Artemio Precioso Ugarte (Mayor de milicias); Leopoldo Menéndez López.-a
Menéndez López, Leopoldo. Orduña (Vizcaya), 30.IV.1891 – Ciudad de México (México), 15.XII.1960. General de brigada del Ejército Popular de la República, jefe del Ejército de Levante, profesor de la Escuela de Guerra de Colombia y subsecretario del Ministerio de Defensa del Gobierno de la República en el exilio.
Hijo de militar, ingresó en 1907 en la Academia de Infantería de Toledo, perteneciendo a la misma promoción que Francisco Franco. En julio de 1910 se licenció como segundo teniente, siendo destinado al Regimiento Lealtad de Burgos. En 1911 participó en la represión de las huelgas obreras en Vizcaya. En enero de 1912 logró ser destinado a África, en el batallón de Cazadores Cataluña n.º 1, pasando seguidamente al de Chiclana n.º 17, ambos ubicados en Melilla. El 23 de marzo recibió su primera medalla, una Cruz del Mérito Militar de 1.ª Clase, pensionada, con distintivo rojo, y en julio fue promovido a teniente de 1.ª Clase. En agosto volvió a ser recompensado con otra Cruz igual, aunque no pensionada, por su valor en el frente.
En abril de 1914 fue destinado a los regulares con destino en Tetuán y nuevamente fue condecorado.
Al año siguiente recibió otra vez una Cruz con distintivo rojo, también pensionada, y más tarde la de María Cristina. En diciembre fue ascendido a capitán por méritos de guerra. Un mes después, en enero de 1916, se casó con Pilar Abanzua López. En 1924 accedió a la Escuela de Guerra y hasta 1927 estudió en ella los cursos de Estado Mayor. A finales de esta década hizo prácticas de aerostación y de observación.
Simultáneamente aprendió el inglés y el francés, estando destinado, sucesivamente, en Jaca, Larache y Burgos, en esta última plaza en el Estado Mayor de su Capitanía. Su descontento con la política de la dictadura de Primo de Rivera y de Alfonso XIII le fue inclinando hacia el republicanismo.
En 1929 participó, junto a su hermano Arturo, en la fundación de la UMR (Unión Militar Republicana), aunque nunca tuvo un papel dirigente en la organización.
De la mano de Arturo, más radicalizado políticamente, conoció a Manuel Azaña. Cuando se proclamó la Segunda República estaba destinado en Ceuta y fue reclamado por Juan Hernández Saravia como ayudante del gabinete militar de Azaña, colaborando en el diseño de las reformas militares y siendo ascendido a comandante.
Durante el bienio conservador fue destinado a Burgos, a la XI Brigada de Infantería, pero al final se optó por dejarle como disponible voluntario en Madrid.
Aprovechando su situación administrativa, viajó a París a estudiar en la Escuela Superior de Guerra. Tras las elecciones de febrero de 1936, Azaña le reclamó para formar parte de la jefatura de la llamada Guardia Presidencial, en concreto del batallón de Infantería.
Al estallar la Guerra Civil contribuyó a asegurar Madrid para la causa gubernamental y con sus fuerzas se hizo cargo de la seguridad del palacio de Oriente.
A los pocos días se conmocionó al enterarse de la muerte de su hermano Arturo, detenido en Calatayud y fusilado sin causa judicial por orden de Mola.
Cuando Hernández Saravia asumió el Ministerio de la Guerra, le designó subsecretario, siendo ascendido a teniente coronel. Su enfoque profesional del Ejército no encajaba con la visión más miliciana y politizada del nuevo Gobierno de Francisco Largo Caballero, por lo que en septiembre de 1936 fue destituido y enviado al frente de Córdoba. A petición propia, con fecha de 1 de febrero de 1937, pasó a mandar la Guardia Presidencial de Azaña en Barcelona.
Con la ascensión de Juan Negrín al poder, el por entonces coronel Vicente Rojo le propuso como jefe del XX cuerpo de Ejército, formado por las divisiones 66, 67 y 68, que nació a fines de agosto de 1937 con la misión de garantizar las defensas de Ciudad Real y de la zona centro. Participó con éxito en la batalla de Teruel y el 24 de diciembre fue ascendido a coronel.
Posteriormente pasó a ser jefe del Ejército de Maniobra compuesto por los cuerpos de ejército V, XII y XXI, pero no pudo impedir que el Ejército de Franco alcanzase el Mediterráneo. El 1 de junio de 1938 asumió una reorganización de las fuerzas que se llamó Ejército de Levante y que incorporaba los cuerpos de ejército XIII, XVI, XVII, XIX, XX, XXI y XXII. Su labor defensiva no evitó que el día 14 de ese mes cayese Castellón.
Mientras se iniciaba la batalla del Ebro en julio de 1938, atacó desde el sur tratando, inútilmente, de recuperar la ciudad. El 16 de agosto fue ascendido a general y, tras la evacuación de Cataluña en febrero de 1939, reconoció que sus fuerzas sólo podían resistir unos tres o cuatro meses. Vaciló hasta el último momento sobre si apoyar el golpe del general Segismundo Casado, lo que no hizo hasta el 5 de marzo de 1939, al que logró sumarse sin disparar un solo tiro. Estuvo a punto de acudir a Burgos, junto el general Manuel Matallana, para negociar la rendición, aunque al final optó por la huida. De esta manera, Menéndez formó parte de los poco más de doscientos escogidos que pudieron embarcarse en el barco Galatea, en Gandía, el 29 de marzo de 1939, que zarpó al día siguiente. Desembarcó en Marsella el 3 de abril comenzando el exilio al que le acompañó su familia.
En un principio se instaló en Gran Bretaña y poco después fue a Francia junto a Azaña. Cuando estalló la Segunda Guerra Mundial marchó a América y trabajó como profesor en la Escuela de Guerra de Colombia, en Bogotá. Allí fue nombrado general honorario del Ejército colombiano, mientras colaboraba regularmente en la prensa local comentando la evolución de la contienda. Cuando ésta acabó volvió a Francia y se hizo cargo de la subsecretaria del Ministerio de Defensa del Gobierno de la República en el exilio, con la esperanza de un cambio de régimen en España. Al frustrarse sus esperanzas, se trasladó a México, en donde trabajó hasta su muerte en la industria del cine.
Bibl.: L. Romero, El final de la guerra, Barcelona, Ariel, 1976; M. T. Suero, Militares republicanos de la guerra de España, Barcelona, Península, 1981; G. Cardona y J. C. Losada, Weyler, nuestro hombre en la Habana, Barcelona, Planeta, 1998; J. Busquets y J. C. Losada, Ruido de sables, Barcelona, Crítica, 2002; M. Alpert, El ejército popular de la República, 1936-1939, Barcelona, Crítica, 2007; M. E. Martínez, “Los profesores españoles en la Escuela Normal Superior de Bogotá: 1937-1951”, en Historia de la Educación en América, Madrid, Universidad Autónoma (UAM), 2007; C. Navajas, Leales y rebeldes. La tragedia de los militares republicanos, Madrid, Síntesis, 2011; J. García (coord.), 25 militares de la República, Madrid, Ministerio de Defensa, 2011.
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