Manuel Tuñón de Lara;Demófilo de Buen Lozano .-a

Scherezada Jacqueline Alvear Godoy

 
 (Madrid, 8 de septiembre de 1915 – Lejona, 25 de enero de 1997)​ fue un historiador español.

Biografía

Nacido en Madrid el 8 de septiembre de 1915 en una familia andaluza de intelectuales y políticos republicanos,​ se licenció en Derecho en la Universidad de Madrid en 1936. En 1932 se afilió a las Juventudes Comunistas, siendo director de la Escuela de Cuadros de las Juventudes Socialistas Unificadas desde 1937, e incluso llegando a su mayor órgano colegiado de dirección, su comité central. Al término de la Guerra Civil Española quedó atrapado en el puerto de Alicante sin poder embarcar para el exilio. Según relata él mismo «... viajaba ligero de equipaje; solo llevaba las Obras Completas de Antonio Machado»​ Fue internado en el campo de concentración de Los Almendros, sufriendo luego un largo periplo por otros campos, empezando por el campo de concentración de Albatera.
En 1946 se exilió en París, ante la persecución sufrida por ser miembro del consejo rector de la Unión de Intelectuales Libres. Allí entró en relación con Manuel Núñez de Arenas —de quien se consideró discípulo— y con Pierre Vilar, que le alentó a proseguir sus estudios de Historia, diplomándose en 1953. En este periodo publica numerosos artículos en prensa vinculada a los Partidos Comunistas de varios países. A lo largo de los años cincuenta abandonó el PCE, aunque mantuvo su compromiso con la izquierda antifranquista.
En 1964, apoyado por el hispanista Noël Salomon, inicia su etapa como profesor de Historia y Literatura Españolas en la Universidad de Pau, donde obtendría la cátedra en 1978.​ En esta Universidad fue el organizador —desde 1970 a 1980— de los Coloquios de Historia Contemporánea de España, que impulsaron los estudios de Historia social y que constituyeron un foco de encuentro y debate al que acudió un buen número de estudiosos desde las Universidades españolas.
Tras la muerte de Franco volvió a España y continuó su actividad docente, como profesor en la Universidad de las Islas Baleares y en la Universidad del País Vasco. Falleció el 25 de enero de 1997 en Lejona, Vizcaya.
Nota

ENRIQUE MORADIELLOS
25 ENE 2000

Fallecido hace ahora tres años justos, el historiador Manuel Tuñón de Lara (Madrid, 1915-Lejona, 1997) es, sin ningún género de duda, una de las grandes figuras intelectuales del universo cultural de la España contemporánea. Tanto por su amplísima producción histórica escrita como por su reconocido magisterio sobre otros colegas de su propia disciplina y de otras ciencias sociales. Por eso mismo, desde la fecha de su lamentada muerte, han proliferado los cursos y los trabajos dedicados a analizar su incuestionable estatura intelectual y su marcada influencia en la nueva historiografía española del tardo-franquismo y la democracia.El reciente y denso libro editado conjuntamente por los profesores de José Luis de la Granja, Alberto Reig Tapia y Ricardo Miralles (ellos mismos dignos discípulos de su buen maestro) es una contribución de primer orden a esa paciente labor de estudio ponderado sobre la vida y la obra de una personalidad sumamente atractiva y muy poco dada a encerrarse en académicas torres de marfil: Tuñón de Lara y la historiografía española (Madrid, Siglo XXI Editores, 1999). De hecho, la lectura de los más de veinte artículos reunidos en el libro pone en evidencia que Tuñón de Lara fue un magnífico y muy peculiar historiador en virtud de su propia trayectoria vital y por su justa combinación de inagotable curiosidad cultural y amplia formación humanística.

