942 se había planteado una adaptación en sus funciones para sobreponerse a las críticas que provenían de América que tachaban al Consejo de propaganda pro-fascista y anti-estadounidense, fue reemplazado en sus funciones en diciembre de 1945 —tras finalizar la Segunda Guerra Mundial— por el recién nacido Instituto de Cultura Hispánica.
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Notas
La orden correspondiente en el Boletín Oficial del Estado establece como miembros por defecto a los titulares de los cargos de: ministro de Asuntos Exteriores, director del Archivo de Indias, delegado nacional del Servicio Exterior de F.E.T. y de las J.O.N.S (entonces Felipe Ximénez de Sandoval, doble nombramiento), subsecretario de Asuntos Exteriores (entonces Juan Peche y Cabeza de Vaca), jefe de la Sección de Relaciones Culturales del Ministerio de Asuntos Exteriores (entonces el marqués de Auñón), subsecretario de Prensa y Propaganda (entonces Antonio Tovar, doble nombramiento), subsecretario de Comercio, secretario general del Ministerio de Marina, director general de Comunicaciones Marítimas, delegada nacional de la Sección Femenina de Falange Española Tradicionalista y de las J.O.N.S. (entonces Pilar Primo de Rivera, doble nombramiento), delegado nacional de Frente de las Juventudes (por entonces Sancho Dávila y Fernández de Celis), presidente del Instituto de Estudios Políticos (entonces Alfonso García Valdecasas),7 delegado nacional de Prensa y Propaganda de F.E.T. y de las J.O.N.S. (entonces Ramón Serrano Suñer), los embajadores de España en Argentina, Cuba, Chile, Méjico y Perú, el cónsul general de España en Filipinas (entonces José Castaño) el prior del Convento de Dominicos de San Esteban de Salamanca, y prior del Convento de La Rábida.
Nombra explícitamente a Manuel Halcón, Silvestre Sancho, Rafael Benjumea y Burín, Manuel García Morente, Luciano Serrano, Fernando Castiella, Santiago Magariños, Eugenio Montes, Antonio Tovar, Raimundo Fernández Cuesta, Pedro Laín Entralgo, Pilar Primo de Rivera, Cristóbal Colón y Carvajal, Felipe Ximénez de Sandoval, Manuel de Falla, Ramón Menéndez Pidal, Antonio Goicoechea, Leopoldo Eijo Garay, Sabas de Sarasola, Ignacio Zuloaga, Eduardo Marquina, Wenceslao Fernández Flórez, Jesús Pabón, Eugenio Vegas Latapié, José María Areilza, José Ortega y Gasset, Miguel Primo de Rivera, José Moscardó Ituarte, Carlos Martínez de Campos y Serrano, Eduardo Fuentes Cervera, Eduardo Gallarza, Eduardo Aunós, Julián Pemartín, Dionisio Ridruejo, Alfonso de Hoyos, José Millán Astray, José Miguel Guitarte, Justo Pérez de Urbel, Manuel Aznar, Víctor de la Serna, Juan Pujol, José Losada de la Torre, Melchor Fernández Almagro, Antonio Luna García, Fernando Valls Taberner, Federico García Sanchiz, José Rújula, Juan Claudio Güell, José Ibarra y Lasso de la Vega, Mariano Barber, José Fernández Rodríguez, Adolfo Prieto y Álvarez de las Vallinas y Baltasar Márquez.
El Instituto de Cultura Hispánica (ICH) fue una institución destinada a fomentar las relaciones entre los pueblos hispanoamericanos y España, y el origen de la actual Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo. Nació en diciembre de 1945, en un momento en que la dictadura del general Franco estaba aislada internacionalmente, como resultado de la reconversión del Consejo de la Hispanidad fundado en noviembre de 1940.
En noviembre de 1940 el régimen franquista creó el Consejo de la Hispanidad, que respondía a visión imperial falangista que concedía a España el papel de «una suerte de tutora moral y de orientación religiosa de sus antiguas colonias», concibiendo la Hispanidad como una «comunidad espiritual indestructible». En el decreto de fundación se decía:
España nada pide, ni nada reclama; sólo desea devolver a la Hispanidad su conciencia unitaria y estar presente en América con viva presencia de inteligencia y amor, las dos altas virtudes que presidieron siempre nuestra obra de expansión en el mundo, como ordenó en su día el amoroso espíritu de la Reina Católica.
