Las estatuas del Marques de Comillas y los negreros catalanes.-a

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López del Piélago y López de Lamadrid, Antonio. Marqués de Comillas (I). Comillas (Cantabria), 12.IV.1817 – Barcelona, 16.I.1883. Naviero y banquero, senador, Grande de España.

Nacido en una familia de escasos recursos económicos, Antonio López marchó en su infancia de su localidad natal para emplearse en un pequeño establecimiento comercial en Lebrija (Sevilla). Años más tarde abandonó la Península para instalarse en Cuba con la intención de “hacer las Américas”. Dos años después de alcanzar la mayoría de edad, en marzo de 1844, López se inscribió en la matrícula de comerciantes de Santiago de Cuba, ciudad en la que llegó a abrir diversas tiendas al detall, a veces en asociación con diferentes hombres de negocio, tanto de dicha ciudad como de Guantánamo.

En noviembre de 1848, Antonio López se casó con una joven criolla nacida en Cuba, aunque hija de un catalán, Luisa Bru Lassús. El enlace se celebró, de hecho, en Barcelona, adonde había regresado su familia política tras haber hecho fortuna en la mayor de las Antillas. A partir de entonces, su suegro financió las diferentes iniciativas empresariales que López quiso acometer en el oriente de Cuba. El de Comillas consiguió, en primera instancia, licencia para establecer un servicio oficial de conducción de pasaje entre las ciudades de Guantánamo y de Santiago de Cuba, para el cual mandó construir un vapor, al que bautizó General Armero, el primer vapor de hélice de la marina mercante española. También fue entonces cuando pasó a dedicarse más intensamente a la compra-venta de esclavos. Su cuñado Francisco Bru, empleado suyo en aquellas fechas, le acusaría años más tarde de haber utilizado precisamente el vapor General Armero para introducir en la isla las personas esclavizadas llegadas a bordo de diversos veleros desde las costas africanas. Por otro lado, López y sus socios compraron cuatro ingenios de producir azúcar —bautizados San José de las Yaguas, Armonía, Santa Ana y San José de Naranjo— así como cuatro cafetales —nombrados Dulce Unión, Pilón, Soledad y Carmen— ubicados todos en la zona oriental de la isla.

El terremoto sufrido en la región, en agosto de 1852, así como la epidemia de cólera registrada a continuación empujaron a la mujer de López a regresar a Cataluña, con sus tres hijos mayores. En Barcelona tuvo a su cuarto hijo, Claudio López Bru, que vio la luz el 18 de mayo de 1853. Al poco tiempo, Antonio López siguió a su familia e instaló su residencia, probablemente en 1855, en la capital catalana. Tras una fecunda etapa en Santiago de Cuba, regresaba de la isla con un cuantioso capital, así como con diferentes proyectos empresariales en la cabeza.

El más importante de todos consistía en la creación de una compañía naviera dedicada a la explotación de diferentes buques de vapor. Acompañado de tres de sus socios de Cuba, que regresaron, como él, a España poco antes, así como por dos hermanos de éstos, López constituyó, en enero de 1857, la firma A. López y Cía., dedicada principalmente a la navegación a vapor. En una primera etapa, sus buques navegaron en una línea regular que comunicaba Marsella y Cádiz, con escala en los puertos intermedios pero, a partir de su participación en la guerra de África (noviembre de 1859-abril de 1860), la naviera A. López y Cía. se vio recompensada en octubre de 1861 con el contrato oficial de conducción del correo y del Ejército desde la Península a las colonias españolas en las Antillas: Cuba, Puerto Rico y, entonces también, Santo Domingo. Éste resultó ser el gran contrato de su vida. Un contrato que la naviera fue prorrogando y reeditando en diferentes momentos y que proporcionó a los López notables ganancias.

