Musico y militar Gustavo Durán Martínez; Felipe Díaz Sandino.-a

Scherezada Jacqueline Alvear Godoy


Gustavo Durán Martínez;


Gustavo Durán era algo más que un buen pianista y una cara bonita. Según el escritor soviético Ilyá Ehrenburg, era el paradigma ideal del intelectual en armas.

Barcelona, 14.XI.1906 – Alones, Creta (Grecia), 25.III.1969. Músico, militar y diplomático.

Gustavo Durán Martínez nació en Barcelona en el seno de una familia de origen humilde, que había progresado hasta obtener una cómoda situación social y económica. Fue el tercero de los cuatro hijos de un matrimonio procedente del municipio oscense de El Grado formado por Petra Martínez y José Durán, que había sido militar en la guerra de Cuba, donde obtuvo diversas condecoraciones.

En 1909, la familia se trasladó a Madrid. En la capital Gustavo Durán realizó sus estudios y adquirió su formación musical, motivada por una temprana vocación incentivada por sus progenitores. Estudió solfeo y piano en el Real Conservatorio de Madrid, si bien no concluyó la totalidad de los cursos reglados y completó su instrucción teórica de modo autodidacta.
En 1923, Gustavo Durán interpretó su primera pieza musical propia en un acto en el Teatro Español bajo el seudónimo de Gustavo de Orión. Ese mismo año inició su relación con otros artistas en el marco de la Residencia de Estudiantes: Federico García Lorca, Luis Buñuel, Rafael Alberti, José Bello o Salvador Dalí. Pero su amistad más íntima en aquellos años la mantuvo con el pintor canario Néstor Martín Fernández de la Torre.
Entre 1923 y 1928 Durán compuso varias obras, en su mayoría breves canciones para instrumentar letras ya existentes. Así, puso música al poema Salinero de Rafael Alberti o Los sonetos de la noche de San Juan de Lope de Vega.

En 1928 inició una gira por Francia, Alemania e Italia con el ballet de Antonia Mercé La Argentina, bailarina de éxito para quien había compuesto su única pieza de larga duración: El Fandango del Candil. Durán formaba parte de la compañía como autor y director de la orquesta junto con el también compositor Ernesto Halffter. Posteriormente se trasladó a vivir a París en compañía del pintor Néstor Martín para completar su formación musical de la mano de Paul Le Flem, donde conoció a otros intelectuales con los que mantuvo amistad en los años siguientes: Alejo Carpentier, Ernest Hemingway, André Malraux o Anäis Nin. En la capital gala compuso otras canciones, alguna de ellas interpretada en Londres y París por la mezzosoprano Conchita Supervía: Al alba venid, Romance de la Infanta Mora, Zarza Florida y los Romances castellanos de los Balcanes (Sofía, Belgrado, Salónica y Constantinopla).

En 1932 comenzó a trabajar como doblador al español de películas norteamericanas en los estudios de la Paramount en Joinville, a las afueras de París.

Allí conoció a Benito Perojo, Imperio Argentina y otras celebridades del cine español que entonces rodaban en Joinville. Pero sobre todo coincidió de nuevo con su amigo Luis Buñuel, con quien hizo un viaje a España en ese año, en compañía también de Rafael Alberti, para preparar el documental sobre las Hurdes que el cineasta aragonés realizó meses más tarde con el nombre de Tierra sin pan. Aquella vivencia aceleró una evolución ideológica que partió de sus iniciales simpatías republicanas hacia posiciones próximas al comunismo en los meses previos a la Guerra Civil. Por ello, cuando Gustavo Durán regresó a España en 1934, al tiempo que seguía trabajando a través de la firma Fono España en la industria del doblaje, desarrolló una intensa actividad política en defensa del Frente Popular junto a sus inseparables amigos de entonces: Rafael Alberti y María Teresa León.

