La nobleza europea; y la Burguesía (Escudos de armas).-a


La clase social

La clase social es una forma de estratificación social en la cual un grupo de individuos comparten una característica o situación que los asocia socio económicamente, es decir, su posición social, el poder adquisitivo que disponen, la posición que ostentan dentro de una determinada organización, el comportamiento, la representación ideológica, o la afinidad ya sea en costumbres o en intereses.
La pertenencia o no de un individuo a una determinada clase social en el llamado sistema de clases estará determinado  por varios criterios de tipo económicos,social, etc, contrariamente a lo que sucede en aquellos casos de estratificación basados en castas o estamentos, en los cuales los criterios de pertenencia no tienen que ver en principio con la situación económica o social de cada individuo, sino que están asociados a una cuestión hereditaria, es decir, se es parte de la nobleza porque se desciende de una familia noble.
Soledad  Garcia  Nannig; Maria Veronica Rossi Valenzuela; Francia Vera Valdes

Nobleza.

 

Consuelo con el duque de Marlborough y sus dos hijos, John,
marqués de Blandford, y Lord Ivor Spencer-Churchill, por
John Singer Sargent, 1905.

Nobleza es un concepto de gran antigüedad, cuyo significado y atributos han variado mucho a lo largo del tiempo y en las distintas regiones del mundo.   DEFINICION DE NOBLEZA: ES UNA CLASE SOCIAL DE UN PAIS, UNA REGION, O LOCALIDAD DETERMINADA,  FORMADA POR UN GRUPOS DE PERSONAS O DE FAMILIAS QUE HAN SI RECONOCIDA Y DISTINGUIDA POR LA  SOCIEDAD.

La nobleza constituye una clase social de una nación, región, o localidad determinada, a existido durante toda la historia,  etimología viene de la palabra latina nobilis, que se deriva del verbo noseo y del adjetivo notus, que significan respectivamente «conocer» y «conocido», distinguido por los hechos o virtudes entre los demás hombres.
La nobleza en Europa, que constituyó desde la antigüedad una clase social, en la Edad Media y en el Antiguo Régimen, era uno de los tres estamentos junto con el clero y el tercer estado. Su influencia se mantuvo aún después de las revoluciones burguesas y proletarias europea, no obstante las permanentes presiones por eliminar una distinción introducida entre seres humanos esencialmente iguales.

Tipos de nobleza

Nobleza Inmemorial, la cual se refiere aquellas grandes familias cuyos orígenes se remontan a la época de la caída del Imperio Romano. Estas familias son, por ejemplo, las ramas descendientes de los duques de Vasconia y de los duques de Septimania. Es decir, la casa de Béarn, de Bigorre, de Cominges, de Carcassonne, de Beziers, de Foix, de Toulouse, de Rouergue, de Turenne, de Limoges... Esta nobleza ni se otorga ni se puede acceder a ella. Es la nobleza real, ya que el resto de los tipos de nobleza se refiere a personas que adquirieron los títulos de nobleza por concesión de un Soberano.

Nobleza de privilegio que es la que concedía el monarca de cada nación o autoridades de un Estado como recompensa de servicios prestados al Estado o acciones gloriosas, pudiendo ser personal o transmisible.

* Personal cuando se concede únicamente a un sujeto para que de ella goce mientras viva y desaparece con su fallecimiento -como en el caso del conde de Chambord en Francia o el duque de Windsor en Inglaterra-.

* Transmisible cuando la tenencia es para la persona a quien se otorga y para sus descendientes de forma que pasa a todos los grados en línea recta de varón en varón. 

Nobleza de sangre, nobleza heredada de los mayores y es la que viene por linaje que se hereda de aquellos a quienes se concedió por privilegio.

Otro criterio es el que distingue:

* Alta nobleza, los Grandes de España o los Pares de Francia, etc.
* Baja nobleza, que únicamente disfrutaba de su condición privilegiada, pero no tenía por qué tener rentas para sostener un modo de vida compatible con tal condición.

Características

Algunas de las características, que han tenido los nobles durante la historia, eran que no pagaban determinados impuestos, tenían grandes extensiones de tierras y gran cantidad de campesinos o siervos que trabajaban para ellos. 
Los nobles poseían castillos y armas, disponían de tiempo libre para la caza, la pesca, o incluso para organizar torneos como las justas o combates con espadas en tiempos de paz. En el caso de estallar algún tipo de conflicto armado, estaban obligados a ponerse al servicio del rey o las autoridades para las guerras.
La distinción entre nobles y plebeyos se halla establecida desde la más remota antigüedad en casi todas las naciones civilizadas.


Historia.

A finales de la Edad Media se produce un incremento de la carga designificado de las armerías, dando lugar a que, de meros emblemas personales y familiares, pasen a ser, ademas, símbolos de estatus social. A partir de entonces asistimos, en efecto, a una estrecha asociación entre armerías y nobleza, pese a que, en general, el derecho seguía permitiendo la libre adopción— de las mismas a cualquiera,independientemente de su condición— social. La consiguiente confusión -entre lo aceptado socialmente y lo permitido por la ley- alimentaba el fraude perpetrado por personas y familias plebeyas en ascenso, deseosas de aparentar y, finalmente, obtener la condición nobiliaria. Igual que la usurpación de apellidos o la falsificación— genealógica,el uso de escudos de armas se convertía, ahora, en un instrumento que permitía hacerse pasar por noble.Para atajar este problema, los soberanos desarrollaron en la Edad Moderna una labor legislativa tendente tanto a distinguir el tipo de armerías que podían usar los miembros de la nobleza y los del estado llano, como a perseguir los usos incorrectos,especialmente por parte de estos últimos.

 En general triunfo el criterio de establecer distinciones formales, dando lugar a dos modelos en Europa occidental: 

El sistema francés, seguido también en los Países Bajos meridionales, los ducados de Lorena y Bar, como aunque con alguna peculiaridad en España, consistente en limitar el uso de timbres (yelmos, coronas) a los nobles y dejando a los plebeyos escudos simples,sin timbrar;
 y el sistema extensivo o germánico, presente no solo en el Sacro Imperio,sino también en Suiza y Escandinavia, que permite a todos usar escudos timbrados, pero reserva a los nobles el yelmo abierto y a los plebeyos el cerrado o sin rejilla. En unos pocos países, como Saboya, Austria o, en cierta manera, también Navarra, se llego— a prohibir los blasones a los no nobles, reservando su uso a quienes los habían heredado de sus antepasados o recibían una concesión soberana. 
Inglaterra y Escocia hicieron lo mismo, con la salvedad de que, allí, las armas fueron de todas maneras concedidas concierta facilidad por los reyes de armas.



Francia

Puede que el caso francés sea el más apropiado para tomarlo como referente y establecer similitudes y diferencias con el español. Para empezar se trata del país en el que, según Adam-Even, las armerías se desarrollaron con mayor vigor, así como aquel que, junto con la Corte borgoñona y de los Países Bajos -donde, en buena medida, se seguían costumbres y reglas similares a las francesas-, más influyó en los usos heráldicos de nuestro país. Por otra parte, España y Francia constituyeron las dos monarquías católicas más relevantes de la Europa moderna, con una extensión territorial similar y un protagonismo internacional parangonable, aunque sucesivo en el tiempo.

En cuanto a la nobleza, usuaria por excelencia de blasones en estos siglos, sus rasgos básicos -privilegios, mitificación de sus orígenes, servicio a la Corona, etc.- son claramente equiparables en ambos países. Sin embargo, también se aprecian algunas diferencias, que aquí nos interesan. Una de ellas atañe a su número, pues mientras que en Francia, como en otros países del corazón europeo, los nobles representaban un  porcentaje muy reducido de la población total, que en vísperas de la Revolución se estima en un 0,52%, en Castilla, en cambio, y al igual que en otros países de la Europa fronteriza, su presencia era claramente mayor, alcanzando en los mismos años un 4,6% del total de habitantes.

Pero mucho más relevante para nuestro tema parece la distinción francesa entre una nobleza de espada (noblesse d’épée) y otra de toga (noblesse de robe), según que su servicio al rey y al Estado sea, bien de tipo militar, bien administrativo en sentido amplio. Esta clasificación guarda una estrecha –aunque no absoluta– correlación con otra que no atiende a su ocupación, sino a su origen, distinguiendo, en primer lugar, una nobleza antigua o inmemorial, también llamada de raza, feudal o caballeresca, cuyo inicio se remonta a la Edad Media y de la cual no consta una extracción plebeya anterior, y, en segundo lugar, los ennoblecidos legalmente. Estos últimos tenían su comienzo en individuos del tercer estado que adquirían la condición nobiliaria por el desempeño de determinados oficios públicos, o bien por la mera compra de cartas de ennoblecimiento (lettres d’anoblissement). 
La capacidad de ennoblecer variaba de unos oficios a otros. Los cargos de la judicatura o de Hacienda en los Parlamentos, las Cámaras de Cuentas, etc., correspondientes al mundo de la toga propiamente dicho, requerían dos generaciones sucesivas durante veinte años cada una para alcanzar la nobleza hereditaria. El oficio de regidor también ennoblecía. Pero uno de los más destacados era el de secretario del rey, que hacía noble tras veinte años de ejercicio o la muerte en el cargo, siendo esta nobleza hereditaria.

Los ennoblecidos por estos caminos, merced al desembolso correspondiente para adquirir, bien el oficio, bien la carta de nobleza, fueron muy numerosos en Francia.
Chaussinand-Nogaret calcula que, para todo el país y durante el corto siglo XVIII que alcanza hasta 1789, se ennoblecieron unos 1.200 individuos mediante los oficios de la toga, al menos 1.000 por cargos municipales, 3.200 secretarios del rey, y otros 110 por ser oficiales del ejército o caballeros de la orden de San Luis. Juntos suman 5.510 ennoblecimientos por cargos, a los que añade 1.000 más por cartas de ennoblecimiento.
En total, unas 6.500 familias ennoblecidas legalmente, que representarían ¼ de la nobleza francesa en vísperas de la Revolución. Extrapolando estos datos al siglo anterior, concluye que, al menos, 2/3 del total de familias nobles de 1789 habían entrado al estamento en los siglos XVII y XVIII.

Las anteriores cifras se corresponden bien con las que da Cubbells para la nobleza de Provenza. Tras estudiar 761 familias nobles existentes al final del Antiguo Régimen, concluye que sólo 33 de ellas (4,3% del total) tienen un origen inmemorial o caballeresco, mientras que 533 (70,0%) fueron ennoblecidas por cargos o cartas, y el resto, 195 (25,6%), usurparon la nobleza.
Todos estos datos apuntan al hecho innegable de una abrumadora entrada en la nobleza de sangre nueva –plebeya– durante la Edad Moderna. En Francia, sin embargo, esta irrupción parece haber sido mayoritariamente conducida por cauces legales, tales los de los oficios y las cartas de ennoblecimiento. En ambos casos, el rico campesino, comerciante o banquero podía usar su dinero para obtener la deseada condición noble, sin necesidad de arriesgarse incumpliendo la ley y exponiéndose a las posibles sanciones que esta preveía. 
Podríamos deducir de ello que el fraude en el acceso a la nobleza fue en este país menor del existente en Castilla, donde, como más adelante veremos, estos mecanismos formalmente reconocidos no tuvieron una presencia equivalente. Incluso cabe considerar que la abundante legislación y diversas medidas tomadas en Francia contra la usurpación –paradójicamente muy superiores a las castellanas– se explicarían por una menor disposición del Estado a consentir este tipo de fraudes.

Con todo, las usurpaciones de nobleza también fueron frecuentes en el país galo, representando en Provenza, como hemos visto, el origen de más de ¼ del total de familias nobles existentes a finales del siglo XVIII, si bien tienden a disminuir en este siglo respecto a los dos anteriores, acaso en parte como fruto de las propias actuaciones estatales.
En cualquier caso, y en lo que se refiere estrictamente a las usurpaciones de armerías, hemos de considerar no sólo a quienes se apropiaban fraudulentamente de la nobleza, sino también un porcentaje indeterminado de los ennoblecidos legalmente. 

Fraudes genealógicos.

