Sebastián Pozas Perea (General); Etelvino Vega Martínez.-a

Scherezada Jacqueline Alvear Godoy






Sebastián Pozas Perea (General)

 (Zaragoza, 1876 – Ciudad de México, 1946) fue un militar español que luchó en la Guerra Civil Española al servicio de la República. Se le consideraba un oficial africanista y sin pasado político, aunque Pozas creía en la absoluta autoridad del poder civil sobre el militar.​ Al comienzo de la contienda estaba a cargo de la Guardia Civil,​ organismo que logró mantener en parte fiel a la República. Fue uno de los participantes de la defensa de Madrid en sus inicios y posteriormente estuvo a cargo del Ejército del Este en Aragón.​ A pesar de haber logrado la militarización de las milicias que combatían en el Frente de Aragón, las ofensivas que emprendió en este frente resultaron un fracaso y no contribuyeron a ayudar a los republicanos en otros frentes. Al final de la contienda se exilió en México.

Carrera militar

Nacido en una familia de tradición monárquica y conservadora,​ a los dieciséis años ingresó en la Academia Militar de Zaragoza. Perteneciente al arma de caballería,​ participó en la guerra de Marruecos, en donde tuvo una destacada actuación, consiguiendo varios ascensos por méritos de guerra. Destacó en 1923 durante su participación en la liberación de Tifaruin, acción por la fue condecorado con la Medalla Militar Individual. Ascendió al grado de general en 1926, durante la Dictadura de Primo de Rivera.
En 1934 mandaba una de las brigadas pertenecientes a la IV División Orgánica con sede en Barcelona.​ Participó en el tribunal militar que juzgó a los militares que habían tomado parte en la proclamación del Estado Catalán en octubre de 1934. Pozas sentenció que aquellos oficiales y militares eran culpables de un delito de rebelión militar.
A comienzos de 1936 el ministro de la Gobernación Portela Valladares le nombró Director General de la Guardia Civil,8​ teniendo bajo su mando a más de 35.000 efectivos. En la noche del domingo 16 de febrero de 1936, después de anunciarse la victoria del Frente Popular en las elecciones, el general Franco, jefe del Estado Mayor del ejército, se comunica telefónicamente con Pozas. Franco advierte al general de los posibles desórdenes que se puedan producir en las calles después de la victoria del Frente Popular. Éste le tranquiliza; el objétivo de Franco es claro: sondear al general de la benemérita para que, una vez llegado el momento, ésta estuviera al lado del ejército para anular los resultados electorales. Pozas finalmente se negó a secundar la intentona militar, al igual que también hizo el Director General de Seguridad, el general Miguel Núñez de Prado.9 Su fidelidad permitió una transferencia de poder pacífica del gobierno Portela Valladares al Frente Popular.

Guerra Civil

Con la sublevación del 18 de julio de 1936 que daría lugar a la guerra civil, Pozas se situó en defensa de la legalidad constitucional y consiguió que un gran número de unidades del cuerpo de la Guardia Civil se mantuviesen leales a la República,​ exhortando a las fuerzas a sus órdenes a que cumpliesen «con absoluta lealtad el precepto reglamentario de permanecer fieles a su deber por el honor de la Institución». El 19 de julio es nombrado Ministro de Gobernación en el gobierno de José Giral,12​ y procede entonces a la distribución de armamento entre los civiles. Durante su mandato, se cambió el nombre de la Guardia Civil, que pasó a llamarse Guardia Nacional Republicana.
El 6 de septiembre es sustituido en el Ministerio de Gobernación por Ángel Galarza Gago.

