Muerte del Che Guevara de la Serna.-a
Soledad Garcia Nannig; Maria Veronica Rossi Valenzuela; Francia Vera Valdes
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Ernesto Guevara de la Serna (El Che), médico argentino, nacionalizado cubano, revolucionario cubano, lideró una temeraria e inviable guerrilla en Bolivia, donde luego de once meses, fue finalmente herido en la pierna izquierda por una esquirla de mortero, en la Quebrada del Yuro el 8 de octubre de 1967, donde fue capturado y fusilado en la escuelita de Vallegrande.
“¡Póngase sereno y apunte bien! ¡Va a matar a un hombre!”, con estas palabras recibió Ernesto Guevara a su asesino el Sargento Jaime Terán, según su propio testimonio, en la escuelita de La Higuera, Vallegrande, Bolivia, al mediodía del nueve de octubre de 1967, cuando el militar borracho e incapaz de mirarle a los ojos le disparó una ráfaga que extendió su agonía hasta que otro militar criminal lo remató.
Previamente fueron asesinados en esa jornada los sobrevivientes de la guerrilla: el peruano Juan Pablo Chang y los bolivianos Simeón Cubas y Aniceto Reinaga, por los cuales en sus últimos segundos de vida su entrañable jefe se preocupó y le preguntó a Terán por ellos. Al conocer que murieron con honor, dijo: “¡Eran unos valientes!”, según testimonio mencionado.
La suerte del Che, al quedar cercado en la quebrada del Yuro en Vallegrande, tuvo mucho que ver con su alto sentido de responsabilidad y altruismo, ya que al llegar a la zona perseguido por el ejército y con varios enfermos que no se podían mover con rapidez les ordenó que siguieran, mientras él decidió quedarse con un pequeño grupo para aguantar al ejército que lo rodeó y selló su suerte, según cuenta Harry Villegas (Pombo), uno de los sobrevivientes de la gesta.
El Comandante en Jefe al hablar de los últimos instantes de vida de su entrañable compañero expresó:
“Las horas finales de su existencia en poder de sus despreciables enemigos tienen que haber sido muy amargas para él; pero ningún hombre mejor preparado que el Che para enfrentarse a semejante prueba".
La muerte del Guerrillero Heroico como una solución para acabar con sus ideas -algo practicado durante toda la historia por los regímenes opresores-, era también un método compartido en la Casa Blanca. En esos días Walt Rostow, asesor de Seguridad Nacional del presidente estadounidense Lyndon Johnson, escribió que la muerte del Che “marca la desaparición de otro de los agresivos revolucionarios románticos y que (…)En el contexto latinoamericano, tendrá un gran impacto en descorazonar futuros guerrilleros”.
Según investigaciones realizadas, la orden de ejecutar al Comandante Guevara y sus compañeros la recibió el dictador boliviano Rene Barrientos del embajador norteamericano Douglas Henderson, y fue preparada minuciosamente por la jerarquía militar por temor a que el líder revolucionario convirtiera un posible juicio en tribuna si lo dejaban vivo y como escarmiento a los revolucionarios del mundo.
La indicación final viajó de La Paz a Vallegrande en forma de mensaje de radio codificado al agente de la CIA de origen cubano Félix Rodríguez Mendigutía, encargado de dirigir las acciones contra la guerrilla en el teatro de operaciones de Bolivia y quien organizaría los asesinatos de La Higuera.
El verdugo, quien vive actualmente protegido por el gobierno estadounidense en Miami como miembro destacado de la mafia cubano-americana, se ufana de su participación en estos hechos y confesó a la revista española Cambio 16, edición del 18 de diciembre de 1998:
“Salí y mandé a Terán que cumpliera la orden. Le dije que le disparara por debajo del cuello, pues tenía que parecer muerto en combate”.
Para completar la imposible tarea de eliminar con su muerte su causa y con temor inclusive a que su tumba se convierta en sitio de veneración, su cadáver junto con los de sus compañeros fueron desaparecidos y se divulgaron las más disimiles versiones, incluyendo que sus restos habían sido incinerados y sus cenizas esparcidas al viento.
Legado
Legado
En su honor, el poeta Nicolás Guillen escribió en los días en que el pueblo cubano conoció la triste noticia su antológico poema Che Comandante, en el cual prefiguró la esperanza de que un día sus sagrados restos serían objeto de culto revolucionario.
“Y no porque te quemen/, porque te disimulen bajo tierra/, porque te escondan, en cementerio, bosques, páramos, van a impedir que te encontremos/, Che Comandante/, amigo”
En ocasión de la llegada de sus restos en 1997 y de algunos de sus compañeros, tras ser hallados, y su posterior inhumación, el presidente cubano Fidel Castro definió el fracaso de los asesinos del Che por borrar su huella y legado en la historia.
“Los interesados en eliminarlo y desaparecerlo no eran capaces de comprender que su huella imborrable estaba ya en la historia y su mirada luminosa de profeta se convertiría en un símbolo para todos los pobres de este planeta, que son miles de millones. Jóvenes, niños, ancianos, hombres y mujeres que supieron de él, las personas honestas de toda la tierra, independientemente de su origen social, lo admiran”.A medio siglo de su muerte, el Che sigue irradiando luz de aurora.
Maldición del Che
Todos los que intervinieron en la captura y fusilamiento del Che Guevara, menos el sargento Mario Reque Terán, que fusiló al Che con dos ráfagas de ametralladora y Antonio Arguedas, que cortó las manos al Che, han muerto trágicamente.
1).-El presidente de Bolivia, general René Barrientos pereció carbonizado en un misterioso accidente cuando el helicóptero en que viajaba se enredó en alambres del tendido eléctrico el 27 de abril de 1969, apenas l8 meses después de ordenar fusilar al Che.
2).-El coronel Jorge Centeno Anaya, del Ejército boliviano cuando el Che fue capturado, murió asesinado en París.
3).-El capitán del Ejército boliviano Gary Prado Salmón, que comandó las tropas que capturó al Ché en la Quebrada del Yuro el 8 de octubre de 1967, sufrió un accidente de automóvil del que resultó paralítico.
4).-El jefe de las Fuerzas Armadas de esa época, general Alfredo Ovando, murió aquejado de una enfermedad, pero tuvo que soportar antes la muerte de su hijo mayor en un accidente de aviación.
5).-El jefe de Estado Mayor de entonces, general Juan José Torres encontró la muerte en Buenos Aires a manos de un grupo paramilitar de izquierda.
6).-El jefe de inteligencia, Roberto Quintanilla fue abatido en su despacho del consulado en Hamburgo por la alemana Mónica Ertl, quien integró el Ejército de Liberación Nacional (ELN) boliviano.
Ana arina González Huenchuñir
su muerte en Bolivia, trasformo a Che en mito internacional, de todas las cultura, siendo mas famoso que cualquier revolucionario cubano, incluso de fidel castro
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