Emily Dickinson.-a
(Amherst, 1830 - id., 1886) Poetisa estadounidense cuya obra, por su especial sensibilidad, misterio y profundidad, ha sido celebrada como una de las más grandes de habla inglesa de todos los tiempos.
Su padre, miembro del Congreso y tesorero del Amherst College, fue un abogado culto y austero, según el estilo burgués de Nueva Inglaterra. Dickinson estudió en la Academia de Amherst y en el seminario Femenino de Mount Holyoke, en Massachussets, donde recibió una rígida educación calvinista que dejó huellas en su personalidad y a la que se enfrentaría con su carácter escéptico. A través de Benjamín F. Newton conoció muy temprano la obra de Ralph Waldo Emerson. También leyó a Henry David Thoreau, y a los novelistas Nathaniel Hawthorne y Harriet Beecher Stowe.
Muy pronto decidió aislarse del mundo, manteniendo contacto solamente con unas pocas amistades, como el escritor Samuel Boswell, con quien sostuvo una larga correspondencia. A los veintitrés años, Dickinson tenía conciencia de su propia vocación casi mística, y a los treinta su alejamiento del mundo era ya absoluto, casi monástico. Retirada en la casa paterna, se dedicaba a las ocupaciones domésticas y garabateaba en pedazos de papel (con frecuencia ocultados en los cajones) sus apuntes y versos que, después de su muerte, se revelaron como uno de los logros poéticos más notables de la América del siglo XIX. En su aislamiento sólo vistió de color blanco ("mi blanca elección", según sus propias palabras), rasgo que expresaba la ética y transparencia de su poesía.
Uno de sus biógrafos escribió acerca de su naturaleza poética: "Era una especialista de la luz". Su escritura puede ser descrita como producto de la soledad, del retiro de cualquier tipo de vida social, incluida la relativa a la publicación de sus poemas. De ella dijo Jorge Luis Borges: "No hay, que yo sepa, una vida más apasionada y solitaria que la de esa mujer. Prefirió soñar el amor y acaso imaginarlo y tenerlo". Algunos de sus poemas reflejan la decepción que sufrió por un amor (dirigía cartas a un hombre al que llamaba "Master", del que no se conoce su verdadero nombre), y la ulterior sublimación y trasvase de ese amor a Dios.
Sus primeros poemas fueron convencionales, según el estilo corriente de la poesía en esos momentos, pero ya a comienzos de 1860 escribió versos más experimentales, sobre todo en lo que respecta al lenguaje y a los elementos prosódicos. Su escritura se volvió melódica y a la vez precisa, despojada de palabras superfluas y exploradora de nuevos ritmos, unas veces lentos y otras veloces, según el momento y la intención y no como un patrón rígido, como era usual. Su poesía devino intelectual y meditativa, sin que esto supusiera una merma de su sensibilidad.
Actualmente algunos especialistas subrayan esa complejidad intelectual, pues por lo general la crítica había jerarquizado su lirismo como un valor supremo, o su feminidad como categoría poética que la separaba de los demás autores norteamericanos. En su poesía pesan la extrañeza y la oscuridad como cualidades esenciales, y la sutilidad dialéctica entre las imágenes, las sensaciones y los conceptos. Influyó en poetas posteriores (como E. Bishop, A. Rich, W. Stevens y otros) por esa capacidad de crear un lenguaje a la vez metafísico y emotivo.
Únicamente cinco de sus composiciones poéticas fueron publicadas, con carácter anónimo, durante la vida de la autora. Hasta pasados cuatro años de su muerte no se publicó su primer poemario; posteriormente, a lo largo de sucesivas ediciones, llegaron a rescatarse alrededor de 1.800 poemas. No fue hasta a partir de 1920 que Dickinson alcanzó su posición prominente en la historia de la literatura norteamericana. En este aspecto constituyó una fecha notable el año 1924, en el que su sobrina Martha Dickinson Bianchi publicó The Life and Letters of Emily Dickinson, texto al cual opuso Geneviève Taggard en 1930 The Life and Mind of Emily Dickinson.
