La Unión Militar Republicana Antifascista y la Unión Militar Española;Los Africanistas.-a
Africanistas
Se denomina africanistas a los militares que hicieron parte de su carrera en el ejército colonial establecido en la zona del Protectorado de Marruecos. Los constantes combates para someter a las tribus rifeñas, si bien costaron muchas bajas, permitieron a los supervivientes hacer una rápida carrera militar gracias a los ascensos por méritos de guerra (Francisco Franco, un destacado militar destinado en Marruecos, logró así llegar al generalato a los 33 años). Envidiados por los otros mandos, se fue desarrollando en ellos un espíritu de casta, enemigo de los políticos. En África hicieron su carrera buena parte de los mandos del ejército que luego se sublevarían contra la Segunda República.3 Durante el régimen franquista se produjo un renovado interés por la proyección española en Hispanoamérica y la intervención en las posesiones en África,4 y a una intervención diplomática y un relanzamiento de la acción cultural,5 que, en el caso de África, dio lugar a la creación del Instituto de Estudios Africanos y de los Cuadernos de Estudios Africanos, así como a una cierta producción académica
La Unión Militar Republicana Antifascista (UMRA)
Se denomina africanistas a los militares que hicieron parte de su carrera en el ejército colonial establecido en la zona del Protectorado de Marruecos. Los constantes combates para someter a las tribus rifeñas, si bien costaron muchas bajas, permitieron a los supervivientes hacer una rápida carrera militar gracias a los ascensos por méritos de guerra (Francisco Franco, un destacado militar destinado en Marruecos, logró así llegar al generalato a los 33 años). Envidiados por los otros mandos, se fue desarrollando en ellos un espíritu de casta, enemigo de los políticos. En África hicieron su carrera buena parte de los mandos del ejército que luego se sublevarían contra la Segunda República.3 Durante el régimen franquista se produjo un renovado interés por la proyección española en Hispanoamérica y la intervención en las posesiones en África,4 y a una intervención diplomática y un relanzamiento de la acción cultural,5 que, en el caso de África, dio lugar a la creación del Instituto de Estudios Africanos y de los Cuadernos de Estudios Africanos, así como a una cierta producción académica
La Unión Militar Republicana Antifascista (UMRA)
La Unión Militar Republicana Antifascista (UMRA) fue una asociación española clandestina militar de tendencia izquierdista surgida hacia 1934 en la época de la II República Española. Surgió en respuesta a la actividad de su antagónica Unión Militar Española (UME), de signo reaccionario y conservador. Muchos militares que luego se mantuvieron fieles a la República durante la Guerra Civil Española habían pertenecido o participado en la UMRA antes de la contienda. Entre los fundadores de la UMRA destacó inicialmente el teniente coronel Ernesto Carratalá.
Los antecedentes de la Unión Militar Republicana Antifascista (UMRA) hay que buscarlos en la Unión Militar Antifascista (UMA), que nació con los siguientes fines: contrarrestar la actividad de la UME; prestar ayuda de todo género a los compañeros presos; unir a los militares republicanos para que los gobernantes tuvieran un instrumento contra la reacción.
Además, acordaron publicar un manifiesto, que allí mismo redactó el teniente coronel Ernesto Carratalá, dirigido "a todos los compañeros antifascistas, sin distinción de ideas políticas", basándose en que "cada militar, cualquiera que sea el partido al que pertenezca, debe trabajar en el seno de una organización militar, como defensor de la República en peligro, contra el fascismo amenazante". Así, se acabarían fusionando la Unión Militar Antifascista, de iniciativa comunista, y la Unión Militar Republicana, de iniciativa socialista, respondiendo al impulso unitario que se desarrollaba en todo el país, lo que dio origen a la Unión Militar Republicana Antifascista (UMRA).