Desde Barcelona, Antonio López amplió su horizonte empresarial con su participación en otros negocios: en 1863, por ejemplo, se destacó en la creación de un nuevo banco, denominado Crédito Mercantil, del cual se convirtió enseguida en vicepresidente y en su principal accionista. Esta nueva entidad financió la construcción de la línea ferroviaria que unía las capitales catalana y aragonesa, lo cual convirtió a López en miembro del Consejo de Administración de la Compañía del Ferrocarril de Zaragoza a Pamplona y Barcelona. Tras la absorción de esta compañía, en 1878, por la principal firma ferroviaria española, Norte, el de Comillas asumió entonces la condición de vicepresidente de la misma. López participó, por otro lado, en diferentes negocios inmobiliarios, tanto en la propia capital catalana como en la ciudad de Madrid mientras que se convertía, paralelamente, en el primer vicepresidente del Círculo Hispano Ultramarino de Barcelona, un grupo de presión creado en 1871 para evitar los cambios en el status quo colonial que anunciaban los políticos españoles durante el sexenio revolucionario. A partir de entonces, López se convirtió en un firme baluarte del alfonsismo en Cataluña, participando discretamente en la apuesta por la Restauración de los Borbones. De hecho, la edad dorada para sus negocios le llegó a Antonio López, precisamente, con la entronización de Alfonso XII como monarca.

En el verano de 1876, el Gobierno Cánovas le recompensó al contratar directamente con él un empréstito de 125.000.000 de pesetas destinadas a financiar el transporte de tropas y las operaciones militares del Ejército español en Cuba en las últimas fases de la Guerra de los Diez Años (1868-1878). De dicho empréstito nació entonces el Hispano Colonial, un banco de negocios presidido desde su fundación por el de Comillas. Dos años después, en 1878, el Ministerio de Ultramar otorgó de nuevo a la naviera A. López y Cía. el servicio oficial de las Antillas mientras que el joven rey, Alfonso XII, le concedía a Antonio López el título de marqués de Comillas. Fue también en 1878 cuando López decidió financiar la publicación de L’Atlántida, una creación poética de Jacinto Verdaguer, sacerdote particular de la familia, composición que había ganado los Juegos Florales y que se había convertido rápidamente en una obra de gran relevancia en la historia de la literatura catalana. A raíz de la concesión del marquesado de Comillas, López decidió convertir su villa natal en el escaparate de su ascenso social y de su prestigio, encargando en primera instancia la construcción de una capilla-panteón y haciendo de Comillas un selecto centro de veraneo.

Paralelamente, López convirtió al Banco Hispano Colonial en la plataforma financiera que soportó la creación del mayor grupo empresarial español a finales del siglo XIX: creó la aseguradora La Previsión (integrada años más tarde en la aseguradora Banco Vitalicio); transformó la firma A. López y Cía. en una sociedad anónima, la Compañía Transatlántica, la cual fue hasta 1920 la principal naviera española; fundó en 1881 la Compañía General de Tabacos de Filipinas, empresa que nació para aprovechar la privatización de la renta del tabaco en el archipiélago filipino; participó en la fundación del Crédito General de Ferrocarriles a la par que negociaba la compra de unas minas de carbón en Asturias, precedente de la futura Sociedad Hullera Española.

Buena parte de estos proyectos se desarrollaron a lo largo de 1881, conocido en la historia económica catalana como el año de la febre d’or (fiebre del oro); año en el que, por otro lado, la propia Familia Real, con Alfonso XII a la cabeza, optaron por veranear en la residencia de los López en Comillas. La experiencia fue tan grata que el Monarca le añadió al título de marqués, en 1881, la Grandeza de España, y volvió a veranear en Comillas un año después, en 1882. La estancia real coincidió con el inicio de las obras para la construcción de un imponente palacio, denominado de Sobrellano, que acabaría albergando las ulteriores estancias de la familia López y de sus invitados en Comillas. Mientras tanto, Antonio López aceptó el ofrecimiento de miembros de la Compañía de Jesús para ubicar en su villa natal un seminario regido por dicha Orden, embrión de la futura Universidad Pontificia de Comillas.

La muerte de Antonio López, acaecida en enero de 1883, le impidió ver culminados muchos de sus proyectos, como el del propio seminario. Le correspondió a su hijo, Claudio López Bru, II marqués de Comillas, continuar su actividad pública y empresarial, así como completar otros proyectos apenas esbozados por su padre.

