George Blake.-a

Soledad  Garcia  Nannig; Maria Veronica Rossi Valenzuela; Francia Vera Valdes

Scherezada Jacqueline Alvear Godoy


Muere a los 98 años George Blake, el agente británico que espió para el KGB
 26 diciembre 2020 


El legendario espía británico George Blake, que trabajó para el KGB soviético, murió este sábado a los 98 años, informó la oficina de prensa del Servicio de Espionaje Exterior (SVR, según sus siglas en ruso). "Hoy ha muerto el legendario espía, coronel del SVR de Rusia, George Blake. Él amaba sinceramente nuestro país y admiraba el logro de nuestro pueblo durante la Gran Guerra Patria", señala la nota oficial.
Blake nació en 1922 en Holanda, donde se enroló en la resistencia contra la invasión nazi, tras lo que emigró a Inglaterra, donde entró a formar parte de los servicios de inteligencia.
Tras estudiar ruso, fue enviado a Seúl en 1948 para recabar información contra la Unión Soviética, pero fue apresado en 1950 cuando la ciudad fue tomada por las tropas norcoreanas durante la Guerra de Corea.
Posteriormente, reconocería a la prensa occidental que se cambió de bando durante su estancia en prisión, pero no por las torturas que sufrió, sino tras haber sido testigo del bombardeo masivo de Corea del Norte por la aviación estadounidense.
Entonces Blake ofreció sus servicios al KGB, para el que trabajó tras su liberación en 1953 y su retorno al Reino Unido.
Fue descubierto en 1961 y condenado a 42 años de cárcel, aunque logró fugarse y llegar en 1965 a Moscú, donde viviría hasta su muerte bajo una nueva identidad, Gueorgui Bejter, y una pensión del KGB.
Por su trabajo obtuvo la Orden de Lenin y en su 98 cumpleaños, el pasado 11 de noviembre, recibió un telegrama de felicitación del presidente ruso, Vladímir Putin, antiguo oficial del KGB.
Blake confesó ser responsable del descubrimiento de más de 600 agentes secretos británicos en la Unión Soviética, pero negó ser un traidor, ya que dijo que nunca se había sentido ciudadano británico y se declaraba un fiel creyente en el Comunismo.


(nacido como George Behar, el 11 de noviembre de 1922, en la ciudad de Rotterdam, en los Países Bajos,  26 de diciembre de 2020, en Moscu. Rusia ) es un ex espía británico conocido por haber sido un doble agente al servicio de la Unión Soviética. En 1966 logró escaparse espectacularmente de la cárcel británica de Wormwood Scrubs, donde cumplía una larga sentencia por sus actividades de traición y espionaje.

Primeros años

Blake era hijo de madre neerlandesa y de padre turco de origen judío (naturalizado británico). George recibiría su nombre en honor del rey Jorge V (George V)
Su padre, Albert Behar, había luchado contra el Imperio otomano durante la Primera Guerra Mundial a pesar de ser originario de la antigua Constantinopla (actual Estambul o Istanbul), y recibió premios de los franceses y británicos por su valentía. Blake vivió una vida cómoda en los Países Bajos (Holanda), hasta la muerte de su padre en 1936. 
En esa época, cuando George sólo tenía trece años de edad, fue enviado a vivir con sus familiares de Egipto, donde continuaría su educación en una escuela de inglés de El Cairo. En ese país del norte del África entraría en contacto con su tío, Henri Curiel, quien más tarde se convertiría en un miembro prominente del Partido Comunista Egipcio.
Durante parte de su adolescencia, Blake formó parte de los grupos neerlandeses  de la Resistencia a la ocupación militar nazi, bajo el nombre de guerra (nom de guerre) Max de Vries.

Luego sería momentáneamente internado, para ser liberado debido a su corta edad. Habría sido internado nuevamente en su cumpleaños número 18, de no haber logrado escapar a Londres en el ínterin, disfrazado de monje.
En Inglaterra, anglicizó su nombre a Blake y, finalmente, empezó a trabajar para el SOE (Special Operations Executive). Después de algún tiempo, se enamoró de una secretaria del MI6 llamada Iris Peake -quien más tarde empezaría a trabajar al servicio de la Reina- y decidieron casarse; sin embargo, la familia de Peake tenía prejuicios antisemitas, por lo que no dio su consentimiento para el matrimonio, porque Blake era de origen judío. Iris, por su parte, no fue capaz de soportar la presión ejercida por su propia familia y la relación amorosa terminó. Blake quedó devastado y, al parecer, decidió vengarse de la snob nación inglesa por destruir el amor de su vida. A partir de esa desventura amorosa habría sido políticamente influenciado por su tío y confidente egipcio, quien posteriormente lo habría reclutado para trabajar para el KGB soviético como topo infiltrado junto a los Cinco de Cambridge, pero independientemente de ellos.
Esta explicación, sin embargo, fue luego desmentida por el propio Blake, quien más tarde dijo que había cambiado de bando durante la guerra de Corea, después de haber sido fuertemente influenciado por ella. Para responder a la cuestión en una entrevista, "¿Hay un incidente que provocó su decisión de cambiar de bando de manera efectiva?", George Blake respondió al respecto:

