Jane Jacobs ( urbanista).-a
Soledad Garcia Nannig; Maria Veronica Rossi Valenzuela; Francia Vera Valdes
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Jane Butzner Jacobs (Scranton, Pensilvania, 4 de mayo de 1916 — Toronto, 25 de abril de 2006) fue una divulgadora científica, teórica del urbanismo y activista sociopolítica canadiense, nacida en Estados Unidos.
Jane Jacobs: otra ciudad es posible (Rebeca Pérez i Casterà)
Casi como un ángel de la guarda, y bajo el contexto de la suburbanización americana, los cadillacs, las expressways y la resaca del desarrollismo americano de los años 40 y 50, alzó la voz con decisión una mujer romántica llamada Jane Jacobs, desde un barrio del sur de Manhattan, Greenwich.
Periodista de profesión, Jane Jacobs (1916-2006) escribió un gran número de obras, reivindicando sin pelos en la lengua un cambio de orientación en la planificación urbana del momento, basada en proyectos de renovación e ingeniería.
Los desastres ocasionados por la guerra y la necesidad de reconstrucción tras esta llevaron a imponer en muchas ciudades las ideas de Le Corbusier y el CIAM. Con Robert Moses y la ideología del capital, el dinero fue dirigido a la construcción de autopistas, ciudades fragmentadas, barrios sin calles y ciudades dormitorio. La calle en este momento pasó a simbolizar un espacio sucio, poco atractivo y obsoleto.
Oponerse a este crecimiento significaba, de alguna manera, luchar contra el progreso y la modernidad, en definitiva, ir en contra del desarrollo y el cambio. Y es en este camino donde en 1961 Jane Jacobs publicó su primer y más reconocido libro Muerte y vida de las grandes ciudades.
“Distritos disminuidos por la monotonía y la uniformidad, en cuyo caso solo son óptimos para unos muy reducidos niveles de renta, gustos y circunstancias familiares similares. Equipar o urbanizar una vecindad para individuos incorpóreos, asépticos y estadísticos supone crear un caldo de cultivo apropiado para la inestabilidad.” (J. Jacobs, Muerte y vida de las grandes ciudades)
Jacobs mantuvo una postura abiertamente en contra del urbanismo de la Ciudad Jardín de Howard y de la Ciudad Radiante de Le Corbusier. Consecuentemente, se opuso al urbanismo, según ella, ortodoxo y anticuado de la ciudad de Nueva York, argumentando que estaba basado en conceptos de época, y creó bajo estos conceptos calles impersonales para gente anónima.
Jane Jacobs, junto con otras voces y artistas, trató de reivindicar la vida cotidiana y el dinamismo en las calles. Reivindicaban el movimiento perpetuo, los complejos y triviales encuentros en la calle, las identidades vecinales y la conservación de lo antiguo frente a lo nuevo.
“El arte de formar una ciudad y compararlo con la danza. Pero no una danza de precisión y uniforme en la que todo el mundo levante la pierna al mismo tiempo, gire al unísono y haga la reverencia en masa, sino a la manera de un enredado ballet en el que cada uno de los bailarines y los conjuntos manifiestan claramente sus elementos distintivos, que, como milagrosamente, se dan vigor y densidad mutuamente, componiendo entre todo un conjunto armónico y ordenado. El ballet de las aceras de una ciudad nunca se repite a sí mismo en un mismo lugar, es decir, no repite la representación como en una gira; incluso en un mismo y único lugar; la representación está llena de improvisaciones.” (J. Jacobs, Muerte y vida en las grandes ciudades)
Y añade una reflexión, fruto de la alta criminalidad vivida en Nueva York. Para que las calles sean utilizadas deben ser seguras y, para ello, las calles deben estar concurridas, visitadas, diversificadas, en definitiva, vigiladas. OJOS EN LA CALLE. Para ella, las ciudades satélite son como un traje a medida para la criminalidad. Dispersar aglomeraciones no produce seguridad.
Jane Jacobs versus Robert Moses.
