Sucesos de Arnedo; La Guerra Civil en la Ciudad Real.-a

Arnedo es un municipio y ciudad  de La Rioja (España), perteneciente a la comarca de la Rioja Baja. Tiene 14 875 habitantes (INE 2019). Está bañada por el río Cidacos (afluente del Ebro) y su economía depende fundamentalmente de la industria del calzado. Su nombre proviene posiblemente del latín arenetum, colectivo de «arena».


Se conoce como Sucesos de Arnedo a los acontecimientos que se produjeron en la población de Arnedo (La Rioja) el martes 5 de enero de 1932, en los que murieron once personas por disparos de la Guardia Civil y treinta resultaron heridas. Un mes antes se había aprobado la Constitución de 1931, se había nombrado a Niceto Alcalá Zamora presidente de la Segunda República Española y el día 15 de diciembre Manuel Azaña había formado su segundo gobierno de coalición republicano-socialista. Los "sucesos de Arnedo" cierran una "semana trágica" en el bienio reformista de la Segunda República Española que se iniciaron con los Sucesos de Castilblanco.

Los hechos.

Sólo seis días después de que se produjeran los trágicos sucesos de Castilblanco del 31 de diciembre de 1931, en los que fueron linchados salvajemente cuatro guardias civiles por una muchedumbre de jornaleros en paro, en la localidad riojana de Arnedo tuvo lugar un nuevo enfrentamiento entre la población y la Guardia Civil.  En la localidad existía una empresa de calzado de la familia Muro que había despedido a varios obreros. 
Como tras largas conversaciones, con intervención del Gobernador civil, no fueron readmitidos, los trabajadores iniciaron una huelga el martes 5 de enero y el comité de huelga de UGT invitó “a todos los ciudadanos conscientes” a unirse a los obreros “atropellados... para pedir el pan nuestro y el de nuestros hijos, que esos patronos sin entrañas quiere arrebatarnos”. 
Ese mismo día se reunieron en el Ayuntamiento el Gobernador civil, el Alcalde, varios concejales, el jefe de la Comandancia de la Guardia Civil y algunos patronos que acordaron readmitir a los despedidos.
En la plaza de la República (antes llamada plaza de Nuestra Señora de Vico) se congregó una muchedumbre de trabajadores en huelga con sus familias y otros vecinos que acompañaban a los delegados sindicales que iban a reunirse en el ayuntamiento con los patronos para firmar el acuerdo y, al ver a la Guardia Civil, al parecer, prorrumpieron en gritos hostiles contra ellos llamándolos “lacayos del capitalismo” y pidiendo la disolución del cuerpo. La respuesta de los veinticinco guardias civiles que se encontraban en la plaza al mando de un teniente fue disparar contra la multitud sin mediar ningún tipo de advertencia. Según algunas versiones, todo comenzó por el forcejeo de un obrero para defender a su hija, una chica de 15 años que había sido golpeada por un guardia. Un guardia cae al suelo y abren fuego contra todos los congregados, realizando al menos tres descargas.
Los disparos no cesaron hasta que el Comandante de la Guardia Civil que se encontraba en el Ayuntamiento bajó a la calle y ordenó al teniente que dejaran de disparar. El resultado fue seis varones y cinco mujeres muertos (entre ellos una madre y su hijo de cuatro años, y una mujer de setenta años); once mujeres y diecinueve varones heridos (entre ellos un niño de cinco años a quien tuvieron que amputar una pierna y varios ancianos), de los cuales cinco quedaron inútiles para el trabajo; y un civil herido leve de bala.