"Fue el implacable bombardeo de las pequeñas aldeas (nor)coreanas por parte de las enormes 'Superfortalezas' voladoras estadounidenses. Los afectados y muertos fueron mujeres y los niños y los ancianos, porque los hombres jóvenes se encontraban en el ejército. Nosotros mismos podríamos haber sido las víctimas. Me hizo sentir vergüenza pertenecer a países demasiado fuertes, técnicamente superiores, que luchaban contra lo que parecía ser un pueblo indefenso. Sentí que estaba en el lado equivocado, que sería mejor para la humanidad si prevaleciese el sistema comunista, que pondría fin a la guerra."

Actividades de espionaje

Durante el período de la Segunda Guerra Mundial, Blake trabajó traduciendo documentos alemanes capturados por agentes británicos y en el interrogatorio de alemanes capturados en Francia tras el desembarco de Normandía (6 de junio de 1944). Nada más terminada la contienda, fue enviado a la entonces Alemania Occidental e interrogó en Hamburgo a antiguos capitanes de submarinos germanos que participaron en la guerra.
Tras intentar aprender ruso con poco fruto (paradójicamente luego le sería muy útil), fue reclutado por el MI6 en 1948 y se le envió a la embajada británica en Seúl, capital de la entonces República de Corea, para intentar establecer una red de agentes allí.
A los pocos meses de su llegada, el 24 de junio de 1950, la ciudad fue capturada por el Ejército de comunista de Corea del Norte y fue hecho prisionero junto a otros diplomáticos cuando se encontraba en la delegación británica. Tras leer las obras de Karl Marx en sus tres años de cautiverio, se convirtió en marxista, si bien presuntamente él y sus compañeros fueron sometidos a torturas y técnicas de lavado de cerebro, momento en que Blake cambió de bando, aunque él siempre negó que fuera esta situación de presión el motivo de convertirse en doble agente y declaró en 1999 a la cadena de televisión estadounidense PBS que los bombardeos sobre gente indefensa le habían hecho cambiar de bando.
Tras su liberación en 1953, Blake volvió a Gran Bretaña "como un héroe". En 1955 fue enviado por el MI6 para trabajar como agente en la Berlín dividida, donde su trabajo fue, irónicamente, captar a funcionarios soviéticos como agentes dobles. Aprovechó entonces para ponerse en contacto con el KGB y los informó con detalle de las operaciones de Gran Bretaña y los Estados Unidos y delató a 400 agentes del MI6 ofreciendo su nombre y datos a los soviéticos, de forma que muchos de ellos fueron ejecutados, torturados o desaparecieron sin dejar rastro. Además intervino en dos importantes hechos, como la delación del túnel de Berlín y el "asunto Boris". 
En el primero, puso al descubierto la gran operación de ingeniería anglo-estadounidense que había logrado interceptar las comunicaciones telefónicas soviéticas en Berlín (el proyecto denominado Operation Gold). Este hecho fue tan importante para los soviéticos que, para proteger la identidad de su fuente, tardaron once meses en fingir el "descubrimiento casual" del túnel tras unas intensas lluvias.
Finalmente, en 1961, estando casado con una ciudadana inglesa y con tres hijos, Blake fue descubierto como doble agente soviético por el desertor polaco Michael Goleniewski y lo detuvieron cuando estudiaba en una pequeña escuela de idiomas llamada MECAS (The Middle East Centre for Arabic Studies, Centro de estudios árabes del Medio Oriente"), ubicada en Beirut, capital del Líbano.
La pena máxima por un delito en virtud del artículo 1 de la Ley de secretos oficiales de 1911 era de 14 años, pero sus actividades, a los efectos de su juicio por traición, fueron divididas en cinco períodos, por lo que en mayo de 1961 fue condenado a una pena combinada de nada menos que 42 años de prisión.
En los periódicos de la época se dijo que cada uno de los años de su sentencia se correspondía con cada uno de los agentes que había resultado muerto como consecuencia directa de la traición de Blake, aunque esta afirmación más bien parece haber sido una invención. De hecho, se trató de la más larga sentencia dictada por un tribunal británico, hasta que el terrorista Nezar Hindawi fue condenado a 45 años por su intento de colocar una bomba en un avión de la compañía aerolínea comercial israelí El Al.