La UMRA fue creada durante el año 1934 y rápidamente tuvo una gran adhesión por parte de algunos sectores militares republicanos, en especial de los Tenientes Urbano Orad de la Torre o Vicente Guarner Vivancos, los cuales se iban a convertir en sus principales ayudantes. Nace con unos objetivos claros, entre los cuales figuraban contrarrestar en el seno del ejército la influencia de la derecha más reaccionaria y conservadora que representaba la Unión Militar Española. El oficial Eleuterio Díaz-Tendero Merchán tendrá una gran actividad en la organización desde los mismos comienzos y se encargará muy especialmente de confeccionar un fichero con datos personales y cualidades castrenses no solo de los militares miembros de la UMRA sino también de un gran número de militares sospechosos o significados derechistas. Antonio Cordón, otro de los militares que se afilió en ésta época, confiesa en sus memorias que la base de este enorme fichero lo constituyeron otro archivo de ficheros personales confeccionados por la UME para el caso de una sublevación militar, aunque reconoce que ignora cómo cayeron en manos de Díaz-Tendero estos ficheros.
Después de la victoria del Frente Popular en las Elecciones de febrero de 1936 crecieron las conspiraciones de los sectores más conservadores del Ejército, que buscaban derribar definitivamente a la República. La actividad de sectores de la extrema-derecha contra significados militares republicanos, como el capitán Carlos Faraudo (ya afiliado la UMRA) asesinado el 9 de mayo. Su muerte provocó que entre los miembros de la UMRA se organizaran escoltas para los más integrantes más significativos y sus cuadros de mando, pero ello no pudo evitar que 2 meses después fuera asesinado otro de sus miembros, el Teniente Castillo. Para esas fechas a los dirigentes de la UMRA no paraban de llegar informes y avisos sobre la conspiración que urdían numerosos miembros del Ejército, muchos conocidos por su conservadurismo o que habían participado en la Sanjurjada de 1932.
El 16 de julio una comisión de militares encabezada por Díaz-Tendero visitó al Presidente del Consejo de ministros, Casares Quiroga, para informarle de las conspiraciones que había en curso hasta la fecha. Que fueran a verle ese día no era casual, ya que avisaban de que en los días próximos (y muy posiblemente dos días después, el 18 de julio) se produjera una sublevación militar. Entregaron al presidente una lista donde recomendaban el pase a disponible forzoso (lo que equivalía a tenerlos sujetos a una autoridad) o destituyera a los generales Goded, Franco, Fanjul, Mola, Varela o Aranda, así como otros muchos militares (especialmente, africanistas como Yagüe). Proponían otra serie de medidas, siendo la más importante la propuesta de disolución del Ejército como medida extrema para controlar un posible golpe de estado en caso de que la situación se le fuera de las manos al gobierno. El resultado de la entrevista fue en vano, ya que Casares Quiroga no hizo absolutamente nada y cuando se produjo la sublevación militar fue incapaz de reaccionar, lo que en parte daría lugar a la Guerra Civil Española. La única medida que si se aplicó plenamente —la disolución del Ejército— se hizo tarde y mal, y de hecho fue más perjudicial que beneficiosa para la República.
Una vez iniciada la contienda, los militares miembros de la UMRA, en su totalidad, se mantuvieron fieles a la Segunda República Española y se incorporaron posteriormente al nuevo Ejército Popular, en el que ocuparían importantes puestos y mandos. El siempre completo y exhaustivo archivo de la UMRA fue muy utilizado durante las primeras semanas de la guerra para depurar militares republicanos sobre la base de las informaciones que se tenían de ello durante la preguerra.
A principios de 1939, con la derrota militar de la Segunda República Española, Díaz-Tendero pasó a Francia junto a una parte significativa de los miembros de la asociación y también con el controvertido archivo de la UMRA. Los ficheros de personal militar, no obstante, fueron destruidos por Díaz-Tendero en Toulouse. Después de la guerra la UMRA no volvió a tener actividad alguna, teniendo en cuenta que parte de sus miembros habían muerto en la guerra, y otros se encontraban prisioneros en la España franquista o, en el mejor de los casos, habían logrado pasar al exilio.
Su fundador fue el capitán Eleuterio Díaz-Tendero, destacado militar republicano de izquierdas que moriría en 1945 en el campo de concentración nazi de Dachau. Entre sus miembros fundadores (y también algunos de los integrantes más activos y destacados) se encontraban los oficiales Luis Barceló Jover, Antonio Cordón García, Urbano Orad de la Torre o Ricardo Burillo Stholle. Para 1935 la organización había aumentado su tamaño considerablemente y otro destacado miembro, Vicente Guarner Vivancos, fue enviado a Barcelona para encargarse de la ramificación de la UMRA en Cataluña, siendo el responsable de la organización en territorio catalán y convirtiéndose a la vez en uno de los principales miembros de la UMRA.
