La Casa de Vargas de Madrid; Heráldica madrileña; Domingo Ortiz de Rozas .-a

Introducción 

Cuentan los estudiosos en heráldica que el origen del apellido Vargas se remonta hasta la mismísima conquista de Madrid por parte del rey Alfonso VI, en el año 1085. Concretamente, Juan de Vargas habría sido el primero de un linaje histórico para la región. El personaje en cuestión fue un valeroso guerrero que ayudó don Alfonso en la conquista de la ciudad musulmana. Ya en época cristiana fue gratificado con tierras que le procuraron bastos beneficios y que permitieron que sus descendiente prosperaran. 
«Recibieron importantes propiedades y se dividieron en diversas ramas, son tal vez los únicos comprobados entre la nobleza antigua que llegan perfectamente identificados hasta el fin de la Edad Media», explicó el profesor Manuel Montero Vallejo en su publicación Oficios, costumbres y sociedad en el Madrid bajomedieval.

El profesor, fallecido en 2010, fue uno de los mejores historiadores del Madrid medieval. En el citado artículo, recogió los principales apellidos que se mantuvieron con fuerza en la Villa hasta que Felipe II decidió instalar la corte en Madrid en 1561. Ante tal evento, la poderosa nobleza local quiso «encarecer sus orígenes» en la Villa presumiendo de linaje. Entre ellos, el historiador de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando puso algunos ejemplos.
De los apellidados Gudiel asegura que fueron uno de los primeros en establecerse en la Villa «procedentes de Toledo». Este linaje tiene sus orígenes en la ciudad de Madrid desde tiempos de Pedro I (1350-1369). «Luxanes» (Luján) y Zapata son otros de los apellidos que, pese a su origen aragonés, se establecieron en la Villa con Juan I (1379-1390). «Por entonces también debieron venir los Ocaña», escribió el autor.

Gato, Mármol y Herrera

Además de ser el gentilicio popular con el que referirse a los madrileños, «Gato» también es uno de los apellidos con más arraigo histórico en Madrid. Según Montero Vallejo, pese a las leyendas sobre la conquista de Madrid, a este linaje no se les localiza anteriormente a tiempos de Enrique III (1390-1406). Los Mármol, provenientes de Inglaterra, y los Herrera también son de esta época.
Luzón, Córdoba y Oviedo son otros de los apellidos clásicos de Madrid. Los historiadores y expertos en heráldica lo sitúan en la ciudad desde tiempos del rey Juan II (1426-1454). Otros, como el apellido Castilla llegó, según Montero Vallejo, ya con los Reyes Católicos.

Apellido Gato.

«Gato» fue un apellido muy célebre en la conquista de Madrid en tiempo del Rey Alonso VI. En el asalto de la villa, un soldado valeroso trepó por la muralla ayudado de una daga que clavaba en las juntas de las piedras. Sus camaradas, al ver la hazaña dijeron que parecía un gato, palabra por la cual comenzó a conocerse también a sus descendientes.
 La familia llegó a ser tan importante en la ciudad que no se consideraba nobleza castiza de Madrid a la que no pertenecía a aquel linaje. Con el tiempo, se acabó llamando «gatos» a todos los habitantes de Madrid.
Aunque son varios los blasones que diferentes heraldistas adjudican a distintos linajes de Gato, la mayoría coinciden en que las armas de los Gato  madrileños se describen de la siguiente forma:

En campo de oro, un árbol de sinople y dos gatos atados al cuello y vueltos los lomos hacia el tronco.


Escudo de azur y fajas ondeadas de plata.

La Casa de Vargas es una familia de antiguo linaje en España, cuyos orígenes se remontan a la época de la Reconquista en el siglo XI.

Historia

Orígenes

El apellido Vargas alcanzó su mayor celebridad en la villa de Madrid, cuando hacia el año 1083 fue reconquistada por el rey don Alfonso VI. El primero de este linaje del que se tienen noticias es Juan o Iván de Vargas, un valeroso guerrero que ayudó eficazmente a don Alfonso en la conquista de la villa que, pasados los siglos, habría de convertirse en la capital del reino. Una vez pacificada la zona, se convirtió en un rico hacendado, a cuyo servicio estuvo San Isidro Labrador, patrón de la Villa y Corte de Madrid.

