Homenaje a Barcelona (Urbanismo) a
Soledad Garcia Nannig; Maria Veronica Rossi Valenzuela; Francia Vera Valdes
|
AVista aérea de la zona central del Ensanche de Barcelona |
Esta publicación recopila un conjunto de dos artículos de debate sobre el tamaño ideal de las manzanas en el urbanismo. Dos reputados pensadores del urbanismo contemporáneo, Leon Krier y Manuel de Solá Morales toman como objeto de reflexión una posible reconstrucción de la cuadrícula de Cerdá para Barcelona.
El primer texto apareció bajo el titulo Revisión del bloque Cerdá, 22 x 22 metros y fue una iniciativa de investigación escolar del profesor Krier, hecha en 1977 en Londres y que se incluiría posteriormente en el libro colectivo Rational Architecture Rationnelle de 1978. Posteriormente, se recogió en el número 20 de la prestigiosa revista catalana Arquitecturas Bis con un nuevo título, Homenaje a Barcelona. Transcurridos ya tres décadas y media, la recopilación de ideas y proyectos de corte neohistórico hecha en Arquitectura Racional debemos considerarla casi un manifiesto de presentación de lo que luego se denominaría como Arquitectura Postmoderna. Una publicación que incluye al conjunto de actores mas representativos de ese movimiento que adquiere carta de naturaleza en los años 80.
El segundo escrito, Querido Leon, ¿Por qué 22 por 22?, del desaparecido profesor Solá Morales se presenta como una carta de contestación a ese proyecto universitario de Krier. También fue publicado en ese número 20 de Arquitecturas Bis. Agrupados y recuperados, hoy constituyen una magnífica reflexión para comprender las razones para una medida determinada, aquella que se relaciona con la genial proyectación que hizo Ildefonso Cerdá para la ampliación de la ciudad de Barcelona a mediados del siglo XIX. Un homenaje al urbanismo de Barcelona, como el Homage to Catalonia que realizaría el periodista George Orwell en relación a su experiencia en la Guerra Civil española.
Este proyecto se realizó en el Royal College of Arts (Institute of Environmental Design: Director John Miller) entre enero y marzo de 1977.
Para entender el rígido encuadre de este proyecto debe conocerse que los estudiantes del Royal College poseen el sentido más desarrollado de sus valores individuales. La relación profesor alumno es de1 a6 y el ingreso en el curso es muy selectivo. Un proyecto colectivo era un hecho poco corriente, casi una provocación, considerando que las posibilidades de expresión individual quedaban singularmente limitadas, aunque se dejaba libertad dentro del encuadre colectivo.
El proyecto se centraba entre monumentos (edificios públicos) y fábrica urbana (edificios residenciales, comerciales, industriales)
La manzana edificada como complejo de tipológico de construcción forma el elemento básico de la composición urbana; del tejido urbano. La manzana es el elemento clave que define edificios y espacios urbanos. Es también la pieza singular que define la escala urbana, el uso, orden arquitectónico y lenguaje colectivo (público y privado).
El tamaño de la manzana define la calidad de una trama urbana. La densidad de las calles es la clave del carácter urbano de una ciudad. Las manzanas pequeñas son características de un sistema urbano de calles intenso. La intimidad de una ciudad se debe a una adecuada relación entre el tamaño de la manzana y el de sus calles y plazas.
Frente a la comparación de diferentes patrones de viario dibujados a la misma escala uno puede explicar generalmente que el grado de urbanidad de esos tejidos puede medirse de una manera primaria en relación a la frecuencia de calles y plazas. Esta frecuencia depende directamente y básicamente del tamaño de la manzana edificada. Esta conclusión sobre el tamaño específico solo se puede derivar de la comparación entre los precedentes históricos.
El Plan Cerdá de 1859 representa una explosión estructural respecto a la estructura intimista de la Barcelona romana y medieval. Si subdividimos el bloque Cerdá (113 x 113 mts) a través de la inclusión de dos o tres calles peatonales recreamos una densidad estructural similar a la del centro histórico. Así, el típico vacío central de las grandes manzanas se puede transformar en parte del espacio público de la ciudad en la forma de vías, plazas y jardines públicos. La longitud por manzana de las fachadas hacia las calles se incrementa desde400 m. a900 m. Es incluso posible una mayor explotación comercial de la manzana, creando quizás una densidad aceptable de tranquilas plazas y parques dentro del mismo recinto.
El tráfico permanecerá como ahora solo que todo el aparcamiento tendrá que ser subterráneo y las calles y plazas interiores al bloque serán peatonales. Los chaflanes pueden ser ocupados por bloques de pisos.
Un edificio público es más importante que un bloque de pisos, que no tiene cualidad monumental. Similarmente, las arcadas a cubierto, un frente de tiendas hacen más rico e importante el entorno público que una logia privada o una ventana de dormitorio. Las funciones no necesitan expresarse sino representarse jerárquicamente. La arquitectura es un lenguaje sutil, etc…si no… no habrá
final a la presente confusión babilónica.
