Ludmila Brozova-Polednová.-a



Milada Horáková 

Milada Horáková 

(25 de diciembre de 1901 - 27 de junio de 1950) fue una abogada y política checa, víctima de los procesos políticos de los años 50 en Checoslovaquia. Fue la única mujer ejecutada durante estos procesos y gracias a su firmeza y lucha por sus ideales se convirtió en el símbolo de la resistencia contra el régimen comunista.
Nació en Praga, como Milada Králová, y ya en su juventud se caracterizó por ser impávida y con ideas progresistas. Como adolescente fue expulsada del instituto por haber participado en las manifestaciones pacíficas. Luego, gracias a la independencia de Checoslovaquia del Imperio Austro-Húngaro pudo comenzar sus estudios en la Universidad Carolina, donde en el aňo 1926 se licenció en Derecho.
Al terminar su carrera se casó con Bohuslav Horák, un economista que conoció ya en la universidad y que trabajaba en la radio checoslovaca. En el aňo 1933 nació su única hija, Jana.
En el aňo 1929 entró al Partido Socialista Nacional Checo, pero sobre todo luchó por la igualdad de las mujeres y se convirtió en la persona clave del Consejo Nacional Femenino, la organización de las mujeres más importante del país. Como socialista participaba en las cuestiones de la solidaridad, sobre todo en el campo de la justicia y diligencia social. Era partidaria de la Cruz Roja Checoslovaca y también de otras asociaciones sociales.
Para ampliar sus conocimientos lingüísticos viajó a Inglaterra, Francia y a la Unión Soviética. Hablaba inglés, francés y alemán.
Durante la ocupación alemana colaboraba con los movimientos de resistencia y, a través del Consejo Nacional Femenino, organizó un socorro social relacionado no sólo con la crisis económica mundial, sino que también ayudó a la gente perseguida. Por eso, en el aňo 1940 fue encarcelada junto con su esposo. Estuvo dos aňos en la cárcel de Pankrác, y la Plaza de Carlos en Praga y después del atentado a Heydrich la trasladaron al campo de concentración de Terezín. Más tarde todavía pasó por varias cárceles en Alemania.
Después de la liberación en mayo de 1945 volvió a Praga, donde se encontró con su marido, que también sobrevivió a la guerra. Ingresó otra vez en su partido político y también renovó el Consejo Nacional Femenino, donde fundó en el aňo 1947 un periódico fememino llamado Vlasta, que sigue publicándose hasta el día de hoy.
Después del golpe de estado comunista de febrero de 1948, decidió dimitir de su puesto en el Parlamento, pero continuó colaborando con la oposición del nuevo régimen. Aunque tenía posibilidades de abandonar el país, se quedó para luchar por la libertad. El 27 de septiembre de 1947 la arrestaron por espionaje y conspiraciones que iban hacia la caída del régimen y después de un proceso el 8 de mayo de 1950 fue condenada a muerte con tres de sus colegas. Fue la primera vez que una mujer, madre de una adolescente de 17 años, murió como víctima de un proceso político.
Aunque personas importantes como Albert Einstein, Winston Churchill o Eleanor Roosevelt intentaron pedir clemencia por los condenados a través de cartas, todo fue inútil. Finalmente el presidente Gottwald firmó las penas de muerte.
El 27 de junio 1950, Milada Horáková, a la edad de 48 años, fue ejecutada en la cárcel de Pankrác en Praga, la única mujer de las 234 víctimas políticas en Checoslovaquia desde el aňo 1948 hasta el aňo 1960.
El 27 de junio de 2004, coincidiendo con el aniversario de la condena de Milada Horáková, se proclamó este día como El día del recuerdo de las víctimas del régimen comunista.