Fuga de la cárcel

Cinco años más tarde, logró escapar de la cárcel de Wormwood Scrubs con la ayuda de Sean Bourke, Pat Pottle y Michael Randle. El primero, un terrorista irlandés del IRA, cumplía una pena de siete años en prisión por haberle enviado una bomba a un oficial superior de policía. Los dos últimos, por su parte, habían sido miembros fundadores del "Comité de los 100", un autodenominado "grupo antinuclear de acción directa", cuyos militantes decían no ser comunistas, sino "libertarios y cuasi-anarquistas"
En 1962, en pleno punto álgido de la Guerra Fría (en ese año tuvo lugar la denominada Crisis de los misiles cubanos), habían sido encarcelados durante 18 meses por conspiración, debido a la organización de manifestaciones contra la base militar de Wethersfield (sita en el condado de Essex), la cual era una base nuclear de la USAF en suelo británico.
Por lo que ambos tenían experiencia de primera mano acerca de la vida en una cárcel, y fue su indignación por lo (supuestamente) "vicioso" de la pena impuesta Blake los que finalmente los llevó a tratar de liberarlo. Se cree que la sentencia fue "injusta" y que "ayudarlo eran una respuesta humana decente".
Finalmente lograrían concretar la audaz fuga el 22 de octubre de 1966. 5​6​Durante 22 años, los detalles específicos relativos a la espectacular huida seguían siendo un secreto, aunque Bourke reveló su papel en 1970 un libro que escribió al respecto.​ Blake logró pasar el Canal de la Mancha camuflado en el maletero de un coche. La opinión popular sostuvo que la operación fue montada por profesionales del KGB, el Ejército Republicano Irlandés Provisional o, según los afectos a las teorías conspirativas, por los propios servicios de seguridad británicos.
En 1989, los para ese entonces antiguos militantes políticos y ex convictos Pat Potte y Michael Randle, escribirían su propio recuento de cómo había sido el escape de Blake en realidad.8​Randle comentó al respecto: "Era un poco de todo - casi se podría decir un asunto de 'hágalo usted mismo.
Posteriormente Blake, sería "exfiltrado" de Gran Bretaña en el maletero de un automóvil, el cual, luego de cruzar el Canal de la Mancha en un ferry, le permitió atravesar Europa Occidental y lo dejó finalmente en la por entonces dividida ciudad de Berlín (una de las fronteras de la Guerra Fría en 1966). Una vez allí, le fue fácil ponerse en contacto con sus controladores soviéticos.

Posterior reaparición en Moscú

Blake terminó huyendo a la URSS. Se divorció de su esposa, con quien tenía tres hijos, y comenzó una nueva vida. Se casó de nuevo y asumió la identidad de Georgi Ivánovich; fue condecorado con la Orden de Lenin y acabó su vida profesional como la mayoría de sus colegas, dando clases a otros agentes en la academia de espionaje del KGB. En Moscú se veía con Kim Philby —muerto en 1988, alcoholizado— y con Donald MacLean —fallecido en 1983—, así como con Morris y Lona Cohen, el matrimonio de espías estadounidenses que puso al descubierto el programa atómico de EE.UU. conocido en clave como Proyecto Manhattan. En 1990, en medio de los turbulentos cambios que estaban teniendo lugar en el gigante comunista, decidió publicar su autobiografía, que tenía el sugestivo título sugestivo de No other choice ("Sin otra opción").
Antes de que el gobierno británico interviniese para evitar que se beneficiase de las ventas, una editorial británica le había pagado ya alrededor de 60.000 libras esterlinas de adelanto; más tarde Blake presentó una denuncia contra el gobierno británico por violación de sus derechos humanos y tras tomarse nueve años para decidir, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos resolvió que se le abonasen 5.000 libras en concepto de indemnización. En una entrevista con la cadena televisiva estadounidense NBC News, en 1991, Blake comentó que "lamentaba la muerte de los agentes que había traicionado".
A finales de 2007, al cumplir 85 años, Blake fue galardonado con la "Orden de la Amistad", de manos del entonces presidente ruso Vladímir Putin.
A principios de 2009 seguía viviendo en Moscú, Rusia, de una pensión de los servicios de inteligencia de ese país (herederos del una vez todopoderoso KGB) y, según comentan, dice seguir siendo un comprometido marxista-leninista, aún cuando el Estado que lo representaba -y era el principal "buque insignia" de él- ya no existe, y la propia Federación Rusa ha repudiado y abandonado oficialmente la ideología comunista desde comienzos de la década de 1990. Blake ha negado ser un traidor, insistiendo en que nunca se había sentido auténticamente británico. Afirmó:
"Para traicionar, primero hay que ser británico; yo nunca lo he sido."
Blake recientemente ha escrito un nuevo libro, Paredes transparentes, según informó el diario Vzglyad ("La vista"). Sergéi Lebédev, el director del Servicio de Inteligencia Exterior (SVR) de la Federación Rusa, escribió en el prólogo del mismo que a pesar de que el libro está consagrado al pasado, trata también del presente, y agregó que Blake, a sus 85 años de edad, "todavía desempeña un papel activo en los servicios secretos."

