Fernando Barrón Ortiz (general); Felipe Acedo Colunga; a
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Procedente de la clase de paisano, ingresó en la Academia de Caballería establecida en Valladolid el 31 de agosto de 1909, tras haber obtenido la plaza correspondiente. Después de prestar juramento de obediencia y fidelidad a las banderas, realiza sus primeras prácticas en Tudela del Duero y Medina del Campo. En 1912 es promovido al empleo de 2.º teniente de Caballería, siendo destinado al Regimiento de Dragones de Numancia 11. Al año siguiente se incorpora a la Escuela de Equitación. En 1914 es declarado apto para el ascenso a primer teniente, cuando por antigüedad le corresponda. En este mismo año se le concede por Real Disposición la Cruz de 1.ª clase del Mérito Militar, con distintivo blanco, por haber terminado el curso en la referida escuela con una nota media superior a diez. Desde el inicio de su carrera profesional lo que se puede considerar manifiesta la vocación africanista de los jóvenes y destacados militares españoles, que adquiere una importante relevancia tras la firma del Protectorado en 1912. Por ello, Fernando Barrón Ortiz se incorpora en 1915 al Tabor de Fuerzas Regulares indígenas de Larache, y logró destacar por sus actuaciones, basadas en prestar servicios de campaña y conducción de convoyes a las distintas posiciones. A lo largo de los años posteriores formará parte de las distintas columnas de operaciones, en el intento de reducir los grupos armados opuestos a la dominación española. Así, le es concedida en 1916 la Cruz de 1.ª clase del Mérito Militar, roja y pensionada, por los méritos realizados en el territorio de Larache. Notable distinción que será continuada a los pocos meses con la Medalla Militar de Marruecos con el pasador de Larache. Además de su brillante actuación en lo que se puede denominar la “llamada africanista”, Fernando Barrón se siente profundamente atraído por la hípica castrense; así, tras asistir al concurso realizado en Mahón en 1919, se le destina de ayudante de profesor en la Escuela de Equitación Militar. Es el mismo año en que asciende a capitán. El comienzo y los límites de la actuación española en suelo marroquí evolucionaron en un dualismo de euforia y tragedia, simbolizando la tragedia el desastre de Annual, en 1921. La reconquista del territorio hasta entonces dominado se iniciaría al poco tiempo. En la Orden General de la Alta Comisaría de España en Marruecos aparece el capitán Barrón y Ortiz como distinguido por su actuación en 1921. En 1924 se le concede el uso del distintivo de Regulares de Caballería con una barra de oro. Es el mismo año en que asciende a comandante por méritos de guerra. Por entonces se gestaba el inicio de la dominación española sobre el Protectorado; el desembarco de alhucemas, en septiembre de 1925, fue algo más que un gesto publicitario de Primo de Rivera. La minuciosa y metódica preparación señala un antes y un después en la acción colonial emprendida por España en Marruecos. Alhucemas significará la dinámica expansiva y definidora de la dominación española en la zona encomendada. A principios de 1925, el comandante Barrón y Ortiz fue nombrado ayudante de campo del general de brigada de Caballería Mariano Moreno Álvarez, con objeto de inspeccionar las Escuelas Prácticas. En 1927 fue destinado al Regimiento de Lanceros Borbón n.º 4 de Caballería, al cual se incorporó en Burgos. Desde 1929 desempeña el cargo de profesor de la escuela de equitación y en 1931 firma su obligada promesa de adhesión y fidelidad a la Segunda República española. En este mismo año se le concede la Cruz de San Hermenegildo. En 1933 desempeña el cargo de la Sección de Tropa de la Escuela Superior de Guerra. Es declarado en 1934 apto para el ascenso a teniente coronel, cargo al que se le promueve al año siguiente. al poco tiempo marcha a Targuist y Nador. Al estallar la Guerra Civil española, está al mando del Grupo de Fuerzas Regulares Indígenas n.