Alejandro Lerroux, el controvertido político.-a

Soledad  Garcia  Nannig; Maria Veronica Rossi Valenzuela; Francia Vera Valdes
EI SR. LERROUX, ABOGADO.



Siendo diputado a Cortes por Barcelona, ALEJANDRO LERROUX GARCÍA, se examinó para obtener el título de Bachiller en el Instituto de Figueras, Girona, el 30 de septiembre de 1904.La Universidad de Barcelona le expide su título de bachiller en 27 de febrero de 1905. Cuando está próximo a cumplir 41 años.
Siendo diputado a Cortes por Barcelona, el bachiller ALEJANDRO LERROUX GARCÍA, en 9 de septiembre de 1922 se matricula en la Sección Universitaria de Canarias, La Laguna, para participar en los exámenes de la convocatoria extraordinaria de septiembre, de las asignaturas de la Licenciatura en Derecho.

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La obtención del título de Licenciado en Derecho por la Universidad de La Laguna, del conspicuo ALEJANDRO LERROUX GARCÍA, quedó reflejada en la prensa local tinerfeña, en 9 de septiembre de 1923.



En la Universidad de La Laguna ha obtenido el título de LICENCIADO EN DERECHO, el ilustre parlamentario, señor Lerroux, quien con tal motivo, ha recibido numerosas felicitaciones, algunas muy expresivas de importantes personalidades de Madrid.
Invitado por el Alcalde de esta capital, señor Orozco, ayer almorzó el Señor Lerro
El señor Lerroux visitó también la Villa de Güimar, siendo objeto de cariñosos agasajos.
Hoy, a la una de la tarde, se celebrara en el Hotel Pino de Oro, el banquete que le ofrece el Ayuntamiento de esta capital al ilustre hombre público, don Alejandro Lerroux.
Mañana se embarcará el señor Lerroux para Las Palmas, con objeto de proseguir viaje para la Península en el vapor “Antonio Delfino”

 
En columna anexa, bajo el epígrafe de NOTAS MUNICIPALES, se reitera el anuncio de la comilona ofrecida por el Ayuntamiento chicharrero.

Hoy, a la una de la tarde, se celebrará en el Hotel Pino de Oro, el banquete que le ofrece el Ayuntamiento de esta capital al ilustre hombre público, don Alejandro Lerroux.

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 EL PROGRESO DIARIO REPUBLICANO AUTONOMISTA DECANO DE LA PRENSA DE TENERIFE, publica en la portada de su número 3576, editado el miércoles 26 de septiembre de 1923, esta noticia:

Viaje del Sr-Lerroux

En el vapor español Romeu regresó hoy al mediodía a la Península, después de pasar unos días en esta Capital, nuestro respetable amigo el insigne republicano, don Alejandro Lerroux.
Al muelle fueron a despedirle el Directorio Republicano y muchos correligionarios y amigos particulares suyos.

A causa de la anormalidad que existe hoy en España, el señor Lerroux ha tenido que regresar a Madrid, apenas llegado a esta Isla, por reclamar su presencia los correligionarios de la Península
Por esta anticipación de su regreso, el señor Lerroux no ha podido cumplir buena parte de la misión que le trajo a Canarias.
Con el ilustre parlamentario se embarcaron tambien el Jefe del partido republicano de Sevilla, señor Martinez Barrios, persona prestigiosísima, y su secretario, señor Sánchez Fúster.

A todos deseamos feliz travesía.

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La anormalidad existente en España , a que se refiere el cronista, era el golpe militar protagonizado por el General MIGUEL PRIMO DE RIVERA Y ORBANEJA, respaldado por el rey ALFONSO XIII, quien, con su connivencia devino en REY FELÓN, al no defender la legalidad de la Constitución que había jurado.

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Con un apretadísimo programa de actos, o agenda política, como se dice hoy, el matriculado NO–ALUMNO de la Universidad de La Laguna, don ALEJANDRO LERROUX GARCÍA, tuvo tiempo para ser examinado de

¡DIECINUEVE ASIGNATURAS EN UNA CONVOCATORIA!

¡ADMIRABLE!