Además de los ficheros de personal, se sirvieron de las informaciones ofrecidas por los miembros de la UMRA, en especial la enviada por cabos y soldados que lograban infiltrarse en la UME y transmitir informes sobre conspiraciones entre ciertos sectores del Ejércitos.
A ella pertenecieron también los generales Miguel Núñez de Prado y Juan Hernández Saravia, y otros como el coronel José Asensio Torrado más como simpatizantes que como verdaderos miembros activos.También hubo otros destacados miembros como el teniente coronel Ernesto Carratalá, los capitanes Carlos Faraudo (asesinado en mayo de 1936 por elementos de la Extrema derecha), y Fernando Condés, o el Teniente de la Guardia de Asalto José del Castillo, oficial que fue asesinado el 12 de julio de 1936 y cuyo asesinato motivará el posterior asesinato del líder derechista José Calvo Sotelo.
La Unión Militar Española
La Unión Militar Española (UME) era una asociación clandestina de jefes y oficiales del Ejército Español fundada en Madrid en diciembre de 1933, a principios del segundo bienio de la Segunda República Española, por militares descontentos con la Reforma militar de Manuel Azaña y que en su mayoría se solidarizan con los miembros del Ejército condenados por el fracasado golpe de estado del general Sanjurjo del 10 de agosto de 1932 (la jefatura suprema nominal de la UME la ostentará precisamente el general Sanjurjo). Tiene su antecedente en las Juntas de Defensa que surgieron en 1917 durante la crisis de la Monarquía de la Restauración.
Lo que aglutinaba a los militares integrados en la UME era su rechazo a las las reformas militares de Azaña y su oposición a la "subversión izquierdista". Así la Junta Nacional de la UME hizo público un manifiesto en junio de 1935 para advertir que ante una concertación "subversiva" de los grupos obreros (circuló el rumor de una reunión celebrada en los alrededores de Madrid por dirigentes del PSOE, PCE, FAI y CNT) el Ejército "levantaría una barrera de acero" para impedir que gobernasen las izquierdas. Esto contrasta con la visión que durante mucho tiempo transmitió la historiografía franquista sobre la UME de que no tenía una "finalidad política determinada", como afirmó Joaquín Arrarás, aunque el mismo autor reconocía que su misión era disponer a sus afiliados "a una mejor defensa de los principios esenciales de la patria", comprometidos sólo por "sus propios sentimientos patrióticos, sin obligarse con votos o juramentos".
A partir del común antiizquierdismo, los objetivos iniciales de los asociados de la UME, en general oficiales de media y baja graduación (como las Juntas de Defensa de 1917), oscilaban entre la simple defensa de sus derechos profesionales, la protección de la República contra una eventual revolución izquierdista o el derrocamiento del régimen republicano democrático, aunque entre éstos no había, ni mucho menos unanimidad sobre qué lo había de sustituir (¿monarquía, régimen fascista, dictadura militar?). Esta última finalidad es la que acabará imponiéndose y el "sector profesional" quedará relegado por los partidarios de la subversión que están en contacto con los grupos monárquicos que conspiran para derribar a la República. En este acercamiento jugarán un papel esencial el coronel Varela, converso al carlismo tras la Sanjurjada, el coronel Valentín Galarza, que actúa de enlace con los conspiradores monárquicos, y el general Goded, que se incorpora a la UME a principios de 1935, y la pone en contacto con los generales que, de una u otra manera, han protagonizado o apoyado la Sanjurjada: Mola, Villegas, Orgaz, Barrera, Fanjul y Fernández Pérez.
En diciembre de 1933 el comandante Emilio Rodríguez Tarduchy, antiguo instructor del Somatén bajo la Dictadura de Primo de Rivera y ex director del diario antirepublicano La Correspondencia Militar, funda la UME como entidad "apolítica" pero ofrece la jefatura suprema nominal al general Sanjurjo, que en ese momento está en la cárcel cumpliendo la condena por haber encabezado la sublevación militar contra la República en agosto de 1932. Su ingreso en Falange Española recién fundada disgustó tanto a los monárquicos como a los republicanos de la UME y tuvo que dimitir. Le sustituyó el capitán de Estado Mayor Bartolomé Barba Hernández que había destacado por acusar falsamente al presidente del gobierno Manuel Azaña de haber estado implicado directamente en la matanza conocida como los sucesos de Casas Viejas.