El inicio de la Guerra Civil sorprendió a Durán en Madrid. Desde un primer momento tomó las armas en apoyo del Gobierno republicano. Como simple miliciano participó en diferentes ataques en la sierra de Madrid a bordo del primer tren blindado que partió de la estación del Norte. En agosto se le encomendó la misión de crear un batallón motorizado, lo que logró en un tiempo mínimo, formando el batallón motorizado de ametralladoras, más conocido como el Batallón de Hierro. Entre noviembre de 1936 y enero de 1937 fue destinado como intérprete del general Kléber, general de las XI Brigada Internacional al frente de la defensa de Madrid aunque en la práctica se convirtió en jefe de su Estado Mayor. Posteriormente, Durán dirigió la 69 Brigada mixta, la 47 División, muy brevemente el Servicio de Investigación Militar (SIM) y el XX Cuerpo de Ejército, acabando la guerra con el rango de teniente coronel. Durante la misma el músico y militar sirvió como modelo literario de Malraux, al que inspiró el personaje de Manuel en la novela La Esperanza, y a Hemingway, quien le citó en varias ocasiones en ¿Por quién doblan las campanas? Salió de España desde el puerto de Gandía en el buque británico HMS Galatea, el día antes de terminar la guerra y se estableció en el Reino Unido acogido por una organización de ayuda a refugiados españoles. Allí conoció a Bonté Crompton, una joven norteamericana con quien se casó en diciembre de 1939 y con quien tuvo tres hijas. Ambos se trasladaron a Estados Unidos tras el inicio de los bombardeos sobre Londres en 1940. Durán trabajó en diferentes instituciones culturales, como la Fundación Rockefeller, la división musical de la Unión Panamericana o el MoMA (Museo de Arte Moderno de Nueva York), donde coincidió con su viejo amigo Buñuel. En 1942 obtuvo la ciudadanía norteamericana.

Entre 1942 y 1944, los Durán vivieron en La Habana invitados por Ernest Hemingway y su mujer Marta Gellhorn, residiendo durante un tiempo en el bungalow de huéspedes de Finca Vigía, la mansión del escritor situada a las afueras de la capital cubana.

Hemingway le propuso integrar un servicio de información que pretendía descubrir a los elementos filonazis en el país. Fue esta misión la que le permitió conocer al embajador estadounidense en el país caribeño, Spruille Braden, con quien inició una colaboración profesional al servicio del Departamento de Estado estadounidense.
El primer destino de su nueva responsabilidad como asesor del diplomático fue Argentina, en vísperas de la llegada del coronel Perón al poder. Braden intervino abiertamente en la política interna intentando evitar su llegada al poder. Durán le asesoró y escribió sus discursos en el contexto de una injerencia diplomática que no impidió finalmente el triunfo electoral de Juan Domingo Perón. A su regreso a Estados Unidos en 1946, Durán fue objeto de una primera investigación pública por su pasado ligado al Partido Comunista durante la Guerra Civil que tuvo su episodio más dramático durante el período conocido como “la caza de brujas”, impulsada por el senador Joe MacCarthy. Durán fue objetivo de una intensa investigación diplomática y también de otra a instancias del FBI. Incluso fue llamado a declarar ante el comité que presidía el senador, siendo finalmente exculpado de todos los cargos. No obstante, la presión de aquellos años le afectó profundamente.

Desde finales de la década de 1940, Gustavo Durán trabajó en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en diferentes puestos de responsabilidad. Así, fue delegado de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), enviado especial al proceso de independencia de la República Democrática del Congo, y finalmente destinado como alto funcionario a Grecia. Murió en el municipio de Alones, en la isla de Creta, donde residió con su mujer los últimos meses. Nunca pudo regresar a España, pese a que a entonces preparaba su regreso.



Obras de ~: El corazón de Hafiz, 1923; Danse Giae, 1923; Danse Joyeuse, 1923; Salinero, 1925; Seguidillas de la noche de San Juan, 1925; El Fandango del Candil, 1927; Al alba venid, 1930; Romance de la Infanta Mora, 1931; Zarza Florida, 1931; Romances castellanos de los Balcanes: Sofía, Belgrado, Salónica y Constantinopla, 1931; Si me fuera, amante mía, 1933; Madruga, la amante mía, 1933.



Fuentes y bibl.: Archivo del Centro de Documentación de la Residencia de Estudiantes (Madrid), Archivo de Gustavo Durán.