Las consecuencias

La opinión pública reaccionó indignada y la simpatía que había mostrado hacia la Guardia Civil tras los sucesos de Castilblanco se tornó en hostilidad, porque no era la primera vez que la guardia civil disparaba a quemarropa. En las Cortes, los diputados de la oposición pidieron el cese inmediato del director general de la Guardia Civil, el general Sanjurjo. Pero un mes después el gobierno cedió a la presión y lo sustituyó por el general Cabanellas, pasando Sanjurjo a dirigir el Cuerpo de Carabineros, lo que Sanjurjo interpretó como una desautorización y una degradación por parte del gobierno (cinco meses después encabezaría el primer intento de golpe de Estado para derribar a la República).
En la conversación que mantuvo Sanjurjo con el presidente del Gobierno, Manuel Azaña, en la que éste le comunicó su destitución como director de la Guardia Civil, Sanjurjo no habló de las atrocidades cometidas por sus subordinados en Arnedo, sino que echó la culpa a los “ayuntamientos socialistas”, donde se había metido “lo peor de cada casa”, gente “indeseable” que “fomenta el desorden, amedrenta a los propietarios, causa daños en las propiedades y ha de chocar necesariamente con la Guardia civil”. Los socialistas, le dijo Sanjurjo a Azaña, no deberían estar en el gobierno, “porque su presencia alienta a los que favorecen los desmanes”. 
El tribunal militar que el 30 de enero de 1934 juzgó en Burgos al teniente de la Guardia Civil que dio la orden de disparar en Arnedo lo absolvió “del delito de homicidio y lesiones por imprudencia temeraria por falta bastante de prueba para apreciar lo hubiera cometido, existiendo la misma circunstancia respecto a cargos sobre la fuerza de la Guardia Civil a sus órdenes”.

Según la Guardia Civil y los patronos que declararon, en Arnedo se habían celebrado diversos actos públicos en los que habían intervenido oradores del PSOE, entre ellos el señor José Orad de La Torre, quien, en su opinión, había azuzado especialmente a los manifestantes para que no se detuvieran hasta alcanzar un acuerdo.
El informe del forense afirmaba que un cabo de la guardia sufría una herida en un tobillo, de delante atrás, producida por un proyectil de arma corta del calibre. 
No apareció el proyectil ni el casquillo en la investigación, ni había tampoco modo de saber si la herida fue provocada después de abrir fuego indiscriminadamente los guardias. Así pues, no se pudo determinar el origen de la herida, que bien pudo ser el arma de cualquier compañero suyo.

Antecedentes.

Con el final de la dictadura de Primo de Rivera (septiembre 1923 - enero 1930) y de su sucesor el general Berenguer, comenzó en España la II Republica (14 de abril de 1931 – 1 de abril 1939). En función de los diferentes gobiernos que se dieron durante este periodo, los historiadores dividen esta fase en tres periodos. El primero de ellos es el bienio reformista o social-azañista (1931 - noviembre 1931). Éste debe su nombre a Manuel Azaña: líder de la coalición de republicanos de izquierda vencedora en las elecciones de diciembre de 1931 y que fue hasta el final del bienio el presidente del gobierno. Por otro lado Niceto Alcalá Zamora ocupó el cargo de Presidente de la República.

A lo largo de estos dos años se intentó impulsar una serie de reformas de carácter progresista que respaldaban a los nuevos artículos liberales que incluía la Constitución de 1931. Sin embargo, la crisis económica por la que pasaba la economía española obstaculizó la completa aplicación de los mismos, desembocando como consecuencia en diversas protestas, especialmente en las zonas rurales del país. Así, el 31 de diciembre de 1931, tuvo lugar en la localidad extremeña de Castilblanco un enfrentamiento entre el campesinado del pueblo y la Guardia Civil que terminó con el linchamiento de cuatro miembros del cuerpo de seguridad. Este acontecimiento es el precursor de los sucesos que, cinco días más tardes, tuvieron lugar en la localidad riojana de Arnedo. 
De este modo, el 5 de enero de 1932, mientras la Guardia Civil acompañaba a un grupo de patronos para negociar el cese de una huelga convocada por UGT, éstos comenzaron a recriminar a los cuerpos de seguridad los cuales reaccionaron abriendo fuego contra la multitud causando once bajas civiles e hiriendo a treinta. Lo que repercutió en un daño a la imagen pública de la Guardia Civil y en la eventual dimisión del que hasta ese momento era el jefe de la Guardia Civil, el general Sanjurjo.