Querido Leon,
¿Por qué 22 por 22?
Lejos de tratarse de una comprobación, la imagen que ofrecen los proyectos de tus estudiantes me parecen una provocación seductora. Se diría que la opción por la cuadrícula urbana de manzanas divididas en 4 sobre 4, presenta contradicciones en el test de arquitectura que muestran los dibujos.
Me ha gustado, al verlos, reencontrar nuestras discusiones del último invierno; yo estaba trabajando en ese momento en el cuadro de 25 ciudades históricas distribuidas en cuadrícula, que habías visto sobre la pared de mi casa en Cambridge. Como veíamos claramente, la cuestión estaría en apostar por la descomposición, por la cuadrícula menor. Tu aportación en este terreno me parece muy importante: la reconversión del Ensanche no sería cuestión de agregar manzanas, de hacer superblocs como los que el funcionalismo ( o mas aun, simplificación buchaniana del tráfico) tendía a llevar a cabo.
Muy al contrario, el tema, aquí, es de dividir. La evidencia de las mediciones de las ciudades históricas muestra de qué manera las cuadrículas medias (de unos 60 m., aproximadamente) dan las mayores proporciones de vías públicas (urbanidad de acuerdo con tus palabras) en relación con la superficie construida. Y del mismo modo, la relación global de exposición (longitud de fachada por área) también en proporciones óptimas.
Volvemos así, como en el sastre, a la importancia de tomar bien las medidas: punto de reflexión sobre los razonamientos mecanicistas que han conducido muchas veces a los arquitectos de la ciudad funcional sobre esquemas de una dimensión cada vez mayor. La ilusión inclusivista (del superbloc a los contenitori) no es sino demasiado permanente en la incomprensión de la ciudad moderna.
Tus propuestas me interesan de tal manera porque se refieren a la discusión de las medidas de la ciudad, y, por tanto, a la forma de la cuadrícula como tal. Incluso, para la –aparentemente sencilla- cuadrícula cuadrada, las medidas son decisivas. Las relaciones entre forma general y contenido edificatorio (el tópico morfología- tipología, si quieres) pueden verse aquí a través de unas relaciones dimensionales muy concretas. Stüben y los académicos ya habían trabajado bastante a propósito del tamaño de la manzana urbana… Y después, las racionalizaciones empíricas de Burnham, Luthyens, Aalto…
Pero ¿por qué forzar a los22 metros?… Otto Wagner, en su proyecto vienés, como tú sabes, se acercaba a los 55…
Es exacto que la circulación, la gran escala constructiva, la concentración de capitales, explica a grandes rasgos, el crecimiento histórico de las manzanas urbanas. Pero, en concreto, lo que hay que ver es el rol de la arquitectura en relación al suelo. En las implantaciones medievales se trataba de la formación bruta del suelo, la colonización; en el Barroco (y a partir del Renacimiento en general) era el orden de la arquitectura el que daba la medida de los trazados urbanos (Cerdá será ya el tercer ciclo: el papel moderno de los viales y las infraestructuras como reguladoras dimensionales de la ciudad, de las manzanas. Ahí el damero se convierte ya en cuadrícula).
Tú conoces esto muy bien, no te equivocas como los que meten en un mismo saco “igualitario” las ciudades coloniales, la Lisboa barroca o el Ensanche Cerdá. Antes se trata de una nueva idea de continuidad urbana de la arquitectura, que es lo que se halla en vuestros proyectos para Barcelona.
Hace unos días oyendo al extraño Eschenbach interpretando la penúltima de Beethoven, la 11 en La (¡y preocupado por escribirte!) pensaba en el clasicismo que pesa sobre tu propuesta, a pesar de tus referencias escritas a la ciudad medieval. Para llevar, aún, hasta el fin esta visión clásica del Ensanche, esta carta se alargará. Tendrás que perdonarme ya que hasta ahora eres de los raros arquitectos interesados en esto, y me aprovecho de ello. Además debo presentar tus trabajos en “Arquitectura Bis” y esta carta me servirá también de comentario.
Tu propuesta de bloques de 22 x22, cuadrícula de 3 x 3 de callejuelas peatonales (de un ancho de 8,50 mts. por 22 de altura), me parece sobre todo una opción tipológica para resolver la manzana con torres. 22 x22 está muy bien para una torre aislada: cuatro fachadas, arquitectura independiente, etc. Con esto sugieres que una nueva idea urbana (o rational-pavillonaire si quieres) que mezcla quizás criterios de urbanidad y de atomización donde el orden elemental de la parcelación se resuelve con una cierta espontaneidad arquitectural cercana de las imágenes del californismo a la moda.