Ello es así por una circunstancia adicional: el constante deseo de emulación y de ser más, que lleva a las familias nobles a pretender unos heroicos orígenes y mayor antigüedad que las demás, recurriendo para ello a la falsificación genealógica y a la apropiación de armas ajenas. Esta tentación podía hacer mella incluso en casas de cierta antigüedad, pero es muy probable que encontrara el terreno más fértil en aquellas que habían sido ennoblecidas.
Efectivamente, y pese a su igualdad legal, la nobleza inmemorial, aquella cuyos orígenes se remontaban a la Edad Media y de la que no se conocían antepasados plebeyos, era frecuentemente considerada como la categoría nobiliaria preeminente. Su antigüedad y su aparición merced a méritos militares le daban un reconocimiento y aceptación que no podía alcanzar aquella otra nobleza cuyos antepasados plebeyos eran documentalmente reconocibles y que debía su elevación no siempre a los servicios rendidos al Estado, sino con frecuencia a la satisfacción de una cantidad determinada(era así en el caso de las cartas de ennoblecimiento).

La preferencia por la nobleza antigua se manifestó no sólo entre los propios nobles, sino incluso en la Corte, como evidencian, por ejemplo, un reglamento del rey dado en 1734, por el cual dispone que, para ser admitido entre los pajes de su cámara, era necesario «prouver sa noblesse dès l’an 1550 […] sans aucun anoblissement»; y otro, este de 1760, que limita a la «noblesse de race» la posibilidad de ser presentada al rey en la Corte, excluyendo a aquellos cuya nobleza tuvo principio “dans l’exercice de quelque charge de robe et d’autres semblables offices, ou par des lettres d’anoblissement”. 

Ante tal situación, y visto que, tanto por parte del rey como por los mismos integrantes del segundo estamento, se daba una estimación inferior a la nueva nobleza que a la antigua, resulta lógico que aquella optara por inventar títulos, falsificar orígenes y –en consonancia con ello– armerías, para aparecer no como ennoblecidos, sino en calidad de miembros de viejas casas nobiliarias.
Esto es lo que, con gran humor e ironía, describe La Bruyère en Los caracteres, de 1680, donde expone cómo en su época las «rehabilitaciones» estaban a la orden del día, significando que en realidad se trataba de que los interesados intentaban aparentar, no que se les ennoblecía, sino que se les devolvía la condición noble que sus antepasados habían disfrutado en el pasado, y que no eran, pues, plebeyos ennoblecidos, sino familias nobles que durante una o más generaciones habían atravesado una situación difícil. Esto explica que recurrieran a inventar orígenes (y modificar o incluso usurpar armerías), para justificar mejor la nobleza adquirida, presentada así como rehabilitada:

“Rehabilitaciones, palabra en uso en los tribunales, que ha hecho envejecer la expresión antes tan usada de títulos de nobleza. Hacerse rehabilitar supone que un hombre, enriquecido, originariamente es noble, que es de necesidad más que moral que lo sea; cierto que su padre ha podido bajar de categoría por el arado, el azadón, el baúl de mercader o la librea, pero no se trata más que de recuperar los primeros derechos de sus antepasados y continuar las armas de su casa, las mismas, sin embargo, que él ha fabricado y muy distintas de las de su vajilla de antaño; que, en suma, los títulos de nobleza no le convienen, que sólo honran al plebeyo, o sea, a aquel que aún está buscando el secreto de llegar a ser rico”.

 Esta dinámica, propia de las familias de ennoblecidos, parece estar detrás de muchos casos de fraude heráldico en la Francia moderna y puede contribuir a explicar por qué, pese a la existencia de una vía legal y practicada para acceder a la nobleza, la usurpación de armerías siguió siendo en este país -a tenor de lo que señalan múltiples testimonios literarios- un fenómeno muy extendido.



Castilla

La nobleza de Castilla y, en general, la de los reinos ibéricos de la Monarquía Hispánica, difiere de la que encontramos en otros países europeos, por ejemplo Francia, en el hecho de que el ingreso en este estamento apenas admitía una vía legal previo desembolso, como era, al otro lado de los Pirineos, la adquisición de cargos o de cartas de ennoblecimiento. La compra de oficios no constituía en Castilla un medio reconocido e institucionalizado para acceder a la nobleza, si bien es cierto que, merced a los adecuados contactos y protectores, un plebeyo podía acceder a un oficio reservado a hidalgos, obteniendo con ello una valiosa prueba para sostener su nobleza en el futuro.
De esta forma, y como manifestaba un alcalde de hijosdalgo de la Chancillería de Valladolid en un informe elevado en 1652, los señores de una población, «en dando a uno oficio de hidalgo, ya lo han hecho». Sin embargo, se trataba siempre de un procedimiento fraudulento, y no de un camino reglado hacia la nobleza.


Hidalguía privilegio.

En cuanto a la compra de privilegios de hidalguía, estos apenas representaron en Castilla un total de 272 en el siglo y medio que va de 1552 a 1770, con una media de menos de 2 al año, y añadiendo tan sólo un 0,2% de nuevas familias hidalgas a las 134.000 contabilizadas a finales del siglo XVI. 
Estas cifras palidecen si las comparamos con las francesas: al menos 153 cartas de ennoblecimiento vendidas durante los 32 años de reinado de Francisco I (1515-1547); 500 de ellas puestas en venta sólo en 1696, y otras 100 en 1704; y hasta 1.000 ennoblecimientos por esta vía durante el Setecientos y hasta la Revolución. Pero tampoco se queda atrás Inglaterra, donde los Estuardo crearon más de 3.000 caballeros (knighthoods) en las cuatroprimeras décadas del siglo XVII.
 Incluso en el minúsculo Luxemburgo se han registrado al menos 52 ennoblecimientos por cartas en el siglo XVII y 70 en el XVIII. Según Thompson, la causa de esta escasez de ventas de hidalguías en Castilla se debió en pequeña parte a la oposición de las Cortes, los ayuntamientos, la nobleza establecida y el estado de los pecheros. Mayor importancia tuvo la postura ambivalente de los reyes, que deseaban el dinero que podían obtener de estos privilegios, pero no así devaluar la nobleza ni aumentar la carga fiscal del común, lo que llevó a Felipe II a establecer precios deliberadamente altos para las concesiones de nobleza. Pero el factor más relevante parece haber sido la propia mancha original que conllevaba la hidalguía de privilegio, mucho menos apreciada que la hidalguía de solar conocido o la hidalguía notoria, de forma que incluso los mismos compradores trataron luego de borrar los orígenes de su nobleza. 
Por otra parte, la relativa facilidad de la movilidad social hace innecesaria la adquisición del privilegio. Controlar la elaboración de los padrones municipales –o manipularlos a posteriori–, gracias a haber adquirido una regiduría o tener un pariente o aliado en dicho oficio, era una alternativa más atractiva y casaba bien con la manipulación genealógica que permitía argüir que tu linaje gozaba la nobleza desde tiempo inmemorial.

Tanto en Francia como en Castilla se consideraba al ennoblecido como un noble de segunda categoría, pero, mientras que en el primer país los ennoblecimientos fueron harto frecuentes, en el segundo resultaron poco más que anecdóticos. Parece desprenderse de ello que la tacha del ennoblecido fuera mayor entre los castellanos que entre los franceses. También debe guardar relación con las diferentes políticas regias seguidas, dado que en Francia hubo un mayor esfuerzo legislativo y punitivo contra los usurpadores de la nobleza, junto con precios más baratos de las cartas de ennoblecimiento. En cualquier caso, el resultado fue que, en Castilla, y a diferencia de lo que hemos visto en Francia, la inmensa mayoría de los plebeyos que aspiraban a la nobleza eligieron la puerta falsa del fraude, recurriendo para ello a la manipulación genealógica y la usurpación de apellidos y de armerías. Esto último fue un fenómeno muy extendido durante toda la Edad Moderna.

Por otra parte, en Castilla la legislación contra la apropiación de armerías, como decíamos, fue bastante parca. Tan sólo dos leyes atañen al asunto que tratamos. La primera se promulgó por los Reyes Católicos en las Cortes de Toledo de 1480. Prohibía a cualquier individuo, independientemente de su condición o dignidad, poner «corona sobre el escudo de sus armas», así como usar las armas reales, salvo a aquellas familias que las venían usando por concesión regia.
El empleo de armas reales por particulares es una de las cuestiones que trató Garci Alonso de Torres en su Blasón d’armas, de 1496, donde criticaba que, en ocasiones, la orla de los escudos se usaba «syn causa ny rraszón verdadera, como azen aquellos que, por ser castellanos y aver servido al Rrey, ponen castillos, y a los más con leones».Y continuaba, haciendo notar que en Castilla:

«[…] veo más castillos y leones rreales en armas de no muy grandes, que no veo de ágilas ynperyales en Alemaña, ny flores de lys en Françia, ni lyupardos en Yngalaterra. Porque yo no digo que los buenos servidores no sean rrecompensados de sus servicios, más dígolo porque se me figura, según  derecha armorýa, que nady no debe ni en burlas ni en veras traer armas de rreyno, sy no es de la sangre o con pryvyllejo muy oténtyco, syn ser diferençiadas»


El problema quedó sin resolver, como testimonia La pícara Justina, una novela picaresca publicada en 1605, en la que encontramos el siguiente testimonio:

«Nadie hay que tenga licencia para pintar armas en su casa, que no
ponga un castillo y un león, que para esto basta ser castellano o leonés. Y si
los oradores tienen licencia para dar el nombre de la cabeza a los pies, sin que
se les pueda decir que juegan a punta con cabeza, también pueden los vasallos
aplicar para sí los títulos reales, pues todos somos miembro de rey».
Tampoco resultó exitosa la pretensión de limitar a los reyes el uso de las coronas. En este sentido hay que entender la pragmática que Felipe II dio en 1586, indicando que, «por remediar el gran desorden y exceso que ha habido y hay en poner coroneles en los escudos de armas», se manda que nadie pueda poner en sus armas dichos coroneles, «excepto los duques, marqueses y condes, los cuales tenemos por bien que los puedan poner y pongan, siendo en la forma que les tocan tan solamente». La monarquía renuncia a la exclusividad de las coronas, y baja el listón de sus aspiraciones.
Ahora se conforma con que sólo los titulados las usen, y con que ninguno emplee coronas del tipo que se consideran propias de los reyes.
La escasa legislación castellana únicamente regula, como vemos, el uso de las armas reales y de las coronas propias de los títulos. Estos son los únicos emblemas contra cuya usurpación se lucha. Nada se indica sobre los yelmos, y tan sólo las voces de algunos teóricos –Moreno de Vargas o Guerra y Villegas– postulan que estos son exclusiva de los nobles, en consonancia con lo que se había establecido en Francia o en los Países Bajos meridionales. Tampoco se legisla sobre la usurpación de armas ajenas, cuestión esta última en cuya denuncia, sin embargo, sí coinciden varios tratadistas.
La conclusión que podemos obtener es que el Estado asume un escaso papel en la persecución del fraude heráldico, y apenas parece interesarse por otra cosa que aquello que afecte directamente a la Corona o a la alta nobleza. De hecho, da la impresión de que, a diferencia de lo observado en los dos países que hemos comentado antes, la Castilla de la Edad Moderna prácticamente no afrontó la confusión originada por la asociación de armerías y nobleza, y la puerta abierta al ennoblecimiento fraudulento que semejante situación representaba.



Navarra

En la heráldica, como en otros campos, el reino de Navarra tuvo, dentro de España, destacadas particularidades durante la Edad Moderna, de ahí que merezca un acercamiento individualizado. Respecto a la cuestión que ahora nos atañe, se observa cómo, a diferencia de lo observado en Castilla, la legislación contra el fraude heráldico fue algo más abundante y, sobre todo, reconoció formalmente que las armerías estaban reservadas a los nobles. 