 

Bibl.: Homenaje que la ciudad de Barcelona tributó a la memoria del Excmo. Sr. D. Antonio López y López, Marqués de Comillas, Barcelona, Imprenta Peninsular, 1883; Homenaje nacional a la memoria del Excmo. Sr. D. Antonio López y López, primer Marqués de Comillas, fallecido en Barcelona el día 16 de enero de 1883, Madrid, Sucesores de Rivadeneyra, 1883; J. A. del Río, El Excmo. Sr. D. Antonio López y López, primer Marqués de Comillas, Santander, Imprenta de Río Hermanos, 1883; F. Bru, La verdadera vida de Antonio López y López por su cuñado Francisco Bru, Barcelona, Tipografía de Leodegario Obradors, 1885; G. Maura, Duque de Maura, Pequeña historia de una grandeza. El marquesado de Comillas, Barcelona, José Porter, 1949; R. Celis Sánchez, Antonio López: primer marqués de Comillas, Casar de Periedo (Cantabria), Graf. Mgraff, 1999; M. Rodrigo y Alharilla, Los marqueses de Comillas, 1817-1925. Antonio y Claudio López, Madrid, LID Editorial Empresarial, 2000.




El marquesado de Comillas es un título nobiliario español creado el 3 de julio de 1878 por el rey Alfonso XII y otorgado a Antonio López y López, originario del municipio cántabro de Comillas.
En 1881 Alfonso XII declaró la Grandeza de España de Primera Clase a favor del título. Actualmente ya no existen diferencias entre primera clase o segunda clase, sino que sólo existe una Grandeza de España.
TitularPeriodo
Creación por Alfonso XII
IAntonio López y López1878-1883
IIClaudio López Bru1883-1925
IIIJuan Antonio Güell y López1925-1958
IVJuan Alfonso Güell y Martos1958-actual titular

Soledad  Garcia  Nannig; Maria Veronica Rossi Valenzuela; Francia Vera Valdes



estatua de marques en barcelona

A López y López, popularmente conocido como El Negro Domingo, fue un monumento escultórico originalmente creado por Venancio Vallmitjana —en cooperación con otros artistas— en 1884, dedicado al empresario Antonio López y López. Estaba ubicado en la plaza de Antonio López, en Barcelona (España). La escultura fue destruida durante la Guerra Civil Española y sustituida en los años 1940 por una réplica elaborada por Frederic Marès. El monumento fue retirado de su emplazamiento en 2018, en rechazo de la figura del homenajeado, que entre sus actividades empresariales figuraba el comercio de esclavos.
Compañía General de Tabacos de Filipinas, de Francisco Pagés Serratosa 


Pocos meses después de la muerte del banquero y reconocido empresario español Antonio López y López en 1883, el Ayuntamiento de Barcelona, presidido por Francisco de Paula Rius y Taulet, encargó al escultor catalán Venancio Vallmitjana realizar un monumento para recordar su persona en la ciudad donde vivió gran parte de su vida tras hacer fortuna en Cuba. El Ayuntamiento no escatimó en recursos y reunió a algunos de los escultores más destacados de la época para colaborar en la construcción del monumento, como Rossend Nobas, Joan Roig i Solé, Francisco Pagés Serratosa y Lluís Puiggener, dirigidos por el prestigioso arquitecto Josep Oriol Mestres, con lo que se convirtió en una de las obras más representativas y mediáticas de la época en la Ciudad Condal.
Banco de Crédito Mercantil y al Banco Hispano Colonial, de Lluís Puiggener



La estatua original, ubicada encima de un gigantesco pedestal, fue realizada por el artista Venanci Vallmitjana, discípulo de Damià Campeny, usando piezas de bronce procedentes de algunos barcos de la Compañía Trasatlántica Española —que fundó el mismo Antonio López— y fundidos en el Taller Pere Mir. Los demás artistas realizaron un relieve cada uno representando artísticamente las cuatro empresas principales de Antonio López, que se adosaron a cada lado del pedestal.
Compañía Trasatlántica Española, de Rossend Nobas



Debajo de cada relieve figura una inscripción distinta, entre las cuales destacan unos versos del poeta catalán Jacinto Verdaguer y una frase del rey Alfonso XII elogiando su figura. Las obras empezaron el 24 de diciembre de 1883 y terminaron el 13 de septiembre de 1884, día en que se inauguró el monumento con la presencia del alcalde de la ciudad Manuel Girona y Agrafel.