El capitán Barba se apoyó en los vocales de la Junta Central, máximo órgano de dirección de la UME, que eran radicalmente antirrepublicanos: el comandante Luis Arredondo (implicado de forma inmediata en tareas de adiestramiento de las milicias de Falange Española), el teniente coronel Ricardo Rada (también instructor de milicias derechistas), y Nazario Cebrerios, que había colaborado en el periódico La Correspondencia Militar. Pero frente a ellos existía un importante sector republicano más o menos cercado al Partido Republicano Radical formado por el capitán Rafael Sánchez Sacristán, (responsable de la 1.ª División Orgánica), el capitán Gumersindo de la Gándara (destinado en la Guardia de Asalto) y Eduardo Pardo Reina, secretario de la Presidencia de la República con Alcalá-Zamora y amigo del general Goded. Pardo Reina elaboró un borrador de programa político, que fue supervisado por el general Mola, en el que se proponía a los gobiernos radical-cedistas del segundo bienio la legislación necesaria para impedir en el futuro la "subversión izquierdista".
En cada capital de región militar había un representante o delegado de la UME, el cual, a su vez, nombraba la Junta Regional. La Junta Nacional, con sede en Madrid, era el verdadero cerebro de la organización.
El historiador Gabriel Jackson considera que algunos militares que posteriormente formaron parte de la UME, se vieron implicados, de forma todavía no esclarecida, en el fracasado golpe de estado del General Sanjurjo de 1932.
Dos años después de la fundación de la UME, un grupo de oficiales republicanos y de izquierda liderados por Eleuterio Díaz-Tendero funda la Unión Militar Republicana Antifascista (UMRA) para neutralizar los efectos propagandísticos que en el seno del ejército había producido la derechista UME.
Incluso antes de que se celebren las elecciones de febrero de 1936 la Junta Central de la UME se reúne en casa del general Barrera con la Junta oficiosa de generales dirigida primero por el general Goded y luego por Rodríguez del Barrio que estaban preparando un golpe de fuerza contra la República y a la que asistieron varios delegados de divisiones orgánicas. Tras las elecciones el nuevo gobierno de Manuel Azaña decide destinar al capitán Barba a Valencia para alejarlo del núcleo de los conjurados, asumiendo la jefatura de la UME el coronel Joaquín Ortiz de Zárate y los tenientes coroneles Alberto Álvarez Rementería (Ingenieros), Agustín Muñoz Grandes (Guardias de Asalto, y futuro hombre fuerte de la Dictadura del general Franco y José Ungría (futuro jefe del servicio de información SIPM en el bando sublevado en la guerra civil), como vocales.
Con posterioridad a las elecciones de febrero de 1936, que dieron la victoria al Frente Popular, la organización alcanza un importante crecimiento en el seno de los militares de derechas, y en especial entre los oficiales jóvenes desengañados con la gestión de José María Gil Robles en el Ministerio de la Guerra. Así la UME se extenderá desde Madrid, a Barcelona, Pamplona, Zaragoza, Sevilla, San Sebastián, Galicia y el protectorado de Marruecos. En marzo de 1936 una circular de la organización aseguraba que pertenecían a ella 3.436 oficiales, 2.131 suboficiales y tropa y 1843 oficiales retirados o en la reserva. Aunque según datos más fiables puede que agrupara sólo a un 10% de la oficialidad.
La UME se incorpora a la conspiración militar que culminará con el Golpe de Estado de julio de 1936 que dará inicio a la Guerra Civil Española. Sus representantes acuden a la primera reunión que tiene lugar tras las elecciones el 8 de marzo convocada por el general Mola en casa del oficial en la reserva y agente de cambio y bolsa cedista José Delgado y Hernández de Tejada y en la que participaron los generales Franco, Villegas, Rodríguez del Barrio, Fanjul, Orgaz, Saliquet, García de la Herrán y González Carrasco, y el teniente coronel Valentín Galarza, dirigente de la UME, que queda encargado de centralizar los servicios de información.