Jane Jacobs versus Robert Moses.
Sin embargo sería un error quedarnos con la visión posiblemente simplista de ángel y demonio, Jane Jacobs versus Robert Moses. Tomando un poco de distancia de la conmoción sentimental que sus palabras y textos provocan, y aunque estos vengan acordes a la época, hoy en día sus lecciones nos pueden resultar un tanto naif.
Autores como Lewis Mumford, Saskia Sassen o Berman Marshall se han atrevido a criticar este punto de ingenuidad. Mumford habló irónicamente sobre las tácticas de Jane Jacobs como las “recetas de mamá Jacobs”. Berman Marshall definió la visión de Jacobs como un tanto “pastoral”.
Pero Jane Jacobs no fue la única representante de su época bajo estas visiones. Hubo otras voces relacionadas con ella y con este ambiente apasionado. En las artes plásticas, obras como las de Olldenburg. “Estoy por un arte que se entremezcle con la mierda de todos los días salga ganando“. En el mundo de la música, personajes como Simon and Garfunkel, con su “hello lampost, wat cha knowing?…” de The 59th Street Bridge, una canción optimista que canta al amanecer de una calle modernista.
Como era de esperar, esta forma de entender las ciudades y la vida no se quedó en los textos, canciones, poemas o pinturas, sino que se convirtió en el impulso para muchas bases de protesta de los años 60 y 70. Y este fue uno de los papeles más relevantes en la historia de Jane Jacobs, el de darle honorabilidad a este tipo de denuncias. Se trata de una militante con alto nivel académico que formó parte activa en la cultura urbana, y se convirtió en una referencia.
Fue organizadora de protestas contra la demolición de Pen Station; presidenta de la Comisión Mixta en contra del plan de Lower Manhattan Expressway, proyecto encabezado por Robert Moses; activista en contra de la destrucción de Greenwich, su barrio; militante en las filas de protesta en contra de la guerra de Vietnam.
Aquí es donde creo que hay que agradecerle su gran aportación. Hoy, los académicos, con un alto bagaje cultural y teórico, no suelen tener la costumbre de levantar de forma rotunda su voz en contra de los acontecimientos que ocurren en el día a día, se limitan cómodamente al plano teórico. Jane Jacobs significó lo contrario: protesta con argumentos, compromiso y calle.
Legado
Probablemente el mayor aporte de Jane Jacobs a las ciudades es haber transformado el modo en que se valoran. Su crítica e ideales revirtieron las tendencias más tecnócratas de la planificación para dar mayor atención al valor de las comunidades en construir su propio proyecto social en el territorio. La ciudad se humanizó. Jane Jacobs representa al mismo tiempo un momento histórico donde nombres de personajes se convirtieron en ícono respecto al cómo hacer ciudad. Es así como se encuentra en la vereda opuesta de Robert Moses, nombre que evoca al proyecto urbano subordinado al exceso de planificación, que no deja lugar para el potencial de las relaciones sociales en la construcción de la ciudad.
La energía de Jane Jacobs surgió precisamente porque su casa e histórico barrio se vieron afectos a las imponentes intenciones de remodelación urbana de Robert Moses. Jane Jacobs inspira así el levantamiento de barrios activos y ciudadanos que ya no pueden ser entendidos como consumidores pasivos de un producto de ciudad impuesto.
libro “Muerte y vida de las grandes ciudades”
Jacobs escribió varias publicaciones, pero el libro que tuvo un mayor éxito fue el de “Muerte y vida de las grandes ciudades”. En su obra de casi quinientas páginas encontramos toda una teoría sobre cuáles son los problemas que existen en las grandes ciudades y qué posibles soluciones se pueden efectuar. Destaca por la sencillez y el lenguaje clarificador que utiliza a lo largo del libro con todo un montón de ejemplos, que hacen entendedor su argumentario para cualquier persona, a pesar de que no tenga una carrera académica relacionada con el urbanismo. Pero lo que más sorprende es que, después de pasar más de 50 años desde su publicación, continúa siendo vigente tanto por los problemas actuales de las grandes ciudades como por sus reivindicaciones.
