El piloto que deserto con un MiG-25 soviético.-a

Soledad  Garcia  Nannig; Maria Veronica Rossi Valenzuela; Francia Vera Valdes

Scherezada Jacqueline Alvear Godoy



El 6 de septiembre de 1976 una aeronave sobrevoló el cielo de la ciudad japonesa de Hakodate, en la isla de Hokkaido. Pero no era el tipo de avión de pasajeros para vuelos cortos que acostumbraban a ver sus habitantes. Aquel enorme aparato gris lucía las estrellas rojas de la Unión Soviética. Y nadie en Occidente (ni en Japón) había visto antes uno igual.

El avión espía más ruidoso del mundo

La nave aterrizó en la pista de asfalto y hormigón de Hakodate. Pero ésta se quedó corta y el avión tuvo que abrirse camino en la tierra antes de detenerse completamente en el otro extremo del aeropuerto.
El piloto salió de la cabina del avión y disparó dos tiros de advertencia con su pistola, al tiempo que los automovilistas de una carretera cercana tomaban fotos de tal extraña visión. En pocos minutos, los funcionarios del aeropuerto llegaron hasta él, conduciendo a través de la terminal.

Y, entonces, el piloto de 29 años, el teniente de vuelo Viktor Ivanovich Belenko, de las Tropas de Defensa Aérea soviética, anunció su deseo de desertar.
No fue una deserción normal. Belenko no se había acercado a una embajada o había abandonado un barco en un puerto extranjero.
El avión con el que había volado más de 600 kilómetros -y que había quedado varado en el extremo de la pista japonesa- era el Mikoyan-Gurevich MiG-25: la aeronave más secreta jamás construida por la Unión Soviética. Hasta que Belenko aterrizó en Japón, por supuesto.

Grandes alas y grandes preocupaciones

Occidente conoció por primera vez los MiG-25 en la década de 1970. Los satélites espía que acechaban los aeródromos soviéticos detectaron un tipo de aeronave que estaban probando en secreto.
A los militares occidentales les preocupaba una característica en particular: sus alas eran muy grandes.
Una superficie alar grande puede ser muy útil en un avión de combate, pues facilita el ascenso y disminuye la cantidad de peso distribuido en el ala, lo cual lo haría más ágil y fácil de girar.
Sabían que (el MiG-25) sería muy veloz y también pensaron que podría ser muy versátil. Tenían razón sobre lo primero pero no sobre lo segundo"

Stephen Trimble, especialista

Este avión soviético parecía combinar esa habilidad con dos motores enormes.
¿Qué tan veloz podría llegar a ser? ¿Podría hacer algo la Fuerza Aérea estadounidense para estar a la altura?
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El Pentágono se encontró, de repente, ante la perspectiva de un caza soviético que podría ser más veloz que cualquiera de sus aeronaves militares.
Fue un caso típico de interpretación errónea, dice Stephen Trimble, editor de la revista especializada Flightglobal para Estados Unidos.
"Sobreestimaron sus habilidades en base a la apariencia; por el tamaño de las alas y las entradas de aire", dice Trimble.
"Sabían que sería muy veloz y también pensaron que podría ser muy versátil. Tenían razón sobre lo primero pero no sobre lo segundo".

Los retos de volar alto

El MiG-25 fue construido como respuesta a una serie de aeronaves que EE.UU. planeaba poner en servicio en los años 60, y que podrían volar triplicando la velocidad del sonido.
En los años 50 los soviéticos habían hecho grandes avances en aviación. Estados Unidos creía que el MiG-25 podía volar más rápido que cualquier otra aeronave.
Sus aviones de combate rivalizaban con sus homólogos estadounidenses, pero su radar y otros componentes electrónicos no eran tan sofisticados.
Los soviéticos querían dar el salto tecnológico lo antes posible. Bajo el mando del diseñador de aviones Rostislav Belyakov el equipo soviético se puso a trabajar.
Para volar rápido, el nuevo motor necesitaría gran empuje. Tumansky, el principal diseñador de la Unión Soviética, ya había construido un motor, el R-15 turbojet. Pero el nuevo MiG necesitaría dos de ellos.
Además, volar tan alto generaba enormes cantidades de calor por fricción, pues la nave avanzaba contra moléculas de aire.
Construyeron la nave con enormes cantidades de acero. Cuando estás cerca de ella -con sus 19,5 metros de largo- puedes apreciar plenamente el trabajo que requirió su construcción.
El fuselaje de acero pesado es la razón por la cual ese avión tiene alas tan grandes; no es para luchar contra Estados Unidos, sino para poder mantenerse en el aire.
Pero, a principios de los 70, los responsables de defensa estadounidenses poco sabían sobre las capacidades del MiG. Le dieron el sobrenombre de "Foxbat" (murciélago-zorro).
A menos que pudieran tener uno en sus manos, parecía que el MiG sería una misteriosa amenaza para ellos.
Hasta que un decepcionado piloto de combate soviético urdió su plan.