Los Vargas de Madrid

Se sabe que Iván de Vargas tenía dos hermanos, cuyos nombres no han trascendido, y tanto el propio Iván como su hermano mayor se establecieron en Madrid tras su conquista, mientras que el tercer hermano partió probablemente hacia Toledo. Iván de Vargas tuvo tres hijos, dos varones y una mujer. El mayor de los hijos fue Fernán Yáñez de Vargas, que permaneció en Madrid y sobre quien recayó la titularidad de la casa de los Vargas en esa ciudad. 
Tras la muerte sin descendencia de Sancho Fernández de Vargas, hijo de Fernán Yáñez de Vargas, la titularidad de la casa recae sobre María de Vargas, hija de Fernán o Hernán Sánchez de Vargas, descendiente del hermano mayor de Iván de Vargas. 
Un bisnieto de María de Vargas fue Francisco de Vargas y Medina, conocido como "licenciado Vargas", que fue consejero de Castilla en tiempo de los Reyes Católicos. 
Siguiendo la descendencia del licenciado Francisco de Vargas encontramos a Fadrique de Vargas, que recibió el Marquesado de San Vicente del Barco en 1629.

Títulos de nobleza que pertenecieron a la  Familia Vargas.

Condado de la Oliva de Plasencia (1612)
Marquesado de Siete Iglesias (1614)
Vizcondado de Linares (1628)
Marquesado de San Vicente del Barco (1629)
Marquesado de La Serrezuela (1690)
Marquesado de la Nava de Barcinas (1700)


Los escudos de armas y la ciencia histórica auxiliar que los estudia, la heráldica, parecen hoy cosa del pasado.


El experto Fernando del Arco y García rastreó calle a calle las “labras armeras” todavía existentes en caserones y palacios del Madrid antiguo, y encontró más de 200. Algunas de ellas pertenecían a importantes familias avecindadas en las parroquias con más solera, siglos antes de que Felipe II eligiese en 1561 a la Villa de Madrid como sede de su Corte. Este hecho terminó por modificar el Madrid medieval hasta el punto de que, actualmente, el recorrido por sus calles se presenta como el del “Madrid de los Austrias”.
La puntilla a la desaparición o modificación del centro de Madrid se inició en 1868, fecha del derribo de la cerca que rodeaba la ciudad desde tiempos de Felipe IV. El acondicionamiento y saneamiento de calles y edificios hizo desaparecer muchos de los escudos que decoraban las casas; en otras ocasiones se limpió la fachada dañando esos vestigios históricos. A Madrid se le privó de todo el color que esos escudos, casi todos pintados, proporcionaban a la vista de los viandantes.
Proponemos un corto recorrido en seis paradas para familiarizarnos con los escudos de cuatro antiguos linajes: Ramírez, Vargas, Luján y Cisneros

La Latina y los Ramírez

Monumento funerario renacentista a Francisco Ramírez de Madrid, realizado hacia 1531
 que se conserva junto al de su esposa Beatriz Galindo en el Museo de los Orígenes de Madrid.


En el lugar del actual Teatro de la Latina, en la plaza de la Cebada, se alzaba el Hospital de la Latina.
Lo fundaron en 1499 los esposos Francisco Ramírez “el Artillero” y Beatriz Galindo “la Latina”. De ella se sirvió Isabel I de Castilla como maestra de gramática y latín. Derribado en 1904 para ensanchar la calle Toledo, la ubicación del hospital se indica en el plano de Texeira (1656) con el número LX.
En campo de gules un castillo de piedra sobre ondas de azur y plata acompañado de dos cabezas de dierpe de oro, una a cada lado, cortado de sinople con un puente sobre agua sumado de dos torres, una almenada cargada en las almenas de una cruz de gules y con una bandera de plata, la otra torre sin almenas y con una escalera apoyada a sus muros.


Comprobamos que los restos de la fachada del hospital se conservan hoy junto a la Escuela de Arquitectura. Quienes se acerquen a la Ciudad Universitaria podrán reconocer el escudo en piedra de los Ramírez. Se aprecian bien sus torres, puente, ondas de agua y serpientes. Lo podemos imaginar asimismo con sus colores: rojo (gules), azul (azur), plata (argent) y sinople (verde).
Armas de Francisco Ramírez «el Artillero»


