1.-Grandeza de España (Franquista) otorgado al conde de Vallellano.-a

grande de españa





El Condado de Vallellano es un título nobiliario español, creado el 26 de mayo de 1774 por el rey Carlos III a favor de José Antonio Arredondo y Ambulodi.
Este título fue rehabilitado el 6 de julio de 1916 por el rey Alfonso XIII a favor de María de la Concepción de Guzmán y O'Farrill, sobrina en cuarto grado del segundo y del tercer conde de Vallellano.
Su denominación hace referencia a la localidad cántabra de Vallellano, en el Valle del Ruesga. Francisco Franco lo elevó a la  Grandeza de España a título póstumo, para unir al Condado de Vallellano, a favor de Fernando Suárez de Tangil y Angulo (1964).





corona de marques 

El Marquesado de Covarrubias de Leyva es un título nobiliario español creado el 22 de febrero de 1693 por el rey Carlos II a favor de Diego de Covarrubias y Leyva, Maestre de Campo, Gobernador de Ostende, Cambray y Nieuport, en Flandes.


Soledad  Garcia  Nannig; Maria Veronica Rossi Valenzuela; Francia Vera Valdes

Fernando Suárez de Tangil y Angulo 

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(Madrid, 3 de agosto de 1886 - ídem, 6 de septiembre de 1964), también conocido como el conde de Vallellano, fue un político español, alcalde de Madrid durante la dictadura de Primo de Rivera y ministro de Obras Públicas durante la gobierno de Franco.

Biografía

Nacido el 3 de agosto de 1886 en Madrid. En 1909 se doctoró en Derecho y —al año siguiente— ingresó por oposición en el Cuerpo Técnico de Letrados del Ministerio de Gracia y Justicia. En 1911 fue nombrado secretario de la Comisión Revisora de Códigos y Leyes, y en 1913 obtuvo, por oposición, la plaza de oficial letrado del Consejo de Estado.​ Entró en política de la mano del maurismo, tras el asesinato de Canalejas en 1912. En 1920 fue elegido diputado por Madrid.​Durante la dictadura de Primo de Rivera fue designado alcalde de Madrid, cargo que ocupó desde el 13 de septiembre de 1924. Presentó su dimisión el 10 de abril de 1927, a causa de sus roces con el gobernador civil, Manuel Semprún.​ Durante la dictadura mostró su apoyo a la figura del rey Alfonso XIII, del cual era amigo personal. Encabezó la candidatura monárquica en Madrid en las trascendentes elecciones municipales de abril de 1931, en la que, aunque obtuvo acta de concejal, vio como su candidatura era rotundamente derrotada por los republicano-socialistas.

Proclamada la Segunda República en abril de 1931, se unió a Acción Nacional (AN). Paralelamente a su ingreso en AN, asistió en mayo de 1931 a las primeras reuniones conspiratorias contra la república por parte de los alfonsinos en la casa del marqués de Quintanar.​ En 1933 se separó del partido católico, entonces conocido como Acción Popular, para crear, junto a Antonio Goicoechea, Renovación Española, del que fue vicepresidente, mientras Goicoechea ostentaba la presidencia. Como figura prominente de los alfonsinos propugnó el entendimiento con los tradicionalistas, redactando el manifiesto de Alfonso XIII del 23 de enero de 1932 y significándose en las agitaciones políticas en conjunción con los tradicionalistas, por lo que fue encarcelado tres meses a comienzos de 1932. A raíz de su posible implicación en el fallido golpe de Estado de agosto de 1932, protagonizado por el general Sanjurjo, se instaló en París; las autoridades francesas le desterraron a Niza, y al regresar a España fue encarcelado.
En el campo civil, fue miembro del Consejo Nacional de Exploradores, desempeñando el cargo de vicepresidente primero de la institución escultista.
Resultó elegido diputado en las elecciones de 1933 y 1936 por Palencia. En la legislatura 1933-1936 fue vicepresidente de las Cortes y en la de 1936 fue suplente de José Calvo Sotelo en la Diputación Permanente de las Cortes. Tras su asesinato, fue Vallellano el portavoz de los monárquicos en la sesión de la Diputación Permanente de 15 de julio de 1936, poco antes del inicio de la Guerra Civil, en la que protestó formalmente por el asesinato de Calvo Sotelo y anunció la retirada de su partido de las Cortes. Al corriente de la inminencia de la sublevación, Vallellano se trasladó a Portugal.​ Durante la Guerra Civil, Vallellano dirigió la Cruz Roja franquista,​ por nombramiento del general Franco, puesto que ocupó hasta 1940.
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Entre sus actividades, a través de la mediación de quien fuera diputado a cortes Juan Mirabent, se encuentra el dragado del puerto de Isla Cristina, lo que al aumentar su calado permitió la ampliación de las actividades del puerto a caladeros africanos, dando lugar al segundo puerto sardinero de España y primer puerto comercial de pesca de Andalucía. Una calle en la ciudad le recuerda.
Durante la dictadura franquista fue nombrado consejero permanente de Estado (en enero de 1945), ministro de Obras Públicas (1951-1957) así como presidente del Consejo de Estado (1958). Elegido el 4 de noviembre de 1952 para la medalla número 32 de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, pronunció su discurso de ingreso el 20 de abril de 1954,​titulado Las obras públicas en España y los gobiernos de autoridad, contestado por Eduardo Aunós.
Fue procurador de las Cortes franquistas.​ Desempeñó dicho cargo desde 1951 hasta su muerte.
Falleció el 6 de septiembre de 1964 en su domicilio del número 4 de la madrileña calle de Álvarez de Baena.