Las leyes fundamentales en este sentido son dos. La primera es la ley 64 de las Cortes de Tudela de 1583, que advierte de los «muy grandes abusos y excesos» en el uso de armerías en el reino de Navarra, de forma que son empleadas por «cualquiera oficial mecánico, y toda suerte de gentes sin pertenecerles ni tener, ni poder tener armas ni insignias de nobleza», disponiéndose que se quitasen de las portadas y de  las iglesias los escudos que, sin derecho para ello, habían sido puestos durante los últimos cuarenta años. Esta ley se complementaba con otra, obra de las Cortes de Pamplona de 1617, por la que se ordenaba a los plebeyos quitar los escudos de las casas que comprasen a los hidalgos, para que en el futuro no se sirvieran de ello con el fin de alegar nobleza.
La aprobación de estas normas nos pone de nuevo alerta respecto al fraude que, por esos años, debía estar produciéndose. Parece que este no se resolvió con dichas medidas, de forma que, en las Cortes de Pamplona de 1642, se hubo de dar una nueva vuelta de tuerca legal. Aludiéndose a la dificultad para cumplir la citada ley de 1583 contra el uso fraudulento de escudos, se establece: 
1) que a los demandantes, caso de que la sentencia fuese absolutoria, no se les pueda imponer una pena mayor de 200 ducados; y
 2) que los alcaldes y regimientos tengan la obligación de denunciar en nombre de sus poblaciones.
Finalmente, la ley 25 de las Cortes de Corella, de 1695, dispuso que, para mejor cumplir las anteriores leyes de 1617 y 1642, cada año, al cambiar los oficios del regimiento, se «den por capítulo de instrucción a los subcessores en el cargo de estas dichas leyes, y ellos las lean».

Vemos, pues, que también en Navarra la segunda mitad del siglo XVI y el XVII parecen haber sido un período de intenso abuso de las armerías por parte de personas que recurrían a ellas como instrumento de promoción social. De ello son testimonio los diversos pleitos que fueron llevados ante la Corte Mayor y ante el Consejo Real de Navarra, entre los cuales encontramos usurpaciones de blasones para denotar nobleza, como en el caso de Juan de Tiebas, vecino de Benegorri, denunciado en 1568 por haber intentado poner escudo de armas en su casa siendo labrador; y también usurpaciones de armas ajenas, como en el pleito que el condestable de Navarra y la villa de Viana pusieron en 1572 contra Gabriel de Viana y parientes, sobre haber usurpado el renombre y las armerías de la familia Beaumont.
Para mejor luchar contra el fraude, las Cortes se preocuparon de disponer de un armorial del reino en el que se registraran las armas que legítimamente podían usarse, con la identidad de sus propietarios. Sin embargo, y al igual que en Francia, los Países Bajos meridionales o Castilla, también aquí la propia Administración ayudó al fraude, como testimonia, en 1597, el fiscal del rey:

«[…]. A mi noticia es venido que muchos litigantes que tratan causas de hidalguías han sacado y sacan muchos testimonios, para presentar en los pleitos, de armas y blasones de los archivos de la Cámara de Comptos y los libros della, y los escrivanos de la dicha Cámara han dado testimonios sin decir ni expresar de adónde los han sacado, y la razón que acerca dellos ay, y sin que assistiesse el Fiscal de Vuestra Magestad al sacar y corregir los tales testimonios, de lo qual se han seguido y pueden seguir muchas falsedades […]».

El Consejo Real decretó que los escribanos de Comptos no diesen testimonio de armas, en un intento de frenar unos abusos que, sin duda, debieron continuar.


Inglaterra y Gales.

Los usos heráldicos británicos representaron un caso aparte en el conjunto de la Europa. A diferencia de los países pertenecientes al sistema francés, que ya hemos visto, en Inglaterra las armerías quedaron estrictamente limitadas a la nobleza en la Edad Moderna. Coincidía en esto con Saboya o Austria, pero con la particularidad de que, en la isla, se establecieron cauces legales que permitían con naturalidad la continua renovación de las familias con derecho a usar escudo de armas.
La singularidad de su sistema heráldico es indisociable de los rasgos de su también peculiar nobleza. Esta ocupaba, por su peso en el conjunto de la población, una posición intermedia entre la poco numerosa de Francia y otros países del corazón del continente, y la mucho más abundante de España, Polonia o Hungría. Se dividía claramente en una categoría alta y otra baja. La primera la componían los duques,marqueses, condes, vizcondes barones. Eran los pares temporales que formaban parte de la Cámara de los Lores y disfrutaban diversos privilegios.
Su número aumentó desde los 57 pares de 1487 a los 81 de 1615, 121 en 1641 y 182 en 1780, a pesar de lo cual siguieron siendo una minoritaria élite nobiliaria. La baja nobleza (gentry), en cambio, era más numerosa. La integraban, en su estrato superior, los baronets y caballeros (knights), a los que seguían los escuderos (esquires) y, finalmente, los meros gentileshombres (gentlemen). Todos ellos estaban sometidos a la ley común en lo referente a impuestos o a la entrada en el ejército y la iglesia, a diferencia tanto de los pares ingleses como de la baja nobleza de otros países europeos.

Aunque los privilegios no marcaban una frontera clara entre el pueblo y la gentry, esta era en cualquier caso considerada como un grupo aparte. La caracterizaban una fortuna que la libraba de trabajos manuales, y la posesión de una casa familiar y de tierras transmitidas de generación en generación. Uno de sus rasgos era la facultad de usar armerías, que la distinguía del resto de la sociedad.  No obstante, obtener esta facultad era relativamente fácil para quienes reunían las adecuadas condiciones.

En la Inglaterra de la Edad Moderna, el control de las armerías había quedado encomendado por el monarca a sus tres reyes de armas (Garter, Clarenceux y Norroy), que, junto con sus seis heraldos y cuatro persevantes, formaban el Colegio de Armas (College of Arms). Los reyes de armas debían evitar que individuos sin legitimidad  para ello empleasen armerías, pero, al mismo tiempo, estaban autorizados a concederlas a quienes disponían de unos recursos económicos y un estilo de vida propios de la gentry. Una vez concedidas, el agraciado quedaba integrado en este grupo social. Por tanto, y aunque en Inglaterra –al igual que en Francia– la nobleza estuvo abundantemente disponible para su compra, en particular durante las primeras décadas del siglo XVII, cuando los Estuardo crearon más de 3.000 caballeros138, lo cierto es que acceder a la gentry fue a menudo cuestión de un progresivo desarrollo de usos, estima social y opinión favorable. Adquirir tierras y casa, y adoptar los hábitos de vida propios del grupo social terminaban por llevar a la asimilación. La entrada en la baja nobleza inglesa resultaba, en suma, «plus facile que l’entrée dans une des noblesses du continent». El ritmo del enriquecimiento marcaba en buena medida el del ennoblecimiento.
De ahí que, por ejemplo, los rápidos cambios en la propiedad de la tierra derivaran en un elevado número de concesiones de armas durante los primeros años del reinado de Isabel I, en particular entre las décadas de 1560 y 1580   
Estas disminuyeron durante la siguiente década, pero aún se mantuvieron altas entre 1600 y 1619. Continuaron después su descenso y, pese a periódicas recuperaciones –la más importante la de 1660-1669–, prosiguieron con su tendencia a la baja, tocando fondo entre 1730 y 1759. Sin embargo, a partir de entonces, y coincidiendo con una etapa de prosperidad en Inglaterra, se inicia una segunda fase de incremento.

Pese a la relativa apertura de la gentry a familias nuevas procedentes del común, también en este país se recurrió al fraude heráldico como herramienta para acceder a la nobleza. Reservadas a los nobles, y justificadas únicamente para quienes las heredaban o recibían la correspondiente concesión, la consecuencia esperable fue que muchos individuos adoptasen armerías libremente para asimilarse a la gentry. Otros recurrieron, en combinación o no con el procedimiento anterior, a usurpar armas ajenas, ora fuese también para aparentar nobleza, ora para vincularse a un linaje de estatus y prestigio superior al propio.
Para luchar contra estas y otras infracciones, los reyes de armas efectuaron periódicas inspecciones o visitas heráldicas (visitations) en los siglos XVI y XVII.
Además, en este último siglo, y hasta principios del siguiente, se reactivó la Corte de Caballería (Court of Chivalry), de origen medieval. Efectivamente, varios de los litigios abordados en este tribunal estuvieron motivados por la adopción ilegal de armas, es decir, por la usurpación de escudos como símbolo nobiliario, independientemente de los emblemas representados. Un ejemplo es el pleito promovido en 1634 contra el constructor de molinos Nathaniel Hawthorne, de Cookham, en el condado de Berks, quien, pese a haber sido rechazado en la inspección heráldica realizada a este condado en 1623, desde aproximadamente 1627 empezó a hacerse llamar gentleman y usar armas en sus sellos y otros lugares. La sentencia declaró que era plebeyo, ordenándole pagar 20 marcos de multa y 30 libras de costas.

 Otro caso fue el iniciado en 1637 contra Daniel Dobbins, de Londres, acusado de haber asumido durante los cinco años previos un escudo de armas –jactándose de que era «the proper coate of armes belonging to him and his family»– y de hacerse llamar a sí mismo escudero, siendo en realidad un mercero (haberdasher). La Corte determinó que él y sus antepasados eran plebeyos y que no tenía derecho a asumir ni usar armas.

Pero parece que la mayor parte de las adopciones ilegales llevadas a juicio no fueron denunciadas por particulares, como en los ejemplos precedentes, sino por los propios oficiales de armas o por la Corte de Caballería misma, a partir de irregularidades detectadas en las ceremonias funerarias. En este sentido destacan las varias docenas de casos promovidos, entre 1687 y 1701, por William Oldys, abogado del rey en dicha Corte, contra familiares y albaceas de difuntos, en cuyos funerales habían dispuesto escudos de armas a los cuales los fallecidos no tenían derecho.

En cuanto a la usurpación de armas ajenas, esta fue empleada –al igual que como ya vimos en Francia– no sólo para acreditar nobleza, sino incluso por el deseo de ciertos nobles de hacer ostentación de una prosapia más elevada.

Así, según Maclagan, en la Inglaterra del siglo XVI «certain families sought to prove their identity with medieval families of the same or similar names, and then proceeded to usurp the arms of these medieval families»

Este historiador pone el ejemplo de los Spencer de Wormleighton, a quienes se concedió un escudo de armas en 1504, pero que a finales del mismo siglo se habían convencido de ser una rama colateral de la familia medieval de le Despencer y se atribuyeron un escudo muy similar al suyo. La razón estribaba en el mayor prestigio de este linaje, entre cuyos miembros llegó a haber un favorito del rey Eduardo II (1384-1327), y enlaces con la misma realeza. Otro caso es el de los Montagus de Boughton, que, pese a ser descendientes de un hacendado de
Northamptonshire, usaron las armas de los condes de Salisbury medievales, e incluso, yendo aún más lejos en sus pretensiones genealógicas, el águila de los barones Monthermer.

Frente a las adopciones ilegales de escudos, en las usurpaciones de armas se observa que suelen ser los propios afectados los que inician los pleitos en la Corte de Caballería. Estos podían ver perjudicado su nombre, su fama y, en algunos casos, hasta su patrimonio. Esto último fue lo que hizo que Lady De La Warr se quejara, en 1635, de que George Crutchman, alias West, de Basingstoke, en el condado de Southampton, había usurpado el apellido y las armas de su joven hijo, Charles, Lord De La Warr. La cuestión de fondo era que, al postularse el acusado como descendiente de la casa De La Warr, cabía la posibilidad de que pudiese reclamar el título si el hijo de Lady De La Warr moría sin herederos. George West afirmaba, en efecto, descender de Leonard West, hijo de Thomas West, Lord De La Warr. Sin embargo, y según la deposición de varios testigos, el abuelo de George West era John West, un antiguo luchador que hizo fortuna como posadero; y su padre, William West, había sido un vendedor de telas de lana, que se había dedicado a alquilar varias propiedades y sirvió dos veces como alguacil de su ciudad. En cuanto al acusado, este se quedó a cargo de los alquileres de su padre, fue tesorero de soldados mutilados del condado y era «esteemed a gentleman».

