Masacre de Lo Cañas. (1891) a
De acuerdo al parte oficial, las víctimas eran 33, aunque más tarde se halló evidencia de que al menos tres de las personas que allí figuraban muertas no perecieron en la Matanza de Lo Cañas, por lo que se presume de errores en la identificación de los cadáveres. También se ha dicho que la cremación de los cuerpos y la condición humilde de muchos de ellos revueltos entre los de las más aristocráticas víctimas, pudo haber disminuido drásticamente la cuenta real de muertos, que sería muy superior pero indeterminable con exactitud ya a estas alturas. Una cifra muy repetida sobre el total de muertos es 84, pero esto parece ser un error: se toma de la cantidad todos los reunidos y que según Olivos Borne, sumaban este número, mas no se resta a los que lograron escapar ni a los que posiblemente se encontraban en labores de vigilancia fuera del grupo cuando sucedió la emboscada.
Según la nómina que en su momento publicó el diario "El Heraldo", de firme posición contraria a Balmaceda, los fallecidos fueron 39 y los escapados que salvaron su vida 27:
Ramón Segundo Irarrázaval Luis Zorrilla Ignacio Fuenzalida Luis S. Valenzuela Guillermo Varas Daniel Zamudio Zenón Donoso Vicente Segundo Borne Arsenio Gossens Joaquín Cabrera Arturo Vial Carlos Flores Ismael Zamudio Manuel Campino Juan M. Martínez Pablo Acuña Luis Correa Mateo Silva Nicomedes Salas Manuel Guajardo Rosario Astorga Manuel Mesías Arturo Barrios Demetrio González Jovino Muñoz Desiderio Escobar Marcelino Pinto Bonifacio Salas Juan Cruzat Manuel Roldán Nicanor Valdivia Pedro Torres Aquiles Arreos Miguel Hernández Juan Reyes Gregorio Pinto Santiago Bobadilla Wenceslao Aránguiz Isaías Carvacho SOBREVIVIENTES Arturo Undurraga Rodrigo Donoso Eduardo Silva V. Ernest0 Bianchi Tupper Pío Segundo Cabrera Eduardo Salas O. Federico Alliende Jorge Zamudio Emilio Pedregal Eduardo Pedregal Roberto Rengifo Manuel Fuenzalida José Francisco Guzmán Manuel Carrasco B. 13 artesanos que también lograron escapar
Soledad Garcia Nannig; Maria Veronica Rossi Valenzuela; Francia Vera Valdes
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SANTIAGO, Chile, 15 oct.- Los detalles del masacre de Lo Cansa, por el cual fueron asesinados muchos de los jóvenes prometedores de Chile, se relata así en el diario Chileno Times:
Pocos días antes del pasado 18 de Angusto unos 150 jóvenes, la mayoría pertenecientes a las primeras familias santiagueras, acordaron constituirse en cuerpo para asistir al ejército constitucional en cuanto llegara a Valparaíso. El 17 de agosto partieron casi todos en la hacienda de Cañas, de don Carlos Walker Martínez, que está situada a diez o doce millas de Santiago, siendo su objeto caer sobre la capital y levantar al pueblo para tomarla en caso de que el dictador la tomara. retirada de tropas para actuar contra el ejército constitucional.
Desgraciadamente, no faltaba un miserable traidor que los traicionara al Dictador. En posesión de la información proporcionada por el infeliz en cuestión, el dictador inmediatamente tomó medidas para infundir juventud a los jóvenes y ardientes patriotas que habían como Bembled en la hacienda de Lo Cañas, y que se consideraban tan seguros que incluso el la mayoría de las precauciones ordinarias de seguridad se consideraron innecesarias. A las dos de la madrugada, una fuerza compuesta de setenta y cinco caballería y setenta y cinco de infantería, esta última montada detrás de la primera, salió tranquilamente de Santiago para Lo Cañas. En el día. Romperse las casas y edificios del cetute fueron rodeados, y la banda de gallardos mozos fue bruscamente despertada por descargas de riffs y carabinas.
Inmediatamente se les ocurrió la verdad de que habían sido traicionados y de que estaban rodeados por una soldadesca implacable. No había más remedio que esforzarse por escapar corriendo el guante de tres al que estaban expuestos por todos lados. El primero en salir fue don Arturo Undurraga Vicuña, acompañado de doce o más compañeros, y salvaron la vida por medio de un rollo de billetes ordenados y aceptados por los soldados contra los cuales tuvieron la suerte de correr. Otros de sus compañeros fueron menos afortunados. Mientras salían corriendo de los edificios, ellos también se encontraron frente a soldados, y una voz resonó claramente por encima del estruendo para no dar cuartel a los desamparados jóvenes.