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Resumiendo:

A la vista queda que el conspicuo personaje ALEJANDRO LERROUX GARCÍA, NO había comenzado su larga carrera política, siendo ABOGADO. Ni siquiera era Bachiller.
Ya estaba algo talludito,- contaba 58 años de edad – cuando fue agraciado con el título de LICENCIADO EN DERECHO, en la Universidad de la Laguna, quedando facultado para poder ejercer como ABOGADO.

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Ante tamaña hazaña, no puedo evitar que me venga a la mente la palabra INVERECUNDIA.

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El Doctor JOSÉ NAVEIRAS ZAMORANO, tiene en Santa Cruz de Tenerife una calle dedicada a enaltecer su memoria.

Calle que originalmente se denominaba Calle Los Campos.




Fue un periodista y político con gran capacidad de oratoria que, pese a dirigir un partido que llevaba la palabra «radical» en su nombre, llegó a representar el centro político español de principios del siglo XX frente al crecimiento de los nacionalistas. Fue presidente del país en tiempos de la II República.


 25/05/2015 
Lerroux y la unión de los moderados

Uno de los ataques más recurrentes por parte de los círculos nacionalistas contra el partido Ciudadanos es el de compararlo con el Partido Republicano Radical, un actor político difícil de ubicar ideológicamente que emergió en tiempos de la II República para llegar incluso a gobernar el país. El partido se vertebraba casi exclusivamente en torno a la controvertida figura del periodista Alejandro Lerroux, a quien los nacionalistas catalanes de entonces, mucho menos importantes que ahora, le acusaron también de anticatalán, populista y pequeño burgués. No en vano, las lejanas similitudes en las biografías de Albert Rivera y de Alejandro Lerroux, ambos cercanos al centro político, no pasan por el momento de la mera anécdota.
La figura de Alejandro Lerroux García ha quedado completamente solapada por la corrupción desatada durante el tiempo que estuvo en el Gobierno, lo que fue llamado «El escándalo del Estraperlo». Pero antes de este caso de corrupción vinculado con el Casino de San Sebastián, que hirió de muerte al Partido Radical, Lerroux fue un político enormemente popular. Nacido en Andalucía como la madre de Albert Rivera, en concreto en La Rambla (Córdoba), los años de juventud pasados por Lerroux en Barcelona le hicieron sumergirse en la vida pública de Cataluña.
Uno de los elementos biográficos más llamativos de Lerroux es su origen como periodista. A través de un estilo calificado como populista e incisivo por sus enemigos, el cordobés alcanzó a dirigir el diario republicano «El País», así como a estar en la dirección de «El Progreso» y «El Radical», entre otras publicaciones donde colaboró con sus artículos cargados de un fuerte componente ideológico. Se le achacan a las campañas de sus periódicos ser causantes en algunos casos de disturbios obreros de carácter antimilitarista y anticatalanista en un periodo, a principios de siglo XX, de gran inestabilidad política en Cataluña.

De radical a moderado contra los nacionalistas

Licenciado en Derecho pero con alma de periodista, Lerroux militó desde su juventud en partidos republicanos como la Unión Republicana, donde fue diputado electo por Barcelona en 1901, haciéndose famoso por su gran capacidad de oratoria. En 1908, Lerroux decidió formar el Partido Republicano Radical (PRR) como oposición al crecimiento de los partidos nacionalistas catalanes. Aunque su partido incluía la palabra «radical» en el nombre, lo cierto es que llegó a representar el centro político español del primer tercio del siglo XX. Así y todo, su radicalismo venía dado por su anticlericalismo, que le condujo a implicarse en los dramáticos sucesos de la Semana Trágica de Barcelona en 1909.
Precisamente su apoyo a posturas radicales y republicanas en la prensa y la participación de su partido en la Semana Trágica forzaron al exilio a Lerroux en varias ocasiones. Durante la dictadura de Primo de Rivera ocupó un lugar secundario en la vida política española, pero con su participación en la proclamación de la Segunda República Española en abril 1931 emergió de nuevo en posiciones protagonistas. Su partido fue miembro del gobierno provisional que gobernó el país durante los primeros meses de la joven República y que redactó la Constitución de 1931. Pero cuando se produjo el asalto a ABC y la quema de conventos de mayo de 1931, Lerroux escenificó su ruptura con el anticlericalismo y las posturas más violentas de la II República: 

«En Madrid el populacho, excitado por unos cuantos miserables, se echó a la calle e inició la estúpida y criminal e inmotivada ofensiva contra las iglesias y conventos, quemando y saqueando. Las turbas echaron sobre la República naciente el primer borrón y la primera vergüenza».