Nombre de nacimiento: Emily Elizabeth Dickinson
Nacimiento: 10 de diciembre de 1830 Amherst, Estado de Massachusetts, Estados Unidos
Fallecimiento: 15 de mayo de 1886 Amherst.
Lugar de sepultura: Amherst West Cemetery.
Residencia: Amherst
Nacionalidad:estadounidense
Lengua materna: Inglés
Nombre de nacimiento: Emily Elizabeth Dickinson
Nacimiento: 10 de diciembre de 1830 Amherst, Estado de Massachusetts, Estados Unidos
Fallecimiento: 15 de mayo de 1886 Amherst.
Lugar de sepultura: Amherst West Cemetery.
Residencia: Amherst
Nacionalidad:estadounidense
Lengua materna: Inglés
Panorámica de Amherst, la ciudad natal de Emily. La fotografía fue tomada en el año de su muerte. |
Nota Amherst es un pueblo ubicado en el condado de Hampshire en el estado estadounidense de Massachusetts. En el Censo de 2010 tenía una población de 37.819 habitantes y una densidad poblacional de 526,46 personas por km².
La poesía de Emily Dickinson
La obra de Dickinson es copiosa y desigual; muchos textos son piezas fragmentarias, pero en los mejores poemas, todos breves, se revela una fuerza excepcional de expresión, una concisión que es la condensación del pensamiento o de la impresión en una "evocatividad" metafísica como sólo se encuentra en algunos de los mejores poetas de nuestro tiempo. A esto se une una forma nítida, segura, que logra los máximos efectos con medios muy simples, y un personalísimo ritmo desarrollado usualmente en poemas de ocho o doce versos, de ordinario dos cuartetos yámbicos o bien tres cuartetos con rima ABCB.
Sus composiciones se agrupan en diversos apartados: "La vida" ["Life"], "La naturaleza" ["Nature"], "El amor" ["Love"], "El tiempo y la eternidad" ["Time and Eternity"], lo que da una idea de las líneas de su inspiración. La naturaleza, con sus desconcertantes leyes, encuentra en Emily Dickinson una comentarista aguda y serena que, como en el poema "Muerte y vida" ["Death and Life"], sabe expresar, en el consabido esquema de los dos cuartetos, uno de los más tormentosos problemas que turban la mente y el corazón del hombre:
En apariencia sin sorpresa
para la flor feliz,
el hielo, jugando, la decapita
valiéndose de su momentáneo poder.
El rubio asesino prosigue,
el sol avanza sin conmoverse
a medir otro día,
para un Dios que lo aprueba.
En los poemas que tienen como tema el amor (todos ellos inspirados por la única e infeliz pasión de la poetisa) domina la nota personal, y la feminidad de Dickinson, casi siempre sofocada, halla aquí a veces un desahogo. Son, sin embargo, rarísimos los gritos de pasión; más a menudo Dickinson nota, con delicada sensibilidad, las pequeñas alegrías de un casto sentimiento correspondido o el sentimiento por lo que nunca podrá ser.
No es, sin embargo, en este grupo donde se hallan sus logros mejores. El tiempo y la eternidad, descubriendo más vastos y menos personales horizontes interiores, le dan mayor libertad y felicidad de expresión. Así, en "Ha habido una muerte en la casa de enfrente" [There's been a Death in the opposite house"], hallamos la sobria y casi prosaica descripción de lo que, mirando por la ventana, se puede adivinar de la casa de enfrente por su aspecto externo: "Los vecinos se mueven dentro y fuera, el coche del doctor se va. Una ventana se abre mecánicamente, de golpe, de un modo súbito; alguien saca un colchón. Los niños pasan apretando el paso, se preguntan si Eso se muere allá arriba. Así hacia yo, de niña. El sacerdote entra tranquilo como si la casa fuese suya... y después la modista, y el hombre de la triste profesión, para tomar las medidas de la caja". Dickinson logra comunicar al lector el sentido trágico y conmovedor de la muerte humana, con sus pequeñas ceremonias siempre iguales, con sus exterioridades tan míseras, frente al misterio. Misterio al que Dickinson no tiene miedo:
No he visto nunca una landa,
nunca he visto el mar,
y sin embargo, sé cómo está hecho el yermo,
y sé lo que debe ser la ola.
