Un comando ETA asesina en el centro de Madrid al almirante Cristóbal Colón y a su chofer.-a





Cristóbal Colón de Carvajal, almirante adelantado de las Indias, vicealmirante de la Armada, 19º descendiente directo de Cristóbal Colón; y Manuel Trillo, funcionario civil que conducía el coche oficial del marino, fueron asesinados ayer en Madrid por un comando terrorista, presumiblemente de ETA. Dos hombres ametrallaron el vehículo, y uno de ellos arrojó al interior una granada. En el atentado, ocurrido a las 10.20 en la calle del Tambre, en el centro de la capital, resultó herido grave Antonio Rodríguez Toube, comandante ayudante de Colón de Carvajal. Los autores huyeron en un Volkswagen Passat, que fue encontrado por la policía sobre las 13.45 en la calle de Diego de León. Dentro fueron halladas una granada y munición 9 milímetros Parabellum, usada habitualmente por ETA.
Pasadas las once de la mañana, un Renault 18 ocupado por tres jóvenes infundió sospechas a una patrulla de la Policía Nacional en la carretera de circunvalación M-30, y tras darle el alto se entabló un tiroteo y el vehículo fue perseguido hasta la calle de Toledo, 134, donde los tres jóvenes abandonaron el coche y se intemaron en un garaje. Unos 1.000 policías cercaron durante cerca de tres horas la manzana donde se halla el garaje. En ese tiempo, la policía creyó que los ocupantes del vehículo eran los asesinos del vicealmirante y su chófer, lo que ulteriormente no pudo ser confirmado oficialmente.Lorenzo Tiana, profesor de una escuela situada en la calle de Balbina Valverde, a unos 25 metros del lugar donde fue asesinado Cristóbal Colón, relató que tras escuchar los disparos y la explosión de la granada vio que "los ocupantes del asiento posterior del vehículo aparecían uno sobre el otro, mientras que el chófer estaba echado hacia su lado derecho".
Según Lorenzo Tiana, "una de las personas del asiento posterior levantó la cabeza unos segundos y volvió a caer". El comandante Rodríguez Toube, ensangrentado y entre lamentos, logró salir del vehículo y ponerse de pie con ayuda de los transeúntes. El chófer, Manuel Trillo, y el comandante Rodríguez Toube fueron trasladados a la residencia sanitaria La Paz, donde el conductor ingresó cadáver. El comandante fue intervenido quirúrgicamente a mediodía y no se teme por su vida.
El vicealmirante padecía un cáncer de pulmón, por lo que trabajaba a medio ritmo. Realizaba cambios constantes de horario e itinerario, según afirmó ayer el secretario de Estado de Defensa, Eduardo Serra. La capilla ardiente del vicealmirante y su conductor quedaron instaladas ayer tarde en el Museo Naval de Madrid. El funeral se celebrará hoy en el Cuartel General de la Armada.
La reina Sofía visitó ayer en su domicilio a la viuda del vicealmirante, Anunciada Gorosábel, y se trasladó a la clínica La Paz, donde conversó unos minutos con el comandante Rodríguez Toube. La viuda del conductor no se encontraba en su domicilio, por lo que doña Sofía aplazó su visita.
Partidos políticos de todo el arco parlamentario y organizaciones sindicales y cívicas se mostraron especialmente duros al condenar el doble asesinato.
Soledad  Garcia  Nannig; Maria Veronica Rossi Valenzuela; Francia Vera Valdes
EL PAÍS
7 FEB 1986

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 7 de febrero de 1986






Los Asesinos

Asesinado por la ETA en atentado terrorista el 6 de febrero de 1986 cuando un comando compuesto por José Luis Aracama Mendía (Makario) y José Luis Urrusolo Sistiaga ametralló el vehículo oficial en el que viajaba en el que también falleció el chófer del mismo, Manuel Trillo Núñez, y resultó herido el comandante ayudante Rodríguez Toube; tras el ametrallamiento, lanzaron a su interior una granada de mano.