Líneas ferroviarias, de Joan Roig i Solé

Durante los primeros días de la Guerra Civil Española, en 1936, la estatua de bronce de Vallmitjana fue destruida en su totalidad debido a la animadversión que había hacia Antonio López, el poder y alta sociedad que representaba y por las sospechas de que se enriqueció gracias al uso de esclavos cuando estaba en Cuba —razón por la que se le conoce como El Negro Domingo—.
En 1944, después de la guerra, el escultor Frederic Marès realizó una copia de piedra basándose en la maqueta original que todavía se conserva en el Museo de Historia de Barcelona.
En 2010, los sindicatos CC.OO. y UGT pidieron al Ayuntamiento de Barcelona la retirada de este monumento, debido al supuesto pasado esclavista de López.​ En 2017, el consistorio anunció su voluntad de retirar la estatua ese mismo año.​ Finalmente, el 4 de marzo de 2018 se retiró la estatua, en un acto festivo presidido por el primer teniente de alcalde Gerardo Pisarello, quien afirmó que «los negreros no tienen cabida en esta ciudad». La estatua fue guardada en un almacén municipal.

Inscripciones

Las inscripciones originales aún se aprecian en los cuatro lados del pedestal.

AL EXCM. SR. DN. ANTONIO LÓPEZ
Muntat de tos navilis en l'ala beneïda busqui
de les Hespèrides lo taronger en flor
més ay! ès ja despulles
de l'ona que ha tans segles se n'es ensenyorida
i sols puch oferirte, si't plauen exes fulles
de l'arbre del fruit d'or
- Jacinto Verdaguer, Pre. -
Vapor trasanlantic "CIUDAD CONDAL"
18 Novembre 1.876
....ESPAÑA HA PERDIDO UNO DE LOS HOMBRES QUE MAS GRANDES SERVICIOS LE HAN PRESTADO. TELEGRAMA DE S.M. EL REY D. ALFONSO XII.
GRAN NAVIERO, SENADOR VITALICIO Y PRIMER MARQUES DE COMILLAS
XII ABRIL MDCCCXVII - XVI ENERO MDCCCLXXXIII

Biografía

Antonio López López nació en Comillas (Santander) el 12 de abril de 1817, 201 años antes de que, este domingo, se retirara su estatua en Barcelona. Fue inaugurada en 1884, un año después de que López muriera. Nada hacía presagiar que se levantarían monumentos para recordarle: era de familia humilde y con seis años, huérfano de padre. Su madre trabajó como pescadera y lavandera y tenía problemas para mantener a sus tres hijos, por lo que Antonio optó por la inmigración interior. Siendo un niño, se trasladó a Lebrija (Sevilla) para trabajar en la tienda de una tía. Pronto volvió a Comillas, de donde se embarcó hacia Cuba a los 14 años. Al parecer, no era un viaje diseñado con tiempo: huía de la justicia tras una reyerta callejera.
En Cuba fue empleado de terceros hasta que estableció negocio propio en Santiago: un comercio de género barato en un local que alquiló al empresario catalán Andreu Bru. El verdadero negocio fue casarse con la hija de Bru, María Luisa, con cuya dote, sumada a la financiación de su suegro, inició su imperio. Fundó la mayor naviera española de la época, la Transatlántica; la Compañía de Tabacos de Filipinas, y el banco Hispano-Colonial. Fue un sostén de la monarquía e íntimo de Alfonso XII, que le hizo primer marqués de Comillas, así como un destacado mecenas cultural, un apartado en el que destaca su apoyo a Jacint Verdaguer. También fue el principal benefactor de Comillas. Si su matrimonio fue decisivo, más todavía el de su hija Luisa, que se casó con Eusebi Güell Bacigalupi. Así emparentaron dos de las familias más adineradas de Barcelona.
La mancha que persiste en la memoria de López: acreditados historiadores han denunciado que el prohombre se lucró gracias al tráfico de esclavos. Una denuncia que ha acabado conllevando que su estatua sea trasladada a un almacén de la Zona Franca, de cuya ubicación no se da detalle para evitar sustos como el que sufrió la estatua ecuestre de Franco, que un día apareció decapitada.