Sobre la amenaza que suponía el MiG-25 para el Lockheed Blackbird SR-71, el Teniente Belenko calmó a los estadounidenses, alegando que los MiG-25 no podían interceptar a los SR-71 por varias razones: éste vuela demasiado alto y demasiado rápido, y el MiG-25 no podía alcanzarlo o interceptarlo durante tanto tiempo de vuelo. A los misiles les falta velocidad para alcanzar a los SR-71 y, en caso de lanzar un misil guiado por calor, su sistema de guía era incapaz de ajustarse a la alta velocidad de los SR-71, situación que provocó el posterior diseño del más avanzado MiG-31 (el cual, no obstante, sería un derivado directo del MiG-25).

Buscando una vía de escape


Nació justo al final de la Segunda Guerra Mundial, en las montañas del Cáucaso. Entró en el servicio militar y se graduó como piloto de combate. Pero Belenko estaba desencantado.
Era padre y se enfrentaba a un divorcio. Y había comenzado a cuestionar la naturaleza de la sociedad soviética, y si EE.UU. era realmente tan malvado como el régimen comunista sugería.
"La propaganda soviética de esa época lo presentaba como una sociedad podrida que se estaba derrumbando", le dijo Belenko a la revista Full Context en 1996.
"Pero yo tenía muchas interrogantes en mi cabeza".
Belenko se dio cuenta de que el nuevo y enorme caza que estaba probando podría ser su vía de escape. Estaba basado en la base aérea de Chuguyevka, en Primorie, cerca de la ciudad de Vladivostok, en el extremo más oriental del país.  Y Japón quedaba sólo a 644 kilómetros.

El nuevo MiG podría volar rápido y alto, pero sus dos motores gigantes hacían imposible que pudiera llegar muy lejos; desde luego, no lo suficiente como para tocar tierra en Estados Unidos.
El 6 de septiembre Belenko voló en una misión de entrenamiento. Ninguno de los MiGs estaba armado pero sí tenían combustible.
El piloto rompió formación y en pocos minutos estaba sobrevolando las olas en dirección a Japón.
De repente, los japoneses se encontraron con un piloto desertor y un avión de combate que había logrado eludir (hasta entonces) a las agencias de inteligencia occidentales.

La CIA no podía creer su suerte.
El Mikoyan-Gurevich MiG-25 (en ruso: МиГ-25, designación OTAN: Foxbat1​) es un avión de reconocimiento e interceptor de alta velocidad diseñado y producido en la Unión Soviética por la oficina de diseño (OKB) Mikoyan-Gurevich. Voló por primera vez en 1964 y entró en servicio en 1970

Analizaron el MiG detenidamente. "Al desmontarlo e inspeccionarlo pieza por pieza durante varias semanas podían comprender exactamente de lo que (los soviéticos) eran capaces", dice Trimble.
Pero los soviéticos no habían construido el "súper caza" que temía el Pentágono, dice Roger Connor, responsable de aviación del museo del Instituto Smithsoniano, en Washington D.C., EE.UU.
"El MiG no era un avión de combate muy útil. Era caro y pesado, y no era particularmente efectivo en combate", dice Connor.
Pero el espectro del MiG-25 había hecho que EE.UU. se embarcara en un enorme proyecto, que ayudó a crear el F-15 Eagle, todavía en funcionamiento.
El MiG por el que Occidente se había preocupado tanto se acabó convirtiendo en papel mojado.
Su gran radar quedaba años detrás de los modelos estadounidenses. Sus grandes motores requerían tanto combustible que sólo podía volar distancias muy cortas.
Podía despegar muy rápido y volar a gran velocidad en línea recta para disparar misiles o tomar fotos. Eso era todo.
El avión que la Unión Soviética había escondido del mundo durante años fue reensamblado y cargado en un barco, de vuelta a la Unión Soviética.
La "amenaza" del MiG-25 ayudó a impulsar el desarrollo del F-15, que todavía está en operación.
Los japoneses les cobraron a los soviéticos US$40.000 por los costos de envío y los daños que causó Belenko en el aeropuerto.
Sin embargo, nada evitó que la Unión Soviética construyera más de 1.200 MiG-25; un avión de prestigio para las fuerzas soviéticas, que lo anunciaban como el segundo más veloz del mundo.
En cuanto a Belenko, no regresó a la URSS. El desertor se fue a vivir a EE.UU., donde se convirtió en ingeniero aeronáutico y en consultor de la Fuerza Aérea estadounidense.
Pero la historia del MiG-25 no ha terminado. Su diseño fue modificado para crear el MiG-31, con mejores sensores, radar y motores.Y gran parte de su funcionamiento sigue siendo un secreto bien guardado.
Al fin y al cabo, ningún piloto ruso ha decido exiliarse del país y pilotar su MiG-31 rumbo a un aeropuerto extranjero.