El espía satisfecho George Blake, junto a su madre en Rusia en 1967.

 Articulo de la prensa: La dacha del último gran espía inglés de la guerra fría

05/02/2018


Está medio ciego, la mayoría de sus dientes son postizos, le duelen las articulaciones y camina con la ayuda de un bastón, pero podría decirse que Grigory Ivanovich, alias Zhora, es a los 95 años un hombre feliz. El teniente coronel del KGB, héroe de la Unión Soviética y ahora de Rusia, poseedor de la orden de Lenin, la orden de la Amistad, la orden de la Bandera Roja, la orden del Valor y la orden de la Guerra Patriótica, vive con su segunda esposa en una dacha construida antes de la Revolución, da paseos por el bosque, hace que le lean historias y escucha música clásica en la radio. Está en paz consigo mismo.
El camarada Grigory Ivanovich es en realidad George Blake, el último de los grandes espías ingleses de la guerra fría. Kim Philby y Anthony Blunt nunca se adaptaron a la vida de Moscú y ahogaron sus penas en alcohol. Maclean no pudo soportar que su mujer le pusiera primero los cuernos y luego lo dejara. Pero el calvinista Zhora es tanto a nivel personal como ideológico un firme creyente en la predestinación y el destino, de manera que no siente ningún remordimiento. Podría tenerlo, después de haber entregado al KGB una lista con cuarenta nombres de agentes británicos en la antigua Europa del Este, hecho que por lo menos un par de ellos fueran ejecutados y el resto encarcelados o torturados . Pero no es así.
 “Soy –dice– como un viejo coche extranjero que se ha adaptado a las mil maravillas a las carreteras rusas”.

Nunca ha echado de menos Inglaterra, sino en todo caso Holanda. Porque si Grigory Ivanovich es Blake, Blake es a su vez George Behar, nacido en Rotterdam, de madre protestante y padre judío egipcio que tenía pasaporte británico, aunque de esto no se enteró hasta la muerte de su progenitor cuando él tenía catorce años y lo enviaron a El Cairo a vivir con unos parientes. Tras regresar a su país natal, trabajó como correo para la resistencia neerlandesa a la invasión nazi, y en plena guerra atravesó Bélgica, Francia y España para llegar a Gibraltar, e ir desde allí a Londres para reunirse con su familia. Subteniente en la Royal Navy, su espíritu cosmopolita y dominio de varias lenguas llamó la atención del MI6, que lo reclutó como espía, le dio un curso intensivo de ruso y lo envía a Seúl, donde fue hecho prisionero por Corea del Norte y metido tres años en prisión. Allí, sin que sus amos lo supieran, se convirtió al comunismo.
En 1955 fue recibido en Londres con todos los honores e hizo las maletas para Berlín con la misión de reclutar a soviéticos como agentes dobles. Pero el agente doble era él, que informó a sus jefes del KGB de todos los planes y secretos británicos y norteamericanos que cayeron en sus manos, incluida la Operación Oro, la construcción de un túnel en el sector oriental de la ciudad para interceptar las líneas telefónicas rusas. Eventualmente fue denunciado por un polaco, detenido y condenado a 42 años de prisión, la sentencia más larga en toda la historia de Gran Bretaña.
“Blake siempre tuvo don de gentes –cuenta a La Vanguardia Edward Hall, el director artístico del Hampstead Theatre, que ha reestrenado la obra Compañeros de celda, basada en su figura, lo mismo que la película de John Huston El hombre de Mckintosh (1972)–. Se hizo amigo de un pequeño delincuente irlandés con aires de grandeza que publicaba el periódico de la prisión de Wormwood Scrubs, en el oeste de Londres, y huyó con su ayuda y la de dos activistas anti armas atómicas que primero lo ocultaron en un piso franco y después lo llevaron escondido en una furgoneta Volkswagen hasta la frontera con Alemania.

Kim Philby describió el Moscú comunista como “la noche de un sábado en el Glasgow del siglo XIX”. Pero a Blake, hombre sin raíces, siempre le gustó. Dispone de un piso en la capital, pero prefiere la dacha de Kratovo, cuarenta kilómetros al sudeste, donde le visitan su hijo ruso y sus tres hijos ingleses (uno cura, otro bombero y el tercero experto en Japón), y sus nueve nietos. 
Todos le han perdonado, convencidos de que no actuó por dinero sino por ideas. Él disfruta de Gogol y Chejov, escucha el servicio exterior de la BBC, y aunque decepcionado con la desaparición de la URSS, no osa criticar a Putin. Es quien paga su pensión.

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