La alcaldesa de Comillas

"La culpa es toda de aquel cuñado, que le tenía envidia. Escribió un panfleto y de ahí nace la leyenda negra de Antonio López como esclavista". Lo dice María Teresa Noceda, alcaldesa de Comillas, la localidad natal de López. La alcaldesa está que trina. Hace unos días, escribió a Ada Colau para pedirle que se replanteara la idea de retirar la estatua de López de la plaza de Barcelona que todavía lleva su nombre, pero no la persuadió: "No me ha respondido. Espero que lo haga". El cuñado al que señala la alcaldesa de Comillas es Francisco Bru, autor del libro 'La verdadera vida de Antonio López y López', en el que le acusó de fundamentar su fortuna en el comercio de esclavos, entre otras lindezas.

Grabado de Antonio López y López, Primer Marqués de Comillas (1817-1883). Creado Marqués de Comillas el 3 - VII - 1878 y Grande de España el 31 - X - 1881. Gran Cruz de Isabel la Católica. Armador y fundador de la Compañía Transatlántica Española, el Banco Hispano Colonial y la Compañía General de Tabacos de Filipinas.

Un cuñado siempre es un cuñado, pero el de López, hermano de su esposa, Isabel Bru, se propuso derrotarlo eternamente. Escribió el libro dos años después de la muerte de López y abominó de que el ayuntamiento erigiera una estatua en su honor, proyecto que intentó combatir en vano. No perdió del todo: envió una maldición posmórtem a su cuñado que se ha cumplido. Bru, que de existir la vida después de la vida tiene que estar pasando la mejor semana de su vida eterna, escribió: "No he podido impedir que se levantara la estatua de Antonio López y López. ¿No es mayor castigo el derribo de lo edificado que impedir la edificación? Yo no dudo que el tiempo os reserva ese terrible y afrentoso castigo, marqués de Comillas".
Bru acertó hasta dos veces en su presagio. Porque la estatua original, obra de Venanci Vallmitjana, conocida popularmente como el Negro Domingo por la etiqueta de esclavista del homenajeado, fue derribada en 1936, al principio de la guerra civil. En 1944, fue reconstruida por Frederic Marès. Esta vez solo ha sido retirada, pero es de suponer que para Bru sería un deshonor suficiente.

La familia, dolida

Los descendientes de López viven con indignación la retirada. Defienden que sus aportaciones a Barcelona fueron decisivas. Hace una semana, falleció uno de sus tataranietos, Juan Güell de Sentmenat. Algunos de los familiares reclaman que la estatua sea trasladada a Comillas. 
Los argumentos de defensa del marqués pasan en gran medida por asumir que no era inocente pero que ni de lejos fue el único indiano que tuvo lazos con el tráfico de esclavos, como han documentado varios historiadores. Un ejemplo claro de ello es la Liga Nacional de Barcelona, heredera directa del Círculo Hispano Ultramarino, creada en 1872, cuyo principal empeño fue impedir la abolición de la esclavitud en Cuba. 
En ella figuraban todos los prohombres de la época, empezando por el yerno de López, Eusebi Güell. Del padre de este, y consuegro de López, Juan Güell, no se conoce participación directa en la trata de esclavos pero sí en la financiación de expediciones con tal fin. Su estatua, erigida en 1888 en Gran Via con la Rambla de Catalunya -también destruida en 1936, también reconstruida por Marès- sigue allí. Entre los que se dedicaron a la trata también destacaron antepasados de Artur Mas.