La orden la dio su ayudante del Gral. Barbosa de nombre Alejo San Martin. A la primera descarga cayeron seis u ocho de los jóvenes patriotas. El resto trató de abrirse camino. Quince o más fueron asesinados a tiros. Cinco o seis resultaron heridos y diez o doce fueron hechos prisioneros. Los heridos fueron asesinados con bayonetas y sables y sus cuerpos mutilados y quemados.
"Pocas horas después los prisioneros fueron conducidos con dirección a Santiago, pero cuando estaban a medio camino, se recibieron órdenes del Dictador y de Barbosa para llevarlos de regreso a Lo Canas. En el camino de regreso fueron sometidos a toda clase de indignidades y brutalidades, al llegar a la hacienda, el mayordomo don Wenceslao Aránguiz Fontecilla, fue sometido a indecibles horrores, fue atado a un árbol y fue golpeado y cortado con sables y espadas para obligarlo a revelar el escondite. lugar de don Carlos Walker Martínez, como éste insistía en que no sabía nada del escondite de su patrón, primero le rompieron una pierna y luego la otra, le echaron parafina encima y le prendieron fuego, pero la cantidad era limitada para que como para prolongar su agonía, que duró casi una hora, en medio de sus horribles sufrimientos, apeló a sus verdugos para que lo mataran de una vez y lo sacaran de su miseria, pero ellos se burlaban y vituperaban sus súplicas.
Los cuerpos del resto de las víctimas fueron sometidos a atrocidades sin precedentes.
Algunos fueron cortados en dos por la mitad, y las partes fueron suspendidas con cuerdas de los árboles, en medio de gritos feroces y demoníacos. Los bustos de otros fueron colocados sobre los bancos de los pasillos, los ojos fueron sacados con bayonetas, la lengua fuera, y las orejas y los dientes cortados. Posteriormente, la mayor parte de los cuerpos y restos mutilados fueron recogidos y quemados. . El resto de los cuerpos fueron llevados al día siguiente a Santiago, pero estaban tan horriblemente mutilados y desfigurados que fue muy difícil identificarlos. Todos los cuerpos habían sido despojados de relojes, joyas, dinero y todo lo de valor.
Los siguientes son los nombres de algunas de las víctimas: Ignacio Fuenzalida Castro, Manuel Campino, Carlos Flores Echaurren, Isaias Carvacho, Ismael Zamudio Flores. Luis Zorilla, Alberto Salas Solano, Arturo Vial Souper, Ramón Luis Irarrazoval, Luis Ignacio Valenzuela, L Guillermo Varas, Wenceslao Aranguiz, Vicente Borne. Arsenio Goesene y Daniel Zamudio.
"Se dice que los oficiales que participaron en los infames crímenes son los siguientes: Cnel. Ramón Vidaurre. Tte. Cnel. Emillo Aris, Tte. Cnel. Eduardo Infante, Tte. Cnel. Julio Sepúlveda. Manuel Escala, Alejo San Martín, Vicente Subercaseaux y Subteniente Fuenzalida.
“Tres jóvenes señores, llamados respectivamente Lula Barceló Lira, Luis Infante Tagle y Carlos Lira Ossa, que se dirigían a reunirse con sus compañeros en Lo Caras, durmieron la noche fatal en una finca vecina y escaparon de la masacre general. apresados, sin embargo, y llevados a Lo Canas para presenciar la ejecución de sus amigos, pero como no se pudo obtener ninguna prueba directa de complicidad contra ellos, fueron llevados a Santiago y echados en prisión, donde permanecieron hasta el día de la ejecución del dictador. derrocamiento y la liberación de sus victimas de la cárcel".
Los New York Times
Noviembre 5, 1891
- Copyright The New York Times
Autores.
1881. José Vicente Caris
José Vicente Caris, sirvió en el batallón Cazadores del Desierto, el que es disuelto en diciembre de 1880.
una terrible masacre en historia de Chile, que sepultó la presidencia de balmaceda
ResponderEliminarExcelente resumen para ver la historia de Chile desde todos los ángulos sin apasionamientos. Y hasta el momento no encontraba ninguna referencia a Alejo Sn Martin, muchas gracias
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