Jane Jacobs pretendía entender cómo funciona una ciudad, de la misma manera que un médico debe entender un cuerpo humano. Y para conseguir esto ella ponía en práctica una actuación muy fácil y barata: caminar.
En este libro realiza una crítica firme a todo lo que proclamaban los pensadores del urbanismo ortodoxo, como E. Howard, con la ciudad jardín, o Le Corbusier y su ciudad radiante, que en realidad eran teorías "anti-ciudad". Populista y polémica para algunos, soñadora y cercana para otros, Jane Jacobs lo que pretendía en su libro era hacer comprender a los lectores que para mejorar la vida de los distritos y de las grandes ciudades en general, en primer lugar habia que conocer los problemas y necesidades que había, y además entender por qué se ocasionaban estos problemas. En resumen, entender cómo funciona una ciudad, de la misma manera que un médico debe entender un cuerpo humano. Y para conseguir esto ella ponía en práctica una actuación muy fácil y barata, caminar.
Jane Jacobs fue una persona profundamente crítica con los urbanistas, que pretendían resolver las ciudades como si fueran problemas de dos variables, cuando éstas eran mucho más complejas de resolver. Los urbanistas como usaban gran suma de datos utilizaban estadísticas y si habían datos singulares muy minoritarios no los tenían en cuenta. Y estos datos singulares podían ser realmente mucho más importantes para el proceso. Jacobs realizaba un proceso inductivo, razonando de lo particular a lo más general.
Ella ponía como ejemplo un parque vecinal. El uso de este parque dependería, en parte, del propio diseño del parque. Y la influencia del diseño sobre su uso dependería de quien estuviera alrededor para usarlo y en qué momento. Todo esto a su vez dependería también de manera particular y combinada de los usos urbanos que existieran fuera del parque. Pero ahí no acabaría, estos usos y combinaciones dependerían de otros factores como el tamaño de los edificios y la edad de los mismos, y de las personas que vivirían. Y además contaría como otra variable para los usos el propio parque por su uso común y unificador del área. Para Jacobs, un parque urbano se comportaba como un problema de complejidad organizada, al igual que en las ciencias naturales. Todo está relacionado y existe multitud de variables y por eso era lógico que los urbanistas fallaran en sus soluciones, porque trataban las ciudades como ciudades ideales y no reales.
En el libro toca muchísimos temas: gobernanza y participación, vivienda, seguridad, parques, tráfico, economía ... Para ella las calles y sus aceras eran lugares clave, órganos vitales para la vida pública de la ciudad y, por tanto, éstos habían ser seguros. Esta seguridad la da la propia presencia de la gente. Cuantos más ciudadanos utilizan la calle, más ojos hay y por lo tanto tenemos una sensación de una mayor seguridad no consciente. Además, las personas atraen a las personas. Estas calles tienen que ser amables para personas que no viven en ese distrito. Para conseguir que mucha gente utilice la calle tenemos que entender que debe haber diferentes usos para que haya personas a distintas horas del día, y preferentemente a horas de tarde y de noche. La mixticidad de usos es enriquecedora para tener unas calles más vivas y distritos más animados que atraen futuros inversiones.
En homenaje a Jane Jacobs en 2006 se realizó el primer Paseo de Jane en la ciudad canadiense de Toronto y desde entonces muchas ciudades en todo el mundo (actualmente superan las 200) se han adherido a la Jane 's Walk
Los diferentes usos que se dan a los locales junto a la acera deben estar en continuo cambio y además los edificios deben ser de diferentes tipos y edades, porque cuando el uso empieza a homogeneizarse observamos que las calles caen en la monotonía y finalmente les llega la crisis. Y eso les pasa a las calles más vivas, que mueren de éxito, por el mismo proceso que las había llevado a la situación álgida. Cuando hay mucha competitividad entre diferentes usos, hay uno que despunta un poco más, por lo que hace que otros sigan el mismo negocio, y que se cierran los que tienen menos éxito, en paralelo a la subida de precios de estos locales. Ese es un pequeño ejemplo de lo que se puede observar caminando por cualquier gran ciudad en las calles comerciales.