"Si tiro la estatua, me tiran a mí"

La alcaldesa de Comillas se desgañita defendiendo a López: "Fue mecenas de los modernistas, de pintores y escultores. Favoreció la literatura vernácula. Qué decir del desarrollo industrial. Podía haberlo hecho en otra ciudad". Por teléfono, Noceda contaba este viernes que se encontraba justo delante de la estatua que se erigió a López en Comillas en 1890, obra de Lluís Domènech i Montaner. Es la tercera erigida en su honor, si contamos las dos que ha tenido en Barcelona, la destruida y la réplica. "La pagaron los comillanos", subraya, antes de descartar que pueda correr el riesgo de ser derribada o retirada "No, hombre, no. Si tiro la estatua, me tiran a mí".
La expresión entre seria y de circunstancias que tiene la estatua de Antonio López parece la adecuada para un momento como este. El monumento al primer marqués de Comillas, Grande de España, naviero y traficante de esclavos en el siglo XIX, es el centro de una fiesta de despedida atípica, exenta de pena y de melancolía; al fin y al cabo, al señor López nadie lo quiere volver a ver por aquí. Los negreros no tienen cabida en esta ciudad, viene a decir el primer teniente de alcalde Gerardo Pisarello cuando toma la palabra, minutos antes del momento clave, el que ha congregado a un considerable público en las postrimerías de la Via Laietana: el breve vuelo de la estatua desde el pedestal hasta el remolque de un camión. No todos los días se ve algo así.

Las tres estatuas del marqués de Comillas

Es el tipo de acontecimiento donde la gente mira para arriba, como las exhibiciones aéreas o los incendios de edificios. Por supuesto los móviles, por supuesto las cámaras, por supuesto llevarse el momento. El dispositivo técnico incluye dos grúas, una para izar la escultura y otra para los operarios que ajustarán los arneses en torno a la estatua. La empresa contratada para el trabajo ha previsto el revuelo de medios y ha llenado con su nombre y su logotipo más superficies de lo que suele ser habitual en estos casos. Els Comediants amenizan la fiesta. Han infiltrado actores entre los operarios y llenado el perímetro de la celebración con puntuales espectáculos. Los Always Drinking Marching Band tocan música circense en el escenario. Todo lo mira Antonio López con su expresión seria y de circunstancias.

"Un acto de reparación"

“Este es un acto de reparación, reconocimiento y celebración. El esclavismo es de las peores cosas que ha creado la especie humana y ha causado un gran dolor. Es un acto de reparación para los vecinos que se sienten ofendidos por estos crímenes de lesa humanidad”, dice Pisarello. A la marcha de la estatua la preceden otros dos discursos, el de Ana Menéndez, presidenta de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Barcelona (FAVB), una de las entidades que pedían la retirada, y el de la senegalesa Fatou Mbaye, de la cooperativa de manteros Diomcoop, significativo porque su autora sabe con toda probabilidad lo que es el racismo y ser su víctima. “El racismo no es innato, se aprende”, dice, y luego añade que todas las sociedades deberían combatirlo. Detrás de sus palabras se lee que sacar a Antonio López de la calle y confinarlo en un almacén es un acto de combate.
No todos los días se ve algo así: una grúa izando una estatua envuelta de arneses y descargándola suavemente en el camión que ha de transportarla a otro destino. El instante cumbre empieza con una descarga pirotécnica alrededor de la escultura y con los Always Drinking Marching Band atacando un fragmento de 'Carmina Burana' en clave de reggae, lo que significa no solamente lo obvio, que es una defenestración con acompañamiento musical, sino que envuelve el instante en una atmósfera de celebración de la vida, que eso es al cabo 'Carmina Burana'. No dura más de tres, cuatro minutos el recorrido de la estatua del pedestal al camión, pero dura mucho más porque irradia un clima de vilo en varios metros a la redonda. Es el espectáculo dentro del espectáculo, el corazón del relato. Lo resume una conversación entre espectadoras al acabar el acto: “¡Hemos llegado justo cuando la descolgaban!” “Entonces no te has perdido nada”.
Ese momento, esos tres minutos, representan el final de un proceso de inspiración civil que ha puesto en cuestión no solo el homenaje en forma de monumento sino en el nomenclátor, y que debe finalizar cuando se lleve a cabo la consulta popular que decidirá el nuevo nombre de la plaza. Varias entidades defienden que debe ser rebautizada con el de Idrissa Diallo, el inmigrante fallecido en el Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de la Zona Franca en el 2012; se verá en la consulta. De momento, la placa que reza que la plaza sigue siendo del mecenas esclavista seguirá allí. Como seguirá el pedestal, al menos un tiempo, grabado en la base con una frase elogiosa que el rey Alfonso XII dedicó en su día a López: “España ha perdido uno de los hombres que más grandes servicios le han prestado”.