Títulos nobiliarios

Conde consorte de Vallellano por su matrimonio con María de la Concepción Guzmán y O'Farrill, condesa de Vallellano. Ostentó también el título de ii marqués de Covarrubias de Leyva, rehabilitado a su favor por Alfonso XIII en 1922, otorgándole la Grandeza de España.




Biografía de Real Academia de Historia

Suárez de Tangil y Angulo, Fernando. Conde de Vallellano (IV), marqués de Covarrubias de Leyva. Madrid, 3.VIII.1886 – 6.IX.1964. Político y jurista.

Su infancia estuvo marcada por el desastre del 98, que le produjo honda impresión. Lector precoz, aprendió también desde muy joven latín. A los catorce años era bachiller y por influencia de Eduardo Dato, amigo de su padre, estudió Derecho en la Universidad Central de Madrid, licenciándose a los diecinueve años y alcanzando el grado de doctor un año después.

Trabajó como abogado en los prestigiosos bufetes de Matos y de Bugallal. Obtuvo plaza de letrado del Ministerio de Gracia y Justicia, por oposición. Contrajo matrimonio con una hija del exministro conservador Francisco de los Santos Guzmán. Nombrado secretario de la Comisión de Códigos y Leyes, conoció allí a José Canalejas, presidente de la citada Comisión.

El asesinato de tan destacada figura influyó decisivamente en la vida del joven jurista, toda vez que llegó a admirarle profundamente. A los veintiséis años obtuvo, también por oposición, plaza en el prestigioso Cuerpo de Letrados del Consejo de Estado.

Alistado en las Juventudes Mauristas, en las que coincidió con José Calvo Sotelo, lo hizo convencido de la certeza del aserto “la Revolución desde arriba”.

Desde muy joven manifestó igualmente inquietudes sociales que le llevaron a fundar, junto con Osorio y Gallardo, un partido político llamado Social Popular.

Devoto admirador de Antonio Maura y leal a él por encima de algún desencuentro, fue nombrado secretario del Partido Maurista y obtuvo escaño de diputado por Madrid. Pronto fue nombrado director general de Primera Enseñanza y en el Congreso intervino sobre materias jurídicas poniendo de relieve extraordinaria competencia y condiciones oratorias.

Primo de Rivera, ya en el poder, le designó alcalde de Madrid, siendo Calvo Sotelo director general de Administración Local. En la alcaldía desarrolló una eficaz labor. Ante una campaña de difamación de la Monarquía, promovida por Blasco Ibáñez, el conde de Vallellano inició y capitaneó un movimiento favorable a la institución monárquica, que fue secundado por todos los alcaldes de España y que culminó con una gran manifestación que desfiló ante los reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia. Con tal significación monárquica se presentó a las elecciones municipales de 1931, cuyo resultado dio lugar a la proclamación de la República. Su actuación como concejal en el Ayuntamiento de Madrid, en calidad de jefe de la minoría monárquica, adquirió gran relieve. Tal fue el interés de las sesiones del pleno municipal que algunas de ellas se llegaron a trasmitir en directo por radio.