La Corte fue dura con él: lo condenó a una elevada multa de 500 libras y ordenó «to be degrade and never write himself gentleman any more».
Una característica recurrente de las usurpaciones es que se fundamenten en la homonimia. En 1638, por ejemplo, John Pauncefoote, gentleman del condado Gloucester, demandó a Grimbould Pauncefoote por haber adoptado sus armas sin ser de su familia, y haberlas puesto en la tumba de su padre en la iglesia de Pauntley, de aquel condado. A menudo, sin embargo, la homonimia no es perfecta, pero basta una razonable similitud de apellidos. Hay varios testimonios de este tipo, como el procesamiento, en 1635, de Henry Fetherstone, de oficio librero (stationer), por haber usado, tanto en los entierros de su esposa y de su hermano –realizados «with great funerals»–, como en un monumento dedicado a su padre en la iglesia de St. Dunstan, las armas de los Fetherstonhaugh de Stanhop Hall, en el obispado de Durham, «to the great wronge and preiudice of that family». Aunque el afectado Ralph Fetherstonhaug pensaba que Henry Fetherstone había usado sus armas por ignorancia y que era gentleman, apareciendo como tal en la visita heráldica de Londres de ese año, los reyes
de armas, en cambio lo describieron en su querella como un plebeyo de «obscure parentage». 
Otro ejemplo es del año siguiente, 1639, cuando Thomas Perrot, un escudero de Londres, que alegaba ser bisnieto de Sir Owen Perrot y el único representante masculino entonces vivo de su familia, demandó a los Perrocke, alias Perrot –Robert, empleado del Tesoro Público; su hijo Herbert, estudiante; y Francis, comerciante en Londres–, por haber usurpado sus armas y pretender ser los herederos varones más cercanos del citado Sir Owen Perrot. Y ese mismo año, Thomas Keresforth de Dodworth, en el condado de York, sostenía un pleito contra cierto
Gervase Eyre que había dicho que Thomas no era gentleman y que su verdadero apellido no era Keresforth, sino Kefforth. Después, promovió un nuevo caso contra Robert Scamadine, por repetir lo mismo que afirmaba Eyre, indicando que no le pertenecían las armas de los Keresforth y que ni siquiera era gentleman, pues su padre era sastre. No sobrevive sentencia de este segundo pleito, pero sí del primero, que Thomas Keresforth perdió.

Corrupcion de heraldos 

También en Inglaterra, al igual que en el continente, contaron los usurpadores con la ayuda de los propios heraldos. La venalidad de éstos debió ser bastante acusada, a pesar de testimonios como el de Sir Henry St. George, rey de armas Clarenceux, quien en 1689 argumentaba la existencia de varios límites y controles para evitar el fraude.
Así, exponía que a los reyes de armas se les exigía realizar sus concesiones a claris viris, y que el Conde Mariscal (Earl Marshal) se ocupaba de evitar que se dieran a gente baja mediante el requerimiento de un certificado de cualificaciones a las personas a las que se les iban a conceder armerías, antes de dar su autorización para ello a los reyes de armas. En el mismo sentido se expresaba, el mismo año, Sir Thomas St. George, rey de armas principal Garter, indicando que los reyes de armas se contenían lo suficiente a la hora de conceder armas a personas humildes, o de otorgarlas demasiado parecidas a las de familias nobles, y que la garantía de ello era que no podían hacer estas concesiones sin el previo consentimiento del Conde Mariscal o su auxiliar (Deputy). A pesar de ello, reconocía que había habido quejas contra reyes de armas que habían realizado concesiones a individuos de baja extracción sin el consentimiento del Conde Mariscal.
Uno de los primeros testimonios de la corrupción de los reyes de armas la ofrece Thomas Smith, que, en su De Republica Anglorum, de 1583, indicaba que, a quien está en camino de convertirse en gentleman:

«[…] a king of heraulds shal also give him for mony, armes newly made and invented, the title whereof shall pretende to have beene found by the sayd herauld in perusing and viewing of olde registers, where his auncestors in times past had bin recorded to beare the same. Or if he wil do it more truely and of better faith, he will write that for the merites of that man […], he by the authoritie which he hath as king of heraldes and armes, giveth to him and his heires these and these armes […]».

Este texto pone de manifiesto dos cosas. En primer lugar, que -al igual que ya vimos al otro lado del Canal de la Mancha- también en Inglaterra intentó parte de la nueva nobleza disimular lo reciente de su nueva condición, y, para ello, se hizo pasar por descendiente de antiguos linajes. Vemos, además, que los oficiales de armas contribuyeron también a este montaje.
Efectivamente, los reyes de armas colaboraron en el engaño por el cual algunos miembros de la gentry trataban de inventar un pasado más vistoso. Para ello no sólo les falsificaban genealogías, sino que también llegaron a conceder armerías que pertenecían a familias de mayor prestigio y estatus. Esto pudo haber sido relativamente frecuente, pero sólo salía a la luz cuando alguien lo denunciaba. Es lo que ocurrió, por ejemplo, en 1595, cuando los comisarios del Conde Mariscal citaron a Sir William Dethick, rey de armas Garter, por haber dado injustificadamente las armas de Lord Grey de Ruthyn al escudero George Rotheram, y haber indicado que este descendía de Katherine, hija de Anthony, Lord Grey de Ruthyn, cuando, en realidad, este último murió sin haber dejado descendencia.

Otro de los fraudes cometidos por los reyes de armas era el de conceder armerías a quienes no tenían la adecuada condición social. El caso más notorio posiblemente fue el ocurrido a finales de 1616. En él se combinaba en realidad tanto la concesión de armas ajenas como el hecho de que el beneficiado fuese un plebeyo.
Ocurrió que, movido por la envidia a sus superiores en el Colegio de Armas, Ralph Brook, heraldo York, contrató a una persona para que se presentara ante Sir William Segar, rey de armas Garter, y lo engañara diciéndole que un escudo dibujado que traía consigo debía ser llevado inmediatamente a cierto Gregory Brandon, noble londinense residente en España, en un barco que estaba a punto de zarpar, y que era necesario que fuese sellado y firmado para atestiguar que esas eran las armas de Brandon. Garter se limitó a cobrar 22 piezas de oro y, sin contrastar información alguna, certificó el escudo.
Entonces, Brook tomó el documento y lo llevó a uno de los comisarios del Conde Mariscal, mostrando que las armas en cuestión eran las de Aragón, con un cantón de Brabante, y que el tal Brandon era en realidad el verdugo de Londres. Informado el rey, este se enfureció, en particular por la ofensa infligida al rey de España. Se descubrió que el responsable último era el heraldo York, y tanto él como Garter fueron encarcelados, el primero por su traición, y el segundo por negligencia y avaricia, si bien finalmente llegaría el perdón regio.

Un incidente similar, aunque no tan escandaloso, ocurrió en 1638. Arthur Duck, abogado del rey en la Corte de Caballería, acusó a Sir Henry St. George, rey de armas Norroy, y a John Philpot, heraldo Somerset, de haber concedido armas sin autorización de su superior, el Conde Mariscal, a William Peere, de Waltham, en el condado de Kent, que no era gentleman. Los dos fueron multados y despedidos, aunque poco después se les perdonó y restableció en sus oficios.
Pero, en otras ocasiones, era el propio Conde Mariscal el que actuaba incorrectamente, concediendo armas él mismo, como hizo su auxiliar en 1673, al realizar concesiones el 3 de noviembre a Richard Sherwin, y el 29 de diciembre a Jerome Lacy y a Edward Leigh. De estas tres, sabemos que la primera fue eliminada de los registros del Colegio de Armas en 1677 por orden del entonces Conde Mariscal auxiliar. La tercera, dada a Edward Leigh, contenía unas armas muy similares a las propias de Thomas, Lord Leigh de Stoneleigh, quien en 1687 demandó tanto a John Leigh como a este Edward Leigh, aduciendo que habían usurpado su apellido y sus armas, y que realmente se apellidaban Lye. Hacia 1689, Edward admitió que no era pariente del demandante, y la Corte de Caballería finalmente sentenció que su verdadero apellido era Legh o Leghe, pero no Leigh. La similitud de apellidos y armas sugiere, como en tantos otros casos, que Edward trató de hacerse vincular con la familia de Lord Leigh, modificando ligeramente su apellido para ello y obteniendo del Conde Mariscal auxiliar unas armas sospechosamente similares a las de su pretendido pariente, de las que únicamente se diferenciaban por los colores.

Si se corrompían los reyes de armas y sus superiores, también sus subordinados. Hacia 1701, John Gyles declaró que unos dos o tres años antes, siendo empleado del rey de armas Sir Henry St. George, fue a casa de cierto individuo recientemente fallecido y le dijo a su hijo que, si no podía justificar que correspondían al difunto las armerías que había colgado en el exterior de su vivienda, tendría problemas con el Colegio de Armas. El hijo le dio dos guineas para que guardara silencio, cosa que John Gyles hizo, de forma que no informó del fraude al rey de de armas y no hubo acusación.
Un testimonio curioso, en el que el usurpador de armas echa balones fuera y acusa al heraldo de poca profesionalidad, lo proporciona el caso que Nathaniel Lloyd, abogado de la reina en la Corte de Caballería, inició en 1707 contra James Walker, de Stratford-le-Bow, en el condado de Middlesex, por usar en el funeral de su esposa unas armas que no le correspondían. El acusado se defendió afirmando que le aconsejaron usar esas armerías, creyendo que eran las propias de sus antepasados del condado de Warwick. Según su relato, unos 40 años atrás, al volver de las Indias, y habiendo perdido el sello de su padre, fue al heraldo («herould»), solicitándole que le diera las armas de los Walkers del condado de Warwick, a las cuales le aseguró que tenía derecho. Él las usó siempre desde entonces. Pero, al cuestionársele la propiedad de tales armas, solicitó al heraldo ver los libros él mismo, encontrando en ellos que las armas que se le habían dado eran las de los Walkers del condado de Lancaster. El acusado pidió perdón y repudió las armas, siendo condenado únicamente en costas.



hidalgos en la historia


Burguesía.
 
El término burguesía (del francés bourgeoisie)​ se utiliza en las ciencias sociales para designar a la clase media acomodada y a la clase media alta de la sociedad,​ que posee cierto capital cultural y financiero y es la clase social dominante en el sistema capitalista. Su significado original, que también se utiliza hoy en día, se refería a los que vivían en la ciudad (burgo) en la Edad Media, lo que solía venir acompañado de una serie de privilegios, como por ejemplo tener la oportunidad de trabajar.

Escudo de Armas de Burguesa

Armas parlante del pintor alemán Alberto Durero
 (1471-1528) Armas burgueses.


Las armas burguesas  son escudos de armas que llevan personas de la clase social burguesa de Europa desde la Edad Media.

En algunos países europeos, ciertos escudos de armas se han restringido tradicionalmente a una clase social particular (generalmente la nobleza ), por ejemplo, el uso de partidarios en Gran Bretaña,  o coronas en Suecia .
No obstante, en la mayoría de los países fuera de Escocia, cualquier individuo, familia y comunidad ha tenido la libertad de adoptar armas y usarlas como le plazca, siempre que se abstengan de asumir erróneamente las armas preexistentes de otro.

 Además de la burguesía , los campesinos a veces hacían uso de esta tradición. El uso de escudos de armas por burgueses y artesanos comenzó durante el siglo XIII y en el siglo XIV algunos campesinos comenzaron a usar las armas.

Loas armas de los burgueses llevaban una variedad de cargas mucho más amplia que los brazos de la nobleza, como objetos cotidianos, y en particular herramientas.
Las marcas de la casa son otro tipo de cargos que generalmente solo se usan en armas burguesas. La heráldica burguesa más extendida se encontraba y todavía se encuentra en Bélgica , Alemania , Suiza y los Países Bajos .
En este último, solo un pequeño porcentaje de las armas existentes pertenecen a la nobleza. Las coronas de cimeras en armas burguesas son correctas solo si las armas fueron otorgadas por un soberano y la corona se menciona explícitamente en la concesión. 

Sacro Imperio Romano y Países sucesores

Aunque la asunción de armas siempre quedó libre, los emperadores del Sacro Imperio Romano Germánico desde Carlos IV comenzaron a otorgar armas sin elevar a las personas a la categoría de nobiliarios.
En el siglo XV la autoridad para otorgar armas se delegó en los “ Condes Palatinos de la Corte Imperial ” (en alemán : Hofpfalzgrafen ), quienes a partir de entonces también otorgaron armas a los burgueses.