Del seno de la UME salieron bastantes de los militares que apoyaron el Golpe de Estado de julio de 1936 como fueron el General Goded y Joaquín Fanjul. El conspirador Emilio Mola establece contacto con la UME a través de la Junta de Barcelona presidida por el teniente coronel Isarre Bescós. En esta correspondencia se señalan las medidas de carácter gubernativo a adoptar una vez triunfante la rebeldía. Ricardo Rada era miembro del Consejo ejecutivo del UME e hizo cargo de la organización militar del Requeté encuadrando a más de 30.000 hombres.
El 14 de junio Antonio Goicoechea de Renovación Española informa al líder fascista italiano Benito Mussolini sobre los preparativos del golpe en los que destacaba que una de las bazas de los conjurados era poder contar con la UME
La Unión Militar Española
La Unión Militar Española (UME) era una asociación clandestina de jefes y oficiales del Ejército Español fundada en Madrid en diciembre de 1933, a principios del segundo bienio de la Segunda República Española, por militares descontentos con la Reforma militar de Manuel Azaña y que en su mayoría se solidarizan con los miembros del Ejército condenados por el fracasado golpe de estado del general Sanjurjo del 10 de agosto de 1932 (la jefatura suprema nominal de la UME la ostentará precisamente el general Sanjurjo). Tiene su antecedente en las Juntas de Defensa que surgieron en 1917 durante la crisis de la Monarquía de la Restauración.
Lo que aglutinaba a los militares integrados en la UME era su rechazo a las las reformas militares de Azaña y su oposición a la "subversión izquierdista". Así la Junta Nacional de la UME hizo público un manifiesto en junio de 1935 para advertir que ante una concertación "subversiva" de los grupos obreros (circuló el rumor de una reunión celebrada en los alrededores de Madrid por dirigentes del PSOE, PCE, FAI y CNT) el Ejército "levantaría una barrera de acero" para impedir que gobernasen las izquierdas. Esto contrasta con la visión que durante mucho tiempo transmitió la historiografía franquista sobre la UME de que no tenía una "finalidad política determinada", como afirmó Joaquín Arrarás, aunque el mismo autor reconocía que su misión era disponer a sus afiliados "a una mejor defensa de los principios esenciales de la patria", comprometidos sólo por "sus propios sentimientos patrióticos, sin obligarse con votos o juramentos".
A partir del común antiizquierdismo, los objetivos iniciales de los asociados de la UME, en general oficiales de media y baja graduación (como las Juntas de Defensa de 1917), oscilaban entre la simple defensa de sus derechos profesionales, la protección de la República contra una eventual revolución izquierdista o el derrocamiento del régimen republicano democrático, aunque entre éstos no había, ni mucho menos unanimidad sobre qué lo había de sustituir (¿monarquía, régimen fascista, dictadura militar?). Esta última finalidad es la que acabará imponiéndose y el "sector profesional" quedará relegado por los partidarios de la subversión que están en contacto con los grupos monárquicos que conspiran para derribar a la República. En este acercamiento jugarán un papel esencial el coronel Varela, converso al carlismo tras la Sanjurjada, el coronel Valentín Galarza, que actúa de enlace con los conspiradores monárquicos, y el general Goded, que se incorpora a la UME a principios de 1935, y la pone en contacto con los generales que, de una u otra manera, han protagonizado o apoyado la Sanjurjada: Mola, Villegas, Orgaz, Barrera, Fanjul y Fernández Pérez.
En diciembre de 1933 el comandante Emilio Rodríguez Tarduchy, antiguo instructor del Somatén bajo la Dictadura de Primo de Rivera y ex director del diario antirepublicano La Correspondencia Militar, funda la UME como entidad "apolítica" pero ofrece la jefatura suprema nominal al general Sanjurjo, que en ese momento está en la cárcel cumpliendo la condena por haber encabezado la sublevación militar contra la República en agosto de 1932. Su ingreso en Falange Española recién fundada disgustó tanto a los monárquicos como a los republicanos de la UME y tuvo que dimitir. Le sustituyó el capitán de Estado Mayor Bartolomé Barba Hernández que había destacado por acusar falsamente al presidente del gobierno Manuel Azaña de haber estado implicado directamente en la matanza conocida como los sucesos de Casas Viejas.