La mera mención de algunos hitos del periplo biográfico de Tuñón de Lara resulta sumamente expresiva y reveladora: madrileño nacido en el seno de una familia acomodada y de filiación republicana (su tío fue el primer gobernador civil de Cáceres tras la proclamación de la Segunda República); licenciado en Derecho por la Universidad de Madrid en vísperas de guerra civil; dirigente juvenil y militante comunista durante la contienda (director de la Escuela de Cuadros de las Juventudes Socialistas Unificadas desde 1937); víctima de la represión en la posguerra (conoció la experiencia de la reclusión en la cárcel y el calificativo de "desafecto"); exiliado forzoso desde 1946 en Francia (donde permanecería más de 27 años ininterrumpidos); prolífico periodista político y cultural durante toda su vida (en revistas latinoamericanas y francesas por igual); maduro historiador vocacional (con estudios en la Ecole Pratique des Hautes Etudes de París, bajo la dirección de Pierre Vilar); prestigioso profesor universitario (desde 1965 en la Universidad de Pau, cuyo Centre de Recherches Hispaniques pasará a dirigir dos años después); infatigable emprendedor de todo tipo de iniciativas culturales (como los coloquios de historia española de Pau, inaugurados en 1970); retornado definitivamente a España en 1981; catedrático extraordinario de la Universidad del País Vasco hasta su muerte; director de la revista Historia Contemporánea (la de mayor prestigio académico en su campo)...
En conjunto, el libro proporciona una imagen muy completa y certera sobre la personalidad y la producción histórica de Tuñón de Lara, al mismo tiempo que contextualiza ese impacto personal dentro del proceso de modernización de la esclerotizada historiografía española iniciado en los años finales de la dictadura franquista. Todos los estudios parecen corroborar la conclusión de que Tuñón de Lara se convirtió en un maestro de su generación y de las posteriores en virtud de tres notas singulares presentes en su buen hacer historiográfico.
En primer orden, sobresale la gran valía de su propia obra, escrita con un estilo ágil y eficaz (casi "periodístico"), con una destacada voluntad de ecuanimidad interpretativa pese a su filiación política y siempre apoyada en un aparato bibliográfico y hemerográfico notable (no así archivístico dada su condición de exiliado desafecto al régimen imperante en España). Estas características se aprecian ya en sus primeras obras históricas, las dos síntesis de historia contemporánea española que le dieron fama pública y prestigio académico: La España del siglo XIX (París, Librería Española, 1961) y La España del siglo XX (París, Librería Española, 1966). También se observan en sus últimas contribuciones de plena madurez: como autor individual en Tres claves de la Segunda República: La cuestión agraria, los aparatos del Estado, Frente Popular (Madrid, Siglo XXI, 1984) y como editor y participante en La guerra civil española. 50 años después (Barcelona, Labor, 1985).
En segundo término, destaca en la obra de Tuñón de Lara una decidida apuesta por el estudio interdisciplinar de los temas históricos, en consonancia con la mejor tradición de la escuela histórica francesa (tanto en su vertiente de inspiración marxiana, siguiendo a Ernest Labrousse, como en su corriente articulada por la revista Annales, según el magisterio de Bloch, Febvre y Braudel). A este respecto, es innegable la marcada preferencia del historiador español por la adaptación de los modelos de análisis ofrecidos por la sociología y por la ciencia política, como queda patente en dos de sus grandes obras históricas: Historia y realidad de poder. El poder y las élites en el primer tercio de la España del siglo XX (Madrid, Edicusa, 1967) y El movimiento obrero en la historia de España (Barcelona, Nova Terra, 1970).
La tercera característica reseñable del quehacer de Tuñón de Lara podría ser su indeclinable estímulo a favor de la conceptualización teórica del trabajo histórico. Un estímulo que a veces permite apreciar una evidente raigambre gramsciana (véase su uso del concepto de "bloque de poder" como categoría analítica y su atención a la ideología y la cultura como formas de expresión de la "lucha por la hegemonía social") y que otras veces manifiesta una perceptible tendencia estructuralista (en todo caso bien alejada del influjo de Althusser). Basta echar un vistazo a algunas de sus obras más conocidas en ese campo para darse cuenta de esa "modernidad" metodológica y conceptual que ofrecían sus obras en el casi desértico campo de la historiografía española de los años setenta: Medio siglo de cultura española, 1885-1936 (Madrid, Tecnos, 1970); Metodología de la historia social de España (Madrid, Siglo XXI, 1973); Por qué la historia (Barcelona, Salvat, 1981); Claves de la historia social (Barcelona, Salvat, 1984).
Probablemente, esa combinación de afortunadas características profesionales, junto con su talante personal abierto y bondadoso, contribuyeron al patente magnetismo ejercido por Tuñón de Lara sobre sus colegas contemporáneos. En cualquier caso, es evidente que los historiadores y los lectores de historia españoles tienen una deuda imperecedera con su entrañable figura y su magnífica obra. Por eso, a los tres años de su partida, resulta casi imperativo recordar lo que fue y representó Manuel Tuñón de Lara. Sobre todo en un país tan dado al olvido selectivo e interesado de su propia historia.