Esto se consideraba un lujo que no todos podían permitirse. El casco basculante se prescribió para las armas de los no nobles, mientras que la cancillería imperial restringió el casco con barrotes a la nobleza como defensores de la tradición de las justas o torneos.
Este privilegio también lo compartían algunas personas que gozaban de la misma posición que la nobleza, por ejemplo, los que tenían un título de doctor en derecho o teología. Los patricios de la ciudad también siguieron la costumbre del uso del casco enrejado .
Aunque la regla del uso del casco basculante por los burgueses no siempre fue obedecida, todavía se ha convertido en la norma en muchos países de la tradición heráldica germano-nórdica, por ejemplo, en la heráldica sueca. Después de la caída del Sacro Imperio Romano Germánico , ya no se otorgaron armas a los burgueses excepto en el Reino de Sajonia , donde tales concesiones continuaron desde 1911 hasta 1918.
En otros lugares se asumieron armas burguesas. Esta heráldica familiar sigue viva en Alemania y las armas burguesas están protegidas por la ley .

Nota: Los burgueses usaban yelmo cerrado o sin rejilla.

Liste de familles subsistantes d'ancienne bourgeoisie française


La lista de familias supervivientes de la antigua burguesía francesa incluye familias francesas todavía representadas en la actualidad y que, antes de la Revolución Francesa de 1789 , pertenecían bajo el Antiguo Régimen a la burguesía , definida por los historiadores como un grupo social de familias notables que no pertenecían a la nobleza sino al Tercer Estado , y asegurando su tranquilidad financiera ocupando en particular cargos medios o superiores en el poder judicial (burguesía administrativa o burguesía de traje ), cargos de finanzas (burguesía financiera) (ver lista detallada de cargos y funciones elegibles al final del artículo), actividades comerciales (burguesía mercantil) o explotación de activos inmobiliarios o de suelo industrial ( burguesía propietaria )

Podemos observar que en otro sentido que el que definió bajo el Antiguo Régimen una elite plebeya según criterios de éxito social y financiero, la burguesía también tiene bajo el Antiguo Régimen un estatus legal que otorga a ciertos habitantes de las ciudades derechos distintos de los de los demás habitantes y distintos privilegios según la ciudad.  Estos derechos burgueses desaparecieron gradualmente en los siglos xvii  y xviii .

Esta lista no prejuzga si estas familias pertenecen o no a la burguesía actual.

Esta lista excluye a las familias de la antigua burguesía que se han beneficiado de un ennoblecimiento o que han recibido un título nobiliario francés, regular y hereditario (antes o después de la Revolución Francesa ), pero no a las familias supervivientes de una rama no ennoblecida o sin título.

Esta lista no es exhaustiva porque sólo incluye familias (o uno de sus miembros) que son objeto de un artículo en Wikipedia.

Liste alphabétique de familles subsistantes

A

d'Abbadie d'Arrast, xviiie siècle, Béarn
d'Abel de Libran, xviie siècle, Provence
Adam de Villiers, xviie siècle, Blésois
Affre de Saint-Rome, xviiie siècle, avocat, noblesse pontificale depuis 1876 (RNP-20105), Saint-Rome-de-Tarn, Aveyron
Allouveau de Montréal, xviie siècle, Limousin
d'Alteroche, xvie siècle, Gévaudan
Amidieu du Clos, xviiie siècle, Normandie
d'Andoque de Sériège, xviie siècle, sieur de Sériège en 1775, Languedoc
Andréa de Nerciat, xviiie siècle, Bresse
d'Anglemont de Tassigny, xviie siècle, Lorraine, Champagne
Arbellot de Rouffignac, Arbellot de Vacqueur et Arbellot du Repaire, xviie siècle, Bellac, Limousin
d'Arcimoles, xviie siècle, Quercy
Ardant et Ardant du Picq, xviie siècle, consul de Limoges, Limousin
d'Argoubet, xviie siècle, Gascogne
Arminjon, xviie siècle, Savoie (une branche anoblie en 1835)
d'Arribehaude, xvie siècle, notaire royal en 1617, seigneur de Lasserre, Albret9
Audemard d'Alançon, Gard puis Avignon fin xviiie siècle
d'Avezac de Castera et d'Avezac de Moran, xviie siècle, Bigorre