El capitán Barba se apoyó en los vocales de la Junta Central, máximo órgano de dirección de la UME, que eran radicalmente antirrepublicanos: el comandante Luis Arredondo (implicado de forma inmediata en tareas de adiestramiento de las milicias de Falange Española), el teniente coronel Ricardo Rada (también instructor de milicias derechistas), y Nazario Cebrerios, que había colaborado en el periódico La Correspondencia Militar. Pero frente a ellos existía un importante sector republicano más o menos cercado al Partido Republicano Radical formado por el capitán Rafael Sánchez Sacristán, (responsable de la 1.ª División Orgánica), el capitán Gumersindo de la Gándara (destinado en la Guardia de Asalto) y Eduardo Pardo Reina, secretario de la Presidencia de la República con Alcalá-Zamora y amigo del general Goded. Pardo Reina elaboró un borrador de programa político, que fue supervisado por el general Mola, en el que se proponía a los gobiernos radical-cedistas del segundo bienio la legislación necesaria para impedir en el futuro la "subversión izquierdista".
En cada capital de región militar había un representante o delegado de la UME, el cual, a su vez, nombraba la Junta Regional. La Junta Nacional, con sede en Madrid, era el verdadero cerebro de la organización.
El historiador Gabriel Jackson considera que algunos militares que posteriormente formaron parte de la UME, se vieron implicados, de forma todavía no esclarecida, en el fracasado golpe de estado del General Sanjurjo de 1932.
Dos años después de la fundación de la UME, un grupo de oficiales republicanos y de izquierda liderados por Eleuterio Díaz-Tendero funda la Unión Militar Republicana Antifascista (UMRA) para neutralizar los efectos propagandísticos que en el seno del ejército había producido la derechista UME.
Incluso antes de que se celebren las elecciones de febrero de 1936 la Junta Central de la UME se reúne en casa del general Barrera con la Junta oficiosa de generales dirigida primero por el general Goded y luego por Rodríguez del Barrio que estaban preparando un golpe de fuerza contra la República y a la que asistieron varios delegados de divisiones orgánicas. Tras las elecciones el nuevo gobierno de Manuel Azaña decide destinar al capitán Barba a Valencia para alejarlo del núcleo de los conjurados, asumiendo la jefatura de la UME el coronel Joaquín Ortiz de Zárate y los tenientes coroneles Alberto Álvarez Rementería (Ingenieros), Agustín Muñoz Grandes (Guardias de Asalto, y futuro hombre fuerte de la Dictadura del general Franco y José Ungría (futuro jefe del servicio de información SIPM en el bando sublevado en la guerra civil), como vocales.
Con posterioridad a las elecciones de febrero de 1936, que dieron la victoria al Frente Popular, la organización alcanza un importante crecimiento en el seno de los militares de derechas, y en especial entre los oficiales jóvenes desengañados con la gestión de José María Gil Robles en el Ministerio de la Guerra. Así la UME se extenderá desde Madrid, a Barcelona, Pamplona, Zaragoza, Sevilla, San Sebastián, Galicia y el protectorado de Marruecos. En marzo de 1936 una circular de la organización aseguraba que pertenecían a ella 3.436 oficiales, 2.131 suboficiales y tropa y 1843 oficiales retirados o en la reserva. Aunque según datos más fiables puede que agrupara sólo a un 10% de la oficialidad.
La UME se incorpora a la conspiración militar que culminará con el Golpe de Estado de julio de 1936 que dará inicio a la Guerra Civil Española. Sus representantes acuden a la primera reunión que tiene lugar tras las elecciones el 8 de marzo convocada por el general Mola en casa del oficial en la reserva y agente de cambio y bolsa cedista José Delgado y Hernández de Tejada y en la que participaron los generales Franco, Villegas, Rodríguez del Barrio, Fanjul, Orgaz, Saliquet, García de la Herrán y González Carrasco, y el teniente coronel Valentín Galarza, dirigente de la UME, que queda encargado de centralizar los servicios de información.
Del seno de la UME salieron bastantes de los militares que apoyaron el Golpe de Estado de julio de 1936 como fueron el General Goded y Joaquín Fanjul. El conspirador Emilio Mola establece contacto con la UME a través de la Junta de Barcelona presidida por el teniente coronel Isarre Bescós. En esta correspondencia se señalan las medidas de carácter gubernativo a adoptar una vez triunfante la rebeldía. Ricardo Rada era miembro del Consejo ejecutivo del UME e hizo cargo de la organización militar del Requeté encuadrando a más de 30.000 hombres.