El 5 de octubre se hace cargo de la I División Orgánica y es nombrado presidente de la Junta de Defensa de Madrid. El 23 de octubre deja el mando de la I División al general Miaja y toma el mando del Teatro de Operaciones del Centro.A finales de octubre organizó el ataque de Seseña, que no logró detener el avance franquista hacia Madrid. El 6 de noviembre, con la salida del Gobierno de la capital, Pozas entrega el mando de la defensa de la ciudad y de la Junta de Defensa al general Miaja. A partir del 31 de diciembre de 1936 pasa a dirigir el nuevo Ejército del Centro, organizando la defensa alrededor de Madrid. Desde la jefatura del Ejército del Centro tomó parte en la batalla del Jarama,donde él y el Miaja tuvieron serias diferencias en cuanto a la dirección de las operaciones. El 27 de febrero de 1937 fue sustituido por enfermedad por Miaja.

Al producirse los sucesos de Mayo en Barcelona, el 6 de mayo el gobierno republicano le nombró jefe de la IV División Orgánica en sustitución del general José Aranguren Roldán, con la misión de restaurar el orden público en Cataluña y hacerse cargo del Ejército de Cataluña. Una de sus primeras medidas fue reorganizar al Ejército de Cataluña y reorganizarlo como Ejército del Este, con lo que pasaba a depender directamente del Gobierno central y no de la Generalidad de Cataluña.
 Fue entonces cuando se encargó de la liquidación del sistema anarquista implantado en Aragón desde julio de 1936 y disuelve el Consejo Regional de Defensa de Aragón. Además, reorganizó las antiguas columnas situadas a lo largo del Frente de Aragón, que se militarizaron e integraron en la estructura del Ejército republicano. En junio, Pozas dirigió un ataque sobre Huesca que resultó un fracaso,​ y más tarde dirigió la Ofensiva de Zaragoza,​ que acabó siendo otro fracaso excepto por la conquista de Belchite.​ Las ofensivas buscaban sobre todo aliviar la presión franquista sobre el Frente Norte, objetivo que no lograron. A raíz de este último fracaso, el Ministro de Defensa Nacional Indalecio Prieto envió un telegrama al general Pozas en el que le decía:

«Tantas fuerzas para tomar cuatro o cinco pueblos no satisfacen ni al Ministerio de Defensa ni a nadie».

Algunos autores sostienen que para entonces Pozas ya se había afiliado al Partido Comunista,​ pero otras fuentes niegan este extremo.
Cuando en marzo de 1938 se produce la gran ofensiva franquista en Aragón, su ejército es completamente desbordado y en unas semanas queda prácticamente destruido.24​ Incapaz de hacer frente a la avalancha de las tropas franquistas, el 30 de marzo es destituido y sustituido por el Teniente coronel Perea.​ El tremendo fracaso de Pozas durante la Campaña de Aragón, que mostró la poca preparación del Ejército del Este, hizo que Prieto lo retirase de los mandos militares de primer orden.
Hacia el final de la guerra fue nombrado Comandante militar de Gerona, y posteriormente de Figueras —cerca de la Frontera Francesa—,​ puestos militares totalmente secundarios. Al caer Cataluña se exilió primero en Francia, marchando luego a México.​ En el exilio mexicano llegó a formar parte de la organización Acción Republicana Española​ siendo miembro de su Junta central junto a otros antiguos militares y políticos republicanos. Falleció en 1946.

Etelvino Vega Martínez

Etelvino Vega Martínez (Mieres, provincia de Oviedo, 1906 - Alicante, 15 de noviembre de 1939) fue un político comunista y militar español. Provenía de la escala de Milicias y tuvo un papel relevante durante la Guerra Civil Española.