Nunca he hablado con Dios,
nunca he visto el Cielo,
y sin embargo, conozco el lugar
como si tuviese un mapa de él.
Los versos comprendidos en el apartado "Un solo sabueso" ["A single Hound"] se inspiran siempre en los mismos temas, pero tienen el semblante más vivo, menos cuidado. La variedad y la bizarría de los ritmos se enfrentan con una incierta y menos profunda actitud mental. Es difícil encuadrar a la Dickinson en una época o en una escuela. Toda su obra expresa un tormento sutil a través de una intensa castidad estilística, y la meditada exigüidad de los medios formales y literarios da lugar a logros reservados a artistas verdaderamente geniales que siguen conmoviendo la sensibilidad actual.
Entorno social y familiar
Emily Dickinson provenía de una prominente familia de Nueva Inglaterra. Sus antepasados habían llegado a Estados Unidos en la primera oleada migratoria puritana4 y la estricta religión protestante que profesaban influyó sobre la obra de la artista.
Abogados, educadores y funcionarios políticos poblaban el árbol genealógico de Emily; uno de sus antepasados fue secretario del Ayuntamiento de Wethersfield, Connecticut en 1659. Su abuelo Samuel Fowler Dickinson fue secretario del Ayuntamiento, representante en la Corte General, senador en el Senado Estatal y durante cuarenta años juez del condado de Hampton, Massachusetts.
El padre de la poeta, Edward Dickinson, abogado por la Universidad Yale, fue juez en Amherst, representante en la Cámara de Diputados de Massachusetts, senador en la capital del Estado y por último, representante por el estado de Massachusetts en el Congreso de Washington. Edward fundó la línea ferroviaria Massachusetts Central Railroad y, además, el Amherst College junto con Samuel, su padre.
El socio del bufete jurídico de Edward Dickinson era primo de Ralph Waldo Emerson que, por este motivo, siempre estuvo ligado al pueblo de Amherst, influyendo sobre la filosofía y la obra de Emily. La esposa de Edward y madre de la poeta fue Emily Norcross Dickinson (1804–1882), al fin de su vida estuvo postrada y a cargo de sus hijas. Emily Dickinson tuvo dos hermanos: el mayor, William Austin Dickinson (1829–1895), generalmente conocido por su segundo nombre, se casó en 1856 con Susan Gilbert, amiga de su hermana Emily, y vivió en la casa lindante con la de su padre. Su hermana menor, Lavinia Norcross Dickinson (1833–1899), también conocida como «Vinnie», fue la que descubrió las obras de Emily tras su muerte y se convirtió en la primera compiladora y editora de su poesía.
Su vida
Infancia, adolescencia y estudios
Sus hermanos y cuñada
Emily Dickinson nació en el hogar de sus padres el 10 de diciembre de 1830,7 dos años después de que sus padres contrajeran matrimonio. Muy apegada a los ideales y conceptos puritanos en boga, tardó muchos años en comenzar a rebelarse, aunque nunca de forma completa.
Emily prácticamente no recordaba a sus abuelos ni a sus tíos, a pesar de ello, de niña tuvo mucha relación con dos pequeñas primas huérfanas, a las cuales ayudó a educar e incluso, a una de ellas, Clara Newman, le llegó a leer en secreto algunos de sus poemas.
Es imposible reconstruir de forma completa la infancia de la poeta, son escasos y fragmentarios los datos que poseen los investigadores. No obstante, se conoce que el hermano mayor de Emily, William Austin Dickinson, un año y medio mayor que ella, nació el 16 de abril de 1829. Él se educó en el Amherst College y se convirtió, al igual que su padre, en abogado al graduarse de la Universidad Harvard.