José Luis Aracama Mendía (Makario)
Joseba Urrusolo Sistiaga (San Sebastián, 1957) entró en ETA en su juventud. Participó en los comandos Madrid y Barcelona y fue uno de los terroristas más buscados en los años 80 e inicios del 90. Abandonó ETA por discrepancias con su dirección en 1994 y fue detenido en Francia en 1997. Fue condenado por 16 asesinatos y dos secuestros a 449 años. Pionero en la reflexión autocrítica de los presos de ETA, la vía Nanclares, salió de prisión el 28 de febrero. Lamenta el dolor causado a las víctimas:

 “Les diría que soy consciente de todo el daño que hemos generado y que siento de verdad el daño que hemos creado". Cree que “mucha gente ha vivido cómodamente alrededor de la violencia”


Pregunta. Entró en ETA en 1977. ¿Cómo se explica si ya había muerto Franco?

Respuesta. Estaba el poso de la Guerra Civil y del franquismo. Estaba muy reciente el fusilamiento de Txiki y Otaegui. La represión continuaba. Había muertos en las manifestaciones. Ante unas instituciones que sentíamos lejanas, estaba la referencia de ETA, que gozaba de una especie de legitimidad para buena parte de la sociedad vasca.

P. ¿Pasó pronto a la clandestinidad?

R. En 1981, tras pasar unos meses en la cárcel de Soria con unos 120 presos de ETA al ser detenido por integrar un comando legal [no fichado]. Salí convencido de que debía seguir luchando por ellos.

P. ¿No le dio qué pensar el asesinato de Yoyes en 1986?

R. Claro que me afectó. No estuve de acuerdo. Pensaba que tenía derecho a volver a su casa.

P. En 1989, ETA rompe las negociaciones con el Gobierno. Hubo atentados como el de Hipercor ¿No se abrió un debate?

R. Fuimos pocos los que cuestionamos la falta de debate, de información, el tipo de atentados y la ruptura de aquel proceso. En ese momento ya pensaba que había que reconducir la situación, que la reforma política y el Estatuto se asentaban en Euskadi, que perdíamos apoyo, que se nos cerraban puertas y que la represión era más selectiva. Empecé a chocar con la mentalidad de los aparateros que se genera al utilizar la violencia.

P. En 1992, la cúpula de ETA es detenida en Bidart. ¿No le pareció ETA muy vulnerable?

R. Algunos vimos que podía pasar. Txomin Iturbe decía: “Si no negociamos ahora, lo que vendrá luego será una derrota”. Fue una desgracia que muriera porque tenía la personalidad y legitimidad para afrontar un final ordenado de ETA. Quienes le sucedieron optaron por huir hacia adelante.

P. ¿Cómo reaccionó usted?

R. Critiqué el intento de aparentar fuerza utilizando gente que era rápidamente detenida; utilizar cuarteles de la Guardia Civil como objetivo por el riesgo para sus familias o contra el turismo y la kale borroka. Discutí mucho y dejé ETA en 1994 por la imposibilidad de cambiarla.

P. Estuvo dos años, hasta su detención en 1997, viviendo en Francia, al margen de ETA. ¿Su disidencia se limitó al funcionamiento?

R. No solo. Ya pensaba que ETA tenía que terminar.

P. ¿Cómo vivió desde la cárcel el asesinato de Miguel Ángel Blanco y el masivo rechazo a ETA?

R. Todas las contradicciones que vivía con ETA se me desbocaron. El largo secuestro de Ortega Lara, el frívolo titular de Egin —‘Ortega Lara vuelve a la cárcel’—. Las detenciones y el secuestro de un concejal joven como represalia hizo que estallara todo lo que cuestionaba desde hacía tiempo. Al poco, un grupo de presos escribimos una carta pidiendo un debate, tomando como referencia el proceso irlandés. En la cárcel en París había hablado con muchos presos de ETA y con un militante del IRA, cuya organización tenía muy adelantada la reflexión sobre final de la violencia y al que le sorprendía cómo andábamos. También me impactaron las reflexiones de Mandela.

P. ¿En qué sentido?

R. Cuando decía que tratar de funcionar como colectivo es inviable en la cárcel y que había que hablar con la administración penitenciaria. Mandela sabía que si lo planteaba a sus compañeros lo rechazarían. Él asumió la responsabilidad e incluso aceptó un régimen de vida diferente. Solo uno tuvo reticencias. Es la realidad, porque el mundo de los presos no es monolítico. Seguí ese camino.