Lejos de lo que cabría esperar por sus siglas, el Partido Republicano Radical se postuló ideológicamente en el republicanismo moderado y, de esta manera, pudo estar tanto en gobiernos de izquierda como de derecha. No obstante, su desacuerdo con Manuel Azaña respecto a continuar con la alianza de los republicanos y los socialistas hizo que el Partido Radical se aproximara progresivamente a las posiciones de la derecha. Tras su éxito en las elecciones de noviembre de 1933, donde Lerroux fue el segundo candidato más votado con 102 escaños, el Partido Radical pactó con el vencedor de los comicios, la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA), para formar gobierno.
La alianza entre los republicanos radicales y la CEDA de José María Gil-Robles permitió a Lerroux ocupar en tres ocasiones la presidencia del gobierno entre 1933 y 1935, además de carteras de gran importancia como la de Guerra y Estado. Sin embargo, la agresiva oposición contra este gobierno de los partidos y sindicatos de izquierda, que llegaron a convocar una Huelga revolucionaria a comienzos de octubre de 1934, dio lugar a uno de los periodos de mayor turbulencia política de la II República e hizo ingobernable el país. La implicación de Alejandro Lerroux y otros miembros del Partido Radical en un escándalo de corrupción dinamitó la coalición.

El escándalo del estraperlo finiquita su carrera

Se conoce como el escándalo del estraperlo, que salió a la luz en octubre de 1935, al caso de corrupción vinculado a la instalación en casinos españoles de un sistema de ruleta fraudulento. Como en la mayoría de países de Europa, el juego de la ruleta estaba prohibido en España, pero en la década de los 30 se popularizaron numerosos modelos de pseudorruletas como el patentado por los empresarios Daniel Strauss, Perle y Lowann, de cuyos nombres deriva la palabra «estraperlo». 
En 1934, los empresarios alcanzaron un acuerdo económico con varios miembros del Partido Radical para instalar estas ruletas en el Casino de San Sebastián. A cambio de un generoso porcentaje, Alejandro Lerroux ayudó a los empresarios a salvar los escollos legales. Pero cuando el sistema había sido instalado también en el Hotel Formentor (Mallorca), el juego fue prohibido por la policía tras demostrarse que era fraudulento, dado que la rueda se controlaba mediante un botón.

El escándalo saltó cuando Daniel Strauss inició una campaña de desprestigio en la que exigió una indemnización por los gastos de instalación del juego y por los sobornos que decía haber pagado a políticos del Partido Republicano Radical. El informe presentado a Niceto Alcalá Zamora acusaba directamente a Lerroux y a familiares suyos de haberse lucrado con la instalación del juego, lo cual fue utilizado por el presidente de la República para forzar la dimisión del entonces presidente del Gobierno el 25 de septiembre de 1935. Posteriormente, una comisión parlamentaria dictó que Lerroux, que todavía formaba parte del Gobierno, había cometido actuaciones «que no se ajustaron a la austeridad y a la ética que en la gestión de los negocios públicos se suponen». La consecuencia política fue la salida definitiva de Alejandro Lerroux del Gobierno y la dimisión de otros importantes políticos del Partido Radical como Salazar Alonso, ministro de la Gobernación y alcalde de Madrid, y Pich i Pon, gobernador general de Cataluña.
Pocos días después de la salida de Alejandro Lerroux del gobierno de coalición radical-cedista, estalló otro caso de corrupción:
 «El escándalo Nombela», que implicaba directamente al líder del Partido Republicano Radical en su etapa como presidente. El funcionario de colonias Antonio Nombela acusó a varios dirigentes del partido de Lerroux de haber resuelto de forma fraudulenta un expediente por el que se indemnizaba a la Compañía de África Occidental, propiedad del empresario catalán Antonio Tayá que había conseguido un contrato público para conectar por barco las colonias de Guinea Ecuatorial y Fernando Poo. Este segundo escándalo derrumbó definitivamente la imagen de los radicales y dio al traste con su alianza con la CEDA de Gil Robles.
En las elecciones generales celebradas en 1936, el Partido Republicano Radical sufrió un enorme descalabro político, obteniendo solamente 5 diputados. Así, cuando comenzó la Guerra Civil Española, Alejandro Lerroux se encontraba desaparecido de la vida política y pudo salir del país vía Portugal sin que nadie reparara en ello. Regresó a España en 1947, y falleció dos años más tarde en su domicilio madrileño de la calle del Marqués de Villamejor.

