Reina consorte María de Teck(I) a

Soledad  Garcia  Nannig; Maria Veronica Rossi Valenzuela; Francia Vera Valdes



(Victoria Mary Augusta Louise Olga Pauline Claudine Agnes von Teck; 26 de mayo de 1867-24 de marzo de 1953) fue la esposa del rey-emperador Jorge V del Reino Unido y por tanto reina consorte del Reino Unido y los dominios británicos y emperatriz de la India. Por nacimiento era princesa de Teck, en el Reino de Wurtemberg, y recibió el tratamiento de Alteza Serenísima.
Nació y creció en Inglaterra debido a que su padre, de origen alemán, estaba casado con una princesa que era miembro de la familia real británica. A la edad de 24 años se comprometió con el príncipe Alberto Víctor, duque de Clarence y Avondale, heredero al trono británico, pero el príncipe murió de pulmonía de forma inesperada seis semanas después de haberse anunciado el compromiso.  Al año siguiente se comprometió con el nuevo heredero, Jorge, hermano de Alberto. Antes de que este accediera al trono, fue sucesivamente duquesa de York, duquesa de Cornualles y princesa de Gales.  Como reina consorte desde 1910, cuidó a su marido durante sus problemas de salud, apoyándole en las dificultades surgidas durante la Primera Guerra Mundial y en los importantes cambios políticos que se presentaron como consecuencia de esta y del surgimiento del socialismo y el nacionalismo en  Gran Bretaña.

Después de la muerte de Jorge V en 1936, su hijo mayor Eduardo se convirtió en el rey-emperador, pero abdicó el mismo año para casarse con la socialité estadounidense y dos veces divorciada Wallis Simpson. La reina brindó apoyo a Alberto, su segundo hijo, que ocupó el trono como Jorge VI hasta su muerte en 1952. María murió al año siguiente, al inicio del reinado de su nieta Isabel II del Reino Unido. Por un breve período, hubo tres reinas en el país: la propia María, su nuera la reina madre Isabel e Isabel II.


Al real escudo de armas del Reino Unido se agregan las armas de su familia: primero y cuarto cuarteles, las armas de su abuelo, el príncipe Adolfo, duque de Cambridge —que son las armas reales usadas por la Casa de Hannover—, segundo y tercer cuarteles, las armas de su padre, Francisco, duque de Teck.



Anecdotario.





María de Teck fue una señora de costumbres austeras que desterró de la corte a las actrices, nuevas ricas y bailarinas que eran tan bien recibidas en los tiempos liberales de su suegro, Eduardo VII. En cuestiones de protocolo y en todo lo que pudiese afectar el prestigio de la Corona, era de una minuciosidad rayana en la obsesión y se dice que una vez amonestó a su nieta, la princesa Isabel (la actual reina Isabel II), porque llevaba un pañuelo en la cabeza: “Pareces un peón de cocina”.
De acuerdo con las costumbres de su juventud, María vestía prendas insoportables, abundantes en almidón, alambres y ballenas. María rara vez escuchó la radio, nunca quiso ver la televisión y jamás aceptó tener un teléfono en su despacho de la mansión Marlborough. La anciana decía que este artilugio de la vida moderna no era un instrumento digno de una reina, por lo que exigió siempre que los mensajes recibidos le fueran presentados escritos en un papel, con el escudo de armas estampado, colocado en una bandeja de plata trasportada por un lacayo de librea.
Bisnieta del rey Jorge III, María nació en el seno de la familia real británica. Su madre, María Adelaida de Cambridge (“la Gorda María”) era una princesa real, alegre, extravagante y glotona, mientras su padre, Franz von Teck, era un hombre sombrío, nervioso, tímido y pobre. Como el matrimonio no tenía mucho dinero para mantener un palacio digno en Londres, en 1870 se marcharon a Florencia. Allí, sus padres hicieron esfuerzos para que su hija fuera educada como una auténtica princesa.
María aprendió especialmente a admirar el arte y las antigüedades, una pasión que la acompañaría el resto de su vida. De regreso en Inglaterra, la reina Victoria le preparó un matrimonio muy conveniente con su nieto el Duque de Clarence, pero cuando este murió poco después del compromiso, María obedeció a su soberana y se casó con su otro nieto, el futuro rey Jorge V. En 1910, tras la muerte de su suegro, María quedó convertida en la reina consorte de Gran Bretaña.
María administró los tesoros de la Corona, hizo inventarios de sus obras de arte y joyas y escribió personalmente a aquellas personas que habían recibido objetos valiosos como préstamo de parte de la Casa Real, para que los devolvieran. Ella misma era una gran conservadora de arte pero, aunque apreciaba mucho los pequeños objetos valiosos y obras históricas, no le gustaba pagar por ellos… “Estoy acariciándolo con la mirada”, solía murmurar dulcemente cuando descubría algún objeto que le gustaba en una casa ajena: un cuadro, un mueble, un reloj, una estatuilla de mármol, un libro antiguo, un plato de porcelana, una tetera de plata… todo le venía bien.
Este comentario era suficiente para que el propietario del objeto insistiera en regalarlo a Su Majestad. Los nobles ingleses temblaban cuando les informaban que la reina les haría una visita para tomar el té, porque eso significaba, invariablemente, que se enamoraría de alguno de sus objetos más valiosos y querría que se lo regalaran. Cuando un objeto no le era ofrecido, María se dedicaba a dar lástima. “¿Puedo entrar de nuevo un momento para despedirme de ese encantador…?” Con este comentario, la reina conseguía su objetivo.