º 2, de guarnición en Melilla, que, junto a los sublevados, ocupa el aeródromo de Tauima. El 10 de septiembre de 1936, por orden de la superioridad llega a la Península mandando las columnas que parten de Sevilla en dirección a Madrid, primero a las órdenes de Yagüe y luego de Valera. Su objetivo era el avance del sector comprendido entre la carretera de Extremadura y el río Alberche hasta el kilómetro 91; a la vez, su columna coopera con la mandada por el coronel Carlos Asensio Cabanillas. Es un avance rápido en el que toman las poblaciones de Santa Olalla, Maqueda, Toledo, Escalona, Olías del Rey, Yuncos, Illescas e incluso llegan hasta la Ciudad Universitaria de Madrid, donde encuentran la resistencia de las milicias, prolongada hasta el final de la contienda. Por estas actuaciones se le otorga la Medalla Militar. A finales de 1936 se le habilita para el empleo de coronel, y se traslada a Móstoles para tomar el mando de la Brigada compuesta por el Tercio, Regulares, Batallones de Infantería y fuerzas Auxiliares. Posteriormente participó en las batallas de Teruel, Belchite, Ebro y ofensiva de Cataluña. Al finalizar la guerra fue ascendido al empleo de general de Brigada con antigüedad de 24 de febrero. En agosto de 1939 fue nombrado subsecretario del Ministerio del Aire y realizó viajes a Alemania para la adquisición de material. En 1940 se le nombró delegado del gobierno en Ceuta, cargo que desempeñó hasta julio de 1941. En los años siguientes recibió varias condecoraciones y distinciones que le confirmaban como hombre conocedor de su profesión, militar destacado y competente en las tareas encomendadas. Así, recibió la Medalla Militar Colectiva, la Cruz Laureada Colectiva y la Gran Cruz al Mérito Militar con distintivo blanco. En 1942 ascendió a general de división, siendo nombrado en comisión, subsecretario del Ministerio del Ejército. Su culminación profesional llegó en 1949, cuando ascendió al empleo de teniente general y se le nombró capitán general de la 8.ª Región Militar y jefe del cuerpo de Ejército de Galicia VIII. En 1950 fue nombrado jefe del Estado Mayor Central del Ejército. Al año siguiente fue nombrado procurador en Cortes, y en 1952, presidente del Consejo Supremo de Justicia Militar. Al fallecer, en junio de 1953, se decretó que el cadáver recibiera honores de capitán general con mando. Fuentes: Archivo General Militar (Segovia), Secc. 1.ª, exp. personal, 978B. |
Acedo Colunga, Felipe. Palma de Mallorca, 6.IX.1896 – Madrid, 25.IX.1965. Aviador y abogado militar. El licenciado en Derecho Felipe Acedo es llamado a filas el 1 de agosto de 1917 pasando, previa oposición, al Cuerpo Jurídico Militar con el empleo de teniente auditor de 3.ª, y fue enviado en comisión a la Auditoría de Guerra de Canarias. El 10 de octubre de 1917, el joven teniente auditor juró bandera en el cuartel del Regimiento de Infantería n.º 64 de Tenerife donde desempeñó su cargo hasta abril de 1919, año en el que pasó como funcionario de plantilla a la Fiscalía Jurídico-Militar de Canarias y, doce meses después, a la Auditoría General de la 2.ª Región. La vinculación del teniente Acedo con la aviación se inició a finales de enero de 1920 a raíz de la realización del curso de piloto militar en los aeródromos de Tablada (Sevilla), Cuatro Vientos y Getafe (Madrid). Una vez obtenido el correspondiente título, el aviador mallorquín es destinado en octubre a la 1.ª Escuadrilla Havilland en Melilla (Zona Oriental del Protectorado de Marruecos), interviniendo en apoyo de las acciones terrestres planeadas para la recuperación del territorio perdido en el Desastre de Annual (julio de 1921). Acedo intervino en los combates de Kadur, Tazarut, Batel y Ras Tikermin ocurridos durante el invierno de ese año, así como en numerosas misiones llevadas a cabo en la primavera y el verano de 1922. Por su actuación es condecorado, recibiendo, entre otras condecoraciones, la Medalla Militar de Marruecos con pasador de Melilla, pasando su situación a la de disponible en comisión en Aeronáutica. El 1 de octubre de 1922 es trasladado a la Escuela Elemental de Alcalá de Henares (Madrid) como profesor hasta que en febrero de 1923 se le ordena que marche a formar parte de la 2.ª Escuadrilla del Grupo de Cuatro Vientos. En julio de ese año, el teniente Acedo pasa del Cuerpo Jurídico Militar al Servicio de Aviación y viaja a Granada para incorporarse al grupo de escuadrillas de esta provincia, imponiéndosele la Cruz de 1.ª clase con distintivo rojo por los servicios prestados en el protectorado de Marruecos. En noviembre, Acedo vuela a Melilla para desempeñar el puesto de secretario del jefe de las Fuerzas Aéreas de Marruecos, donde vuelve a realizar numerosas misiones de guerra sobre territorio indígena rebelde hasta diciembre. En ese mes, durante un breve período de tiempo, es agregado al cuartel general del coronel Gonzalo Carrasco en la zona occidental del Protectorado en calidad de enlace con las fuerzas aéreas antes de volver destinado a Granada y Sevilla. En octubre de 1925, el teniente Acedo empieza a intervenir oficialmente en un campo del que se convertirá en referente indiscutible en la aeronáutica