A continuación, analizaremos diversas fuentes primarias que explican los sucesos que se dieron en Arnedo. En primer lugar desgranaremos la forma en la que se narra la noticia en el periódico de centro Ahora Madrid, el cual compararemos con el obrerista La Libertad y con el socialista La Voz. Finalmente contrastaremos los distintos periódicos con los sucesos que se dieron según el anuario España en 1932 (publicado en 1933) del periodista José Gutiérrez-Ravé, el cual, según afirma en la introducción del libro, redacta los sucesos más relevantes del año que da título al anuario de un modo especialmente completo pues utiliza la información proporcionada por los diferentes diarios de la época de un modo objetivo.

 Diario Ahora Madrid.


Diario Ahora

En el periódico madrileño se destaca el altercado en Arnedo como una de las noticias principales junto a la visita del grupo checoeslovaco a Madrid y el ataque a dos sacerdotes en Lamiaco (Bilbao). 
Leyéndose como titular “En una colisión entre la Guardia civil y una manifestación de obreros huelguistas resultan cuatro mujeres, un niño y un hombre muertos y numerosos heridos, algunos de ellos graves”. 
Comienza narrando los hechos que acometieron explicando los motivos de la huelga: el propietario de la fábrica de zapatos Muro de la localidad Arnedo se negaba a readmitir a unos obreros a los que había despedido. 
Continúa explicando los momentos justo anteriores al altercado: se estaba llegando a un acuerdo para terminar la huelga cuando a grito de “¡Viva la huelga!”, “¡Abajo los caciques!” y “¡Abajo el alcalde!” los campesinos increparon a la Guardia Civil.
 A la hora de narrar los sucesos violentos el periódico abre dos versiones. De un lado la facilitada por el gobernador, según la cual un cabo de la Guardia Civil quedó herido de un disparo en la pierna, lo que forzó al resto del cuerpo a intervenir utilizando la fuerza. 
Por otro lado se culpa a un malentendido como detonante de la violencia: un Guardia Civil habría resbalado y un campesino al intentar ayudarlo se oyó un grito de “¡Vamos a por ellos!”, lo que se malinterpretó como un ataque por parte del campesino, llevando a la intervención de la Guardia Civil y al trágico desenlace. A continuación se hace una apreciación subjetiva por la cual se afirma que tanto por parte del campesinado como por parte de la policía hubo un “exceso de nerviosidad” y sin la cual los sucesos no habrían tenido tanta relevancia. Se introduce además una breve descripción de los fallecidos y se anuncia un mínimo de cincuenta heridos en los altercados.

Prosigue la noticia haciendo mención a la reacción del Congreso. Se destaca el papel del señor Sabrás (diputado socialista en Logroño), el cual, según el periódico, hizo saber la noticia a la prensa y comunicó lo sucedido a Casares Quiroga (Ministro de Gobernación, el actual Ministro de Interior). Se concluye presentando la reacción de Quiroga, el cual decide traer al gobernador de Logroño a Madrid para que dé explicaciones y se muestra cauto ante las diferentes versiones que se dan.
Además dedica una columna a resaltar la gravedad de los hechos violentos que se venían dando desde los sucesos de Castilblanco e invita a mantener la calma para defender el equilibrio que, con tanto esfuerzo, se había logrado conseguir.

La Libertad, martes 5 de enero de 1932. NUM: 3680.

El periódico izquierdista escoge presentar en su portada de la sección “Los conflictos sociales” los altercados en Arnedo. Presentando como titular: “En la villa de Arnedo se producen sangrientos sucesos, resultando muertos cuatro mujeres, un niño y un vecino ajeno a la contienda”.