¿Se acabó la fiesta?
Ana Karina González Huenchuñir
 No. Los operarios se emplean en la tarea de anclar la estatua al camión, los comediantes hacen de las suyas, en el escenario el grupo senegalés Djilandiang ha tomado el relevo de los Always Drinking. La gente espera. El futuro inminente depara la partida del vehículo y el definitivo de la estatua –será guardada en un almacén municipal– y nadie quiere perdérselo. La organización ha repartido grandes manos de papel para que el adiós quede bien escenificado y los fotógrafos toman posiciones para capturar el momento, que cuando llega, llega con poderío circense: va Antonio López a bordo del camión, van los Always Drinking precediéndolo, van los saltimbanquis de Els Comediants escoltándolo. Es el culmen de la fiesta. Música y colorido para despedir al defenestrado. Hay derrocamientos peores.
No se ve todos los días a una estatua volando bajo, pero tampoco se ve a muchas viajando por la ciudad a bordo de un camión, alejándose por la avenida de Colón, haciéndose pequeña, cada vez más pequeña, cada vez más pequeña.

¿El único negrero?


Antonio López y López no fue el único cántabro que "hizo las américas" a costa de algún "aspecto oscuro" -"¡Qué empresario no los ha tenido!", que diría María Teresa Noceda-. Le gana si cabe Juan Manuel Manzanedo, nombrado marqués de Manzanedo en 1864 y duque de Comillas, su pueblo, en 1875. El negocio esclavista de Manzanedo está fuera de toda duda y a él se le debe buena parte de la inversión inmobiliaria que dio forma a la Puerta del Sol o al Barrio de Salamanca en Madrid. Alguna sombra acumula también Ramón Pelayo de la Torriente, marqués de Valdecilla desde 1916 y que tuvo plantaciones en Cuba en tiempos en que plantaciones eran equivalentes a esclavos. Hoy, en 2018, sus descendientes siguen ostentando los títulos, aunque no agiten su memoria.
El fenómeno no era exclusivo de España. Esta época de bonanza cubana aprovechando el declive de las plantaciones británicas y francesas en El Caribe permitió financiar buena parte de la llamada revolución industrial catalana y sembró de escuelas, hospitales y obras de beneficencia el norte de España. Como se explica en la exposición permanente de la casa museo del Marqués de Valdecilla, había que lavar la cara y contrarrestar la envidia local ante el enriquecimiento americano de personajes que, en general, marcharon pobres de la península.


En el libro ‘ Negreros y esclavos, Barcelona y la esclavitud atlántica’ (Icaria, 2017) se hace un relato pormenorizado del inmenso negocio que había alrededor del tráfico ilegal de personas esclavizadas por parte de empresarios, navegantes y aventureros catalanes.
Aunque los investigadores reconocen que "los escrúpulos de los propios comerciantes, muy preocupados por enmascarar la naturaleza de sus operaciones, dificulta la tarea de aislar en las contabilidades mercantiles los asientos con el tráfico de esclavos", sí rastrean el origen de algunas personas poderosas y conocidas y llegan hasta capitanes "negreros" o comerciantes de seres humanos.