Museo de los Orígenes de Madrid

Pasando de la plaza de la Cebada a la plaza del Humilladero, divisamos la entrada del Museo de San Isidro - Los Orígenes de Madrid. Allí se conservan, con sus respectivos escudos, los sepulcros del Artillero y la Latina, provenientes del desaparecido hospital que fundaron.
El actual museo municipal de San Isidro se levanta en el solar de la antigua casa de los condes de Paredes de Nava. Los condes mantuvieron los capiteles adornados con el escudo familiar de su antepasada Catalina de Luján. Hoy queda uno en cada una de las dos crujías del patio renacentista todavía en pie.
Los característicos lienzos de muralla en azur y sable (negro) y las fajas de gules en campos de oro identificaban a los Luján, ilustre familia de origen aragonés. Ya en tiempos de Enrique II se habían asentado junto a la parroquia de San Andrés. En ella convergía la devoción popular por haber sido San Isidro y Santa María de la Cabeza sus parroquianos.

Capilla del Obispo

Dejando atrás las plazas de San Andrés y de los Carros, descendemos por la costanilla de San Andrés. Al lado derecho, haciendo esquina con la plaza de la Paja, se encuentra un escudo partido de los Vargas y los Carvajal. El primero está formado por ondas alternas que los heraldistas describen como de azur en fondo de argent.
Esta familia se había asentado tras la conquista de la ciudad por Alfonso VI a finales del siglo XI. Para ella trabajó al parecer Isidro Labrador y seguramente por ello se distinguieron en promover su culto. Financiaron la construcción de la llamada Capilla del Obispo (con la letra T en el mapa de Texeira) para albergar el arca con sus restos. Sin embargo, cuando en 1544 pierden un pleito y se decreta el traslado del cuerpo de Isidro a la vecina parroquia de San Andrés, los Vargas debieron replantearse la capilla como panteón familiar. De ello da testimonio el despliegue de escudos con ondas en la escalera de acceso desde la plaza de la Paja, los sepulcros y las claves de bóveda.

Casa de Cisneros

Dejando atrás el Jardín del Príncipe de Anglona, caminamos calle Segovia arriba. Giramos a continuación para escalar la empinada calle del Cordón. Al llegar a la esquina de ésta con la calle del Sacramento damos con la fachada trasera de la Casa de Cisneros.

A pesar del deterioro, se puede identificar el característico escudo familiar “jaquelado” de quince piezas cuadradas: siete de gules y ocho de oro si fuera pintado con sus “esmaltes”. Destaca el sombrero cardenalicio en recuerdo de Francisco Jiménez de Cisneros, por dos veces gobernador de Castilla. La residencia fue mandada construir por Benito, sobrino y heredero del cardenal.

Casas y torre de los Lujanes

Ascendiendo por el siguiente tramo de la calle del Cordón alcanzamos la plaza de la Villa. Allí nos espera la arquitectura civil más antigua de Madrid. Se trata de las casas y torre de los Lujanes, sede de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas. En el número 2 de la plaza los tres escudos recuerdan que fue residencia del regidor Pedro de Luján y de su primera esposa Isabel de Aponte. Adquirida en subasta en 1450, los descendientes del matrimonio vivieron en ella hasta 1814. El arco de herradura mudéjar del número 3 daba paso a la casa que Pedro apartó para su hijo menor Álvaro.

Convento de las Carboneras
Armas de Beatriz Ramírez de Mendoza en la fachada.


Al pie de la torre doblamos para entrar en la calle del Codo, que a su vez desemboca en la plaza del Conde de Miranda. En esta destaca la portada del convento del Corpus Christi. Es conocido popularmente como el de “las Carboneras” ya que conserva una pintura de la Inmaculada que fue rescatada de una carbonera.
Beatriz Ramírez de Mendoza, tataranieta del Artillero y la Latina, fundó este convento de clausura a principios del siglo XVII. Nos resultarán por lo tanto familiares el escudo doble de la portada de la iglesia conventual, los que rematan las calles laterales del retablo mayor y los que adornan ambos lados del presbiterio.
Este ha sido nuestro pequeño recorrido por Madrid en busca de los restos mudos de la presencia de casas nobles instaladas antes de que la Villa se convirtiera en Corte.


El Palacio de los Vargas 


El Palacio de los Vargas en Madrid (Plaza de la Paja).
El Palacio de los Vargas es un edificio de origen renacentista, ubicado en el número 4 de la plaza de la Paja, dentro del Barrio de La Latina, en Madrid (España). Construido como casa señorial en el siglo XV, ha tenido numerosos usos a lo largo de su historia y ha sido objeto de diferentes remodelaciones arquitectónicas, que han transformado sustancialmente su trazado original. Actualmente es la sede del Centro de Educación Secundaria Santa Bárbara.