B

Babin-Chevaye, négociant en drap à Nantes au xviiie siècle, Bretagne
Bacot, marchand de Tours au xvie siècle, soyeux à Paris, Ardennes, États-Unis
Badin, xviie siècle, notaire royal, procureur fiscal, Châtel-Censoir, Champagne
Baduel d'Oustrac, xviiie siècle, possédait la terre d'Oustrac à Laguiole, Aveyron
de Baecque, xviiie siècle, famille de Flandre, fondateur d'une banque à Paris au xixe siècle
de Bailliencourt dit Courcol, xvie siècle, échevin d'Arras, Artois
Baleine du Laurens, xviiie siècle, Île-de-France
Barazer de Lannurien, xviie siècle, Morlaix, Bretagne
Barbier Saint-Hilaire, xviiie siècle, procureur au Châtelet, Paris
Barbou des Courières et Barbou des Places, xvie siècle, imprimeurs à Limoges, Lyon et Paris du xvie siècle jusqu'au xxe siècle
Bardi de Fourtou, avocat au xviiie siècle, Périgord
Barré de Saint-Venant, xviiie siècle, noblesse pontificale depuis 1869, Niort16
de Bascher, xviiie siècle, Nantes
Baudoult ou Boudoux d'Hautefeuille, xviie siècle, Picardie
Bazin puis, depuis 1921, René-Bazin, contrôleur des fermes du roi à Vihiers, xviie siècle, Anjou
Bazin de Jessey, xviie siècle, Normandie, Bretagne
Beau, xviiie siècle, Guyenne, Bretagne
Becq de Fouquières, xviiie siècle, Picardie
Beguin-Billecocq, xviie siècle, Bourgogne
Begoügne de Juniac, xviiie siècle, une branche titrée sous le Premier Empire (éteinte), Limousin
de Bellaigue de Bughas, xviie siècle, Auvergne
Bellot des Minières, xviiie siècle, ancienne bourgeoisie du Limousin
Benoît d'Entrevaux, xviiie siècle, Vivarais
de Bérard, xvie siècle, Provence et Guadeloupe (Antoine Bérard, né le 15 janvier 1540 à Draguignan)
Berlier de Vauplane, xvie siècle, Provence
Berger de La Villardière, xviiie siècle, Dauphiné
Bernard, Bernard de Meurin, bourgeoisie industrielle de Flandre
de Berny, xviie siècle, Picardie
de Berranger, xviie siècle, Bretagne
Bertaud du Chazaud, xviie siècle, Périgord
Bertin de La Hautière, xviie siècle, Bretagne
Bertran de Balanda, xviiie siècle, Roussillon
Bès de Berc, xviiie siècle, Gévaudan
Besse de Laromiguière, xviie siècle, Quercy
Bidard de la Noë, xviie siècle, Bretagne
Bied-Charreton, négociant à Lyon au xviiie siècle, Lyon
(de) Bigorie, xvie siècle, Lubersac, Corrèze
Billecart, xvie siècle, conseiller du roi à Châlons, Champagne
Billette de Villemeur, xviie siècle, Bretagne
Bizot, xvie siècle, famille de robe à Cruis (Alpes-de-Haute-Provence), Ain, manufacturiers à Lyon au xviiie siècle
Blaudin de Thé, xviiie siècle, Nivernais
de Blic, xviie siècle, Normandie, puis Bourgogne
Blin, xviie siècle, bourgeois d'Arras, Artois
Boisse de Black, xviie siècle, Rouergue
de Boissonneaux de Chevigny, xvie siècle, Lorraine
de Bonnecorse-Lubières, xviie siècle, Provence
Bonnet de Paillerets, xviiie siècle, Gévaudan
Bordes, xviie siècle, procureur du roi à Puymirol, Armagnac
Boreau de Roincé, xviie siècle, Maine
des Boscs, xviiie siècle, notaire en Vivarais
Boué de Lapeyrère, xviie siècle, Gascogne [réf. nécessaire]
Bougrain-Dubourg, xvie siècle, Mayenne
Bouhier de L'Écluse, xviie siècle, Poitou
Boullier de Branche, xviie siècle, Maine
de Bourboulon, xviie siècle, marchand poëlier à Montbrison, spéculateur et banqueroutier à Paris au xviiie siècle
Bourdeau de Fontenay, xviie siècle, Berry
de Bourdoncle de Saint-Salvy, xviie siècle, Lautrec, Castres, Tarn
Bourel de La Roncière et Bourel de La Touche, xviie siècle, Bretagne
de Bourgues, xvie siècle, Bretagne
Bourguignon d'Herbigny, xviiie siècle, Picardie, Louisiane
Boutet de Monvel, xviiie siècle, Lorraine
Bouvet de La Maisonneuve, xviiie siècle, Bretagne15
de Bovis, xviie siècle, Provence
Boyer de Latour du Moulin, xviiie siècle, Gévaudan
de Boysson, xviie siècle, Périgord, Quercy
van Bredenbeck de Châteaubriant, xviie siècle, Anjou
Brejon de Lavergnée, xviiie siècle, Saintonge
Bretin, xvie siècle, une branche anoblie sous la Restauration (éteinte), Bourgogne
Brillaud de Laujardière, xviie siècle, receveur fiscal, notaire Nantes
Bruneau de La Salle, xviie siècle, Bretagne15
Bruté de Rémur, xviiie siècle, Paris, Rennes
Budan de Russé, xviie siècle, Anjou
Buhot de Launay, xviiie siècle, Bretagne
Bujon de l'Estang, xviie siècle, Berry
Buot de l'Épine, xviiie siècle, Normandie
Bureau, régent de la faculté de médecine de Nantes au xviiie siècle, Bretagne
Burin des Roziers, xviiie siècle, Auvergne
Burot de Carcouët, xviie siècle, Bretagne
C
Calley Saint-Paul de Sinçay, xviiie siècle, Bretagne
Callies, xviiie siècle, notaire à Annecy vers 1750, Savoie
Calloc'h de Kerillis, xviiie siècle, Bretagne
de Cambiaire, xviie siècle, Rouergue
de Carbuccia, xvie siècle, Corse
Caroillon de Vandeuvre, xviiie siècle, une branche anoblie en 1784 éteinte, Haute-Marne
Carnot, xve siècle, marchand à Épertully et notaire à Nolay, Bourgogne
Castillon du Perron, xviiie siècle, Touraine
de Caunes, xviie siècle, Aude
de Cazotte, xvie siècle, Bourgogne
Cesbron, xvie siècle, Anjou
Chabalier et de Chabalier, xviie siècle, sieur de Puylaurent, consul de Villefort, Languedocc 
de Chaisemartin, xviiie siècle, Limousin
Challemel du Rozier, xve siècle, Magny-le-Désert, Orne
Champagne de Labriolle, xviiie siècle, Semur en Auxois, Bourgogne25
Champetier de Ribes, xviiie siècle, notaire royal à Uzès vers 1780, Gard
Chanu de Limur, xvie siècle, Pays de Guérande26,27
Charpentier du Moriez, xviie siècle, Bretagne28
Chasseloup de Chatillon, xviie siècle, Poitou
de Chastenet (ou Dechastenet), xvie siècle, député du tiers état en 1614, consul de Limoges, Limousin29
Chastenet de Castaing, xvie siècle, clerc de notaire et avocat, Périgord
de Chastenet d'Esterre, xviiie siècle, propriétaire terrien à Saint-Domingue
Chastenet de Géry, xviie siècle, Limousin
Chaudru de Raynal, xviie siècle, Périgord
Chegaray, xvie siècle, échevins de Bayonne, Pays basque français
Chéron, xviiie siècle, Paris.
Chevillotte, xviiie siècle, Bourgogne, Nantes
Chodron de Courcel, xviie siècle, Lorraine (titre de baron en 1867 dans la branche ainée)
Chombart de Lauwe, xviiie siècle, Lille
Chomel, Chomel de Jarnieu, Chomel de Varagnes, xviie siècle, Vivarais
Cibot, xvie siècle, avocat du roi en 1599, seigneur du Rieu en 1679, consul de Limoges, Limousin
Cisternes de Vinzelles (de), xviie siècle, Auvergne
Claret de La Touche, xviiie siècle, Bretagne
Cleenewerck de Crayencour, anoblie en 1925 en Belgique, Flandre française
Clemenceau, sieur de la Morinière en 1521, procureur fiscal en 1561, Vendée
Clémenceau, sieurs de la Gaultraie, procureurs et échevins au parlement de Rennes et Nantes, Bretagne
Cléret de Langavant, xviie siècle, Pontorson (Manche)
Clicquot de Mentque, xvie siècle, Champagne
de Closets, olim Pierre de Closets, xviiie siècle, Normandie, Champagne
Clouët des Pesruches, xviiie siècle, Thymerais
Cointreau, maître des eaux et forêts de Baugé, receveur des finances à Limoges, xviie siècle, Anjou
Collas de Chatelperron, xviie siècle, Bourbonnais
Colmet de Santerre, xviiie siècle, Paris
Colrat de Montrozier, xviiie siècle, Haute-Auvergne
Coquelin de L'Isle, xviiie siècle, Bretagne15
Corbin de Grandchamp et Corbin de Mangoux, xviie siècle, Berry
Cottin, xvie siècle, Paris
Coudé du Foresto, xviie siècle, Bretagne15
du Couëdic de Kerérant, xviiie siècle, Bretagne15
Couëtoux et Couëtoux du Tertre, xviiie siècle, famille de robe, Bretagne
Courau, maître de forges au xviie siècle, Aquitaine (famille alliée à l'ancienne maison royale d'Italie)
Courier de Méré, xviiie siècle, Yonne, Touraine
Courmes, xviiie siècle, Grasse, Alpes-Maritimes
Couve de Murville, xviiie siècle, Languedoc
du Crest de Villeneuve, xvie siècle, Bretagne
Creuzé, xviie siècle, Poitou, comtes romains (branche Creuzé de Lesser anoblie en 1818)
Crouan, xviiie siècle, Paris, Nantes
de Crouy-Chanel, xviie siècle, une branche titrée sous le Premier Empire (éteinte), Dauphiné
D
Dalamel de Bournet, notaire à Sanilhac, xve siècle, Languedoc, Vivarais[réf. nécessaire]
Dalmas de Lapérouse, xviiie siècle, Rouergue
Daniel de Lasgasnerie, xviie siècle, Limousin
Darcy (olim d'Arcy), notaire royal à Épinac, marchands bourgeois à Nolay et à Igornay, xviie siècle, Bourgogne
Darricau, xviie siècle, une branche titrée sous le Premier Empire (éteinte), Pays basque
Dartige du Fournet, xviie siècle, Limousin
Dauchez, xviie siècle, Arras, Paris
Degouve de Nuncques, xviie siècle, Artois
Dejoie, xvie siècle, Nantes, Bretagne
Delaroche-Vernet (olim de la Roche), xviiie siècle, bourgeois de Paris, Ile-de-France
Delpech de Frayssinet, juge royal au xviie siècle, AGF 1702, Rouergue
Delpon de Vissec, xviiie siècle, Languedoc
Denis de Rivoyre, xviiie siècle, Bourgogne
Denoix de Saint Marc, xviiie siècle, Périgord
Denormandie, procureur au Châtelet de Paris en 1784a 2, Paris
Deschamps de Pas, xviiie siècle, Artois
Descubes du Chatenet, avocat en parlement, xviie siècle, Saint-Laurent-sur-Gorre, Limousin
Desjobert, xviie siècle, notaire royal à Culan vers 1670, Berry
Desjoyeaux, xviie siècle, Saint-Étienne, Forez
Destanne de Bernis, xvie siècle, AGF 1702, Aurillac, Auvergne
Destremau, xvie siècle, Bas-Armagnac, consul et notaire royal au Houga, Gascogne
Détroyat, xviiie siècle, Béarn
Didot puis Firmin-Didot, xviie siècle, éditeurs et imprimeurs du roi à Paris
Dimier de La Brunetière, xviiie siècle, Beauce
Dollfus, maitres de forges au xvie siècle, Suisse, puis manufacturiers à Mulhouse, Alsace
Donnedieu de Vabres, xviiie siècle, Languedoc
Dor de Lastours, xvie siècle, Languedoc
Dorange (ou d'Orange), xviie siècle, Bretagne
Dubern, Béarn, Nantes au xviiie siècle
Dubigeon, xviiie siècle, Nantes, Bretagne
Dubois de Gennes40, du Bois de Saran, Dubois de Fresnoy, xvie siècle, Champagne
Dubois de La Sablonnière, xviiie siècle, Berry
Dubosc de Pesquidoux, xviiie siècle, Bas-Armagnac, noblesse pontificale 1876
Duboys de la Vigerie, xviiie siècle, Île-de-France
Duché de Bricourt, xviie siècle, Nivernais
Duchemin de Vaubernier, xviie siècle, Maine
de Dufau, xviie siècle, Béarn
Duflos de Saint-Amand, xviie siècle, Picardie
Dugé de Bernonville, xviiie siècle, Aunis32
Duhesme, avocat puis juge au xviiie siècle à Chalon-sur-Saône, Bourgogne
Dumas de Champvallier, xviiie siècle, Angoumois
Dumont-Saint-Priest, xviie siècle, Limousin45
Dumouchel de Prémare, xviie siècle, Normandie
Duport, xvie siècle, Savoie, Lyon
Durand de Corbiac, xviiie siècle, Guyenne
Durand de Grossouvre, xviie siècle, Bourbonnais, Berry
Durand de La Villejégu du Fresnay, xviiie siècle, Bretagne
Durand-Ruel, xviiie siècle, bourgeoisie propriétaire à Solers, Généralité de Paris
Durant de La Pastellière, xviie siècle, Poitou
E
Ernoul de la Provôté, xviie siècle, Bretagne
Éthis de Corny, xviie siècle, Forez, Lorraine
Eynaud de Faÿ, xviie siècle, Provence
F
Fabre, Fabre-Luce, Cyprien-Fabre et Fabre-Falret, xviie siècle, Provence
de Faget de Casteljau, Vivaraisa
Faivre d'Arcier, xviiie siècle, Pontarlier, Besançon, Franche-Comtéa
Fanneau de La Horie, xviiie siècle, Normandie
de Faucamberge (ou Defaucamberge), hommes de loi à Beaune-en-Gâtinais, médecins et officiers, xve siècle, Orléanais
Faurichon de La Bardonnie, xviiie siècle, Périgord
Febvrel, xvie siècle, Lorraine
de Ferrière Le Vayer, xviiie siècle, Anjou
Feugère des Forts, xviiie siècle, Lyonnais, Beauce
de Feuilhade de Chauvin, xviie siècle, Guyenne
de Fontaine, xviie siècle, Poitou
de Font-Réaulx, xviiie siècle, Limousin
Forissier, xviie siècle, ForezN 1
Forquenot de La Fortelle, xviie siècle, Champagne
de Foucault, xviie siècle, Normandie
Fould, xviiie siècle, banquiers à Metz, Lorraine, Paris
Fouques-Duparc, xviiie siècle, Lisieux, Normandie
Fouquier d'Hérouël (la branche Fouquier-Tinville est éteinte), xviie siècle, Picardie
Fraboulet de Kerléadec, xviie siècle, Bretagne
Frain de La Gaulayrie, xviie siècle, Bretagne
Franchet d'Espérey, xviie siècle, Forez
Franquet de Franqueville, xviiie siècle, Normandie
de Fremond de La Merveillère, xvie siècle, Poitou
Frémy, xviiie siècle, Bourgogne
Frerejean, xviiie siècle, Saône-et-Loire, Lyon
Fressanges du Bost, xviiie siècle, Limousin
Fyot, xviie siècle, Dijon, Bourgogne
G
Gaignault, xvie siècle, Alençon, Issoudun
Gaigneron Jollimon de Marolles, xviie siècle, Touraine, Martinique
Gailly de Taurines, xviiie siècle, Champagne
Gallimard, xviiie siècle, procureur et échevin à Saint-Florentin (Yonne), éditeurs à Paris
Galouzeau de Villepin, xviiie siècle, Bourgogne, Lorraine
Gardey de Soos, Gascogne
Gaudart et Gaudart de Soulages, xviie siècle, Nivernais, Paris, Inde française, Canada
de Gaulle, xviiie siècle, Châlons-en-Champagne, procureur à Paris
Gaultier de Kermoal, xviiie siècle, Bretagne
Gay-Lussac, xviiie siècle, Limousin
Génébrias de Gouttepagnon, une branche de noblesse pontificale depuis 1896, Marche
George de La Massonnais, xviie siècle, Maine
des Georges, xviiie siècle, Savoie
Georges-Picot, xviiie siècle, notaire royal à Neuville-aux-Bois (Loiret) vers 1770, Beauce
Germain de Montauzan, xvie siècle, Beaujolais
Gervais de Lafond, xviiie siècle, Poitou32
Gervais de Rouville, xviiie siècle, Languedoc
Gilliot, xviiie siècle, procureur du roi à Benfeld (Bas-Rhin) vers 1775, Alsace
Ginoux de Fermon, xviiie siècle, Lyonnais
Girard de Vasson, xviiie siècle, Berry
Giraudet de Boudemange, xviiie siècle, Bourbonnais
Girauld de Nolhac, xviie siècle, Velay
Giret, xvie siècle, Biterrois (Languedoc)
Giscard d'Estaing, marchand au xviie siècle, Marvejols, Lozère, puis Puy-de-Dôme
Gobilliard, xviie siècle, Orléanais
Godet, xvie siècle, négociants à La Rochelle, Aunis
Goranflaux de La Giraudière, xviiie siècle, Maine
Gontier de Biran, Gontier du Soulas, xviie siècle, Périgord
de Gorostarzu, xviie siècle, Pays basque français
Gosse de Gorre, xviiie siècle, Artois
Goüin, xviie siècle, Bretagne, Touraine
de Gouttes, Languedoc
de Gouvenain, xviiie siècle, Bourgogne
Goybet, xviie siècle, Savoie
Gradis, xviiie siècle, armateurs à Bordeaux
Grenier, Grenier-Choriol de Ruère, xviie siècle, Auvergne
Gros de Beler, xviiie siècle, Périgord
Guépratte, xvie siècle, Lorraine, Bretagne
Guérard des Lauriers, xviiie siècle, Normandie
Guérin de Vaux, xviiie siècle, Île-de-France
Gueydon de Dives, xvie siècle, Périgord
Guibert, olim Guybert, - de La Beausserie, xvie siècle, Limoges
Guibourd de Luzinais, xviie siècle, Bretagne
Guilhem de Pothuau, xviiie siècle, Bretagne [réf. nécessaire]
Guillemin de Monplanet, xviie siècle, Poitou
Guillet de La Brosse, xviie siècle, Laval, Vitré, Nantes15 (la branche issue de François-Louis (1742-1826) est anoblie par la charge de secrétaire du roi 1786-1790(noblesse non consensuelle))
Guillier de Chalvron, Nivernais
Guillot de Suduiraut, xviiie siècle, Versailles, Bordeaux [réf. nécessaire]
Guillotin de Corson, xviie siècle, Bretagne15
Guynot de Boismenu, xvie siècle, Bretagne
Guyot d'Asnières de Salins, xviiie siècle, Bretagne
H
Hainguerlot, xviiie siècle, Ardennes
Hallé, xviie siècle, Rouen, Paris
de Hargues, xviie siècle, Poitou
Harlé d'Ophove, xviiie siècle, Artois
Hellouin de Cenival, xviiie siècle, Normandie
de Heinzelin de Braucourt N 2, xviie siècle, Lorraine, Belgique
Herbert de La Portbarré, xviie siècle, armateur à Saint-Malo, Bretagne
d'Hertault de Beaufort, xviie siècle, Roussillon
Hervé-Bazin, issue par les femmes de la famille Bazin (voir ce nom), Anjou, xviie siècle
Hervé de Beaulieu, xvie siècle, Anjou, Bretagne
Heulhard de Montigny, xviie siècle, Bourbonnais
Hubert-Delisle (ou Hubert de Lisle), xviiie siècle, La Réunion
Hulot de Collart Sainte-Marthe, xviie siècle, Ardennes
Huon de Penanster, xviiie siècle, Bretagne
Hussenot-Desenonges, xviie siècle, Lorraine
I
d'Iribarne, xviie siècle, Basse-Navarre
J
Jacobé de Naurois, xviiie siècle, Langres
Jacobsen, xvie siècle, Flandre maritime, Bas-Poitou
Jacquin de Margerie, xviie siècle, Picardie, Paris
Jacquot d'Anthonay, procureur du roi, xviiie siècle, Paris
de Jaham, xviie siècle, Vendée, Martinique
Jan de La Gillardaie, xviiie siècle, Bretagne
Jarnoüen de Villartay, xviie siècle, Bretagne
Jauffret, xviiie siècle Provence, Bordeaux
Jollan de Clerville, xvie siècle, Bretagne
Jevardat de Fombelle, xvie siècle, Poitou
de Joannis, xviie siècle, Provence puis Anjou
Jochaud du Plessix, xviie siècle, Bretagne
Join-Lambert, xviiie siècle, Normandie
Jollan de Clerville, xviie siècle, Bretagne
de Jorna, avocats au Parlement d'Aix xvie siècle, major-général de la Martinique en 1690, une branche anoblie en 1768 éteinte, Provence, Martinique
Joubert des Ouches, xviie siècle, Poitou puis Bretagne
Joüon des Longrais, xviie siècle, Bretagne
Jourdan de La Passardière, xviie siècle, Normandie
de Jouvenel et de Jouvenel des Ursins, xviie siècle, notaire royal à Aubazines (Corrèze), Limousin53
Julien-Laferrière, xviiie siècle, Angoumois
Juppin de Fondaumière, xviie siècle, Saintonge
K
Kaeppelin, de Suisse (Kappeli von Oberwill) installée à Colmar au xviie siècle, au Puy après l'annexion de l'Alsace en 1871
de Kernafflen de Kergos, xviie siècle, Finistère
de Kerros, xviiie siècle, échevin de Brest, Finistère
L
de Laborde de Monpezat, xviie siècle, Béarn (aurait été anoblie en 1655 mais information non consensuelle ; la branche ainée est depuis 1968 alliée à la famille régnante du Danemark)
de Labouchère, xviie siècle, Gascogne
de Labretoigne, - de Lavalette, et - du Mazel56, xviie siècle, Gévaudan
Lacan, xviiie siècle, notaire et procureur, Clamecy (Nivernais)
de Lacoste-Lareymondie, xviiie siècle, Limousin
Lafargue de Grangeneuve, xviiie siècle, Guyenne
de La Fouchardière, Poitou
de Lagrevol, xve siècle, Loire
de La Gorce, xviiie siècle, Flandre
de La Gorgue de Rosny, xviiie siècle, Picardie
Lair de La Motte, xvie siècle, Maine, bourgeois et échevin de Mayenne
de La Haye-Jousselin, xviie siècle, Bretagne
Lalau-Kéraly, xviie siècle, Bretagne, avocat à la Cour de Rennes, procureur du roi à Quimperlé, sieur de Dezautté et de Kéraly
Lalive d'Épinay, xviiie siècle, Lyon et Paris
de Lambert des Granges, xviie siècle, Provence, Gironde
de La Poix de Fréminville, xviiie siècle, Bourgogne
de La Quintinie, xve siècle, Angoumois, un procureur fiscal et conseiller du roi à Chabanais au xviie siècle
de Lardemelle, xviiie siècle, Picardie
de La Touche (ou Delatouche), xviie siècle, Normandie puis Maine
de Lattre de Tassigny, xviie siècle, Aisne
Laurens de Waru, xviie siècle, avocat au présidial de Senlis en 1674, Senlis (Oise)
Le Barbier de Blignières, xviie siècle, Picardie
Le Beschu de Champsavin, xviiie siècle, Nantes
Le Bescond de Coatpont, xviie siècle, Bretagne
Le Bourgeois, xviie siècle, négociants et armateurs, Dieppe
Le Clerc de La Herverie, xviie siècle, Bretagne
Le Coat de Kerveguen, xviie siècle, Bretagne, la Réunion
Le Coq de Kerland, xviiie siècle, Bretagne
Le Cour Grandmaison, xviiie siècle, Nantes
Lefebvre des Noëttes, xviiie siècle, Normandie
Lefebvre du Preÿ, xviiie siècle, Artois
Le Gallic de Kerizouet, xviie siècle, Bretagne
Le Goazre, xve siècle, Bretagne
Le Guillou de Penanros, xviie siècle, Bretagne
Le Herpeur (ou Leherpeur) olim Leherpeur des Moulins, XVIIe siècle, Normandie
de Leissègues, xviie siècle, Finistère
Lejeune de Bellecour, xviiie siècle, Orléanais
Lemaigre-Dubreuil, xviiie siècle, Limousin
Le Minihy de La Villehervé, xviiie siècle, Bretagne
Le Moniès de Sagazan, xviie siècle, Gascogne
de Léobardy, propriétaires de la terre de Pierrefiche (Bessines), xvie siècle, Limousin
Le Poittevin de La Croix-Vaubois, Normandie, Agenais
Le Pomellec, xviie siècle, Bretagne
Le Roy Ladurie (olim Le Roy de la Durie), xviiie siècle, Normandie[réf. nécessaire]
Le Roy de Lisa de Châteaubrun, xviiie siècle, Paris
Leroy-Beaulieu, xviiie siècle, Normandie
de Le Rue, xviie siècle, manufacturier, échevin de Roubaix en 1693, Roubaix (Nord)
Le Saulnier de Saint-Jouan, xvie siècle, Bretagne
Leschallier de Lisle, xviie siècle, Poitou
Leschevin de Prévoisin olim Lesquevin, xviiie siècle, Bretagne
Lescuyer de Savignies, xviiie siècle, Beauvaisis
de Léséleuc de Kerouara, xvie siècle, Finistère
de Lespinasse de Bournazel, xvie siècle, Limousin
de Lesseps, Bayonne
de Lestapis, xviie siècle, Béarn
Lévêque de Vilmorin, xviiie siècle, Lorraine
Lévesque du Rostu, xviie siècle, Bretagne
Lochet, xviie siècle, deux branches anoblies éteintes, Épernay (Marne)
Loiseleur des Longchamps, xviie siècle, Beauce
de Longueville, xviie siècle, officiers mariniers, armateurs, Normandie [réf. nécessaire]
de Loustal, xviiie siècle, Guyenne
Loyzeau de Grandmaison, xviie siècle, Poitou
Lunet de La Malène et Lunet de Lajonquière, xviie siècle, Guyenne
Luquet de Saint-Germain, xviie siècle, Nivernais
de Lussy, xviiie siècle, Bigorre