Biografía

Albert Rivera Díaz,​ anteriormente Alberto Carlos Rivera Díaz,​ conocido como Albert Rivera (Barcelona, 15 de noviembre de 1979) es un político español, presidente de Ciudadanos-Partido de la Ciudadanía desde su fundación, diputado del Parlamento de Cataluña de 2006 a 2015 y, actualmente, diputado en las Cortes Generales durante las xi y xii legislaturas.


Banquete en Lhardy del Gobierno de la República, en noviembre de 1931.
 Lerroux, abajo, en el centro, aparece junto a Manuel Azaña.

 
¿Y si Alejandro Lerroux tuviera razón y Azaña no?

LUIS ALEMANY
 Jueves, 4 abril 2019
EL MUNDO
HISTORIA

El historiador Roberto Villa rebate la imagen de político corrupto y mediocre del líder radical, minimiza el 'Caso Estraperlo' y sostiene que Lerroux fue uno de los pocos líderes que defendieron la democracia liberal durante los años 30

'El pucherazo de la discordia',por Roberto Villa y Manuel Álvarez Tardío

Hace dos años exactos, Roberto Villa trajo noticias difíciles de digerir para todos los españoles. Su libro 1936. Fraude y violencia en las elecciones del Frente Popular (Espasa) demostraba y ampliaba la escala de la manipulación en las elecciones que devolvieron el poder a la izquierda. Ahora, el historiador granadino entrega un nuevo libro que vuelve a erosionar la imagen idealizada de la II República.

Alejandro Lerroux. La república liberal (editado por FAES), la obra más reciente de Villa, debería ser la biografía de un antihéroe en la gran tragedia de la España de los años 30, la de un hombre oportunista, corrupto y amasador de poder. Sin embargo, la lectura desmiente la mezquindad de Lerroux y achica el valor de los héroes oficiales. 

«El Lerroux que percibimos, tanto el joven populista como el viejo liberal, es el que construyeron sus enemigos», cuenta Villa.
Algunas noticias sobre Lerroux: nació en una familia de clase media, casi pobre y con pocas raíces. Su padre era un militar prudentemente republicano. Su hermano mayor, Arturo, su modelo, fue un tarambana y un antisistema. Alejandro Lerroux quiso ser más formal, pero fracasó en sus intentos de hacer una carrera militar o de estudiar en la universidad. Cuando llegó a la edad adulta, sólo encontró el periodismo de partido, más bien chusco y mal pagado, como una manera de salir adelante.
Sin embargo, «a partir de un periodismo mediocre, porque su periodismo no es valioso, Lerroux se convirtió en el gran publicista del republicanismo, en el creador de las campañas más potentes contra la monarquía en su tiempo», cuenta Villa.
En esa época, en los años de la alternancia, Lerroux era un transgresor: «Era anticlerical, demagogo y populista. Pero es que el radicalismo español consistía en eso, sostenía que había un pueblo republicano, portador de todas las virtudes cívicas, cuya soberanía había sido secuestrado por la alianza entre la corona y el altar».

Lerroux cayó en Barcelona y se radicalizó con la idea de «competir por atraer al movimiento obrero de la ciudad». Por eso, se convirtió en el enemigo número uno de la Lliga Regionalista y de sus apoyos, incluidos el Obispado de Barcelona y algunos de sus compañeros de filas republicanas, dispuestos a pactar con los nacionalistas. Por esa grieta, Lerroux empezó a separarse de la ortodoxia izquierdista.