Nació en Mieres (Asturias) en 1906, en el seno de una familia obrera de tradición reivindicativa. Chapista de profesión, ingresó en el recién creado Partido Comunista de España en 1923. Entre 1924 y 1925 fue el secretario general de las Juventudes Comunistas en Asturias, y se trasladó a Madrid en 1926.​ Su hermano Carlos también fue un activo militante comunista (sería fusilado en Oviedo por los sublevados al poco de comenzar la Guerra Civil).​ 
Se incorporó al Buró Político del PCE en marzo de 1930, en la denominada conferencia de Pamplona (celebrada en realidad en las cercanías de Bilbao),​ con el partido aún en la ilegalidad. Formó parte del núcleo dirigente formado por el secretario general José Bullejos y otros miembros de la dirección como Gabriel León Trilla y Manuel Adame. También fue nombrado secretario político del Comité Central de las juventudes del partido.
La lejanía entre la línea política del PCE y la realidad española se hizo patente el 14 de abril de 1931, fecha de proclamación de la República, cuando, entre otros, Bullejos y Etelvino Vega recorrieron las calles de Madrid profiriendo consignas en contra del nuevo régimen, tildado de burgués, y pidiendo la instauración de soviets.
​ En junio de 1931 se inició la publicación del periódico Juventud Roja, órgano oficial de las juventudes comunistas, con Vega como director.​ Sin embargo, las diferencias entre la Komintern y la dirección del PCE se hicieron patentes tras la proclamación de la Segunda República. En pleno apogeo de la política ultraizquierdista de "clase contra clase", la Internacional Comunista reprochaba al minúsculo PCE no haberse alzado con el poder tras el colapso de la monarquía, algo que era rechazado por Bullejos y su grupo al considerar muy lejanas a la realidad las consignas enviadas desde Moscú. 

Tras la tregua del IV Congreso del PCE, celebrado en Sevilla en marzo de 1932, en el que el equipo de Bullejos se mantuvo al frente del partido, el intento de golpe de Estado del general José Sanjurjo del 10 de agosto de aquel mismo año, las divergencias se agudizaron. El PCE llamó a defender la "república democrática" frente a los golpistas (de hecho, Vega se desplazó a Sevilla), lo que hizo que la Komintern decidiera la expulsión del núcleo dirigente y la sustitución de Bullejos por José Díaz. 
Previamente a su expulsión, Bullejos, Adame, León Trilla y Vega acudieron a Moscú para tratar de negociar un acuerdo. Sin embargo, mientras permanecieron allí, los delegados de la Komintern maniobraron para conseguir su defenestración. Bullejos y sus partidarios fueron retenidos durante cinco meses antes de poder regresar. Vega quedó algún tiempo más por supuestos problemas con su pasaporte. En realidad quedó en concepto de "rehén" para asegurar que el resto de los expulsados no cuestionasen a la nueva dirección.

Tras su expulsión, ingresó en las Juventudes Socialistas. Participó en la revolución de octubre de 1934 y fue encarcelado,​ junto con otros dirigentes socialistas, en la Cárcel Modelo de Madrid. Permaneció allí hasta febrero de 1936, cuando, tras las elecciones, se promulgó la amnistía para los condenados por los sucesos de octubre de 1934. Se alineó con el sector caballerista y fue uno de los firmantes de la carta que, remitida desde la prisión, le mostró su apoyo tras su dimisión en diciembre de 1935.5​ Según el historiador Michael Alpert, Etelvino Vega tuvo una larga estancia en la Unión Soviética, en la Academia Militar Frunze,​ antes de la Guerra Civil, aunque no cita fechas concretas de tal estancia.

