Artemio Precioso Ugarte (Mayor de milicias); Leopoldo Menéndez López.-a

Scherezada Jacqueline Alvear Godoy




Artemio Precioso, tercero por la izquierda, en una rueda de prensa en 1980, en la sede de Aedenat, hoy Ecologistas en Acción. Foto: José Luis García Cano

(Hellín, 1917 - Madrid, 15 de agosto de 2007) fue un economista y ecologista español, hijo del escritor Artemio Precioso. Luchó en la Guerra Civil Española, donde destacó en la supresión de la rebelión profranquista que había estallado en la base naval de Cartagena.

Bibliografía

Hijo del escritor Artemio Precioso,​ nació en la localidad albacetense de Hellín en 1917. Se afilió al Partido Comunista de España (PCE) en 1937.
Durante la Guerra Civil luchó con las fuerzas republicanas, integrándose en el Ejército Popular de la República. En abril de 1938 fue nombrado comandante de la 208.ª Brigada mixta, combatiendo en el frente de Levante. Con posterioridad recibió el mando de la 206.ª Brigada Mixta unidad de choque. El 3 de marzo de 1939 estalló en la base naval de Cartagena una rebelión armada, en principio de carácter anticomunista pero que rápidamente se convirtió en profranquista. Precioso Ugarte fue enviado con la 206.ª BM a la base naval,​ donde logró acabar rápidamente con la sublevación aunque no pudo evitar la fuga de la flota de guerra republicana.
Finalizado el conflicto español, marchó al exilio​ y residió en la URSS, donde realizaría estudios en la Academia Militar Frunze​ Posteriormente estuvo en Yugoslavia, a las órdenes de Manuel Tagüeña. Sin embargo, tras el conflicto Tito-Stalin fue trasladado a Checoslovaquia junto a su familia.​ Allí se doctoró en macroeconomía, obteniendo la cátedra de macroeconomía de la Universidad de Praga. Regresaría a España en la década de 1970, fundó el Centro de Estudios Socioecológicos para educar a jóvenes estudiosos en Economía medioambiental y fue Secretario general de Greenpeace España y su presidente honorario desde 2004. Recibió el Premio Nacional Extraordinario de Medio Ambiente y fue autor de numerosos estudios sobre ecología y economía. Falleció en Madrid el 15 de agosto de 2007.

Artemio Precioso Ugarte: Un ecologista adelantado
Por Alfonso Gonzalez Calero -03/06/2018

Hay personajes que nos apasionan nada más acercarnos a su biografía; uno de ellos, para mí, es el albacetense Artemio Precioso Ugarte (1917-2007): economista, activista, primero en el comunismo y después en el ecologismo, exiliado y retornado; una figura central para entender muchas cosas de la transición en España.

Nacido en Hellín en 1917, su padre – Artemio Precioso García– fue otra persona de gran interés: escritor y
editor muy activo en los años 20 y 30, en los que impulsó notables empresas culturales. La familia se trasladó pronto a Madrid y en 1927 a París, por las dificultades del padre con la Dictadura de Primo de Rivera. Con la proclamación de la II República regresan a Madrid, donde Artemio (hijo) continúa sus estudios y entra pronto en contacto con la actividad política. Poco antes del comienzo de la Guerra Civil había ingresado ya en las Juventudes Socialistas Unificadas (controladas por el PCE).
Tras el comienzo de las hostilidades bélicas ingresa en el Ejército Republicano y al poco es ascendido a capitán. En los últimos momentos de la Guerra es enviado a Cartagena para sofocar la rebelión militar dentro de las filas republicanas.
Tras la derrota, sale hacia Argel, luego a París y de allí a Moscú, donde ingresa en la selecta Academia Frunze para oficiales. Durante la Guerra Mundial actúa en labores militares y de formación para nuevos soldados.
Tras la Guerra marcha primero a Yugoeslavia y posteriormente a Checoeslovaquia donde permanecerá (con su familia) bastantes años. En Praga estudiará Economía, y pronto llegará a ser profesor universitario, experto en planificación. A finales de los 50 decide volver a España, pues pese a su papel militar en la guerra y su militancia comunista no había cargos concretos contra él. Su instalación aquí se hace muy difícil pues no puede dar clases y se ve obligado a aceptar puestos comerciales en empresas de importación y exportación, tema que conocía bien.
Su vinculación con el PCE en esos años es muy débil y sus diferencias, grandes, pero no se decide a romper con el Partido. En paralelo empieza a estudiar más a fondo los temas medioambientales y a ser consciente de su transcendencia. A finales de los años 70 su acercamiento al ecologismo es muy intenso, participando en debates y actos públicos. Ya con el primer gobierno socialista en el poder, colabora en un comité de colaboración que pone en marcha el Ministerio de Obras Públicas. El gobierno rechaza un proyecto de ley de protección del Medio Ambiente en el que habían intervenido a fondo, y eso radicaliza las posturas de Artemio Precioso y del comité en su conjunto.
En 1983 es elegido secretario de la Junta directiva de Greenpeace-España y ahí comienza de manera formal su estrecha vinculación con el ecologismo militante. Artemio se implica a fondo en las campañas contra las repoblaciones forestales y contra el uso de la energía nuclear. En 1992 Greenpeace presenta un manifiesto (auspiciado por Precioso) en el que defiende que “la sustitución de la energía nuclear es técnicamente posible, económicamente ventajosa y socialmente inaplazable”.
En los años 90 vive las disensiones dentro del movimiento ecologista, dividido sobre las distintas opciones que pretendían su representación política. En 2006, siendo ministra Cristina Narbona, Precioso recibe el premio extraordinario nacional de Medio Ambiente. Muere al año siguiente, en 2007, con 90 años.
Además de su trayectoria biográfica (a cargo de Jordi Bigues), el libro incluye un artículo de Pedro Costa Morata (quien fue director general de Medio Ambiente en los primeros gobiernos de Bono) en el que narra su vinculación con Precioso; un trabajo de su sobrino Michael Ugarte Precioso, que cuenta sabrosas anécdotas familiares; otro texto de Mario Carrera Guillén, y una recuperación documental de referencias sobre el autor.