Se comienza haciendo mención a la carencia de detalles sobre los sucesos en el Congreso y a la gravedad de que el propio presidente del gobierno Manuel Azaña no conociese los pormenores del asunto. Tras presentar la situación de confusión dentro del gobierno prosigue contando lo que transmitió a los periodistas el ministro Quiroga y se hace mención al papel del señor Sabrás. Según el diario, el Ministro de Gobernación afirmó que el propietario de la fábrica de zapatos amenazó con despedir a sus trabajadores si estos no votaban a un partido monárquico, de ahí la expulsión de aquellos que votaron a la República, pero también añade que todavía no le han confirmado la veracidad de los hechos.

Este periódico prosigue describiendo con más detalles que Ahora Madrid los momentos que precedieron al conflicto según las palabras del señor Sabrás, completando con la voluntad del propietario de aceptar de nuevo a sus trabajadores despedidos, pero que eso no evitó el desenlace final. Además el diputado socialista de Logroño hace hincapié en la violencia de la Guardia Civil. Se hace también referencia a los gritos del campesinado y se plantea como verdadera causa de la actuación violenta de la policía al disparo que supuestamente recibió el cabo, disparo que según este periódico fue en el tobillo. Se realiza también una breve revisión de las víctimas y se establece un máximo de cincuenta heridos.

Al final de la noticia se menciona la segunda versión de los hechos y se establece una hipotética tercera razón según la cual los guardias habrían disparado movidos por el miedo de la masa enfurecida.

La Voz, miércoles 6 de enero 1932. NUM: 3440.

El periódico socialista da especial importancia a la noticia y dedica varias páginas al análisis de los hechos. Además, incluye una ilustración (ver imagen) en la que se muestra a una mujer sujetando a su hijo muerto, rindiendo honor al menor asesinado en Arnedo. Apelando a los sentimientos del lector al dedicar una columna a la desgracia de que el pequeño no pueda disfrutar del día de Reyes y titulando a la columna:
  “¡Qué sabía el pobre niño!”

Tras esto el periódico relaciona lo sucedido con los sucesos de Castilblanco y justifica lo sucedido como un efecto colateral de la revolución que llevó a la alabada República, y llama a la gente a ser consciente de lo que dicha revolución conlleva restando culpabilidad al Gobierno.
El periódico ve como única causa una modificación a la versión en la que un cabo se resbalaba, pues en este caso lo que sucede es que cae de su montura y no un único individuo, sino una multitud intenta ayudarlo pero se malinterpreta y desenlaza a la intervención violenta.

Continúa con una detallada explicación de los sucesos, con el subtítulo que lee: “La minoría socialista encabeza una subscripción para las víctimas con 12.900 pesetas”. Prosigue haciendo mención a los gritos y hace una breve descripción de tanto los heridos como los fallecidos. Especifica además que se trata de entre veinticinco y treinta heridos. A las reuniones previas a los sucesos añade que se dieron discursos de importante violencia y se pincharon las ruedas del gobernador de la localidad. Se realiza referencia a los gritos y como única versión contraria a la expuesta se hace una breve alusión a la versión que da el gobernador de Arnedo, que presuntamente afirma que los Guardias Civiles fueron los primeros en ser atacados. Se hace referencia a la petición de explicaciones por parte del Gobierno al Gobernador de Vizcaya, D. José Calviño además del futuro recibimiento por parte del Ministerio de Gobernación del Gobernador de Logroño. Se hace especial relevancia a la discusión de los hechos en el Congreso y a la voluntad de los diputados socialistas de aportar cada uno quinientas pesetas en beneficio a las víctimas de la tragedia.

Después se realiza una extensa explicación del momento en el que los diputados acaban de conocer la noticia, mencionándose la ignorancia del asunto por parte de Azaña y las reacciones de ambos Quiroga y Sabrás. De un modo especialmente detallado se relatan los pormenores de la situación en la fábrica y se hace mención a la confusión inicial. Se dedica una columna más al fallecido niño y se finaliza con la versión del Gobernador civil. Según este periódico el culpable del suceso fue un hombre fornido que habría arrebatado un fusil a un Guardia Civil y lo habría roto en pedazos. Además se mencionan las dos versiones que ofrece Quiroga, las mismas que se dan el Ahora Madrid.
Se finaliza la noticia refiriéndose a una huelga general convocada en Logroño en honor a los fallecidos en Arnedo.