Esta historia forma parte de “Secretos Cortesanos”, una selección de 100 historias de amores, escándalos y frivolidades de la realeza.
con reina Isabel II

La reina Mary de Teck, consorte del rey Jorge V de Gran-Bretaña e Irlanda, tuvo una infancia marcada por grandes carencias pecuniarias gracias a un padre frívolo y a una madre manirrota que dilapidaron su fortuna.
De aquellos años como "pariente pobre" del Gotha Europeo, la reina Mary había adquirido una fobia enfermiza a la pobreza. Incluso casada con Jorge V, su nuevo estatus de reina consorte y la fortuna de aquél no consiguieron vencer su miedo. Para ella, todos los medios eran válidos con tal de hacerse aún más rica y, a ese comportamiento obsesivo se unió una cualidad muy fea: la racanería.
A lo largo de su vida como soberana consorte, se dedicó a acumular todo tipo de tesoros que pudiesen salvaguardarla de la pobreza: servicios de plata, cuadros, obras de arte y, sobretodo, joyas.
Cuando en muchas ocasiones era recibida por las familias de la rancia aristocracia británica, éstos se veían en la obligación de esconder todos los objetos valiosos que pudieran atraer su atención o provocar su admiración. Y es que ya estaba en boca de toda la alta sociedad el estiloso modo que tenía la reina Mary para conseguir que, aquello que le agradaba, le fuera ofrecido amablemente. Sabía cómo hacerse con cuadros, joyas u objetos: se pasmaba, se extasiaba de tal manera que sus propietarios, entre presionados y queriendo congraciarse a la reina, se veían casi obligados a regalárselos.

A la muerte de la Emperatriz Viuda Maria Feodorovna de Rusia (1928), su importante colección de joyas fue puesta en venta por sus hijas las grandes duquesas Xenia y Olga Aleksandrovna. Éstas, que tenían la reputación de no saberse manejar muy bien en los negocios, cometieron el craso error de dejar que la reina Mary se ofreciese, como quien no quiere la cosa, de intermediaria en las transacciones.
Una estimación de 350,000 Libras Esterlinas fue presentada por entonces, pero el resultado que habría permitido a las dos hermanas vivir holgadamente hasta el final de sus vidas no pareció concretarse. Tan solo se les dio un tercio de la cantidad estimada!
Ante la extrañeza de las grandes duquesas en el momento de percibir la irrisoria suma de dinero, la reina Mary les explicó que la venta de las alhajas había ido mal.
Tras el deceso de la reina Mary en 1953, el grueso de sus joyas personales fueron legadas a su nieta la reina Elizabeth II, su principal heredera. Otras pocas fueron a parar a la hermana de la soberana, la Princesa Margaret, Condesa de Snowdon que, posteriormente fueron vendidas por sus hijos tras su fallecimiento.