En las elecciones celebradas en noviembre de 1933 consiguió acta de diputado y fundó con Goicoechea y Calvo Sotelo el partido Renovación Española. En el clima tenso y cada vez más hostil del Congreso de los Diputados, Vallellano defiende ardorosamente su ideario monárquico y conservador. La violencia en la Cámara va en aumento y las amenazas republicanas y de la izquierda a los diputados de la derecha se repiten.

A tal punto llegan que José Calvo Sotelo es secuestrado por un grupo de las fuerzas de seguridad en la madrugada del 13 de julio de 1936, y en la misma camioneta de los guardias de asalto en que era conducido es asesinado por un pistolero que en ella iba. A las tres de la mañana de aquel día, Vallellano conoció la detención efectuada. Tras una violenta conversación telefónica con el director general de Seguridad, éste le amenazó con enviarle otro grupo de guardias para apresarle. Actuando como jefe de la minoría monárquica da cuenta de los graves hechos producidos al presidente de la Cámara, Diego Martínez Barrio.

Hallado el cadáver de Calvo Sotelo y extendida la noticia de su muerte por todo Madrid, el Gobierno acuerda suspender las sesiones parlamentarias durante ocho días. Mas, como vencía el plazo de vigencia del estado de alarma, hubo de convocar para el día 15, a las diez de la mañana, la Diputación Permanente con objeto de acordar la prórroga. En dicha sesión, Vallellano pronuncia un valiente y apasionado discurso, tras el cual abandona el Congreso y, avisado de que se había dado orden para su inmediata captura, huye a una finca de la provincia de Salamanca, lindante con la frontera portuguesa, lo cual le permite salvar la vida.

Durante la etapa republicana, Vallellano había permanecido en prisión gubernativa durante seis meses y ya en libertad, alejado por el Gobierno francés de la frontera española, se exilia en París. Allí mantuvo frecuentes contactos con el rey Alfonso XIII tratando de establecer entre el Monarca y el representante de la dinastía carlista, don Alfonso Carlos, relaciones de cooperación que, al fin, se lograron.

Al producirse el levantamiento de 1936, Vallellano se reunió con los generales Saliquet y Mola, especialmente con este último. Mola encomendó a Vallellano gestiones diversas y le designó jefe supremo de la Cruz Roja, cargo que desempeñó durante toda la guerra. Terminada la misma se reintegró a su trabajo, especialmente en el Consejo de Estado. En 1945 fue designado consejero permanente de dicho organismo.

Durante los años siguientes trabajó incansablemente por la causa monárquica. En el año 1951 Franco le ofreció la cartera de Obras Públicas, que aceptó en la esperanza de que el jefe del Estado estaba decidido firmemente a restaurar la Monarquía. Durante cinco años desempeñó el cargo de ministro colaborando denodadamente en la tarea de mejorar y sobre todo de crear las infraestructuras vitales de las que España era deficitaria o sencillamente carecía. Elegido académico de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, aludió en su discurso de ingreso a la necesaria evolución del Régimen. Señaló también que éste estaba falto de una ideología política definida, palabras que llegaron a conocimiento de Franco y que provocaron entre ambos una cierta tensión que llevó a Fernando Suárez a poner su cargo a disposición del Caudillo. 

La situación se aclaró, merced a los buenos oficios de Alberto Martín Artajo —a la sazón ministro de Asuntos Exteriores y perteneciente al cuerpo de letrados del Consejo de Estado— y de Luis Carrero Blanco, ministro subsecretario de la Presidencia. De nuevo continuó el ministro al frente del departamento, aunque por breve tiempo. Posteriormente, cesado en febrero de 1957, fue nombrado presidente del Consejo de Estado, cargo que le proporcionó la mayor satisfacción de su vida pública. No se olvide que llevaba gran número de años en el alto Cuerpo Consultivo.

Fernando Suárez de Tangil y Angulo sirvió a España en el municipio, en las Cortes y en el Gobierno. Sufrió persecución política y ejerció en el más alto grado la caridad. Al mes de su fallecimiento, Franco quiso honrar su memoria con el otorgamiento de la dignidad nobiliaria de Grande de España, aneja al Condado de Vallellano.