Al estallar la Guerra Civil se encontraba en Aranjuez. En los días siguientes se puso al frente de un batallón de milicianos organizado por las Juventudes Socialistas Unificadas, el "Octubre nº 1", que combatió durante los primeros meses de la guerra en la sierra de Guadarrama.​ El 7 de noviembre, el batallón Octubre fue trasladado a Madrid para contribuir a la defensa de la capital. Durante su estancia en Madrid, el 19 de diciembre, se casó con Isabel Vicente, una miliciana de diecinueve años del batallón Octubre, natural de Madrid.9​ Era hija de Eduardo Vicente, uno de los firmantes del primer manifiesto del Partido Comunista Obrero Español, en 1921. En los primeros meses de matrimonio, Isabel acompañó a Etelvino Vega en los frentes. El embarazo de su hijo Carlos, que nació en 1937,11​ y su cuidado, la alejaron de la contienda.
En enero de 1937 fue nombrado comandante de la 68.ª Brigada Mixta, en el Frente de Madrid, participando de forma destacada en la Batalla de Brunete.12​ Posteriormente participó en la Batalla de Teruel, al mando de la 34.ª División (integrada dentro del XVIII Cuerpo de Ejército),​ y en la del Ebro, al mando del XII Cuerpo de Ejército. 
Ascendería al límite de su carrera militar con el grado de teniente coronel. Al producirse la caída de Cataluña en febrero de 1939, Vega pasó a Francia, pero regresó inmediatamente a la zona centro-sur,​ al igual que hizo el gobierno y la totalidad de la dirección comunista.
El 3 de marzo de 1939, el presidente del Consejo de Ministros, Juan Negrín decretó una profunda reestructuración de los altos mandos militares y del Ministerio de Defensa Nacional. El coronel Casado y sus partidarios presentaron esta reorganización como prueba del dominio del Partido Comunista y la tomaron como excusa para su golpe de Estado. Vega fue nombrado gobernador militar de Alicante en sustitución de Manuel Hernández Arteaga (según recoge el historiador Ángel Viñas, Vega no había sido el propuesto por el PCE para este puesto, sino José María Galán; Vega debería haber sido nombrado gobernador militar de Albacete; en su memorial autojustificativo escrito años después, Casado afirmó que Negrín había designado a Vega la gobernación militar de Murcia). Casi inmediatamente se produjo la sublevación de Casado y Vega, que había tomado posesión el día 4, fue encarcelado por los casadistas en la noche del 5 al 6 de marzo.

Aunque fue liberado por los casadistas antes del fin de la guerra y de que las tropas franquistas entraran en la ciudad,8​ no pudo huir y quedó atrapado con miles de personas en el puerto de Alicante. Tras la ocupación del puerto, fue internado en el campo de concentración de Albatera, junto con otros dirigentes comunistas que no habían podido escapar de España.19​20​ Ante la falta de directrices por parte de la dirección del partido, los internados discutieron qué acción llevar a cabo (Vega propuso la organización de partidas guerrilleras),​ sin llegar a tomar ninguna decisión. 

Al igual que varios dirigentes comunistas vascos, Vega fue reconocido el 11 de abril8​ por el comandante franquista Ortega, que había acudido desde Irún para identificar a los presos republicanos vascos que se hallasen en el campo de Albatera. 
Su identificación recibió amplia cobertura en la prensa franquista, al tratarse de uno de los militares procedentes de milicias de mayor graduación entre los capturados al final de la guerra. Vega fue condenado a muerte y ejecutado el 15 de noviembre de 1939 en las tapias del cementerio de Alicante junto a otros veintiséis republicanos de esta provincia.​ Etelvino Vega le dejó a uno de sus compañeros de celda, Justo López Megías, un pañuelo para que se lo entregara a su esposa: "Es lo único que tengo, se lo das a mi mujer".

Familia

La esposa y el hijo de Vega, Isabel Vicente Esteban y Carlos Vega Vicente, acompañaron a Etelvino Vega a Francia tras la caída de Cataluña.​ Tras el final de la guerra y la ejecución de su esposo y padre se exiliaron en la Unión Soviética. Allí Isabel se casó con otro exiliado español, del que enviudó en 1956, y luego con un ciudadano soviético. Isabel Vicente y su hijo Carlos volvieron a España tras la muerte de Franco, en octubre de 1978.
​ En 1984 solicitó una pensión como viuda de un militar de la República, pero le fue denegado al no haber constancia del registro de su matrimonio. Este había sido declarado nulo tras el fin de la guerra por orden del Ministerio de Justicia franquista, que había anulado ciertos asientos registrales relativos a "personales y familiares de los vencidos". Solo fueron restituidas en 1958, pero el relativo al matrimonio entre Vega y Vicente no lo fue hasta 1996.
 El Tribunal Supremo reconoció a Isabel Vicente su derecho a una pensión.​ A raíz de la publicación de la noticia, la familia de Justo López Megías, ya fallecido, pudo localizar a Isabel Vicente y entregarle, sesenta años después, el pañuelo de su marido.

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