España en 1932 por José Gutiérrez-Ravé

Este anuario hace alusión a las conclusiones que se habían extraído sobre los sucesos de Arnedo y algunas de las consecuencias directas así como de las causas de la violencia que se dio. Así culpa a los auges anarquistas que estaba permitiendo el gobierno como principal motivo de los sucesos de tanto Castilblanco como de Arnedo. Por otro lado se defiende la versión del cabo que recibió un disparo en la pierna como detonante y se hace referencia al “hombre fornido” que defiende el Gobernador civil. El número de heridos se fijan en 31. Además destaca las huelgas que se dan, no sólo en Logroño, sino también en Bilbao y en Santander.


La Guerra Civil en Ciudad Real, los años más duros de la capital de La Mancha-
 30 julio, 2018



Durante la Guerra Civil, la ciudad de Ciudad Real vivió sus horas más bajas, perdió todo su tejido empresarial y socioeconómico, sufriendo la pérdida de más de 300 de sus habitantes de forma violenta solo en la ciudad de Ciudad Real, sin contar con las cuantiosas pérdidas humanas de hombres jóvenes en los Frentes de Combate de casi toda España que pueden elevarse a otros 3.000 según bibliografía, testimonios y documentos consultados por el autor; aunque el Ministerio de Defensa tiene más datos en sus Archivos Históricos Militares de Ávila y Segovia. Lo cual diezmó la población de Ciudad Real.

La Guerra Civil comenzó en Ciudad Real el día 19 de julio de 1936 con un tiroteo entre un grupo de Falangistas y un grupo de Socialistas en la Fábrica de Corchos que había en la calle Calatrava esquina con la calle Elisa Cendreros, con el resultado de varios muertos y heridos, tras esto vendría una larga cadena de asesinatos, venganzas  y fusilamientos durante el verano y el otoño del año 1936 y las represalias y juicios sumarios con fusilamiento y escarnio público de la primavera de 1939 después de acabada la Guerra Civil.
 Como consecuencia de esto el cementerio fue llenado debido a que traían a los asesinados de la comarca y a la vez a los muchos caídos en combate en los frentes de Córdoba y Badajoz, fuente el hijo de uno de los sepultureros del cementerio de Ciudad Real. En el verano de 1936 el cementerio de Ciudad Real fue profanado y algunas de sus tumbas rotas a la vez que arado para arrancar las lápidas de los que eran de derechas.

Ese mismo verano de 1936, entre agosto y septiembre, los partidos políticos los sindicatos de izquierdas crearon en Ciudad Real tres Batallones de Milicianos, los Batallones Adelante, José Maestro (por el ex alcalde socialista fusilado) y José Serrano (por el Gobernador Civil y héroe miliciano). 

En el plano militar, en octubre de 1936 se formó en Ciudad Real cumpliendo las órdenes del Ministro de la Guerra, la 2 Brigada Mixta, una unidad militar de combate, formada por los ferroviarios de Ciudad Real, entonces de la empresa MZA, que fueron a luchar como infantería, junto con tropas de Madrid al frente de la Ciudad Universitaria en noviembre de 1936. Más tarde parte de sus Batallones serían traspasados a la 10 Brigada Mixta, y ésta renombrada como 101 Brigada Mixta, que intervendría en los combates de Jarama, Quijorna, Brunete, Belchite o Teruel y que serían evacuados al Hospital de Castellón. Fotograma de un reportaje, AGA, de noviembre de 1936 donde se ven Voluntarios de Ciudad Real en la Ciudad Universitaria de Madrid, sector que hasta el Cerro Garabitas de la Casa de Campo y el Puente de los Franceses les tocó defender hasta la batalla del Jarama en 1937. 
Algo más tarde, a finales de 1937 se crearían la 16 y 17 Brigadas Mixtas, también a principios de 1937, sería constituida la 103 Brigada Mixta, en la que se integrarían los Batallones José Maestro y José Serrano. En total en dichas unidades militares sirvieron varios miles de Ciudadrealeños, pudiendo estimarse la cifra entre 3.000 y 4.000.
Algo más tarde, a finales de 1937 se crearían la 16 y 17 Brigadas Mixtas, también a principios de 1937, sería constituida la 103 Brigada Mixta, en la que se integrarían los Batallones José Maestro y José Serrano. En total en dichas unidades militares sirvieron varios miles de Ciudadrealeños, pudiendo estimarse la cifra entre 3.000 y 4.000.