Demófilo Mariano de Buen y Lozano (Madrid, 22 de julio de 1890 - Ciudad de México, 23 de junio de 1946) fue un prestigioso jurista, docente y francmasón español (gran maestre del Grande Oriente Español)1​ exiliado en México que ocupó las cátedras de derecho civil en las universidades de Sevilla y de Salamanca. Publicó varios libros sobre Derecho civil y presidió las salas V (de lo Social) y I (de lo Civil) del Tribunal Supremo durante la II República Española. No se vinculó a ningún partido, pero fue un destacado republicano.



Demófilo de Buen Lozano.

Buen Lozano, Demófilo de. Madrid, 22.VII.1890 – Ciudad de México (México), 23.VI.1946. Catedrático de Derecho Civil y presidente de Sala del Tribunal Supremo.

De Buen descendía de aragoneses por su línea paterna —en la que su padre, Odón de Buen y del Cos, alcanzó gran prestigio como naturalista— y de extremeños por la materna —en la que su abuelo Fernando Lozano fue un conocido liberal—.
Cursó estudios de primera y segunda enseñanza en la Escuela Moderna y en el Instituto de la Ciudad Condal, y la licenciatura de Derecho —culminada con Premio Extraordinario— en la Universidad de Barcelona. Con beca de la Junta para Ampliación de Estudios, profundizó en el Derecho germánico bajo la dirección del profesor Stammler en las universidades de Berlín y Halle. En 1911 se integró en la escuela de Derecho Civil que en la Universidad Central dirigía Felipe Clemente de Diego, a quien profesó gran afecto (en 1936 participó en el homenaje que a ese maestro tributó la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación), y en 1915 se doctoró en la Universidad Central con Premio Extraordinario.
En 1917, Demófilo de Buen ganó por oposición la cátedra de Derecho Civil en la Universidad de Salamanca, donde entabló amistad con el rector Unamuno y comenzó su largo magisterio. En 1920 se trasladó a la Universidad de Sevilla, en la que dirigió a jóvenes juristas entre los que se encontraban figuras futuras como Federico de Castro y Adolfo de Miguel.
Desde Sevilla realizó en 1926 viajes de estudio a las facultades de Toulouse, Lyon y París.
Atento a la política —sin ser político ni hombre de partido—, y fiel a la tradición republicana de su linaje, colaboró desde 1931 con la Segunda República, período en el que desempeñó cargos de consejero permanente de Estado (1931), vocal de la Comisión Jurídica Asesora (1932), presidente de la Sala 5.ª (Social) del Tribunal Supremo (1935), presidente de la Sala 1.ª (Civil) del mismo Alto Tribunal (1936) y vicepresidente del Instituto Nacional de Previsión (1936). Estos cargos no le hicieron interrumpir su labor docente; impartió cursos especiales de 1934 a 1936 en la Universidad Central, compatibilizando también estas tareas con su asistencia, en Ginebra, como delegado de España, a sesiones de la Oficina Internacional del Trabajo.
En 1939, ya en los últimos días de la Guerra Civil, partió con su familia a Francia, desde donde, iniciando el exilio, pasó a tierras hispanoamericanas. La primera que lo acogió fue México, donde tuvo a su cargo dos cátedras y colaboró en diversas tareas universitarias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Desde allí, fue invitado por la Universidad de Panamá a incorporarse a ella ocupando una cátedra de Derecho Civil. Fue nombrado decano de la Facultad de Derecho y director del Instituto de Legislación Comparada, y en esta etapa intensificó sus publicaciones y realizó viajes a otros países americanos para pronunciar conferencias.