Toponimia

El topónimo de este palacio alude a la Casa de Vargas, a la que se debió su construcción. Este linaje, uno de los más influyentes del Madrid antiguo, poseía otros inmuebles en la capital, como la Casa de Iván de Vargas, el Palacio de la Casa de Campo y el actual Museo de San Isidro.

Historia

Según el periodista e historiador Pedro Montoliú, el palacio fue levantado a finales del siglo XV,​ a instancias de Francisco de Vargas y Medina, consejero de los Reyes Católicos y del emperador Carlos I.
Fue edificado en el ángulo suroccidental de la plaza de la Paja, sobre un solar que parcialmente estuvo ocupado por la casa de Ruy González de Clavijo, embajador del rey Enrique III de Castilla.​ En sus proximidades existían otras casas señoriales, como el Palacio de los Lasso de Castilla, perteneciente a la Casa de la Vega, o el Palacio de Isabel la Católica, llamado así por la falsa creencia de que ahí se alojaba la reina durante sus estancias en Madrid.
En los terrenos colindantes al palacio, propiedad igualmente de la familia, Francisco de Vargas hizo construir en 1520 una capilla para albergar los restos mortales de San Isidro, de tal manera que ésta quedó adosada a la residencia. Con el tiempo esta capilla terminaría siendo conocida como capilla del Obispo, en referencia a Gutierre de Vargas y Carvajal, hijo de aquel y obispo de Plasencia (Cáceres) entre 1524 y 1559.
Durante la Guerra de las Comunidades de Castilla (1520-1522), el palacio fue saqueado, junto con otros inmuebles de los Vargas, debido al apoyo de la familia al emperador Carlos I.
En 1541 la casa sufrió un incendio, cuando en ella residía el cardenal García Loaysa y Girón, presidente del Consejo de Indias. Según la tradición, el eclesiástico logró salvarse saltando desde una de las ventanas. En 1609 nació en ella Bernardino Fernández de Velasco, octavo condestable de Castilla.
El edificio perdió su función residencial en el siglo XIX. En la década de 1870 el arquitecto José Asensio Perdiguer acondicionó sus plantas inferiores para la instalación del Teatro y Café España,​ donde, en palabras de Ramón Gómez de la Serna, se daban "espectáculos de a real la pieza". Dicha sala teatral abrió sus puertas en 1874 y dejó de funcionar poco antes de finalizar el siglo XIX, a causa de un incendio.


La fachada del palacio es una prolongación de la
de la Capilla del Obispo (a la derecha).

Por su parte, los pisos superiores albergaron las oficinas de la Caja de Imposiciones, conocida popularmente como la Caja de los Pobres, donde, igualmente en la década de 1870, se produjo el primer fraude piramidal de la historia,​ de manos de Baldomera Larra, hija del escritor Mariano José de Larra. Otro de los negocios que tuvieron su sede en el palacio de los Vargas, a lo largo del siglo XIX, fue la Imprenta de Enrique Rubiños.
En 1921 el palacio fue transformado para su adecuación como sede del Círculo Católico Obrero de San José, que permaneció en el mismo hasta el año 1976. El proyecto fue llevado a cabo por el arquitecto Emilio Antón, quien adoptó una solución historicista, a modo de prolongación de la contigua capilla del Obispo, con la que el edificio forma ángulo.