Pedro Costa Morata, Jordi Bigues y otros
Artemio Precioso Ugarte (1917-2007): La lealtad y el entusiasmo
Instituto de Estudios Albacetenses
Cuadernos albacetenses del exilio, 1; Albacete, 2018; 132 pags.;


Menéndez López, Leopoldo. Orduña (Vizcaya), 30.IV.1891 – Ciudad de México (México), 15.XII.1960. General de brigada del Ejército Popular de la República, jefe del Ejército de Levante, profesor de la Escuela de Guerra de Colombia y subsecretario del Ministerio de Defensa del Gobierno de la República en el exilio.

Hijo de militar, ingresó en 1907 en la Academia de Infantería de Toledo, perteneciendo a la misma promoción que Francisco Franco. En julio de 1910 se licenció como segundo teniente, siendo destinado al Regimiento Lealtad de Burgos. En 1911 participó en la represión de las huelgas obreras en Vizcaya. En enero de 1912 logró ser destinado a África, en el batallón de Cazadores Cataluña n.º 1, pasando seguidamente al de Chiclana n.º 17, ambos ubicados en Melilla. El 23 de marzo recibió su primera medalla, una Cruz del Mérito Militar de 1.ª Clase, pensionada, con distintivo rojo, y en julio fue promovido a teniente de 1.ª Clase. En agosto volvió a ser recompensado con otra Cruz igual, aunque no pensionada, por su valor en el frente.

En abril de 1914 fue destinado a los regulares con destino en Tetuán y nuevamente fue condecorado.

Al año siguiente recibió otra vez una Cruz con distintivo rojo, también pensionada, y más tarde la de María Cristina. En diciembre fue ascendido a capitán por méritos de guerra. Un mes después, en enero de 1916, se casó con Pilar Abanzua López. En 1924 accedió a la Escuela de Guerra y hasta 1927 estudió en ella los cursos de Estado Mayor. A finales de esta década hizo prácticas de aerostación y de observación.

Simultáneamente aprendió el inglés y el francés, estando destinado, sucesivamente, en Jaca, Larache y Burgos, en esta última plaza en el Estado Mayor de su Capitanía. Su descontento con la política de la dictadura de Primo de Rivera y de Alfonso XIII le fue inclinando hacia el republicanismo.

En 1929 participó, junto a su hermano Arturo, en la fundación de la UMR (Unión Militar Republicana), aunque nunca tuvo un papel dirigente en la organización.

De la mano de Arturo, más radicalizado políticamente, conoció a Manuel Azaña. Cuando se proclamó la Segunda República estaba destinado en Ceuta y fue reclamado por Juan Hernández Saravia como ayudante del gabinete militar de Azaña, colaborando en el diseño de las reformas militares y siendo ascendido a comandante.

Durante el bienio conservador fue destinado a Burgos, a la XI Brigada de Infantería, pero al final se optó por dejarle como disponible voluntario en Madrid.