El 14 de junio Antonio Goicoechea de Renovación Española informa al líder fascista italiano Benito Mussolini sobre los preparativos del golpe en los que destacaba que una de las bazas de los conjurados era poder contar con la UME
"una vasta organización de carácter patriótico y nacionalista en el Ejército que ha sido formada, orientada políticamente en sentido antidemocrático y costeada por nosotros durante estos últimos años"
Nombre | Año de nacimiento | Puesto(s) desempeñado(s) | Año de defunción |
---|---|---|---|
Francisco Franco Bahamonde | 1892 | Jefe de Estado | 1975 |
Miguel Cabanellas Ferrer | 1872 | Presidente de la Junta de Defensa Nacional | 1938 |
Andrés Saliquet Zumeta | 1877 | Presidente del Consejo Supremo de Justicia Militar Vocal de la Junta de Defensa Nacional | 1959 |
Miguel Ponte Manso de Zúñiga | 1882 | Vocal de la Junta de Defensa Nacional | 1952 |
Emilio Mola Vidal | 1887 | Jefe del Ejército del Norte Vocal de la Junta de Defensa Nacional | 1937 |
Fidel Dávila Arrondo | 1878 | Vocal de la Junta de Defensa Nacional Presidente de la Junta Técnica del Estado Ministro de Defensa | 1962 |
Federico Montaner Canet | 1874 | Vocal de la Junta de Defensa Nacional | 1938 |
Fernando Moreno Calderón | 1880 | Coronel Jefe de E.M. del Ejército del Norte Vocal de la Junta de Defensa Nacional | 1967 |
Francisco Moreno Fernández | 1883 | Vocal de la Junta de Defensa Nacional | 1945 |
Germán Gil y Yuste | 1866 | Vocal de la Junta de Defensa Nacional Ministro de Guerra | 1948 |
Luis Orgaz Yoldi | 1881 | Vocal de la Junta de Defensa Nacional | 1946 |
Gonzalo Queipo de Llano y Sierra | 1875 | Vocal de la Junta de Defensa Nacional | 1951 |
Francisco Gómez-Jordana y Souza | 1876 | Presidente de la Junta Técnica del Estado Vicepresidente del I Gobierno del Estado español | 1944 |
Francisco Fermoso Blanco | 1870 | Gobernador General de la Junta Técnica del Estado | 1955 |
Luis Valdés Cabanillas | 1874 | Gobernador General de la Junta Técnica del Estado | 1950 |
Nicolás Franco Bahamonde | 1891 | Secretario General del Estado | 1977 |
Francisco de Asís Serrat i Bonastre | 1871 | Ministro de Relaciones Exteriores | 1957 |
José Cortés López | 1883 | Ministro de Justicia | 1964 |
Ramón Serrano Súñer | 1901 | Ministro de Interior | 2003 |
Severiano Martínez Anido | 1862 | Ministro de Orden Público | 1938 |
Tomás Domínguez Arévalo | 1882 | Ministro de Justicia | 1952 |
Raimundo Fernández-Cuesta y Merelo | 1897 | Ministro de Agricultura Ministro Secretario General del Movimiento Ministro de Justicia | 1992 |
Valentín Galarza Morante | 1882 | Ministro de Gobernación | 1951 |
Esteban Bilbao y Eguía | 1879 | Ministro de Justicia | 1970 |
José Luis Arrese y Magra | 1905 | Ministro Secretario General del Movimiento Ministro de Vivienda | 1986 |
Juan Yagüe Blanco | 1892 | Ministro del Aire | 1952 |
Salvador Moreno Fernández | 1886 | Ministro de Marina | 1966 |
Agustín Muñoz Grandes | 1896 | Ministro Secretario General del Movimiento | 1970 |
José Enrique Varela Iglesias | 1891 | Ministro del Ejército | 1951 |
Juan Vigón Suerodíaz | 1880 | Ministro del Aire | 1955 |
Blas Pérez González | 1898 | Ministro de Gobernación | 1978 |
Carlos Asensio Cabanillas | 1896 | Ministro del Ejército | 1969 |
Eduardo Aunós Pérez | 1894 | Ministro de Justicia | 1967 |
Eduardo González Gallarza | 1898 | Ministro del Aire | 1986 |
Francisco Regalado Rodríguez | 1881 | Ministro de Marina | 1958 |
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