Descripción

Poco se sabe del aspecto que pudo tener el palacio primitivo. Según el plano de Madrid de Pedro Teixeira (1656), su planta era cuadrangular y disponía de un amplio patio interior de dos alturas, que estaba porticado en sus dos plantas, en la línea de otras residencias madrileñas renacentistas, como el actual Museo de San Isidro o la Casa de Álvaro de Luján de la plaza de la Villa. El Museo del Prado conserva un dibujo de Cecilio Pizarro (1825-1886), donde puede apreciarse la configuración renacentista del patio, antes de su desaparición.
Según se intuye de otros dibujos y pinturas del siglo XIX, periodo en el cual se llevaron a cabo numerosas remodelaciones, el palacio constaba entonces de un solo volumen, de los cuatro reflejados por Teixeira. En el cuadro La costanilla de San Andrés (1840), de José María Avrial, puede verse una única estructura de planta rectangular, con cubiertas abuhardilladas a dos aguas y una sencilla fachada, abierta por varios vanos, que conferían al conjunto una marcada horizontalidad.
La construcción que ha llegado a nuestros días es resultado de la intervención realizada en el primer tercio del siglo XX, cuando fue creada la fachada neorrenacentista que da a la plaza de la Paja, inspirada en la del capilla del Obispo. No solo toma prestados los mismos materiales de fábrica de este edificio (básicamente la piedra de granito), sino también algunos de sus elementos arquitectónicos, caso de la galería de ventanales de la parte superior, réplica exacta de la existente en la capilla.
Dicha galería está integrada por una sucesión de once arcos rebajados, enmarcados cada uno por una doble moldura y con relieves florales en los puntos de confluencia y en la base.
Con todo, la fachada también incorpora rasgos del antiguo palacio (o al menos de su configuración decimonónica), como son la abundancia de vanos (frente al aspecto más compacto de la Capilla del Obispo) o la ubicación lateralizada del acceso, justo en el mismo punto donde se encontraba originalmente. Éste se forma a partir de una portada de medio punto, que, si bien recuerda a la del edificio religioso, no es completamente idéntica, ya que se presenta amoldurada y rompiendo la simetría de la composición.

Domingo Ortiz de Rozas y García de Villasuso.

Ortiz de Rozas y García de Villasuso, Domingo. Conde de Poblaciones (I). Rozas (Cantabria), 21.XI.1683 – Cabo de Hornos (Chile), 28.VI.1756. Militar, gobernador de Buenos Aires y de Chile.

Nació en el seno de una familia de la hidalguía montañesa; sus padres fueron Urbano Ortiz de Rozas y Fernández e Isabel García de Villasuso. Empezó a servir de alférez desde sus más tiernos años y coronó su carrera militar como mariscal de campo. Participó en la Guerra de Sucesión española y en varias campañas en Italia y África. Fue agraciado junto a su hermano Bartolomé con el hábito de caballero de la Orden Militar de Santiago en 1737. 
En 1742 inició su carrera administrativa al ser nombrado por el Rey gobernador de las provincias del Plata; allí se preocupó especialmente de vigilar el comercio ilícito con la Colonia del Sacramento; reparó las defensas de Buenos Aires; levantó un censo de su jurisdicción que arrojó un total de 16.091 almas; dejó muy avanzadas las fortificaciones de Montevideo antes de ser promovido a gobernador y capitán general del Reino de Chile, 1746-1755. Durante su mandato se realizó un parlamento con los indios de los llanos en Tapihue (diciembre de 1746), en el que se acordó que los naturales no participarían en correrías al oriente de la cordillera de los Andes; muy inclinado a las obras públicas de todo tipo le correspondió inaugurar la Real Universidad de San Felipe, 1747; después de una gran inundación de la capital por desborde del río Mapocho ocurrido en 1748, que arrasó los tajamares, los hizo restaurar y ampliar, obra que concluyó en 1751. 
En 1749 estableció una guarnición militar en la isla de Mas a Tierra, del archipiélago de Juan Fernández, que estaba deshabitado y era refugio y escala de corsarios y piratas enemigos. Pero su gobierno se distinguió, sobre todo, por la fundación de ciudades situadas a lo largo del país: San Antonio Abad de Quirihue, 1749; Jesús de Coelemu, 1750; San Antonio de la Florida, 1751; Santa Bárbara de Casablanca, Santa Ana de Briviesca de Petorca y Santa Rosa de Huasco (hoy Freirina), 1753; Santo Domingo de Rozas de la Ligua y San Rafael de Rozas de Illapel, 1754; San Javier de Bella Isla (hoy Linares), 1755.
 En 1752 trasladó el fuerte de Nacimiento, al antiguo sitio que ocupaba en la rivera sur del río Biobío. En 25 de noviembre de 1754 se había aceptado su renuncia, que se hizo efectiva cuando entregó el gobierno de Chile a Manuel de Amat el 25 de diciembre de 1755. Con justificada razón fue premiado por el rey Fernando VI con el título de conde de Poblaciones, con el vizcondado previo de Manzanedo, que se hizo efectivo en su hijo Javier, 28 de junio 1757. De regreso a España desde el puerto de Valparaíso, falleció a bordo en aguas australes. Había contraído matrimonio en la Catedral de Cádiz, el 21 de junio de 1736, con Felipa Ruiz de Briviesca y Céspedes, con la que procreó tres hijos y una hija.