«Lerroux estaba socializado en la idea de que la república llegaría a través del derrocamiento violento de la monarquía. Pero hubo un momento, ya en Barcelona, en el que vio que tenía más posibilidades haciendo política, conquistando votos. Ya no quería meterse en conspiraciones que siempre acaban en fracasos y ridículos. En 1903, su carrera había empezado a despegar, se veía jefe de una organización poderosa, y no la quería arriesgar con asonadas. Desde 1917, ya lo podemos considerar un liberal, cada vez más un posibilista. Pone por delante las libertades individuales sobre el debate por la forma del Gobierno», explica Villa. 
Con los años, su biografiado se fue pareciendo cada vez más a los monárquicos progresistas, que también los había.
Salto en el tiempo: aterrizamos en 1931, cuando la República ha sido proclamada y Manuel Azaña y Alejandro Lerroux son los dos líderes del republicanismo. Uno, de izquierdas y el otro, no. En el libro de Villar se insinúa que la incapacidad de los dos políticos por aunar esfuerzos fue el gran fracaso del régimen, su condena de muerte.
«La incompatibilidad entre ellos era doctrinal porque tenían ideas de la República muy distintas. Azaña veía la República como una ruptura con todo lo anterior y la vinculaba al programa modernizador del PSOE y la izquierda republicana. En cambio, Lerroux veía en la República la recuperación y el mejoramiento de las libertades que la monarquía había sacrificado con la dictadura de Primo de Rivera. Pero, en realidad, no proponía una ruptura, sino una vuelta al constitucionalismo sin rey. Lerroux preveía que la izquierda y la derecha se alternaran en el Gobierno. En cambio, para Azaña la democracia liberal estaba supeditada a un programa político concreto de izquierdas. Si los electores votaban en contra, su mensaje no valía. Por eso, la izquierda quiso anular las elecciones de 1933».
Y continúa Villar: «Azaña era dogmático, estaba poco atento a la realidad. Lerroux, en cambio, sabía que el dogmatismo había arruinado la I República. Por eso, él pensaba en algo parecido a la III República Francesa, que duró 70 años».

MARCHA ATRÁS

Entonces, ¿no fue el bienio conservador fue una marcha atrás en el sistema de libertades de la República? 

«El constitucionalismo no cambia en una coma. No hay una medida que que derogue el contenido democrático de la República. De hecho, Lerroux salvó al sistema de lo que podría haberse interpretado como un voto masivo contra la República en 1933. Él solo convenció a la derecha, a sus moderados, de que la República era compatible con su proyecto político. Lerroux trabajaba para ampliar la base social de la República. Azaña, por implementar su proyecto modernizador».
Habrá que hablar ya de la corrupción, de los dos casos que condenaron a Lerroux a la vergüenza de la Historia. 
«El libro demuestra que lo correcto es hablar de escándalos y no de corrupción. Fueron dos casos diseñados para desgastar al Gobierno de Lerroux: en el caso Estraperlo hubo una corrupción muy menor, dos relojes de pulsera, que afectó a miembros de tercera fila del Partido Radical Republicano. En el caso Nombela no hay ningún atisbo de nada... Pero todo se sumó a una fama de Lerroux que ya existía y que venía de Barcelona. Los catalanistas difundieron el bulo de que Lerroux era un agente a sueldo de la monarquía. Y eso llegó al campo republicano y socialista. Los escándalos fueron una especie de confirmación para la gente que había crecido en ese bulo».

También pesa en contra de Lerroux el hecho de que, en el verano de 1936, el viejo político se pusiera del lado equivocado de la Historia con una carta de respaldo a los golpistas. 
«Para él era el lado evidente de la Historia. Lerroux ya no tenía cabida en la República. No tenía garantías de supervivencia, siquiera. Sus aliados, Melquiades Álvarez y Martínez de Velasco, habían sido encarcelados y asesinados».
¿Cabía en la otra España, la de los militares?

«Al principio sí, después no. Como la Guerra duró mucho, los dos bandos se radicalizaron y los centristas fueron expulsados de todas partes. Hasta Azaña se hartó de la República. Entre los rebeldes, el primer jefe, Cabanellas, era republicano. Ni siquiera es lo mismo el Franco de 1936 que el de 1939. Cuando esa España entró en un proceso de fascistización, Lerroux lo criticó mucho». 

Ése, según Villa, es el gran mérito de Alejandro Lerroux: cuando nadie creía en las democracias liberales, él se mantuvo firme.


Comentarios

  1. un gran político y orador español, paso desde extrema izquierda a la derecha, no murió exiliado o muerto como varios de colegas políticos

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