M
Mabille de Poncheville, xvie siècle, Artois
Macé de Lépinay, xviiie siècle, Bretagne
Machet de la Martinière, xviie siècle, Poitou
Magnier de Maisonneuve, xviie siècle, Champagne
Mahé de La Villeglé, xviie siècle, Bretagne
Maillard de La Morandais, xviie siècle, Bretagne
Maine de Biran olim Gontier de Biran (voir ce nom), xve siècle, Limousin, puis Périgord
Maingard et Maingard de La Ville-ès-Offrans, xve siècle, Bretagne
Mallet, xviie siècle, Genève, banquiers, une branche baron d'Empire.
Malevergne, de Malevergne, Malevergne de Lafaye, xve siècle, Limousin
Marcotte de Quivières (branche aînée), Marcotte de Sainte-Marie (branche cadette), xvie siècle, Picardie, Artois
Martin d'Auray, xviiie siècle, Normandie, Bretagne
Martin de Beaucé, xviie siècle, Maine
Martin de Boulancy d'Escayrac-Lauture, Picardie22
Martin d'Escrienne, xviiie siècle, Champagne
Martin du Gard, xviiie siècle, Bourbonnais
de Mas Latrie, xviie siècle, Languedoc, comte romain depuis 1875 pour la branche cadette
de Mascarel de La Corbière, xviie siècle, Maine
Massiet du Biest, xviie siècle, Flandre française
Mathieu-Saint-Laurent, xviie siècle, Lorraine, Alsace
Maufras du Châtellier, xviiie siècle, Normandie, Bretagne
Maujoüan du Gasset, xviie siècle, Bretagne
de Maulde-La Clavière, xviiie siècle, Angoumois
Mayaud, xviie siècle, Anjou, deux branches anoblies éteintes
Mendès-France, xviiie siècle, Bordeaux, Saint-Domingue
Merle d'Aubigné, xviiie siècle, famille calviniste, Nîmes, Genève, États-Unis, Paris
Merveilleux du Vignaux, xviie siècle, Saintonge
du Mesnil du Buisson, xviiie siècle La Lande-Patry (Orne), anoblie en 1847 par Léopold II de Toscane
Michelin, marchands bourgeois xvie siècle à Troyes, commissaire des guerres xviiiie siècle à Paris
Michon, maîtres chirurgiens xviie siècle à Montcenis, puis à Paris xviiie siècle
Mieg de Boofzheim, xvie siècle, Alsace
de Mijolla, xviiie siècle, Velay e
Millin de Grandmaison, xviie siècle, Nivernais
Mirabaud, xviiie siècle, Genève, banquiers.
Miron de L'Espinay, xve siècle, Perpignan, Paris, Orléanais
Monjaret de Kerjégu, xviie siècle, Bretagne
Montané de La Roque, xviiie siècle, Gascogne
de Montety, xviie siècle, Rouergue
de Montigny, xviie siècle, Berry
Morel d'Arleux, xviiie siècle, Picardie
Morel et Morel-Journel, xviiie siècle, négociants et industriels de la soie, Lyon
Motais de Narbonne, xviiie siècle, Bretagne
Mottet, xviie siècle, avocat et procureur au Parlement de Provence
(de) Muret, xvie siècle, Limousin
Muret de Bort, bourgeois et marchands de Limoges, sieurs de Bort, xviie siècle, Limousin
Muret de Pagnac, consuls de Limoges, xviie siècle, Limousin

N
Nairac, xviiie siècle, famille calviniste, armateurs, Tarn, Bordeaux, Ile Maurice
de Nantes, xvie siècle, Dauphiné
Niel, une branche noblesse pontificale depuis 1877, Comminges, Toulouse, Paris
Noël du Payrat, xviie siècle, consul de Thiviers, Périgord puis Île-de-France (Paris)
de Nussac, xviiie siècle, Limousin

O

d'Ocagne, xviiie siècle, Normandie, Île-de-France
Ollitrault de Keryvallan, xviie siècle, Bretagne
Olphe-Galliard, xve siècle, bourgeoisie d’office, Gap, Lyon
Orsel des Sagets, xviie siècle, Dauphiné
Oudot de Dainville, xviie siècle, Lorraine
Ozanam, xviiie siècleN 3, Bouligneux (Ain), Lyon, Paris

P

Pabot du Chatelard, xviie siècle, Périgord62 (Saint-Jory-de-Chalais)
de Panafieu, xviie siècle, Gévaudan
Pâris de Bollardière, xvie siècle, Dauphiné
Patureau de Mirand, xve siècle, Berry
Pelletier de Chambure, xvie siècle, Côte-d'Or
Pénin de La Raudière, xviie siècle, Poitou
Périchou de Kerversau, xviie siècle, Bretagne
de Perier, xviie siècle, Normandie (une branche anoblie en 1726 éteinte en 2018)
Pérouse de Montclos, xviie siècle, Dauphiné
Picard-Destelan (ou Picard d'Estelan), xviie siècle, Bretagne, procureur du présidial de Quimper
Pinet de Borde des Forest, xviiie siècle, Nivernais
Pocard du Cosquer de Kerviler, xviie siècle, Bretagne
de Ponton d'Amécourt, xviiie siècle, Champagne, Perthois, Normandie66
Pollet, xviiie siècle, industriels du textile, Roubaix (Nord)
Porteu de La Morandière, xviie siècle, Bretagne
Potiron de Boisfleury, xviie siècle, Bretagne
de Pourtalès, xviiie siècle, famille calviniste, Gard, Suisse (anoblie en 1750 à Neuchâtel par le roi de Prusse), Allemagne, États-Unis, Paris
Prigent de Kerallain, xviie siècle, Bretagne
Privat de Garilhe, xvie siècle, Vivarais
Provost de la Fardinière et Provost-Fleury, xvie siècle, Normandie
Prouvost, xviiie siècle, industriels du textile, Roubaix (Nord)
Proyart de Baillescourt, xviie siècle, famille armoriée, branche cadette comte romain 1897, Artois
Puvis de Chavannes, xviie siècle, Saône-et-Loire