Con el objetivo de dar una perspectiva del Foxbat frente a otros aviones conviene matizar algunos de los razonamientos de los estadounidenses .
Las válvulas electrónicas son mucho mas resistentes a las radiaciones producidas por una explosión nuclear, al contrario de los transistores. Un conflicto nuclear era una posibilidad muy seria durante la guerra fría y había que tener en cuenta sus consecuencias. Por otra parte, muchos ingenieros defienden la utilización de válvulas electrónicas por considerarlas superiores a los transistores. El radar podía operar en 2 frecuencias, función que no tenia ningún caza occidental y que hacia imposible su bloqueo con medios ECM.

La visibilidad en otros aviones de su epoca (MiG-21/23, Mirage III o F-5) es similar. Los EEUU solo introducirían cazas con visibilidad excelente como normal general tras la guerra de Vietnam (F-14/15/16/18). A pesar de que el MiG-25 no era aquel super caza que la OTAN se había imaginado cuando fue detectado por radar en Alemania del Este, no convenía despreciarlo. Con su techo y velocidad este interceptor era prácticamente invulnerable a los cazas occidentales de la época (F-4 Phantom, F-5 Tiger, F-104, Mirage-III…).

Viktor Ivanovich Belenko


(en ruso: Виктор Иванович Беленко), nacido el 15 de febrero de 1947, es un antiguo piloto militar soviético, que desertó a los Estados Unidos en 1976. En su nuevo país de residencia trabajaría como ingeniero aeroespacial y conferenciante.

Vida en la Unión Soviética

Belenko era piloto del Regimiento de Cazas 513, dentro de la Undécima Fuerza Aérea Soviética, enmarcado a su vez en las Fuerzas de Defensa Aéreas Soviéticas (VVS). Prestaba servicios en la base de la localidad de Chuguyevka, Krai (territorio) de Primorie, en el extremo oriente ruso.

Deserción


Se volvió internacionalmente famoso el 6 de septiembre de 1976, cuando logró desertar de la Unión Soviética volando con su caza Mikoyan-Gurevich MiG-25 Foxbat hacia la pequeña localidad costera y portuaria de Hakodate (situada en la norteña isla de Hokkaido, Japón).
Agentes de inteligencia de la CIA lo sometieron a varios interrogatorios durante los siguientes cinco meses a su deserción, para luego emplearlo como consultor durante varios años posteriores.

Exilio y vida posterior en los Estados Unidos

Belenko recibió asilo político por parte del gobierno estadounidense encabezado por el saliente presidente Gerald Ford, además de un generoso subsidio a modo de salario que le permitió vivir de forma confortable durante los siguientes años. Luego, a partir de una ley del Congreso de los Estados Unidos promulgada el 14 de octubre de 1980 por el entonces mandatario James “Jimmy” Carter, Belenko pudo solicitar la ciudadanía de los EE. UU.
Una vez instalado en su nuevo país contó lo que le había sucedido la primera vez que visitó un supermercado estadounidense, entonces bajo la vigilancia de un agente de la CIA. Allí le llamó la atención la “cantidad increíble de mercancías” y la inexistencia de largas colas, a diferencia de lo que él había experimentado personalmente en la entonces Unión Soviética. 
Asimismo Belenko narró que en una oportunidad compró algunas latas de alimentos, sin saber muy bien qué contenían en realidad, debido a que en ese momento prácticamente no sabía nada de inglés; cuando probó su contenido, éste le pareció “delicioso”, hasta que un conocido le comentó que lo que en realidad había consumido era comida para gatos; pero él le respondió exclamando: “¡Es mejor que los productos enlatados para personas que se consiguen en Rusia en la actualidad!”.

En la actualidad, Belenko vive en el estado de California y suele realizar negocios con Rusia, aunque no con su nombre verdadero.

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