Ciudad Real será desde finales de 1938 el Cuartel General del Ejército de Extremadura, situado en el Casino, así como la base de varios Hospitales de Campaña de dicho Ejército, contará en la carretera de Piedrabuena y en la de Toledo con 2 Bases Aéreas del 5º Cuerpo de Aviación,  para la defensa de Madrid, con bombarderos rusos Tupolev SB 2 “Katiuskas”, cuyos pilotos, rusos y ucranianos visitaron con frecuencia las terrazas del Pilar, según testigos que ha relatado que venían en camiones y su uniforme.

El Ejército de Extremadura, bajo el mando del General de la Guardia Civil Antonio Escobar Huertas pasado al ejército, abarcará toda la provincia de Ciudad Real, con su Cuartel General en Ciudad Real y diversas bases en las cabeceras provinciales, tales como Daimiel, Piedrabuena o Manzanares, compuesto por 3 Cuerpos de Ejército Dividido cada uno en Divisiones y estas en Brigadas Mixtas de Infantería: CE VI: Div. 26, 36: Brigadas Mixtas: 46, 47 , 113, 148, 175 y 192,  CE VII:  Div. 37, 41,  51: Brigadas Mixtas: 4, 20, 66, 81, 91, 109, 115, 193, 210. CE VIII: Div. 38, 63, 68: Brigadas Mixtas: 25, 61, 86, 88, 103, 114, 189, 191, 194.

 Junto a esto estaban la Brigada de Caballería 3, la 200 División de Guerrilleros (comandos  para sabotaje y exploración), la 12 Brigada de Guardias de Asalto (antecedente de la Policía Nacional en su especialidad de antidisturbios) y la Brigada de Blindados nº2 (carros de combate T-26 de fabricación rusa). 

Entre las pérdidas gran parte de los empresarios y los obreros cualificados, y la práctica totalidad de la intelectualidad; quedando destruida la vida cultural y social de la ciudad durante muchas décadas. Además, le fue cambiado el nombre de Ciudad Real por del Ciudad Libre hasta el fin de la Guerra. Ciudad Real sufrió un gran aumento de la población, pasando de 27.000 habitantes en 1936 a 40.000 habitantes en 1939, debido a las oleadas de refugiados de toda la provincia y también de la de Toledo, por los refugiados del Frente de Talavera de la Reina e incluso del sitio de Santa María de la Cabeza y del bombardeo de Málaga, para una ciudad que ya tenía problemas de vivienda y salubridad fue un duro golpe para sus infraestructuras y su urbanismo, pues entre el uso de muchos de los viejos edificios religiosos como cuarteles, como el caso de los Marianistas, los bombardeos, ametrallamientos de la Aviación Italiana y el nulo mantenimiento de algunos de estos edificios como el Hospital de San Juan de Dios, muchos edificios históricos o de uso público quedaron tan dañados que hubieron de ser demolidos tras la guerra. 
En este tiempo fueron incautadas todas las fincas particulares así como todas las empresas, siendo después colectivizadas por los Sindicatos CNT y UGT. Algunas fábricas, como la de Chocolates Barrenengoa, que fue dinamitada, fueron destruidas. Durante la Guerra el Ayuntamiento, como hicieron otros muchos, emitió billetes y monedas para el comercio local:

También se perdieron gran parte de los tesoros artísticos religiosos y culturales reunidos en más de 700 años y que eran seña de identidad de Ciudad Real, perdiendo cerca del 90% del patrimonio religioso, tales como el Portapaz de Uclés, la talla Gótica de la Virgen de Alarcos o varias tallas, tronos, pendones, joyas y varales de la Semana Santa, de valor histórico y artístico incalculable, además de la imagen de la Patrona, la Virgen del Prado, talla románica de gran valor artístico y sentimental. 