Al producirse la muerte de la gran duquesa Olga de Rusia (1960), sus hijos descubrieron finalmente la verdad. La reina Mary de Teck había metido mano en aquellas suntuosas alhajas imperiales y escogido las piezas que más le gustaban. Dicho de otro modo, la esposa de Jorge V se había servido y apropiado indebidamente de aquellas alhajas sin desembolsar un solo penique!
Entre aquel botín que representaban las alhajas de la penúltima zarina de Todas las Rusias, destacaba una hermosa diadema de diamantes y perlas que había pertenecido a la gran duquesa Maria Pavlovna (1854-1920), esposa del gran duque Vladimir de Rusia, nacida princesa de Mecklenburg-Schwerin.

Tihon y Guri Kulikovsky, los hijos de la gran duquesa Olga que descubrieron el pastel, no se quedaron de brazos cruzados y se dirigieron directamente a la reina Elizabeth II para que saldara la deuda de su abuela cleptómana.
Tras consultar con sus abogados, Elizabeth II satisfizo rápidamente la cuantía exigida por los hijos de la gran duquesa estafada

Habían pasado 33 años desde la defunción de la gran duquesa Olga, pero Elizabeth II no quería separarse de su diadema preferida, y prefirió pagar las alhajas al precio actualizado antes que devolverla a sus hijos.


Duque de Teck



El Duque de Teck era, en tiempos medievales, un título llevado por el jefe de una rama de la Casa ducal de Zähringen entre 1187 y 1439, conocida históricamente como la primera Casa de Teck. Su territorio se centraba en el Castillo de Teck en Suabia.
El título fue recreado en 1871 en el Reino de Wurtemberg para un primo de su monarca, el rey Carlos I, cuyos descendientes se establecieron en el Reino Unido y contrajeron matrimonio con la Familia Real Británica.

La Primera Casa de Teck

Adalberto I, hijo del Duque Conrado I de Zähringen, heredó las posesiones suabas de su padre en torno al Castillo de Teck entre Kirchheim y Owen. Después de la muerte de su hermano el Duque Bertoldo IV en 1186, Adalberto adoptó el título de "Duque de Teck". Su descendiente el Duque Conrado II a la muerte del rey Rodolfo I de Alemania en 1291 incluso se convirtió en candidato para la elección como Rey de los Romanos, pero probablemente fue asesinado por su oponente Sigfrido II de Westerburg, Arzobispo de Colonia, al año siguiente.
En el siglo XIII, la familia se dividió en las dos líneas de Teck-Oberndorf y Teck-Owen. Los Duques de Teck-Oberndorf se extinguieron en 1363 y Federico de Teck-Owen vendió sus posesiones a los Condes de Hohenberg. En 1365, los Duques de Teck-Owen tomaron posesión de Mindelheim pero tuvieron que vender sus tierras en torno al castillo de Teck a los Condes de Wurtemberg en 1381. El último miembro de esa línea, Luis de Teck, Patriarca de Aquileia desde 1412, murió en 1439.
En 1495 el emperador Maximiliano I elevó al Conde Everardo I de Wurtemberg al estatus de Duque reinante (Herzog) de Wurtemberg, también concediéndole el título difunto de "Duque de Teck". No obstante, el título no fue llevado independientemente por ningún miembro o rama de esa dinastía.