Soledad  Garcia  Nannig; Maria Veronica Rossi Valenzuela; Francia Vera Valdes
Introducción 

Era el amanecer del 27 de junio de 1950 en la prisión de Pankrác en Praga. Cuatro condenados a muerte suben al patíbulo. La más notoria es Milada Horáková: parlamentaria que había renunciado a su escaño en 1948 en protesta por el golpe de estado comunista, abogada, miembro de la resistencia antinazi, dirigente socialista y feminista. Su condena era el resultado de un juicio espectáculo fraguado por el régimen, asesorado por expertos soviéticos.
Primero fueron ahorcados los hombres. Mientras se procedía al horrible y mecánico ritual de preparar a Horáková se escuchó una voz que ordenaba al verdugo dejarla caer lentamente para evitar una rápida muerte por rotura cervical:
“¡Que no se rompa el cuello con el nudo, sofoque a esa puta!”
Quien lo ordenaba era Ludmila Brožová una de los tres fiscales del caso, única mujer. Cuando se constató la muerte lanzó una sonora carcajada, escalofriante aun para los curtidos asistentes a la ejecución. Cincuenta y siete años más a tarde, cuando se lo recordaron frente a un tribunal de justicia, la antigua fiscal, no lo negó, lo justificó: para ella había sido una experiencia terrible, que por eso estaba alcoholizada y que incluso no había querido mirar.

Biografía 

Ludmila Brožová nació en Praga en 1921, hija de un alto funcionario del ministerio del Interior. De joven parece haber participado de la resistencia, luego tuvo una fallida carrera teatral hasta que en 1948, siendo dactilógrafa en el secretariado del Partido Comunista, se le ofreció la oportunidad de hacer un curso rápido de derecho -diez meses- y convertirse en fiscal del nuevo régimen comunista. Su buena voz y sus dotes de actriz, ahora tendrían un escenario inesperado.
En su primer caso contra un grupo de opositores católicos no tuvo dudas en pedir la pena de muerte para Melanie Klouparová, una mujer de veinticinco años, madre de dos pequeños y embarazada de seis meses. Si bien los jueces no la complacieron y optaron por la cadena perpetua, Brožová emergió como una candidata ideal para acusar mujeres y se la eligió para el juicio espectáculo destinado a condenar a Milada Horáková y otros doce dirigentes socialistas. Junto con los asesores soviéticos trabajó en el libreto de la farsa, incluidas las condenas y penas.
Durante el juicio, suplió su carencia de conocimiento y aun de lenguaje jurídico con histrionismo y largas parrafadas como estas:
Mientras que la obre- ra Herajtová, de la empresa textil Kotona, de Beroun, aumentaba su rendimiento en los telares automáticos para ayudar a construir nuestra República, la acusada Horáková reunía en la clandestinidad bandas enemigas para destruir nuestra República. […] Nuestras mujeres y madres preguntan: ¿Dónde ha quedado su corazón, acusada Horáková, al traicionar a nuestra patria y la lucha por la paz de millones y millones de mujeres?”

Obtenida la condena, Ludmila Brožová trabajó intensamente para que esta no fuera cambiada, ante los pedidos internacionales de clemencia. Luego de las ejecuciones, la ahora llamada “la fiscal obrera”, participó de un acto de masas en el popular barrio de Zizkov para festejar el acontecimiento y recorrió el país dando conferencias sobre el proceso.

Su carrera continuó sin respiro, apenas una licencia por maternidad en 1956. Entre 1953 y 1979, como fiscal regional de la ciudad de Pilsen protagonizó centenares de procesos políticos.

Tribunal




 En octubre de 2007, a los 85 años, el caso Horáková la llevó ante el tribunal donde tantas veces había sido estrella ante un público seleccionado para ella. Ahora debía enfrentar no solo los cargos sino la mirada de un numeroso grupo de antiguos presos políticos.
Se declaró “naturalmente inocente” y a diferencia de los criminales nazis, sostuvo que no actuó cumpliendo órdenes, sino por convicción:
“Lenin fue la fuente de la verdad para mí. Lenin representaba la dureza. Lenin era más duro que Stalin. Lenin decía que los que lucharon contra el zarismo tenían experiencia, y si ahora luchan contra nuestro gobierno, es decir contra los bolcheviques, son más peligrosos que los que no hicieron nada. Contra estos hay que proceder duramente aunque fueran nuestros excompañeros de combate. Esa fue mi convicción respecto a [Milada Horáková] ¡ella luchó contra los alemanes, tenía experiencia, y luego se volvió contra nosotros!”

En un breve párrafo Ludmila Brožová sintetizaba uno de los pilares del pensamiento soviético, aplicado una y miles de veces.
El 9 de septiembre de 2008, sentada en un banco de los pasillos del Palacio de Justicia de Pilsen, rodeada de periodistas, esperaba la sentencia, en silencio. Sibilinamente, se limitó a citar un verso de François Villon, el poeta francés del Siglo XV:
“La necesidad hace a la gente desviarse / como el hambre salir del bosque al lobo”. 
La justicia estimó que el proceso de 1950 no se trató de “un error judicial sino de un asesinato legal, puesto que la magistrada conocía todos los detalles de la trama aun antes de haber comenzado el proceso espectáculo”.