Bibl.: J. T. Medina, Diccionario Biográfico Colonial de Chile, Santiago, Imprenta Elzeviriana, 1906, pág. 624; J. de Atienza, Títulos Nobiliarios Hispanoamericanos, Madrid, M. Aguilar, Editor, 1947, pág. 464; A. Ballesteros y Beretta, Historia de España y su influencia en la historia universal, vol. V, Barcelona. Salvat Editores, 1949; A. y A. García Carraffa, Diccionario Heráldico y Genealógico de Apellidos Españoles y Americanos, t. LXXVIII, Madrid, Nueva Imprenta Radio, 1958, pág. 152; J. L. Espejo, Nobiliario de la Capitanía General de Chile, Santiago, Andrés Bello, 1967, págs. 709-710.

Nota:  Tenía un hermano menor llamado Bartolomé Ortiz de Rozas y García de Villasuso​ (n. Rozas, España,  de septiembre​ de 1689)​ que sería padre de Domingo Ortiz de Rozas y Rodillo5​ (Sevilla, 9 de agosto​ de 17215​ - Buenos Aires, 1785), abuelo del militar León Ortiz de Rozas (Buenos Aires, 1760 - ib., 1839) y el bisabuelo del brigadier argentino Juan Manuel de Rosas.



Conde de Poblaciones es un título nobiliario español otorgado en 17541​ por el rey don Fernando VI de España a Domingo Ortiz de Rozas, gobernador de Chile.
Heredó el título nobliliario de II Conde de Poblaciones, Don José Ortiz de Rozas y Ruiz de Briviesca, al ser hijo de Don Domingo Ortiz de Rozas y García de Villasuso, y a éste le sucedió a su vez, su hijo, Don José Joaquín Ortiz de Rozas, III Conde de Poblaciones, que accedió al título nobiliario mediante carta de sucesión en 1785.

Ortiz de Rozas

Apellido nobiliario español que ha pasado a la Argentina; apellido cuyo linaje tiene origen según el conde Marquina, estudioso de genealogías, en un caballero Ortiz descendiente del Duque de Normandía, que cruzó los Pirineos para sumarse a la guerra contra los moros. Una rama de su descendencia se radicó en el pueblo de Rozas, entonces Montañas de Burgos, Valle de Soba, Provincia de Santander, Cantabria, España. El pueblo se llama Rozas por las rozas que se hicieron durante la Edad Media para realizar cultivos.
Allí Rodrigo Ortiz, regidor perpetuo de dicha villa, contrajo matrimonio a mediados del siglo xvi, con Ana Ezquerra de Rozas, señora de la Casa de Rozas y de la Torre de Trueba, teniendo por hijos a los primeros Ortiz de Rozas, María y Pedro.
Uno de los descendientes de Pedro llamado Urbano Ortiz de Rozas y Fernández de Soto, nacido a principios de 1645, fue regidor de la villa de Rozas y contrajo matrimonio con Isabel García de Villasuso, quienes tuvieron cinco hijos, tres varones y dos mujeres.

El segundo de los varones fue el primer Ortiz de Rozas que cruzó el Atlántico y migró a América con uno de sus sobrinos, el que se desempeñaba como su secretario.
Se trata de Domingo Ortiz de Rozas, nacido en 1683, que alcanzó el grado de mariscal de campo de los Reales Ejércitos y fue en 1737 Gobernador y Capitán General de la ciudad de la Santísima Trinidad del Puerto de Buenos Aires y quién posteriormente recibió el título de Conde de Poblaciones, en premio a su labor de administración y fundación de ciudades en la Gobernación del Río de la Plata y la Capitanía General de Chile a las cuales gobernó.
Un hermano del Conde de Poblaciones, Bartolomé Ortiz de Rozas y García de Villasuso, también nacido en Rozas en 1689 y quien había contraído matrimonio en Sevilla con María Antonia Rodillo de Brizuela, fue el bisabuelo de Juan Manuel de Rosas.
La familia Ortiz de Rozas, tuvo y tiene gran participación en la Historia Argentina y entre sus miembros se han distinguido: Juan Manuel de Rosas, Gervasio Rozas, Prudencio Ortiz de Rozas, Manuelita Rosas, Agustina Ortiz de Rozas; el apellido Ortiz de Rozas fue trocado por el propio Juan Manuel de Rosas como señal de rebeldía para con su linaje paterno.

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