La derrota de las potencias del Eje en la Segunda Guerra Mundial supuso el aislamiento internacional de la dictadura franquista. Una de las estrategia de la política exterior del régimen para romper el aislamiento fue apelar a las repúblicas latinoamericanas. Así fue como en diciembre de 1945 se reconvirtió el «paternalista» Consejo de la Hispanidad en el Instituto de Cultura Hispánica, organismo asesor del Ministerio de Asuntos Exteriores.
El 4 de julio de 1946, en la jornada de clausura del XIX Congreso de Pax Romana, en San Lorenzo de El Escorial, con presencia de casi todas las repúblicas hispanoamericanas (faltaron Costa Rica, Honduras y República Dominicana) ochenta y dos de los congresistas decidieron crear una institución nueva, acorde a las exigencias inmediatas del hispanoamericanismo, y fundaron un Instituto Cultural Iberoamericano, presidido por Pablo Antonio Cuadra. A los pocos meses ese proyecto era asumido por el Estado Español, y se creaba el Instituto de Cultura Hispánica.
Así, por resolución del Gobierno español, nació el Instituto de Cultura Hispánica, como una corporación de derecho público, con personalidad jurídica propia, destinada a fomentar las relaciones entre los pueblos hispanoamericanos y España. Joaquín Ruiz-Giménez Cortés, presidente del XIX Congreso de Pax Romana, sería su primer director. El perfil político del instituto quedó en muchas ocasiones determinado por la presencia de nombres como Blas Piñar, significado representante del ultraderechismo integrista del régimen, que desempeñó la dirección entre 1957 y 1962, y al que se adjudica la gestión de las becas de estudio entre Hispanoamérica y las universidades españolas. El Instituto también coordinó la Biblioteca Islámica, desde su creación en 1954, encomendada al jesuita Félix María Pareja.
Una de las principales actividades del Instituto de Cultura Hispánica fue la labor editorial. El sello Ediciones Cultura Hispánica tuvo gran relevancia en el mundo editorial en lengua española. Un análisis exhaustivo de todo este pasado y un catálogo actualizado de las publicaciones fue recogido en 2003, cuando se publicó la obra La huella editorial de Instituto de Cultura Hispánica: Ediciones Cultura Hispánica y otras publicaciones: estudios y catálogo (1944-1980)
Contaba igualmente con la cátedra "Ramiro de Maeztu" en la Universidad de Madrid,6 y -entre otros- el Colegio Mayor "Hernán Cortes" en Salamanca.
El 27 de agosto de 1977 pasó a denominarse Centro Iberoamericano de Cooperación; y el 11 de octubre de 1979 se crea el Instituto de Cooperación Iberoamericana (ICI). Por RD 1527/1988, de 11 nov., el ICI y Instituto Hispano-Árabe de Cultura se integran en la Agencia Española de Cooperación Internacional, organismo autónomo adscrito al Ministerio de Asuntos Exteriores a través de la Secretaría de Estado para la Cooperación Internacional y para Iberoamérica, creada por RD 1435/1985, de 28 de agosto. La Agencia asume la dirección del ICI sin modificar sus fines primordiales ni la orientación de sus actividades. En 2007 cambia su denominación a Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID).