Uno de los grandes valores pedagógicos de vuestros dibujos es, me parece, el de alcanzar a plantear de un golpe todas las preguntas; las preguntas básicas que introduciría una reordenación arquitectónica del Ensanche. Acertar la escala justa de atención es su gran merito, y tratar, a partir de ella, las manzanas, los edificios y los espacios públicos con soluciones que resulten generales. Estamos ahí tan lejos de las grandes formulas macroscópicas como de las soluciones parciales de oportunidad. En ambos sentidos el Ensanche Cerdá ha sido frecuente de ejercitaciones repetidas, desde el GATCPAC hasta hoy. La herencia del super-bloc, aunque con un realismo distinto, aparece en el proyecto de Bonet en la calle del Consejo de Ciento donde se intenta adaptar, en condiciones contradictorias, la tipología del bloque racionalista a la manzana Cerdá. La alta densidad hace doblar al edificio, poniendo en cuestión gran parte de los principios de higiene residencial que estaban en el origen de aquella tipología. En caso de formalizarse repetiría un esquema común de manzana como idea de edificación perimetral en línea cerrando un patio central.
Enlace de la trama Cerdá con los Superbloques del Plan Maciá propuesto por el GATCPAC para el desarrollo de Barcelona hacia Casteldefells al Sur. Sert, Subirana y Torres Clavé, 1934 |
Pero ¿hasta que punto el patio central y el perímetro son lo que debe contar con el Ensanche Cerdá? Aquí está un punto confuso que suele oscurecer los argumentos y las tentativas de intervención sobre el Ensanche. La manzana encerrada por cuatro fachadas quizás no es el módulo de unidad del Ensanche…
La unidad no es la manzana sino el cruce en ochava de las calles. Este punto es cardinal. Todo cambia si lo reconocemos. Son las intersecciones de las calles las que definen el Ensanche, son las cuatro esquinas lo que define su edificación, son los chaflanes los espacios urbanos fundamentales y la imagen más fuerte de Barcelona…
No es tampoco casualidad. Si se examinan los parcelarios se verá cuanto la parcela de esquina ha sido decisiva en conformar un modelo de subdivisión de la manzana; que, en correspondencia, tiende a menudo a reconocer la cuadratura de la isla (cuadratura de ciudad cuadrada que no cuadrangular – es decir, ciudad dividida en cuartos, como en los romanos, como en las tesis de Rickwert). Si buscamos en la memoria teórica de Cerdá, es el cruce de cuatro vías lo que él diseña, de lo que él parte con dimensiones precisas, analíticas, originales. Las formas de la edificación le preocupan, en el fondo, bien poco, y las medidas de las manzanas le resultan más bien como distancias normalizadas entre intersecciones de vías…
Las manzanas de Barcelona son perfectamente regulares, cuadradas y entre las más anchas de todo el repertorio histórico. Entre las familias de plantas urbanas en damero – que se podría agrupar según sus aspectos morfológicos dominantes- hallaríamos el caso de Barcelona como el más perfecto y completo en desarrollar la idea de la intersección y la encrucijada como génesis del trazado.
Es precisamente la invención arquitectónica de la casa en esquina la que hizo posible la ampliación de las cuadrículas menores en contacto con la edificación en línea, iban convirtiéndose en más irracionales cada vez, a causa del desperdicio dela esquina. Y si, con la edificación en fajas se había pasado del delgado18 m. x75 m. en Montpazier a los100 m. x75 m. en Montpazier, a los100 m. x 180 en Edimburgo, este último caso marcaba ya el límite del mal uso de la esquina a gran escala. Es con las soluciones de casas formando esquina –en efecto anteriores a la construcciones en torre- cuando Barcelona ha podido permitir las manzanas cuadrangulares y amplias (sin someterse tampoco al antiguo régimen de palacios con patio). Y no en ángulo como edificio singular, sino, por el contrario, como un nuevo tipo normal para la edificación sistemática de la ciudad.
Los proyectos de Martorell, Bohigas y McKay en las calles Pallars y Entenza muestran como ejemplo de cualidad profesional, de qué manera este problema en ángulo es general para la edificación del Ensanche, y la notable propuesta, al disimularlo, no hace más que subrayar todavía su presencia.
Ordenación de la agrupación de dos esquinas en el proyecto de viviendas para la calle Pallars. Martorell, Bohigas y MacKay, 1962 |
Reconocer esta prioridad de la esquina en el ensanche de Barcelona, creo que, aparte del realismo catastral o de fidelidades de mimetismo conservador, tiene una auténtica sugestión sobre cuál es la lógica para dividir y recoser el tejido de Barcelona. El cual, como otro cualquiera, nos ofrece por su geometría, no piezas abstractas, pero sí unas leyes de composición urbana culturalmente significativas.
¿Cuándo vienes a Barcelona? Entonces te mostraré los trabajos que estamos llevando a cabo. La distancia otorga a tus proposiciones una claridad reconfortante para nosotros. Pero me gustaría oírte defender todavía, con la fantasía de tu proyecto, el roden compositivo y la problemática continuidad urbana de tu simbólico parterre de edificios en lo que son los parques de Barcelona…
Las diversas tipologías de edificación y su encaje parcelario en las manzanas octogonales del Ensanche Cerdá de Barcelona
un gran urbanista catalán no reconocido en su época por conciudadanos
ResponderEliminar