Austin Dickinson se casó en 1856 con Susan Huntington Gilbert, ex compañera de estudios de Emily en la Academia de Amherst, quien parece haber cumplido un importante papel en la vida emocional de la escritora. Susan Gilbert, al mudarse con Austin a la casa contigua a donde vivía Emily, se convirtió en amiga y confidente de la poeta, y consta por la correspondencia mantenida «alambrada por medio» que su cuñada fue la segunda persona a quien le mostró sus poemas. Incluso se atrevió a sugerirle a Emily algunos cambios y retoques que no fueron realizados jamás. Así mismo, se ha propuesto que Susan fue la destinataria de cerca de trescientos de los poemas de amor de Dickinson y, que este amor era correspondido.
Lavinia Dickinson, su hermana menor, nacida el 28 de febrero de 1833, fue su compañera y amiga hasta el fin de su vida. Las pocas confidencias íntimas que se conocen de Emily provienen de Lavinia. «Vinnie» sentía una profunda adoración por su hermana y por su talento poético; sin embargo, respetó hasta la muerte de Emily la decisión de mantener ocultas sus obras, y también protegió su vida privada hasta donde le fue dado hacerlo, creando y manteniendo el ambiente de calma, aislamiento y soledad que Emily necesitaba para dar forma a su gran producción poética. La fe de Lavinia en las obras de su hermana, permitió su protección para la posteridad, hasta su primera publicación póstuma. La devoción de Lavinia fue la responsable de hacer comprender al biógrafo de Emily, George Frisbee Wicher, y al mundo que «la poeta lírica más memorable de Estados Unidos había vivido y muerto en el anonimato».
Años de formación
La Academia de Amherst era sólo para varones, a pesar de ello, en 1838 se abrió por primera vez la inscripción de niñas y en 1840, Edward Dickinson y su esposa inscribieron a Emily.
A pesar de su humildad —escribió «Fui a la escuela pero no tuve instrucción»— la educación de Emily en la academia fue sólida y completa. Allí aprendió literatura, religión, historia, matemáticas, geología y biología. Recibió una sólida instrucción en griego y latín que le permitía, por ejemplo, leer la Eneida de Virgilio en su idioma original.
El punto más flojo de la educación de Dickinson fueron sin duda las matemáticas, para las cuales no tenía facilidad y no le gustaban. Su talento narrativo hizo que escribiera las composiciones de sus compañeras que, en retribución, le hacían las tareas de álgebra y geometría.
De este período se conserva una carta a su amiga Jane Humphrey, escrita a los once años de edad, que muestra un estilo académico y risueño: «Hoy es miércoles, y ha habido clase de oratoria. Un joven leyó una composición cuyo tema era "Pensar dos veces antes de hablar". Me pareció la criatura más tonta que jamás haya existido, y le dije que él debiera haber pensado dos veces antes de escribir».
El rector de la academia en ese entonces, era un experimentado educador recién llegado de Berlín. Edward Dickinson sugirió a su hija que se inscribiera en los cursos de alemán que el rector impartía, puesto que con seguridad no tendría otra ocasión de aprender ese idioma en el futuro. Además, Emily estudiaba piano con su tía, tenía canto los domingos y también jardinería, floricultura y horticultura; estas últimas pasiones no la abandonarían hasta el fin de su vida.
La educación de Emily Dickinson fue, por tanto, mucho más profunda y sólida que las de las demás mujeres de su tiempo y lugar. Sin embargo, en ocasiones la muchacha, cuya salud no era muy buena, se sentía saturada y sobreexigida. A los catorce años escribe a una compañera una carta donde decía: «Terminaremos nuestra educación alguna vez, ¿no es verdad? Entonces tú podrás ser Platón y yo Sócrates, siempre y cuando no seas más sabia que yo».
Interés por las ciencias
La Academia y el Colegio de Amherst disponían de un claustro de profesores compuesto por científicos de fama nacional, entre los que se encontraban los biólogos Edward Hitchcock y Charles Baker Adams, y el geólogo Charles Upham Shepard, los cuales llevaron al colegio sus enormes colecciones de especímenes. En 1848 cuando la poeta tenía dieciocho años, ambas instituciones construyeron un importante observatorio astronómico con un buen telescopio, y gabinetes para guardar las colecciones.