En homenaje a Jane Jacobs en 2006 se realizó el primer Paseo de Jane en la ciudad canadiense de Toronto y desde entonces muchas ciudades en todo el mundo (actualmente superan las 200) se han adherido a la Jane 's Walk. Estos paseos, realizados a inicios de cada mes de mayo, tratan de visitar los barrios de nuestras ciudades junto con personas que viven o trabajan allí y que nos cuentan sus experiencias, vivencias, preocupaciones y pensamientos alrededor de su barrio. Porque cada uno tiene sus propias gafas y nadie es capaz de llegar a ver todas las visiones, ya que las condiciones de cada persona (edad, género, origen, oficio) nos hace ver una realidad distinta, una ciudad distinta. Pero es la misma ciudad, por ello, todos juntos con nuestras respectivas perspectivas tenemos que escribir, debemos dibujar el presente y futuro de nuestras ciudades para que éstas sean inclusivas y cumplan con las necesidades individuales y colectivas.
Legado
Probablemente el mayor aporte de Jane Jacobs a las ciudades es haber transformado el modo en que se valoran. Su crítica e ideales revirtieron las tendencias más tecnócratas de la planificación para dar mayor atención al valor de las comunidades en construir su propio proyecto social en el territorio. La ciudad se humanizó. Jane Jacobs representa al mismo tiempo un momento histórico donde nombres de personajes se convirtieron en ícono respecto al cómo hacer ciudad. Es así como se encuentra en la vereda opuesta de Robert Moses, nombre que evoca al proyecto urbano subordinado al exceso de planificación, que no deja lugar para el potencial de las relaciones sociales en la construcción de la ciudad.
La energía de Jane Jacobs surgió precisamente porque su casa e histórico barrio se vieron afectos a las imponentes intenciones de remodelación urbana de Robert Moses. Jane Jacobs inspira así el levantamiento de barrios activos y ciudadanos que ya no pueden ser entendidos como consumidores pasivos de un producto de ciudad impuesto.
libro “Muerte y vida de las grandes ciudades”
Jacobs escribió varias publicaciones, pero el libro que tuvo un mayor éxito fue el de “Muerte y vida de las grandes ciudades”. En su obra de casi quinientas páginas encontramos toda una teoría sobre cuáles son los problemas que existen en las grandes ciudades y qué posibles soluciones se pueden efectuar. Destaca por la sencillez y el lenguaje clarificador que utiliza a lo largo del libro con todo un montón de ejemplos, que hacen entendedor su argumentario para cualquier persona, a pesar de que no tenga una carrera académica relacionada con el urbanismo. Pero lo que más sorprende es que, después de pasar más de 50 años desde su publicación, continúa siendo vigente tanto por los problemas actuales de las grandes ciudades como por sus reivindicaciones.
Jane Jacobs pretendía entender cómo funciona una ciudad, de la misma manera que un médico debe entender un cuerpo humano. Y para conseguir esto ella ponía en práctica una actuación muy fácil y barata: caminar.
En este libro realiza una crítica firme a todo lo que proclamaban los pensadores del urbanismo ortodoxo, como E. Howard, con la ciudad jardín, o Le Corbusier y su ciudad radiante, que en realidad eran teorías "anti-ciudad". Populista y polémica para algunos, soñadora y cercana para otros, Jane Jacobs lo que pretendía en su libro era hacer comprender a los lectores que para mejorar la vida de los distritos y de las grandes ciudades en general, en primer lugar habia que conocer los problemas y necesidades que había, y además entender por qué se ocasionaban estos problemas. En resumen, entender cómo funciona una ciudad, de la misma manera que un médico debe entender un cuerpo humano. Y para conseguir esto ella ponía en práctica una actuación muy fácil y barata, caminar.