Ese es el caso de políticos como Artur Mas, cuyo tatarabuelo Joan Mas Roig era capitán de estos navíos; de las hermanas y también políticas Ana y Loyola de Palacio, cuyo antepasado Francisco de Arango y Parreño era esclavista; el diplomático y político Luis Guillermo Perinat, heredero de Tomás Perry, dueño de ingenios con unos 400 esclavos; el propio Joan Güell, padre del famoso mecenas conde de Güell relacionado con Gaudí, era un reconocido esclavista; el político Vidal-Cuadras... La lista es inmensa.
Como explicaba hace poco el antropólogo catalán Gustao Nerín, cualquier fortuna nacida alrededor de los años 30 del siglo XIX tiene todos los números para haberse originado en el esclavismo. "El ladrillazo de los tatarabuelos", lo denominaba a principio de 2017 en una charla en la que demostró que el tráfico de personas generó más riqueza que las mismas plantaciones de azúcar a las que iban destinados los esclavizados. El tatarabuelo López y López no parece haber sido diferente.


Noticia retiro de estatua.


El Ayuntamiento de Barcelona ha retirado el 4 de marzo la estatua del esclavista y empresario Antonio López, primer Marqués de Comillas. Barcelona en Comú cumple, de esta manera, su promesa electoral y la estatua ha sido trasladada a los almacenes municipales.


Barcelona, 4 marzo de 2018 (EFE).- La estatua en Barcelona del marqués de Comillas, Antonio López, de quien se conoce se enriqueció con la venta y tráfico de esclavos en Cuba, fue retirada el domingo por el Ayuntamiento de esa ciudad española.
La escultura fue separada de su emplazamiento en la plaza que lleva su nombre con una fiesta ciudadana amenizada por la compañía catalana Els Comediants.
El traslado de la estatua al Centro de Colecciones del Museo de Historia de Barcelona (MUHBA) responde a la voluntad de que deje de tener "la función de ejemplaridad que cualquier monumento en un espacio público ofrece a los ciudadanos", según el ayuntamiento.
Los operarios municipales han retirado la estatua del primer marques de Comillas, inaugurada en el año 1884, y se han descubierto en la plaza dos atriles informativos, uno sobre la historia de la plaza y otro sobre Les Bullangues de Barcelona del siglo XIX, las revueltas populares que posibilitaron el cambio hacia una sociedad liberal y el fin al absolutismo.
El primer teniente de alcaldía, Gerardo Pisarello, ha asegurado que hoy se ha hecho un "acto de reparación" porque la esclavitud es uno de las peores cosas creadas por la especie humana y que ha provocado un gran dolor a muchas personas.

Ha insistido en que Barcelona es una "ciudad de libertades" que ha tenido mucha gente que ha luchado contra la esclavitud, entre ellos ha mencionado a Clotilde Cerdà.

Con la retirada de la estatua, el gobierno municipal ha dado respuesta a una antigua reivindicación de entidades y movimientos ciudadanos que pedían la retirada del monumento de un hombre de negocios que "a principios del siglo XIX se enriqueció con el tráfico ilegal de personas desde las costas africanas hacia Cuba".

La retirada de la estatua de Antonio López se produce cuando se ha avivado el debate para cambiar el nombre de la plaza Antonio López ya que, aunque el Ayuntamiento había aprobado el nombre de plaza de Les Bullangues, el proceso se ha paralizado porque una plataforma ciudadana ha propuesto que se llame plaza Idrissa Diallo, un ciudadano africano que murió en 2012 en el CIE de Barcelona.
La plataforma ha recogido las firmas suficientes para que la propuesta de nuevo nombre se someta a consulta popular.
Durante la fiesta se han celebrado también talleres infantiles de pintura, dibujo, circo y títeres, un pequeño castillo de fuegos, chocolatada y actuaciones musicales.
El presidente del grupo popular en el Ayuntamiento de Barcelona, Alberto Fernández Díaz, ha criticado la retirada de Antonio López y ha dicho que la alcaldesa Ada Colau "sigue con su gesticulación, retirando estatuas porque es incapaz de gobernar Barcelona".
Para Fernández, el "sectarismo de Colau no tiene límites" y ha dicho que la alcaldesa pretende interpretar en pleno siglo XXI lo que fue la historia del siglo XIX y quiere borrar el nombre de Antonio López del callejero barcelonés, "sin tener en cuenta el legado que dejó a Barcelona".




Monumento a López y López tras ser retirada la estatua en 2018





Comentarios

  1. este personaje gano mucha plata, fue un buen comerciante y empresario.

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