La Real Casa del Labrador.-a
Soledad Garcia Nannig; Maria Veronica Rossi Valenzuela; Francia Vera Valdes
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La Real Casa del Labrador es una de las residencias de la Familia Real Española. Es un palacete neoclásico, que se encuentra en el municipio español de Aranjuez, en la parte meridional de la comunidad autónoma de Madrid.
Su construcción comenzó a finales del siglo xviii, a partir de un diseño inicial del arquitecto Juan de Villanueva, que fue transformándose sucesivamente en los trece años que duraron las obras y reformas. Su aspecto final se debe a Isidro González Velázquez, quien dotó al conjunto de numerosos motivos ornamentales externos. El interior destaca por su decoración suntuosa, obra de Jean-Démosthène Dugourc, en su mayor parte, y por las pinturas de Mariano Salvador Maella, entre otros autores.
El monumento depende de Patrimonio Nacional, el organismo estatal que gestiona los bienes del Estado al servicio de la Corona. En el año 2001 fue catalogado como Patrimonio de la Humanidad, junto con otros recintos histórico-artísticos de la localidad, inscritos en la lista de la Unesco con el nombre de Paisaje cultural de Aranjuez. Está permitida su visita, a partir de horarios establecidos.
Toponimia e historia
La Casa del Labrador está enclavada en el extremo oriental del Jardín del Príncipe. Toma su nombre de una antigua casa de labranza existente sobre su solar, cuya estructura fue aprovechada parcialmente para levantar el nuevo edificio, además de algunos elementos arquitectónicos, como la escalera de servicio.
Se debe al impulso del rey Carlos IV, quien había establecido su residencia oficial en el Real Sitio de Aranjuez entre el 7 de enero y el 7 de julio de cada año. Fue concebida como un lugar de recreo y está considerada como el proyecto más personal de este monarca.
Las obras dieron comienzo en el año 1794 y se prolongaron hasta 1803. A lo largo de este periodo, pueden distinguirse tres fases de construcción. En la primera, intervino Juan de Villanueva, que contó con la colaboración de dos de sus ayudantes, Antonio López e Isidro González Velázquez. En la segunda, se atribuye a Villanueva la configuración definitiva del contenedor arquitectónico y a Jean-Démosthène Dugourc el tratamiento del espacio interior. En la tercera etapa distinguida, Isidro González Velázquez finalizó el edificio, reformando su aspecto exterior con una profusa decoración.
El palacete ha sido objeto de tres grandes restauraciones. En 1846 el edificio amenazaba con derrumbarse debido a los daños que provocó una gran avenida del Tajo, ya que la Casa estaba construida sobre estacas en terreno movedizo. Entre 1964 y 1968, Martín Gamo sustituyó los elementos externos dañados por chapados de falsa piedra. En 1998 se procedió a la segunda restauración, que se prolongó hasta el año 2008, después de intensas actuaciones tanto en el exterior como en el interior. Está previsto devolver a la fachada su aspecto original según un proyecto que se llevará a cabo en los próximos años.
Toponimia e historia
Detalle del escudo real que preside la fachada principal y de la inscripción que conmemora el año en que acabaron las obras. |
Parte trasera del palacete. |
Panorámica de la fachada principal, flanqueada por dos alas laterales con arcadas. |
La Casa del Labrador está enclavada en el extremo oriental del Jardín del Príncipe. Toma su nombre de una antigua casa de labranza existente sobre su solar, cuya estructura fue aprovechada parcialmente para levantar el nuevo edificio, además de algunos elementos arquitectónicos, como la escalera de servicio.
Se debe al impulso del rey Carlos IV, quien había establecido su residencia oficial en el Real Sitio de Aranjuez entre el 7 de enero y el 7 de julio de cada año. Fue concebida como un lugar de recreo y está considerada como el proyecto más personal de este monarca.
Las obras dieron comienzo en el año 1794 y se prolongaron hasta 1803. A lo largo de este periodo, pueden distinguirse tres fases de construcción. En la primera, intervino Juan de Villanueva, que contó con la colaboración de dos de sus ayudantes, Antonio López e Isidro González Velázquez. En la segunda, se atribuye a Villanueva la configuración definitiva del contenedor arquitectónico y a Jean-Démosthène Dugourc el tratamiento del espacio interior. En la tercera etapa distinguida, Isidro González Velázquez finalizó el edificio, reformando su aspecto exterior con una profusa decoración.
El palacete ha sido objeto de tres grandes restauraciones. En 1846 el edificio amenazaba con derrumbarse debido a los daños que provocó una gran avenida del Tajo, ya que la Casa estaba construida sobre estacas en terreno movedizo. Entre 1964 y 1968, Martín Gamo sustituyó los elementos externos dañados por chapados de falsa piedra. En 1998 se procedió a la segunda restauración, que se prolongó hasta el año 2008, después de intensas actuaciones tanto en el exterior como en el interior. Está previsto devolver a la fachada su aspecto original según un proyecto que se llevará a cabo en los próximos años.
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