A comienzos de 1946, aquejado de grave enfermedad, se trasladó a México, donde falleció el 23 de junio, rodeado de su familia, que lo había acompañado en los avatares del exilio, formada por la esposa, Paz Lozano del Rey, y los hijos, Paz, Odón, Néstor y Jorge.
La obra jurídica de De Buen se proyectó en dos ámbitos: uno, el Derecho Civil, donde ofreció una clara exposición del ordenamiento español, principalmente a través de sus notas al tratado de Colin y Capitant y de su Introducción al estudio del Derecho Civil; sobre ésta pudo escribir Sánchez Román y Gallifa, al prologarla en 1932, que es libro “en lenguaje sencillo, pero exacto; con el rigor constructivo y metódico que arroja claridad sobre tantos conceptos difíciles de nuestra jurisprudencia formalista”; y, en 2005, Escuriaza lo calificó como “uno de los mejores manuales de Derecho Civil escritos en España durante la pasada centuria”. El otro ámbito fue el Derecho Laboral, rama en la que figura entre los primeros cultivadores y en la que ha tenido un continuador en su hijo Néstor, catedrático de Derecho del Trabajo en México e importante abogado del foro mexicano.
El perfil humano de De Buen revela dotes de austeridad, laboriosidad y bondad. Su discípulo panameño Manuel Cano Llopis lo recuerda como “hombre bueno, profundamente humano, sobrio y lleno de comprensión, al que ni las glorias profesionales ni los quebrantos alteraron el pulso de su corazón”. Y su hijo y biógrafo Néstor de Buen resalta “su pasión por el estudio, su romanticismo que fue nota permanente en su vida y la profundidad de su vida interior”. Tampoco cabe olvidar la afición de De Buen a las Letras españolas y su perenne amor a España, no enfriado en el exilio. De él escribió Castán Tobeñas en 1965 que “su genio era el de un buen hidalgo español a quien la nostalgia de la Patria inspiró en su artículo La Justicia de don Quijote y Sancho, páginas muy emotivas, en las que hizo gala de un orgullo español [...] que tiene entre sus raíces más profundas el ideal de la Justicia”.

 

Obras de ~: “Las normas jurídicas y la función judicial (Alrededor de los artículos 5 y 6 del Código civil)”, en Revista General de Legislación y Jurisprudencia, LIV, 129 (1916), págs. 334-362; con L. Alas y E. Ramos, La usucapión, Madrid, Centro de Estudios Históricos, 1916; con L. Alas y E. Ramos, La prescripción extintiva, Madrid, Centro de Estudios Históricos, 1918; Introducción al estudio del Derecho Civil, pról. de S. Sánchez Román Gallifa, Madrid, Editorial Revista de Derecho Privado, 1932 (2.ª ed., con nota prelim. de N. de Buen, México, Editorial Porrúa, 1977); Derecho Civil español común, Madrid, Editorial Reus, 1936-1940 (3.ª ed.), 2 vols.; Ensayo sobre el concepto del contrato, Panamá, Instituto de Le gislación Comparada, 1944; “Notas” en A. Colin y H. Capitant, Curso elemental de Derecho Civil, Madrid, Editorial Reus, 1951 (3.ª ed.).

 

Bibl.: M. Cano Llopis, Jornadas Académicas a la memoria del Dr. Demófilo de Buen, Panamá, Anuario de Derecho, 1967; J. Castán Tobeñas, La personalidad universitaria, científica y humana de Demófilo de Buen [Mensaje a la Universidad de Panamá en el homenaje a De Buen], Panamá, Anuario de Derecho, 1967; A. Escuriaza, “Buen Lozano, Demófilo de”, en R. Domingo (coord.), Juristas Universales. 4. Juristas del siglo xx, Madrid, Editorial Marcial Pons, 2004, pág. 742; M. J. Peláez, “Buen Lozano, Demófilo de”, en M. J. Peláez (ed. y coord.), Diccionario crítico de juristas españoles, portugueses y latinoamericanos (hispanos, brasileños, quebequenses y restantes francófonos) [hasta 2005]. Vol. I (AL), Zaragoza-Barcelona, Universidad de Málaga-Talleres Editoriales Cometa, 2005, págs. 167-168.

Comentarios

Publicaciones por meses I

Mostrar más

Publicaciones por meses II

Mostrar más

Publicaciones por meses III

Mostrar más

Publicaciones por meses IV

Entradas populares de este blog

El Club de los 400 millonarios de nueva york; y la Familia Astor.-a

Reina consorte María de Teck(I) a

Las siete puertas de Madrid.-a

Five Points o los cinco puntos de nueva york.-a

El juicio por el accidente de Chernóbil​.-a

Las autopistas urbanas de Santiago.-a

Nobleza rusa.-a

La nobleza Catalana.-a

El imperio colonial portugués.-a

Isla de Long Island (Nueva york).-a