P. ¿Cuándo salta de la crítica a la estrategia de ETA a la crítica ética de la violencia?

R. Militando en ETA ya distinguía lo que se podía y no se podía hacer y me creaba problemas. Discrepaba de atacar cuarteles para no dañar a las familias. El siguiente paso fue plantearme lo que nunca te planteabas. ¿Se puede dañar al otro? Ese cuestionamiento lo inicié en ETA y, cuando el Gobierno nos trasladó a Nanclares en 2009, hubo un marco favorable para formalizarlo.

P. ¿Cómo fue Nanclares?

R. El Gobierno socialista, tras la ruptura del proceso de 2006, dio por agotada la vía negociadora y nos propuso a los críticos vías legales —cambios de grado— si nos desmarcábamos de la violencia y reconocíamos el daño causado. Abrimos la reflexión crítica del pasado de los presos y propusimos encuentros con víctimas y talleres de convivencia

P. ¿Cómo abordaron su responsabilidad ante las víctimas?

R. Hay que abordarla globalmente. Muchos hemos sido partícipes de los atentados. No solo los autores materiales. También los que hemos tenido responsabilidad en ETA y en la izquierda abertzale. Hay que recordar que las víctimas de ETA además de perder a su familiar sufrieron un vacío social. Hay que reconocerlo para recuperar una convivencia normal.

P. Salió hace dos meses de la cárcel. ¿Qué cambios percibe?

R. Antes todo giraba en torno a ETA. Hoy, las referencias a ETA han quedado ancladas en el pasado a una velocidad difícil de imaginar.

P. ¿Cómo ha sido acogido a su salida de prisión?

R. La gente me dice que se alegra de que ETA haya terminado y de que yo vuelva al pueblo.

P. ¿Cómo ve a la izquierda abertzale?

R. Tiene que decir que ETA desaparezca y hacer una declaración sobre la historia de ETA que sirva como reflexión para el futuro y posibilite que los presos se sitúen en sus coordenadas.

P. ¿Qué le ha parecido el pacto del líder de Sortu, Arraiz, con la fiscalía, en el que reconoce el daño causado y la reparación a las víctimas?

R. La izquierda abertzale da pasos como los nuestros cuando comparece ante los tribunales. Mejor que lo hubiera hecho antes. Echo en falta una reflexión a fondo sobre el pasado para recomponer la convivencia y que los presos avancen.

P. ¿Qué diría a las víctimas de ETA?

R. Siento el dolor que les hemos causado, que fue una barbaridad haber utilizado la violencia sin considerar que lo primero es la vida de las personas y sus derechos. Entiendo que sea difícil para ellas creer que nuestro planteamiento es sincero. Pero lo es.

P. ¿Cree que ha cambiado la mentalidad del uso de la violencia con objetivos políticos?

R. Para los jóvenes es incomprensible que se mate en nombre de unas ideas.

P. ¿Cómo es posible que ETA haya durando tanto?

R. Es chocante en una sociedad que vive bien. Ha habido una inercia y mucha gente que ha vivido cómodamente alrededor de la violencia. En la izquierda abertzale han tardado mucho en decir lo que pensaban, dando cobertura al empeño desastroso de ETA. Ha habido una radicalidad artificial.

Biografía

Cristóbal Colón de Carvajal y Maroto (Madrid, 29 de enero de 1925 - ibídem, 6 de febrero de 1986), fue un aristócrata español y vicealmirante de la Armada Española, ostentando los títulos de XVII duque de Veragua, XVI duque de la Vega, marqués de Aguilafuente, marqués de la Jamaica, XIX almirante de la Mar Océana y adelantado de las Indias, dos veces grande de España y caballero de la Orden De Santiago,​ siendo además el presidente-fundador en 1963 de la Asociación Cultural Cristóbal Colón.
Era hijo del XVI duque de Veragua, Ramón Colon de Carvajal y Hurtado de Mendoza, y de María Eulalia Maroto y Pérez del Pulgar, era descendiente de Cristóbal Colón, su hijo Cristóbal Colón de Carvajal y Gorosábel es el actual duque de Veragua.

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