Jane Jacobs fue una persona profundamente crítica con los urbanistas, que pretendían resolver las ciudades como si fueran problemas de dos variables, cuando éstas eran mucho más complejas de resolver. Los urbanistas como usaban gran suma de datos utilizaban estadísticas y si habían datos singulares muy minoritarios no los tenían en cuenta. Y estos datos singulares podían ser realmente mucho más importantes para el proceso. Jacobs realizaba un proceso inductivo, razonando de lo particular a lo más general.
Ella ponía como ejemplo un parque vecinal. El uso de este parque dependería, en parte, del propio diseño del parque. Y la influencia del diseño sobre su uso dependería de quien estuviera alrededor para usarlo y en qué momento. Todo esto a su vez dependería también de manera particular y combinada de los usos urbanos que existieran fuera del parque. Pero ahí no acabaría, estos usos y combinaciones dependerían de otros factores como el tamaño de los edificios y la edad de los mismos, y de las personas que vivirían. Y además contaría como otra variable para los usos el propio parque por su uso común y unificador del área. Para Jacobs, un parque urbano se comportaba como un problema de complejidad organizada, al igual que en las ciencias naturales. Todo está relacionado y existe multitud de variables y por eso era lógico que los urbanistas fallaran en sus soluciones, porque trataban las ciudades como ciudades ideales y no reales.
En el libro toca muchísimos temas: gobernanza y participación, vivienda, seguridad, parques, tráfico, economía ... Para ella las calles y sus aceras eran lugares clave, órganos vitales para la vida pública de la ciudad y, por tanto, éstos habían ser seguros. Esta seguridad la da la propia presencia de la gente. Cuantos más ciudadanos utilizan la calle, más ojos hay y por lo tanto tenemos una sensación de una mayor seguridad no consciente. Además, las personas atraen a las personas. Estas calles tienen que ser amables para personas que no viven en ese distrito. Para conseguir que mucha gente utilice la calle tenemos que entender que debe haber diferentes usos para que haya personas a distintas horas del día, y preferentemente a horas de tarde y de noche. La mixticidad de usos es enriquecedora para tener unas calles más vivas y distritos más animados que atraen futuros inversiones.
En homenaje a Jane Jacobs en 2006 se realizó el primer Paseo de Jane en la ciudad canadiense de Toronto y desde entonces muchas ciudades en todo el mundo (actualmente superan las 200) se han adherido a la Jane 's Walk
Los diferentes usos que se dan a los locales junto a la acera deben estar en continuo cambio y además los edificios deben ser de diferentes tipos y edades, porque cuando el uso empieza a homogeneizarse observamos que las calles caen en la monotonía y finalmente les llega la crisis. Y eso les pasa a las calles más vivas, que mueren de éxito, por el mismo proceso que las había llevado a la situación álgida. Cuando hay mucha competitividad entre diferentes usos, hay uno que despunta un poco más, por lo que hace que otros sigan el mismo negocio, y que se cierran los que tienen menos éxito, en paralelo a la subida de precios de estos locales. Ese es un pequeño ejemplo de lo que se puede observar caminando por cualquier gran ciudad en las calles comerciales.
En homenaje a Jane Jacobs en 2006 se realizó el primer Paseo de Jane en la ciudad canadiense de Toronto y desde entonces muchas ciudades en todo el mundo (actualmente superan las 200) se han adherido a la Jane 's Walk. Estos paseos, realizados a inicios de cada mes de mayo, tratan de visitar los barrios de nuestras ciudades junto con personas que viven o trabajan allí y que nos cuentan sus experiencias, vivencias, preocupaciones y pensamientos alrededor de su barrio. Porque cada uno tiene sus propias gafas y nadie es capaz de llegar a ver todas las visiones, ya que las condiciones de cada persona (edad, género, origen, oficio) nos hace ver una realidad distinta, una ciudad distinta. Pero es la misma ciudad, por ello, todos juntos con nuestras respectivas perspectivas tenemos que escribir, debemos dibujar el presente y futuro de nuestras ciudades para que éstas sean inclusivas y cumplan con las necesidades individuales y colectivas.
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