Obras de ~: Breve estudio histórico-político y sociológico legal sobre las Grandezas de España y títulos del Reino, Madrid, Juan Pérez Torres, 1914; Maura y la política exterior de España: unidad de pensamiento y de orientación en sus tres últimos discursos, Madrid, Juan Pérez Torres, 1917; Caso curioso y moderno de derecho vincular: legislación nobiliaria, Madrid, Juan Pérez Torres, 1920; Mis recuerdos hasta la Guerra Civil, Madrid, 1945 (inéd.); Antonio Cánovas del Castillo, Madrid, Purcalla-José Ruiz Alonso, 1946; Las obras públicas en España y los gobiernos de autoridad: discurso de recepción [...], Madrid, Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, 1954; Lo que no se conoce de la vida del Rey: Memorias de un gentil hombre ferroviario, pról. de ~, Madrid, Vicente Rico, 1955; Los primeros veinticinco años de la vida de José Calvo Sotelo (apuntes para una biografía), Zaragoza, El Noticiero, 1961; “Notas sobre los Consejos de Ministros de Franco”, en Aportes, 51 (2003), págs. 108 y 143.



Bibl.: E. Aunos Pérez, “Contestación”, en F. Suárez de Tangil, Las obras públicas en España y los gobiernos de autoridad: discurso de recepción [...], op. cit.; L. Jordanas de Pozas, Discurso pronunciado en la sesión inaugural del curso 1964-65, Madrid, 24 de septiembre de 1964 (inéd.); A. Cruz Conde y Conde, Notas biográficas sobre el Conde de Vallellano con motivo del centenario de su nacimiento, Córdoba, 1986 (inéd.); J. M. Cuenca Toribio y S. Miranda García, El poder y sus hombres. ¿Por quiénes hemos sido gobernados los españoles? (1705-1998), Madrid, Actas, 1998; C. Seco Serrano, La España de Alfonso XIII, Madrid, Espasa Calpe, 2002; R. de la Cierva, Historia actualizada de la Segunda República y de la Guerra de España, 1931-1939, Madrid, Fénix, 2003.


Historia de los condes de Vallellano

José Antonio Arredondo y Ambulodi (1749-.), I conde de Vallellano. Casó con María Ignacia de los Dolores Cabello y Roborato. Le sucedió su hijo:
Antonio José Román de Arredondo y Cabello (1792-.), II conde de Vallellano. Casó con su prima hermana, María Teresa O'Farrill y Arredondo, con descendientes que no ostentaron nunca el título. Le sucedió su hermano:
Manuel Quirico de Arredondo y Cabello (1798-1886), III conde de Vallellano. Casó con María Belén Santestillano y Pescio. Casó con Lutgarda Valdés y Albertini.
De ambos matrimonios tuvo descendencia, pero nunca ostentaron el título, por lo que en 1916 fue rehabilitado a favor de su sobrina en cuarto grado:

Rehabilitación en 1916:

María de la Concepción de Guzmán y O'Farrill (1880-1962), IV condesa de Vallellano. Casó con Fernando Suárez de Tangil y de Angulo, marqués de Covarrubias de Leyva. Le sucedió su hijo:
Fernando Suárez de Tangil y Guzmán, V conde de Vallellano. Sin descendientes. Le sucedió su sobrino:

Manuel de Soroa y Suárez de Tangil, VI conde de Vallellano, Grande de España (dignidad).


Historia de los Marqueses de Covarrubias de Leyva

Diego de Covarrubias y Leyva, I marqués de Covarrubias de Leyva.

Rehabilitado en 1922 por:

Fernando Suárez de Tangil y de Angulo (1886-1964), Grande de España, II marqués de Covarrubias de Leyva.
Casó con María de la Concepción Guzmán y O'Farrill, condesa de Vallellano. Le sucedió, en 1966, su hijo:
Jorge Luis Suárez de Tangil y Guzmán, III marqués de Covarrubias de Leyva.
Casó con María Luz Meneses de Orozco y Orozco, fallecida en Madrid en 0ctubre de 2005. Le sucedió, en 2012, su hijo:
Fernando Suárez de Tangil y Meneses de Orozco IV marqués de Covarrubias de Leyva.
Casó con Cristina Peletier Maura.

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