Todo esto estimuló el interés de Dickinson por las ciencias naturales, conocía desde temprana edad los nombres de todas las constelaciones y estrellas, y se dedicó con entusiasmo a la botánica. Sabía perfectamente dónde encontrar cada especie de flor silvestre que crecía en la región y las clasificaba correctamente según la nomenclatura binomial en latín. Toda esta erudición científica quedó firmemente guardada en su memoria y fue utilizada para la trama naturalista de sus poemas muchos años después.
Seminario en Mount Holyoke
El Seminario para Señoritas Mary Lyon de Mount Holyoke también recibió a Emily Dickinson para ayudar a su formación religiosa y completar su educación superior. En 1847, la jovencita abandonó el hogar familiar por primera vez para estudiar en dicho seminario.
Dickinson, con apenas dieciséis años, era una de las más jóvenes de entre las 235 estudiantes de Mount Holyoke, las cuales eran custodiadas por un selecto grupo de jóvenes maestras de entre veinte y treinta años de edad. La adolescente superó sin problemas los estrictos exámenes de admisión y se mostró muy satisfecha por la educación que se impartía en el seminario.
Allí intentaron que Emily se volcara de lleno en la religión para dedicarse a misionar en el extranjero, pero tras un profundo examen de conciencia Dickinson encontró que aquello no le interesaba y se negó, quedando inscrita en el grupo de setenta alumnas a las que se consideró «no convertidas».
A pesar de ello, Emily y su portentosa imaginación eran muy populares en el seminario, una condiscípula escribió que «Emily siempre estaba rodeada en los recreos por un grupo de niñas ansiosas de escuchar sus relatos extraños y enormemente divertidos, siempre inventados en el momento».
En menos de un año, Emily superó el curso completo, principalmente, por sus profundos conocimientos de latín. Aprobó rápidamente Historia Inglesa y Gramática obteniendo excelentes calificaciones en los exámenes finales, que eran orales y públicos. El curso siguiente se refería a Química y Fisiología y el tercero, a Astronomía y retórica, todas ellas materias sobre las que, como queda dicho, Emily tenía profundos conocimientos. Los profesores, a la vista de su evidente dominio de la Botánica, le dieron esta materia por aprobada sin necesidad de cursarla ni de rendir exámenes.
En la primavera Emily enfermó y ya no pudo permanecer en el seminario. Edward Dickinson envió a Austin a buscarla y traerla de regreso. Después de esta segunda experiencia académica de su vida, Emily Dickinson ya no volvió a estudiar nunca más.
Entorno social y familiar
Emily Dickinson provenía de una prominente familia de Nueva Inglaterra. Sus antepasados habían llegado a Estados Unidos en la primera oleada migratoria puritana4 y la estricta religión protestante que profesaban influyó sobre la obra de la artista.
Abogados, educadores y funcionarios políticos poblaban el árbol genealógico de Emily; uno de sus antepasados fue secretario del Ayuntamiento de Wethersfield, Connecticut en 1659. Su abuelo Samuel Fowler Dickinson fue secretario del Ayuntamiento, representante en la Corte General, senador en el Senado Estatal y durante cuarenta años juez del condado de Hampton, Massachusetts.
El padre de la poeta, Edward Dickinson, abogado por la Universidad Yale, fue juez en Amherst, representante en la Cámara de Diputados de Massachusetts, senador en la capital del Estado y por último, representante por el estado de Massachusetts en el Congreso de Washington. Edward fundó la línea ferroviaria Massachusetts Central Railroad y, además, el Amherst College junto con Samuel, su padre.