Aprovechando su situación administrativa, viajó a París a estudiar en la Escuela Superior de Guerra. Tras las elecciones de febrero de 1936, Azaña le reclamó para formar parte de la jefatura de la llamada Guardia Presidencial, en concreto del batallón de Infantería.

Al estallar la Guerra Civil contribuyó a asegurar Madrid para la causa gubernamental y con sus fuerzas se hizo cargo de la seguridad del palacio de Oriente.

A los pocos días se conmocionó al enterarse de la muerte de su hermano Arturo, detenido en Calatayud y fusilado sin causa judicial por orden de Mola.

Cuando Hernández Saravia asumió el Ministerio de la Guerra, le designó subsecretario, siendo ascendido a teniente coronel. Su enfoque profesional del Ejército no encajaba con la visión más miliciana y politizada del nuevo Gobierno de Francisco Largo Caballero, por lo que en septiembre de 1936 fue destituido y enviado al frente de Córdoba. A petición propia, con fecha de 1 de febrero de 1937, pasó a mandar la Guardia Presidencial de Azaña en Barcelona.

Con la ascensión de Juan Negrín al poder, el por entonces coronel Vicente Rojo le propuso como jefe del XX cuerpo de Ejército, formado por las divisiones 66, 67 y 68, que nació a fines de agosto de 1937 con la misión de garantizar las defensas de Ciudad Real y de la zona centro. Participó con éxito en la batalla de Teruel y el 24 de diciembre fue ascendido a coronel.

Posteriormente pasó a ser jefe del Ejército de Maniobra compuesto por los cuerpos de ejército V, XII y XXI, pero no pudo impedir que el Ejército de Franco alcanzase el Mediterráneo. El 1 de junio de 1938 asumió una reorganización de las fuerzas que se llamó Ejército de Levante y que incorporaba los cuerpos de ejército XIII, XVI, XVII, XIX, XX, XXI y XXII. Su labor defensiva no evitó que el día 14 de ese mes cayese Castellón.

Mientras se iniciaba la batalla del Ebro en julio de 1938, atacó desde el sur tratando, inútilmente, de recuperar la ciudad. El 16 de agosto fue ascendido a general y, tras la evacuación de Cataluña en febrero de 1939, reconoció que sus fuerzas sólo podían resistir unos tres o cuatro meses. Vaciló hasta el último momento sobre si apoyar el golpe del general Segismundo Casado, lo que no hizo hasta el 5 de marzo de 1939, al que logró sumarse sin disparar un solo tiro. Estuvo a punto de acudir a Burgos, junto el general Manuel Matallana, para negociar la rendición, aunque al final optó por la huida. De esta manera, Menéndez formó parte de los poco más de doscientos escogidos que pudieron embarcarse en el barco Galatea, en Gandía, el 29 de marzo de 1939, que zarpó al día siguiente. Desembarcó en Marsella el 3 de abril comenzando el exilio al que le acompañó su familia.

En un principio se instaló en Gran Bretaña y poco después fue a Francia junto a Azaña. Cuando estalló la Segunda Guerra Mundial marchó a América y trabajó como profesor en la Escuela de Guerra de Colombia, en Bogotá. Allí fue nombrado general honorario del Ejército colombiano, mientras colaboraba regularmente en la prensa local comentando la evolución de la contienda. Cuando ésta acabó volvió a Francia y se hizo cargo de la subsecretaria del Ministerio de Defensa del Gobierno de la República en el exilio, con la esperanza de un cambio de régimen en España. Al frustrarse sus esperanzas, se trasladó a México, en donde trabajó hasta su muerte en la industria del cine.

 

Bibl.: L. Romero, El final de la guerra, Barcelona, Ariel, 1976; M. T. Suero, Militares republicanos de la guerra de España, Barcelona, Península, 1981; G. Cardona y J. C. Losada, Weyler, nuestro hombre en la Habana, Barcelona, Planeta, 1998; J. Busquets y J. C. Losada, Ruido de sables, Barcelona, Crítica, 2002; M. Alpert, El ejército popular de la República, 1936-1939, Barcelona, Crítica, 2007; M. E. Martínez, “Los profesores españoles en la Escuela Normal Superior de Bogotá: 1937-1951”, en Historia de la Educación en América, Madrid, Universidad Autónoma (UAM), 2007; C. Navajas, Leales y rebeldes. La tragedia de los militares republicanos, Madrid, Síntesis, 2011; J. García (coord.), 25 militares de la República, Madrid, Ministerio de Defensa, 2011.

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