Además todas las iglesias quedaron incautadas por orden del Gobernador Civil desde el día 25 de julio de 1936;  así como los fondos de la Biblioteca, los documentos antiguos de los Archivos Parroquiales, de cientos de años o del Ayuntamiento, que incluían Alarcos. Puerta del Camarín de la Virgen del Prado dañada-
Las iglesias fueron incautadas por las Milicias Comunistas y Anarquistas y en especial los Batallones Comunistas Torres de Valdepeñas y de Puertollano destrozaron gran parte del Patrimonio religioso de Ciudad Real, como por ejemplo el interior de la parroquia de San Pedro, durante el mes de ocupación que estuvieron en Ciudad Real, testimonio de un miliciano de la FAI que me lo relató aún con asombro en 1998. La Guerra, empezó con un tiroteo y acabó en una batalla entre facciones de un mismo bando el 11 de marzo de 1939, al tomar por asalto el Palacio del Obispado que era la sede del Partido Comunista de España, por parte de las fuerzas socialistas del Ejército Popular de la República que habían situado ametralladoras en las torres de la Catedral y de la iglesia de San Pedro, Carro de Combate ruso T-26 igual a los empleados en el asalto del Palacio Episcopal.

lo que desencadenó un tiroteo entre ambos contendientes que acabó con el asalto al Palacio por parte de 2 carros de combate, con el resultado de varios muertos y prisioneros los principales dirigentes del PCE y JSU de Ciudad Real, su jefe, Benigno Cardeñoso fue fusilado en el patio del Palacio del Obispado después de su toma.


Tras tomar el control de Ciudad Real en el llamado “Golpe de Casado” por el coronel de Caballería socialista Segismundo Casado, el 26 de marzo el General Antonio Escobar Huertas, jefe del Ejército de Extremadura se rendía al General José Yagüe Jefe de la Legión en las cercanías del Matadero Municipal en el camino de Sancho Rey a las afueras de Ciudad Real, donde fue tomado prisionero y conducido a Madrid, único general en ser capturado y fusilado en los fosos del castillo de Montjuic en Barcelona.
 Ese mismo día sucedieron unos hechos cuanto menos extraños, reunidos unos 20 camiones en la Plaza del Pilar, fueron llenados con bultos sacados del cercano Banco de España, para una vez cargados enfilar la calle Toledo y salir de Ciudad Real. Todo esto visto por varios transeúntes. El día 29 de marzo acababa la Guerra Civil en Ciudad Real con la entrada de las tropas de Regulares (un Tabor de marroquíes rifeños) por la calle Toledo. Al acabar la Guerra, comenzaron las represalias, las venganzas y los juicios sumarios basados en la Ley de Responsabilidades Políticas de 1939 y en el Código Penal Militar español. 
Las cárceles, como la de Ciudad Real, se llenaron y fueron muchas las sentencias de muerte por fusilamiento que en ella o en otros edificios de Ciudad Real, como la Granja, que llegó a funcionar cómo Prisión de Ciudad Real nº 2 o la Plaza de Toros, se llevaron a cabo. El autor no ha podido verificar 2 testimonios muy inquietantes acerca de torturas en la plaza de toros y en la Puerta de Toledo. Al poco de acabar la guerra, en mayo, fueron fusilados en las tapias del cementerio de Ciudad Real, en mayo, varios camiones con hombres, muchos de Miguelturra y del resto de la provincia de Ciudad Real. Esta ha sido la tragedia más grande vivida por Ciudad Real en sus más de 700 años de Historia, las heridas que causó tardaron todo el siglo XX en cicatrizar.






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