española: el derecho aeronáutico. En octubre forma parte y tuvo un destacado papel en la representación española que asistió a la Conferencia Internacional de Derecho Privado Aéreo en París. Felipe Acedo, mientras permanece en su destino de la Escuadra Aérea de Sevilla, aprovechará cualquier ocasión para ampliar o difundir conocimientos sobre esa materia, como ocurrió con el ciclo de conferencias al que asistió en calidad de ponente en la Universidad de Sevilla en marzo de 1926 en conmemoración del vuelo del Plus Ultra de Palos (Huelva) a Buenos Aires (Argentina) o durante la asistencia al VIII Congreso Jurídico Internacional celebrado en Madrid en 1928. Ese mismo año asciende a teniente auditor de 1.ª y desempeña el cargo de juez permanente de la Escuadra. En 1929, ya con la categoría de jefe de escuadrilla, pasa al Grupo n.º 12 de Sevilla y compagina su actividad jurídica con los vuelos del servicio. Un año más tarde es enviado a la Oficina de Mando de la Jefatura Superior de Aeronáutica. En febrero de 1931, Felipe Acedo solicita voluntariamente el pase a la situación B en Aviación, afincándose en Olvera (Cádiz). En virtud del decreto promulgado en dicho mes por el nuevo gobierno republicano promete por su palabra de honor servir fielmente a la República y se reincorpora al servicio pleno en la Sección y Dirección de Aeronáutica del Ministerio de la Guerra. En el mes de marzo contrae matrimonio con Enriqueta Troya Martí. En 1932 regresa a la Escuadra de Sevilla, pero la situación política que se vivía en España hace que Acedo decida tomar parte en la intentona golpista del general José Sanjurjo realizada en agosto de ese año. Ante el fracaso de la rebelión militar, Acedo es procesado por la Sala Sexta del Tribunal Supremo de Sevilla; causó baja en Aviación y fue trasladado a las prisiones militares de Guadalajara para cumplir la condena. En libertad provisional asiste a la VII Reunión Plenaria del Comité Internacional de Efectos Jurídicos que tuvo lugar en Estocolmo (Suecia). Al regresar a España, se incorporó a su destino pendiente del fallo del tribunal, pero a raíz de las últimas elecciones que dieron lugar a la entrada en el Gobierno de la coalición radical-cedista su condena de rebelión militar es sobreseída en abril de 1933. Durante la revolución obrera de Asturias (octubre de 1934), Felipe Acedo fue destinado en comisión de servicio a la Fiscalía del Cuerpo de Ejército enviado a sofocar la rebelión y en dicha región intervine en varios juicios. La turbulenta situación política que está viviendo el país da lugar a que Acedo se vincule a partidos políticos de la derecha española, en concreto a la recién creada Falange, a la que se unirá en breve. Mientras tanto, desempeña el puesto de asesor jurídico en la Dirección General de la Aeronáutica y asiste a la Comisión Internacional de Navegación Aérea celebrada en Madrid a principios del año 1936. La victoria de la coalición política del Frente Popular en las elecciones de febrero de 1936 motiva su petición de cese en su puesto en la Dirección General de Aeronáutica y su pase a situación de disponible forzoso, por lo que solicita una licencia por asuntos propios. Al iniciarse la sublevación del Ejército de África, Acedo se encontraba en Gibraltar y un día más tarde, en compañía del comandante Eleuterio Sánchez Rubio y dos paisanos embarcan en un torpedero con el que se dirigen a La Línea (Cádiz) combatiendo con las tropas gubernamentales. A partir de finales de julio, Felipe Acedo se vincula en Sevilla a las tropas franquistas en el puesto de la Auditoría Jurídica, celebrando numerosos consejos de guerra. El 5 de noviembre es nombrado fiscal jefe del Ejército de Ocupación y marcha a Talavera de la Reina (Toledo). En su ejercicio jurídico, Acedo es partidario de eliminar cualquier vestigio de la legislación republicana y todas sus decisiones se ajustarán estrictamente a ese pensamiento con funestas consecuencias para los condenados. Acedo Colunga acompañó a las tropas franquistas durante toda la campaña, ejerciendo su labor fiscal en todas las poblaciones que se fueron ocupando hasta el final de la guerra. El 28 de marzo de 1939 entra en Madrid con las tropas y se hace cargo del Palacio de Justicia y su correspondiente Fiscalía de la Audiencia ejerciendo como fiscal jefe del Ejército del Centro hasta el 30 de agosto de 1939, en que fue destinado a las órdenes del general Juan Yagüe Blanco, ministro del Aire. En septiembre es nombrado asesor jefe de la Asesoría del Ministerio del Aire. Felipe Acedo intervino como fiscal en numerosos consejos