Fue condenada a seis años de prisión de los que solo cumplió veintiún meses, merced a la gracia otorgada por el presidente Václav Klaus. Envalentonada, se presentó ante la Corte Europea de Derechos Humanos, pretendiendo la nulidad del juicio y las correspondientes indemnizaciones. La corte se pronunció el 7 de julio de 2011 respaldando detalladamente las actuaciones de la justicia checa y condenando específicamente el “abuso legal” para liquidar adversarios políticos.
Ludmila Brožová murió el 15 de enero 2015, a los 93 años, sin haber expresado el más mínimo arrepentimiento.



Comentario de la prensa.

juicio

La antigua fiscal comunista Ludmila Polednová-Brozová fue condenada a ocho años de cárcel por el asesinato de la opositora Milada Horáková.

El Tribunal de Praga dictó este jueves su condena en el caso de la antigua fiscal comunista Ludmila Polednová-Brozová, de 86 años de edad, acusada de asesinar a la opositora Milada Horáková. El fallo inapelable es de ocho años de prisión por complicidad en asesinato premeditado. 

Siendo fiscal, Ludmila Polednová-Brozová protagonizó un proceso político contra la abogada socialista Milada Horákova a la que condenó a la pena de muerte por supuesta traición a la Patria. 
"En miles de cartas que recibimos, nuestro pueblo con repugnancia vuelve la cara ante estos traidores. Nuestras mujeres y madres preguntan: ¿Dónde ha quedado su corazón, acusada Horáková, al traicionar a nuestra patria y la lucha por la paz de millones y millones de mujeres?". 
Con esas palabras justificaba la fiscal Ludmila Polednová-Brozová, hace 53 años, su condena de muerte contra la opositora Milada Horáková, cuyo único delito había sido criticar en voz alta los abusos antidemocráticos del régimen comunista en Checoslovaquia. 
Los procesos políticos de los años 50 en Checoslovaquia se llevaron a cabo bajo la batuta de Moscú, se trató de copias al carbón de los tristemente célebres procesos de Stalin. 
El fallo se sabía de antemano y el objetivo de los procesos era amedrentar a los ciudadanos para que no se sumaran a la oposición contra el régimen comunista. 
La antigua presa política Nada Kavalírová expresó su satisfacción ante el hecho de que en la República Checa la justicia existe. 
"Los caminos de la justicia son a veces tortuosos, pero la culpa fue demostrada y la justicia volvió a triunfar", dijo la ex prisionera de conciencia al conocer el fallo contra la antigua fiscal comunista. 
El resultado del juicio político contra la opositora anticomunista Milada Horáková, se había decidido con antelación en el Kremlin y la pena de muerte tenía que dictarla una mujer y la fiscal Ludmila Brozova-Polednova no dudó un minuto en convertirse en el verdugo de los combatientes por la libertad y la democracia.

Nota

Brožová-Polednová, tras escuchar este martes la sentencia del Tribunal Supremo, afirmó que había sido un peón y que se limitó a actuar según lo establecido.
“Quizá si me lo hubieran permitido nunca habría estado en la posición de fiscal. Si me hubieran dejado que hablara con ella quizá habría tenido una opinión distinta”, declaró.

No obstante, el Tribunal considera que Brožová-Polednová fue totalmente consciente de que el juicio no era justo y de que tan solo se trataba de una actuación política organizada por el Partido Comunista.
Sin embargo, la antigua fiscal insistió en su inocencia y declaró que aunque la pena de muerte fue demasiado severa, en aquel momento estaba totalmente convencida de que Milada Horáková era culpable y merecía ser castigada.
Si tengo la culpa de algo es de haber creído sin reservas a los abogados que participaron en el juicio. ¿De verdad creen que si no hubiera sabido que era justo lo habría hecho? Pensaba que era lo correcto, por eso sigo insistiendo. ¿No ven que me da lo mismo, morirme en medio año aquí o en la cárcel? ”, afirmó.


Comentarios

  1. una abogada fanática del marxismo, administro la justicia, con injusticia y crueldad, una mujer miserable.

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