El socio del bufete jurídico de Edward Dickinson era primo de Ralph Waldo Emerson que, por este motivo, siempre estuvo ligado al pueblo de Amherst, influyendo sobre la filosofía y la obra de Emily. La esposa de Edward y madre de la poeta fue Emily Norcross Dickinson (1804–1882), al fin de su vida estuvo postrada y a cargo de sus hijas. Emily Dickinson tuvo dos hermanos: el mayor, William Austin Dickinson (1829–1895), generalmente conocido por su segundo nombre, se casó en 1856 con Susan Gilbert, amiga de su hermana Emily, y vivió en la casa lindante con la de su padre. Su hermana menor, Lavinia Norcross Dickinson (1833–1899), también conocida como «Vinnie», fue la que descubrió las obras de Emily tras su muerte y se convirtió en la primera compiladora y editora de su poesía.
Su vida
La casa en Amherst donde nació Emily Dickinson |
Sus hermanos y cuñada
Emily Dickinson nació en el hogar de sus padres el 10 de diciembre de 1830,7 dos años después de que sus padres contrajeran matrimonio. Muy apegada a los ideales y conceptos puritanos en boga, tardó muchos años en comenzar a rebelarse, aunque nunca de forma completa.
Emily prácticamente no recordaba a sus abuelos ni a sus tíos, a pesar de ello, de niña tuvo mucha relación con dos pequeñas primas huérfanas, a las cuales ayudó a educar e incluso, a una de ellas, Clara Newman, le llegó a leer en secreto algunos de sus poemas.
Es imposible reconstruir de forma completa la infancia de la poeta, son escasos y fragmentarios los datos que poseen los investigadores. No obstante, se conoce que el hermano mayor de Emily, William Austin Dickinson, un año y medio mayor que ella, nació el 16 de abril de 1829. Él se educó en el Amherst College y se convirtió, al igual que su padre, en abogado al graduarse de la Universidad Harvard.
Austin Dickinson se casó en 1856 con Susan Huntington Gilbert, ex compañera de estudios de Emily en la Academia de Amherst, quien parece haber cumplido un importante papel en la vida emocional de la escritora. Susan Gilbert, al mudarse con Austin a la casa contigua a donde vivía Emily, se convirtió en amiga y confidente de la poeta, y consta por la correspondencia mantenida «alambrada por medio» que su cuñada fue la segunda persona a quien le mostró sus poemas. Incluso se atrevió a sugerirle a Emily algunos cambios y retoques que no fueron realizados jamás. Así mismo, se ha propuesto que Susan fue la destinataria de cerca de trescientos de los poemas de amor de Dickinson y, que este amor era correspondido.
Lavinia Dickinson, su hermana menor, nacida el 28 de febrero de 1833, fue su compañera y amiga hasta el fin de su vida. Las pocas confidencias íntimas que se conocen de Emily provienen de Lavinia. «Vinnie» sentía una profunda adoración por su hermana y por su talento poético; sin embargo, respetó hasta la muerte de Emily la decisión de mantener ocultas sus obras, y también protegió su vida privada hasta donde le fue dado hacerlo, creando y manteniendo el ambiente de calma, aislamiento y soledad que Emily necesitaba para dar forma a su gran producción poética. La fe de Lavinia en las obras de su hermana, permitió su protección para la posteridad, hasta su primera publicación póstuma. La devoción de Lavinia fue la responsable de hacer comprender al biógrafo de Emily, George Frisbee Wicher, y al mundo que «la poeta lírica más memorable de Estados Unidos había vivido y muerto en el anonimato».
Años de formación
La Academia de Amherst era sólo para varones, a pesar de ello, en 1838 se abrió por primera vez la inscripción de niñas y en 1840, Edward Dickinson y su esposa inscribieron a Emily.
A pesar de su humildad —escribió «Fui a la escuela pero no tuve instrucción»— la educación de Emily en la academia fue sólida y completa. Allí aprendió literatura, religión, historia, matemáticas, geología y biología. Recibió una sólida instrucción en griego y latín que le permitía, por ejemplo, leer la Eneida de Virgilio en su idioma original.
El punto más flojo de la educación de Dickinson fueron sin duda las matemáticas, para las cuales no tenía facilidad y no le gustaban. Su talento narrativo hizo que escribiera las composiciones de sus compañeras que, en retribución, le hacían las tareas de álgebra y geometría.