de guerra incoados a dirigentes republicanos, entre los que cabe destacar el llevado a cabo contra el dirigente socialista Julián Besteiro, sobre quien llegó a decir que no se le podían imputar crímenes de sangre, pero solicitaba la pena capital porque consideraba que sus ideas políticas habían hecho mucho daño al país. En 1940 es habilitado como auditor de división y es nombrado vocal de la Comisión Calificadora del Ministerio del Aire. En junio asciende al empleo de coronel y a finales del verano forma parte de una comisión que viaja a Alemania para visitar distintos centros aeronáuticos germanos. El coronel Acedo es nombrado al año siguiente vocal del Patronato Central de Redención de Penas por el Trabajo y en 1942 es promovido al empleo de general auditor, formando parte de la Sala del Consejo Supremo de Justicia Militar. Durante su carrera militar en el Ministerio del Aire, Felipe Acedo no dejó de prestar atención a los temas de derecho aeronáutico. En febrero de 1945, en calidad de representante del Ministerio del Aire, asiste a la crucial reunión que tiene lugar en el Ministerio de Asuntos Exteriores entre España y los Estados Unidos para la conclusión de un protocolo adicional al convenio aéreo entre ambos países. En el mes de julio viaja a Londres para intervenir en la XXVIII sesión de la CINA. Habiendo fallecido su primera esposa, contrajo matrimonio en 1947 con María Josefa Vázquez Tirado y fue promovido al empleo de general. La estrecha fidelidad de Acedo con el régimen hizo que Franco fuera delegando en el general cargos de responsabilidad, como el nombramiento para el cargo de delegado del Gobierno en la Compañía Telefónica Nacional de España, pero el puesto más representativo del militar mallorquín lo alcanzó en el año 1951 cuando fue nombrado gobernador civil de Barcelona y jefe provincial de Falange Española Tradicionalista (FET) de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista (JONS) de dicha provincia. Acedo accedía al puesto en un momento convulso de la historia de Cataluña. Después de una dilatada huelga de tranvías debido a la subida de precios del transporte, el Ministerio del Interior destituyó al gobernador civil de Barcelona, Eduardo Baeza Alegría, y envió en su puesto al general Acedo. La llegada del nuevo gobernador abrió un tenso período de relaciones entre Acedo Colunga, opuesto a cualquier tipo de manifestación de la lengua o cultura catalana, y las fuerzas políticas nacionalistas y sociales de la provincia. Pese a que Acedo promovió la construcción del monumento al Tambor del Bruch y puso en 1951 la primera piedra del estadio del Camp Nou, su gobierno se caracterizó por su intolerancia. Mediatizó las elecciones de 1954 a favor de los falangistas locales que se presentaban como candidatos del Gobierno frente a los postulantes de la Liga Catalana, aplicó una rigurosa censura de prensa, intervino personalmente en el desalojo y cierre de la Universidad de Barcelona en 1956. Por último, el general Acedo también tuvo roces frecuentes con el capitán general de Cataluña, Juan Bautista Sánchez, de talante monárquico; no obstante, es injusto achacarle responsabilidad alguna en la muerte de este militar. Antes de finalizar su largo mandato como gobernador civil de Barcelona —estuvo nueve años— ordenó represiones contra las movilizaciones obreras de los trabajadores de industrias automovilísticas y de bienes de equipo. En 1960, Felipe Acedo dejó el cargo de gobernador civil de Barcelona y, un año más tarde, es nombrado inspector general del Cuerpo Jurídico del Aire. Por designación del Jefe del Estado es nombrado procurador en Cortes y consejero nacional de FET de las JONS, cargos que desempeñó hasta su pase a la reserva en 1964. Las últimas intervenciones de Felipe Acedo Colunga en el campo del Derecho Aeronáutico se produjeron en 1961 como presidente de la Delegación Española en la Conferencia Internacional de Derecho Aéreo Privado celebrada en Guadalajara (México) en 1961, y como miembro de la Comisión Interministerial de Política Aeronáutica Internacional. A lo largo de toda su carrera militar recibió numerosas condecoraciones civiles y militares. Falleció en Madrid. Obras de ~: El alma de la Aviación española, Madrid, Espasa Calpe, 1928; José Calvo Sotelo, la verdad de una muerte, Barcelona, AHR, 1957; Discurso en el acto de entrega del título de Hijo Adoptivo de la ciudad de Olvera, 1958. |
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uno de los militares famosos de guerra civil española
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