La rama cadete de Wurtemberg

El Duque Alejandro de Wurtemberg (1804-1885), un mayor general austriaco y cadete de la dinastía que se había convertido en reyes de Wurtemberg en 1805, restableció una línea no dinástica de los Duques de Teck para su matrimonio morganático en 1835 con la noble húngara condesa Klaudia Rhédey (1812-1841). Su hijo, excluido de la línea de sucesión al trono de Wurtemberg, nació como conde Francisco von Hohenstein (1837-1900), compartiendo el título que le había sido concedido a su madre por el emperador Fernando I de Austria el 16 de mayo de 1835, dos semanas después de que la pareja se hubiera casado en Viena.
En 1863, el rey Guillermo I de Wurtemberg elevó a Francisco al rango de "Príncipe (Fürst) de Teck" con el tratamiento de Alteza Serenísima (Durchlaucht), heredable para todos sus descendiente en línea masculina. En 1866 Francisco contrajo matrimonio con la princesa María de Cambridge, un miembro de la Familia Real Británica y nieta del rey Jorge III del Reino Unido. Como la pareja tenía que vivir donde recibía María su anualidad del Parlamento, y el príncipe habiendo heredado pocos ingresos, la pareja vivió mayormente en Inglaterra, primero en el Palacio de Kensington donde nacieron sus hijos, y después en el Royal Lodge en Surrey,​ siendo ambas residencias prestadas por la reina Victoria. En 1871, el rey Carlos I de Wurtemberg concedió a Francisco el nuevo (y, dentro de la nobleza alemana, más elevado) título de "Duque (Herzog) de Teck",​ heredable por primogenitura por la línea masculina. En 1887, la reina Victoria concedió al Duque de Teck el tratamiento británico de Su Alteza​ aunque no hereditario.
En 1893, la hija de Francisco, la princesa Victoria María de Teck, contrajo matrimonio con el príncipe Jorge, Duque de York, quien más tarde reinaría como rey Jorge V.​ Cuando murió el primer Duque de Teck en 1900, el ducado pasó a su hijo mayor, el príncipe Adolfo de Teck. El rey Jorge V concedió al segundo Duque de Teck, su cuñado, el tratamiento personal de Su Alteza en 1911.

El título existió hasta la Primera Guerra Mundial, cuando el sentimiento antigermánico en el Reino Unido urgió al monarca británico a adoptar un apellido no germánico y a renunciar a todos los títulos alemanes en su nombre y el de los miembros de su familia domiciliados en su reino, incluyendo los Teck.​ El Duque de Teck así renunció, en julio de 1917, a sus títulos alemanes de príncipe y duque en el Reino de Wurtemberg, así como al tratamiento de Alteza y Alteza Serenísima. Adolfo, junto con su hermano, el príncipe Alejandro de Teck, asumió el nombre "Cambridge", que había sido llevado como su designación territorial por su abuelo materno, el Príncipe Adolfo de Cambridge. Esta renuncia era una materia doméstica británica que no afectaba a los privilegios e inmunidades legales de la familia en Wurtemburg, aunque estos desaparecieron de todos modos con la abolición general de todos los títulos en 1919 bajo el nuevo gobierno de Weimar.
Armas de Adolphus Cambridge, 1st Marquess of Cambridge.


El 16 de julio de 1917, el hijo mayor de Francisco, Adolfo, fue creado Marqués de Cambridge, Conde de Eltham, y Vizconde de Northallerton en el Reino Unido.​ Su hijo mayor tomó el título de cortesía, Earl de Eltham. Su hijo menor se convirtió en "Lord/Lady (Christian) Cambridge", como hijo de un marqués. El hermano menor de Adolfo, el príncipe Alejandro de Teck, quien se había casado con la princesa Alicia de Albany en 1904, fue creado simultáneamente Conde de Athlone. Su hijo el príncipe Ruperto de Teck (1907-1928), quien también asumió el apellido de Cambridge se convirtió en Vizconde Trematon,​ era uno de los descendientes de la reina Victoria quien sufría hemofilia, junto con los príncipes de la corona Alejandro de Rusia y Alfonso de España.
El último varón descendiente del primer Duque de Teck fue Jorge Cambridge, 2º Marqués de Cambridge, el hijo de Adolfo, 2º Duque de Teck. Murió en 1981. El Título y el marquesado de Cambridge se halla ahora extinto.

Comentarios

  1. la ultima reina clásica inglesa, una verdadera reina por modales y forma de ser.

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  2. cuales modales ? era una ladrona!!!!!!!!

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  3. Por supuesto que fue una ladrona y abusiva de su posicion ademas de terrible madre pues presumia de que para enseñarles disciplina y protocolo asus hijos nunca les dio un beso en toda su vidauna psicopata total.

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  4. Maldita bruja... Nadie la quería...
    Que se pudra en su infierno...

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