De este período se conserva una carta a su amiga Jane Humphrey, escrita a los once años de edad, que muestra un estilo académico y risueño: «Hoy es miércoles, y ha habido clase de oratoria. Un joven leyó una composición cuyo tema era "Pensar dos veces antes de hablar". Me pareció la criatura más tonta que jamás haya existido, y le dije que él debiera haber pensado dos veces antes de escribir».
El rector de la academia en ese entonces, era un experimentado educador recién llegado de Berlín. Edward Dickinson sugirió a su hija que se inscribiera en los cursos de alemán que el rector impartía, puesto que con seguridad no tendría otra ocasión de aprender ese idioma en el futuro. Además, Emily estudiaba piano con su tía, tenía canto los domingos y también jardinería, floricultura y horticultura; estas últimas pasiones no la abandonarían hasta el fin de su vida.
La educación de Emily Dickinson fue, por tanto, mucho más profunda y sólida que las de las demás mujeres de su tiempo y lugar. Sin embargo, en ocasiones la muchacha, cuya salud no era muy buena, se sentía saturada y sobreexigida. A los catorce años escribe a una compañera una carta donde decía: «Terminaremos nuestra educación alguna vez, ¿no es verdad? Entonces tú podrás ser Platón y yo Sócrates, siempre y cuando no seas más sabia que yo».
Interés por las ciencias
Retrato de los hermanos Dickinson en 1840, Emily se encuentra a la izquierda. Dickinson Room en el Houghton Library de la Universidad Harvard. |
Todo esto estimuló el interés de Dickinson por las ciencias naturales, conocía desde temprana edad los nombres de todas las constelaciones y estrellas, y se dedicó con entusiasmo a la botánica. Sabía perfectamente dónde encontrar cada especie de flor silvestre que crecía en la región y las clasificaba correctamente según la nomenclatura binomial en latín. Toda esta erudición científica quedó firmemente guardada en su memoria y fue utilizada para la trama naturalista de sus poemas muchos años después.
Seminario en Mount Holyoke
El Seminario para Señoritas Mary Lyon de Mount Holyoke también recibió a Emily Dickinson para ayudar a su formación religiosa y completar su educación superior. En 1847, la jovencita abandonó el hogar familiar por primera vez para estudiar en dicho seminario.
Dickinson, con apenas dieciséis años, era una de las más jóvenes de entre las 235 estudiantes de Mount Holyoke, las cuales eran custodiadas por un selecto grupo de jóvenes maestras de entre veinte y treinta años de edad. La adolescente superó sin problemas los estrictos exámenes de admisión y se mostró muy satisfecha por la educación que se impartía en el seminario.
Allí intentaron que Emily se volcara de lleno en la religión para dedicarse a misionar en el extranjero, pero tras un profundo examen de conciencia Dickinson encontró que aquello no le interesaba y se negó, quedando inscrita en el grupo de setenta alumnas a las que se consideró «no convertidas».
A pesar de ello, Emily y su portentosa imaginación eran muy populares en el seminario, una condiscípula escribió que «Emily siempre estaba rodeada en los recreos por un grupo de niñas ansiosas de escuchar sus relatos extraños y enormemente divertidos, siempre inventados en el momento».
En menos de un año, Emily superó el curso completo, principalmente, por sus profundos conocimientos de latín. Aprobó rápidamente Historia Inglesa y Gramática obteniendo excelentes calificaciones en los exámenes finales, que eran orales y públicos. El curso siguiente se refería a Química y Fisiología y el tercero, a Astronomía y retórica, todas ellas materias sobre las que, como queda dicho, Emily tenía profundos conocimientos. Los profesores, a la vista de su evidente dominio de la Botánica, le dieron esta materia por aprobada sin necesidad de cursarla ni de rendir exámenes.
En la primavera Emily enfermó y ya no pudo permanecer en el seminario. Edward Dickinson envió a Austin a buscarla y traerla de regreso. Después de esta segunda experiencia académica de su vida, Emily Dickinson ya no volvió a estudiar nunca más.
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