R

de Rambaud, xviiie siècle, Provence
Rang des Adrets, xviiie siècle, Vivarais
Réal del Sarte, xviie siècle, Cambrésis
Récamier, Ain, Paris, Lyon
Regnault de Savigny de Moncorps, xviiie siècle, Berry
Rendu, xviiie siècle, notaire royal à Clermont-en-Beauvaisis (Oise) vers 1730, puis au châtelet de Paris en 1767
René-Bazin de Jouy, issue de la famille Bazin (voir ce nom), xviie siècle, Anjou
Richard, Richard-Vitton et Richard du Montellier, xviiie siècle, Lyonnais
Robert de Massy, xviiie siècle, Orléanais
Robiou du Pont, xviie siècle, Bretagne
Rochereau de La Sablière, xviiie siècle, Dauphiné
de Rodat, trésorier de France en 1770, Rouergue
Rodrigues-Henriques, xviiie siècle, famille juive de banquiers, Bordeaux, Paris au xixe siècle
Roland-Gosselin, xvie siècle, Rouen, Paris
Rostand, Marseille
de Rostolan, xviiie siècle, noblesse pontificale depuis 1855, Provence
Rougane de Chanteloup, xviie siècle, noblesse pontificale depuis 1861, Bourbonnais
Ruaulx de La Tribonnière, xviie siècle, Bretagne
Ruellan, xviiie siècle, avocat à Moncontour vers 1710, Bretagne
de Ruffray, xviiie siècle, Rochefort (Aunis)

S

Sainte-Claire Deville, xviie siècle, Guyenne, Martinique
Salleron, bourgeoisie rurale de Champagne au xviie siècle67 puis marchands-tanneurs à Paris au xviiie siècle
Sarrauste de Menthière, chirurgiens, médecins xvie siècle, Laroquebrou (Haute-Auvergne)
Sarton du Jonchay, famille belge (Liège) devenue française en 1782, Lyonnais
Saulces de Freycinet, famille drômoise, XVI°, bourgeois, puis militaires, explorateurs et hommes politiques
Sauvage de Brantes, xviiie siècle, noblesse pontificale par bref du 19 mai 1898, Orléanais, Paris
Savary de Beauregard, une branche noblesse pontificale depuis 1882, Poitou (Vendée)
Savatier, xviiie siècle, procureurs à la Sénéchaussée royale de Châtellerault, Poitou (Vienne)
Say, xviiie siècle, famille calviniste, Lozère, Nîmes, Genève (Suisse), Nantes
Schneider, xviiie siècle, maitres de forges, Moselle, Le Creusot (Saône-et-Loire)
Seillière, xviiie siècle, noblesse pontificale en 1885, Lorraine
Sévène, xviiie siècle, Toulousain, Bretagne
Seydoux, xviie siècle, Suisse, Paris
de Sèze, xviie siècle, Bordelais (une branche reçut un titre de comte-pair en 1817, confirmé par arrêté d'investiture en 1869)
de Sonis, xviiie siècle, noblesse pontificale en 1880 pour une branche, Guyenne
de Soye, noblesse pontificale depuis 188269, xviiie siècle, Flandre française
Stourm, xviiie siècle, avocat au parlement de Metz vers 1720
Surcouf, xviie siècle, Saint-Malo (Bretagne)

T
de Tarlé, xviie siècle, échevin de Senlis, Île-de-France
du Teilhet de Lamothe (et Dutheillet de Lamothe), xviie siècle, Limousin
Teisseire, xviie siècle, marchand bourgeois de Grenoble, conseiller référendaire au Parlement, Dauphiné (originaire de Provence)
Tenaille, Tenaille de Vaulabelle, Tenaille d'Estais, xviie siècle, Clamecy, Nivernais
Tézenas du Montcel, xvie siècle, Saint-Étienne (Forez)
Thellier de Poncheville, xviie siècle, comte romain depuis 1895, Artois, Valenciennes
Thierry d'Argenlieu, xviie siècle70,N 4, Picardie
Thomas de Closmadeuc, xviie siècle, Bretagne
Thomas de La Pintière, xviie siècle, Bretagne, Vendée
Thonnard du Temple, xviie siècle, Poitou
Thouéry, xvie siècle, Moyrazès
Tillionbois de Valleuil, xviiie siècle, Beauce
Toscan du Plantier, xviiie siècle, Dauphiné
Tournyol du Clos (ou Tournyol-Duclos), xvie siècle, député du tiers état (1789), Marche (originaire d'Auvergne)
Touzet du Vigier, xviiie siècle, Guyenne
de Trentinian, xviiie siècle, Languedoc
Tyrbas de Chamberet, xviie siècle, notaire royal, Limousin

V

de Valmalète du Coustel, xviiie siècle, Albigeois
Verdelhan des Molles, xviie siècle, Gévaudan
Vernes, xviie siècle, drapiers à Genève, banquiers, Paris
Veyron La Croix, xve siècle, Dauphiné
de Vial, noblesse espagnole depuis 1676 et 1708, Forez, Espagne
Vigneron d'Heucqueville, xviie siècle, Île-de-France
Villatte des Prugnes, Bourbonnais
Villeroy de Galhau, xviie siècle, Lorraine
Viot, xviie siècle, Touraine
de Volontat, xvie siècle, Gard



Criterios de notabilidad.
 
La presencia de un miembro de la familia cuyas armas están registradas en el Armorial General de Francia de 1696 es un índice de burguesía bajo el Antiguo Régimen así como la mención de un antepasado en el  État de la France ou l' Almanach royal  o la presencia de un miembro dentro una academia real o famosa.
Las « familles d'ancienne bourgeoisie française », o « familles françaises notables anciennes », son reconocidas principalmente por los cargos o funciones ocupadas por sus antepasados ​​agnáticos antes de 1789. Un estudio de la obra de André Delavenne Colección genealógica de la antigua burguesía publicada en 1954, permite una aproximación no exhaustiva a las profesiones y actividades de los jefes de familia. En particular, podemos encontrar las siguientes profesiones, cargos o actividades:

Propietario.

Patrono de una capilla o capilla, o tumba notable, en una iglesia urbana
Constructor o propietario de un importante hotel urbano
Dueño de una tierra noble (señorío) o de un castillo notable
Propietario rentista extranjero de una finca o plantación
Importante propietario de uno o más altos hornos, minas, molinos rápidos o prensas de papel, prensas de aceite, batanes, hilanderías o fábricas notables.
Propriétaire foncier.

Patron d'une chapelle ou d'une chapellenie, ou tombeau notable, dans une église urbaine
Bâtisseur ou propriétaire d'un hôtel urbain important
Propriétaire d'une terre noble (seigneurie) ou d'un château notable
Propriétaire terrien rentier outre-mer d'un domaine ou plantation
Propriétaire important d'un ou de plusieurs hauts fourneaux, de mines, de moulins à martinet ou de presse à papier, à huile, à foulon, de filatures, ou de manufactures notables.

Oficinas de la justicia real.

Abogado, fiscal del rey,
Alguacil de la túnica larga, senescal,
Notario real, notario de Châtelet
Abogado, fiscal, asesor, presidente, lugarteniente en la Bailía , Senescal , sede presidencial o en el Parlamento,
Asesor del Tribunal de Ayuda, Moneda, de la Cámara de Cuentas
Oficial o juez de una fábrica de grúas (Agua y bosques)
Charges de judicature royales.

Avocat, procureur du roi,
Bailli de robe longue, sénéchal,
Notaire royal, notaire au Châtelet
Avocat, procureur, conseiller, président, lieutenant au Bailliage, Sénéchal, Siège présidial ou au Parlement,
Conseiller à la Cour des aides, des monnaies, à la Chambre des comptes
Officier ou juge d'une gruerie (Eaux et forêts)
Oficinas de la judicatura señorial o municipal

abogado fiscal
notario señorial
Viguier
Capitán de un castillo, coronel de la milicia de un pueblo
Agricultor de ingresos o administrador de tierras tituladas, de una abadía

Charges de judicature seigneuriales ou municipales

Procureur fiscal
Notaire seigneurial
Viguier
Capitaine d'un château, colonel des milices d'un bourg
Fermier des recettes ou intendant d'une terre titrée, d'une abbaye
Impuestos reales y cargas financieras
granjero general

Receptor general de tallas, capitaciones.
Receptor general de diezmos y décimas
Recolector, oficial del almacén de sal.
Recaudador, interventor de giros de feria y otros derechos aduaneros
Tesorero-pagador de anualidades, prendas
Controlador, comisario de guerra ordinario
Charges fiscales et financières royales
Fermier général

Receveur général des tailles, des capitations
Receveur général des dimes, des décimes
Receveur, officier au grenier à sel
Receveur, contrôleur des traites foraines, et autres droits de douane
Trésorier-payeur des rentes, des gages
Contrôleur, commissaire ordinaire des guerres

Funciones militares
Oficial en el ejército, marina, mariscales.
Comisionado de revisión
Fonctions militaires
Officier dans l'armée, la marine, des Maréchaux
Commissaire aux revues
Otros cargos y funciones reales

Intendente, subdelegado del intendente
Oficial (sirviente) del rey, reina, príncipes
Comerciante siguiendo el tribunal
Arquitecto, ingeniero del rey, de los edificios del rey.
Librero, impresor, geógrafo, historiógrafo del rey, guardián de la biblioteca del rey.
Médico del rey, príncipes, pajes o guardaespaldas del rey, o varias generaciones de médicos.

Autres charges et fonctions royales

Intendant, subdélégué de l'intendant
Officier (serviteur) du roi, de la reine, des princes
Marchand suivant la cour
Architecte, ingénieur du roi, des bâtiments du roi
Libraire, imprimeur, géographe, historiographe du roi, garde de la bibliothèque du roi
Médecin du roi, des princes, des Pages ou des Gardes du corps du roi, ou plusieurs générations de médecins
Cargos electivos

Diputado del Tercer Estado a los Estados Generales de 1789
Alcalde de una ciudad grande o mediana (equivalente a una subprefectura actual)
Primeros regidores o cónsules de una ciudad grande o mediana (ídem)
Charges électives

Député du Tiers-état aux États généraux de 1789
Maire d'une ville grande ou moyenne (équivalent d'une actuelle sous-préfecture)
Premiers échevins ou consuls d'une ville grande ou moyenne (idem)
Fonctions commerciales et industrielles
Funciones comerciales e industriales.

Propietario de buques mercantes de alta mar
Banquero
Comerciante (con una superficie importante)
Maestro vidriero, forja, director de real fábrica

Armateur de navires de commerce océanique

Banquier
Négociant (d'une surface significative)
Maitre verrier, de forges, directeur de manufacture royale
Funciones relativas al Clero.

Obispo (habiendo tenido un hermano que lo era)
Abad de una abadía, superior de un convento (habiendo tenido un hermano que lo era)
Canon de un capítulo notable (habiendo tenido un hermano que lo era)
notario apostólico
Rector de la universidad (habiendo tenido un hermano que lo era)
Profesor asociado en una facultad de medicina o de derechos, doctor en la Sorbona
Fonctions relevant du Clergé.

Évêque (avoir eu un frère qui a été)
Abbé d'une abbaye, supérieure d'un couvent (avoir eu un frère qui a été)
Chanoine d'un chapitre notable (avoir eu un frère qui a été)
Notaire apostolique
Recteur d'université (avoir eu un frère qui a été)
Professeur agrégé dans une faculté de médecine ou des droits, docteur en Sorbonne

Comentarios

  1. una clase social importante en la historia de europa, con mucha influencia historica

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