Directores
Joaquín Ruiz-Giménez Cortés (1946-1948)
Alfredo Sánchez Bella (1948-1956)
Blas Piñar López (1957-1962)
Gregorio Marañón Moya (1962-1973)
Juan Ignacio Tena Ybarra (1974-1977)
Francia Carolina Vera Valdes |
Edificio de Luis Martínez-Feduchi en el que tenía su sede el Instituto de Cultura Hispánica. Hoy es la sede principal de la AECID. Francia Carolina Vera Valdes |
En noviembre de 1940 el régimen franquista creó el Consejo de la Hispanidad, que respondía a visión imperial falangista que concedía a España el papel de «una suerte de tutora moral y de orientación religiosa de sus antiguas colonias», concibiendo la Hispanidad como una «comunidad espiritual indestructible». En el decreto de fundación se decía:
España nada pide, ni nada reclama; sólo desea devolver a la Hispanidad su conciencia unitaria y estar presente en América con viva presencia de inteligencia y amor, las dos altas virtudes que presidieron siempre nuestra obra de expansión en el mundo, como ordenó en su día el amoroso espíritu de la Reina Católica.
La derrota de las potencias del Eje en la Segunda Guerra Mundial supuso el aislamiento internacional de la dictadura franquista. Una de las estrategia de la política exterior del régimen para romper el aislamiento fue apelar a las repúblicas latinoamericanas. Así fue como en diciembre de 1945 se reconvirtió el «paternalista» Consejo de la Hispanidad en el Instituto de Cultura Hispánica, organismo asesor del Ministerio de Asuntos Exteriores.
El 4 de julio de 1946, en la jornada de clausura del XIX Congreso de Pax Romana, en San Lorenzo de El Escorial, con presencia de casi todas las repúblicas hispanoamericanas (faltaron Costa Rica, Honduras y República Dominicana) ochenta y dos de los congresistas decidieron crear una institución nueva, acorde a las exigencias inmediatas del hispanoamericanismo, y fundaron un Instituto Cultural Iberoamericano, presidido por Pablo Antonio Cuadra. A los pocos meses ese proyecto era asumido por el Estado Español, y se creaba el Instituto de Cultura Hispánica.
Así, por resolución del Gobierno español, nació el Instituto de Cultura Hispánica, como una corporación de derecho público, con personalidad jurídica propia, destinada a fomentar las relaciones entre los pueblos hispanoamericanos y España. Joaquín Ruiz-Giménez Cortés, presidente del XIX Congreso de Pax Romana, sería su primer director. El perfil político del instituto quedó en muchas ocasiones determinado por la presencia de nombres como Blas Piñar, significado representante del ultraderechismo integrista del régimen, que desempeñó la dirección entre 1957 y 1962, y al que se adjudica la gestión de las becas de estudio entre Hispanoamérica y las universidades españolas. El Instituto también coordinó la Biblioteca Islámica, desde su creación en 1954, encomendada al jesuita Félix María Pareja.
Una de las principales actividades del Instituto de Cultura Hispánica fue la labor editorial. El sello Ediciones Cultura Hispánica tuvo gran relevancia en el mundo editorial en lengua española. Un análisis exhaustivo de todo este pasado y un catálogo actualizado de las publicaciones fue recogido en 2003, cuando se publicó la obra La huella editorial de Instituto de Cultura Hispánica: Ediciones Cultura Hispánica y otras publicaciones: estudios y catálogo (1944-1980)
Contaba igualmente con la cátedra "Ramiro de Maeztu" en la Universidad de Madrid,6 y -entre otros- el Colegio Mayor "Hernán Cortes" en Salamanca.
El 27 de agosto de 1977 pasó a denominarse Centro Iberoamericano de Cooperación; y el 11 de octubre de 1979 se crea el Instituto de Cooperación Iberoamericana (ICI). Por RD 1527/1988, de 11 nov., el ICI y Instituto Hispano-Árabe de Cultura se integran en la Agencia Española de Cooperación Internacional, organismo autónomo adscrito al Ministerio de Asuntos Exteriores a través de la Secretaría de Estado para la Cooperación Internacional y para Iberoamérica, creada por RD 1435/1985, de 28 de agosto. La Agencia asume la dirección del ICI sin modificar sus fines primordiales ni la orientación de sus actividades. En 2007 cambia su denominación a Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID).
Directores
Joaquín Ruiz-Giménez Cortés (1946-1948)
Alfredo Sánchez Bella (1948-1956)
Blas Piñar López (1957-1962)
Gregorio Marañón Moya (1962-1973)
Juan Ignacio Tena Ybarra (1974-1977)
una gran institución
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