S. Téry, Front de la liberté. Espagne 1937-1938, Paris, Editions Sociales Internacionales, 1938; H. Thomas, The Spanish Civil War, New York (Estados Unidos), Harper, 1961; J. Martín Artajo y S. Téry, Una enseñanza en la guerra civil española. Glorias y miserias de la improvisación de un ejército (Seguido de Fragmentos de Diario de Campaña y Notas de Agenda con unas Páginas sobre la batalla de Teruel y una Carta a Hugh Thomas de Gustavo Durán y un anejo sobre Gustavo Durán, el general músico), Madrid, Ediciones Júcar, 1980; F. C. R. Maldonado, “Glorias y miserias de la improvisación de un ejército”, en Tiempo de Historia (Madrid), n.º 82 (1 de septiembre de 1981), págs. 40-53; P. Almeida, “Gustavo Durán (1906-1969): preludio inconcluso de la Generación Musical de la República. Apuntes para una bibliografía”, en Revista de Musicología (Madrid), vol. 9, n.º 2 (1986), págs. 511-544; H. Vázquez Rial, “Dos cartas inéditas de Enrique Díez- Canedo a Gustavo Durán en el Archivo Durán”, en M. Aznar Soler (ed.), El exilio literario español de 1939: Actas del Primer Congreso Internacional (Bellaterra, 27 de noviembre-1 de diciembre de 1995), vol. 1, Barcelona, Grupo de Estudios del Exilio Literario (GEXEL)-Universidad Autónoma de Barcelona, 1998, págs. 517-526; E. Casares Rodicio, “Durán Martínez, Gustavo”, en E. Casares Rodicio (dir. y coord.), Diccionario de la música española e hispanoamericana, vol. 4, Madrid, Sociedad General de Autores y Editores, 1999, págs. 568-569; J. Rupérez, “Gustavo Durán en las novelas de Ernest Hemingway y André Malraux”, en Revista de Occidente (Madrid), n.º 307 (2006), págs. 51-80; J. Juárez Camacho, Comandante Durán. Leyenda y tragedia de un intelectual en armas, Barcelona, Debate, 2009.

nota

En Buenos Aires como diplomático seguirá haciendo de las suyas. Su amistad con Rafael Alberti y María Teresa de León, le permitirá acceder al círculo de Victoria Ocampo, quien está fascinada por este joven que aún no tiene cuarenta años y es ponderado por su audacia política y su sensibilidad artística. En esos meses Durán frecuenta la residencia de Victoria en San Isidro. Algunas de estas visitas las conocemos por la correspondencia de ella con Roger Caillois. De todos modos, no deja de ser sorprendente esta relación de la directora de la revista Sur, con el bon vivant, coronel exiliado de la República, funcionario del Departamento de Estado y marxista confeso. La propia Victoria confiesa su asombro por este muchacho acreditado por la embajada norteamericana que intenta convencerla entre conciertos de piano y veladas literarias, de la superioridad moral y estética del comunismo sobre el capitalismo.
No solo en tertulias literarias participa este hombre que asombra a sus amigos porteños por sus habilidades y virtudes estéticas. Además hace política. Y vaya si la hace. Durán es el hombre que le da letra a Braden para atacar a Perón, a quien no duda en calificar como un agente nazi que lo menos que se merece es ser trasladado a Núremberg. El célebre “Libro Azul” publicado por el Departamento de Estado y que generó tantas controversias, fue escrito por él.

Cuando lo sorprendió el infarto que costo la vida, estaba leyendo el Quijote. Por orden suya fue enterrado bajo un olivo en el pueblito cretense de Alones.

Felipe Díaz Sandino


Díaz Sandino, Felipe. Caldas de Estrach (Barcelona), 25.IX.1892 – Bogotá (Colombia), 1957. Aviador militar, político.

Nacido en el seno de una familia de tradición militar, era hijo del coronel del antiguo Cuerpo de Estado Mayor Antonio Díaz Benzo y de Zoíta Sandino Gutiérrez del Palacio. Entró en la Academia de Infantería en enero de 1909 como alumno, ascendiendo por promoción a segundo teniente en julio de 1911 y a primer teniente en julio de 1913. Realiza el Curso de Piloto en Cuatro Vientos en 1915, pasando al poco tiempo al Servicio de Aviación. Se distingue en las campañas de Marruecos como teniente de Infantería, obteniendo a los veintidós años la Cruz de María Cristina.
Ya como oficial piloto colabora en la localización exacta de la ciudad sagrada de Xauen, que en aquellos años carecía de una ubicación precisa en los mapas de la época. Realiza el primer enlace aéreo de Sevilla con Tetuán. En febrero de 1918 asciende a capitán por antigüedad. En julio de 1924 asciende a comandante de Infantería por meritos de guerra y tiene una brillante actuación en Marruecos durante los años finales de la Guerra.
En 1929 era jefe de la Escuela de Tiro y Bombardeo Aéreo en Los Alcázares. