Año nuevo mapuche.- a
La celebración del año nuevo significa el inicio de un nuevo ciclo de vida para el pueblo mapuche, así como para otras comunidades indígenas de la región. |
We tripantu o wüñoy Tripantu es la celebración del año nuevo mapuche que se realiza en el solsticio de invierno austral (el día más corto del año en el hemisferio sur) entre el 21 y el 24 de junio. El We tripantu es un día de celebración para los mapuches, ya que es el día más corto del año y corresponde al comienzo de los días cada vez más largos hasta el solsticio de verano y el renacer eventual de la naturaleza tras el invierno al que se entra. El año nuevo mapuche equivale a la celebración del Año nuevo en los países que utilizan el Calendario Gregoriano 31 de diciembre, cercano al solsticio de invierno septentrional (el día más corto del año en el hemisferio norte).
Historia
Wiñol Txipantu, We Tripantu o We Txipantu son las variables en mapudungún con que se llama a la celebración del año nuevo mapuche, realizado en el solsticio de invierno, entre el 21 y 24 de junio. En español, el evento significa “nueva salida del Sol y la Luna”, uno de los días más sagrados para los mapuche.
En la cosmología del pueblo, cuentan que sus antepasados se plantearon el desafío de descubrir y comprender los fenómenos físicos que ocurren en el universo y la naturaleza. Fue entonces descubrieron la noche más larga del año y cómo, a partir de ella, el resto de los días se hacen más largos y las noches comienzan a durar menos.
El quiebre en el ciclo llegó a inspirar a la ciencia ancestral: también descubrieron que podían determinar la fecha del We Tripantu guiándose por las señales de las estrellas, la luna, las plantas y el Sol.
Las celebraciones comienzan la tarde del día anterior, antes de que el Sol se esconda. Entonces, los invitados se congregan y esperan la llegada del Machi o del Lonko, que tienen la misión de dirigir el ritual. Ahí, mientras anochece alrededor del fogón, los viejos instruyen a los niños “a ser buenos” y les cuentan historias importantes para la cultura del pueblo. Más tarde, se celebran bailes, cantos y juegos que fortalecen los lazos comunitarios.
De madrugada se anuncia la llegada del año nuevo y su ceremonia sagrada es preparada para el amanecer. Entonces, al alba, el pueblo se baña en un río o lago, demostrando estar preparados para recibir al nuevo ciclo, que simboliza el regreso del Sol y la luz, junto con la renovación de la naturaleza y la propia sabiduría mapuche.
La noche más larga
La celebración no ha estado exenta de polémicas. Durante la invasión de los españoles, se impuso la celebración de “San Juan”, a la que algunos mapuche consideran una trampa cultural. Sin embargo, el año nuevo mapuche no ha sido empañado y su llegada sigue significando el inicio de un nuevo ciclo de vida para el pueblo.
Durante años, los mapuche han esperado el We Tripantu, respaldados por la creencia de que el cambio, regido por la Luna, provocaba el brote de los vegetales y la reproducción de los animales, inaugurando un nuevo período. El viejo ciclo, de siembras y cosechas se había terminado y la energía del Sol llegaría para aportar su energía a la naturaleza y a los humanos.
Las celebraciones del año nuevo mapuche, por ello, son celebradas con alimentos, juegos y tradiciones típicas del pueblo. Muday (licor de maíz fermentado), guiso de mote, chupe de piñón, multrun (galletas blandas de trigo, tortillas al rescoldo y pan con chicharrones son algunos de los alimentos consumidos. Sin embargo, las instancias más reveladoras de la noche se generan en la conversación compartida entre los kimche (sabios) y los niños.
Al son de las celebraciones, la noche más larga parece corta. Lejos de las imposiciones del calendario gregoriano, el ciclo de renovación ha sido festejado por diversos pueblos originarios de América del Sur, a través de múltiples expresiones.
En Chile, el ritmo del kultrún y un juego de chueca marcan la llegada del nuevo tiempo lluvias, que antecede a la época de brotes. En adelante, se espera que la Ñuke Mapu (Madre tierra), renazca de las lluvias con la esperanza de mejores tiempos.
Historia
Wiñol Txipantu, We Tripantu o We Txipantu son las variables en mapudungún con que se llama a la celebración del año nuevo mapuche, realizado en el solsticio de invierno, entre el 21 y 24 de junio. En español, el evento significa “nueva salida del Sol y la Luna”, uno de los días más sagrados para los mapuche.
En la cosmología del pueblo, cuentan que sus antepasados se plantearon el desafío de descubrir y comprender los fenómenos físicos que ocurren en el universo y la naturaleza. Fue entonces descubrieron la noche más larga del año y cómo, a partir de ella, el resto de los días se hacen más largos y las noches comienzan a durar menos.
El quiebre en el ciclo llegó a inspirar a la ciencia ancestral: también descubrieron que podían determinar la fecha del We Tripantu guiándose por las señales de las estrellas, la luna, las plantas y el Sol.
Las celebraciones comienzan la tarde del día anterior, antes de que el Sol se esconda. Entonces, los invitados se congregan y esperan la llegada del Machi o del Lonko, que tienen la misión de dirigir el ritual. Ahí, mientras anochece alrededor del fogón, los viejos instruyen a los niños “a ser buenos” y les cuentan historias importantes para la cultura del pueblo. Más tarde, se celebran bailes, cantos y juegos que fortalecen los lazos comunitarios.
De madrugada se anuncia la llegada del año nuevo y su ceremonia sagrada es preparada para el amanecer. Entonces, al alba, el pueblo se baña en un río o lago, demostrando estar preparados para recibir al nuevo ciclo, que simboliza el regreso del Sol y la luz, junto con la renovación de la naturaleza y la propia sabiduría mapuche.
La noche más larga
La celebración no ha estado exenta de polémicas. Durante la invasión de los españoles, se impuso la celebración de “San Juan”, a la que algunos mapuche consideran una trampa cultural. Sin embargo, el año nuevo mapuche no ha sido empañado y su llegada sigue significando el inicio de un nuevo ciclo de vida para el pueblo.
Durante años, los mapuche han esperado el We Tripantu, respaldados por la creencia de que el cambio, regido por la Luna, provocaba el brote de los vegetales y la reproducción de los animales, inaugurando un nuevo período. El viejo ciclo, de siembras y cosechas se había terminado y la energía del Sol llegaría para aportar su energía a la naturaleza y a los humanos.
Las celebraciones del año nuevo mapuche, por ello, son celebradas con alimentos, juegos y tradiciones típicas del pueblo. Muday (licor de maíz fermentado), guiso de mote, chupe de piñón, multrun (galletas blandas de trigo, tortillas al rescoldo y pan con chicharrones son algunos de los alimentos consumidos. Sin embargo, las instancias más reveladoras de la noche se generan en la conversación compartida entre los kimche (sabios) y los niños.
Al son de las celebraciones, la noche más larga parece corta. Lejos de las imposiciones del calendario gregoriano, el ciclo de renovación ha sido festejado por diversos pueblos originarios de América del Sur, a través de múltiples expresiones.
En Chile, el ritmo del kultrún y un juego de chueca marcan la llegada del nuevo tiempo lluvias, que antecede a la época de brotes. En adelante, se espera que la Ñuke Mapu (Madre tierra), renazca de las lluvias con la esperanza de mejores tiempos.
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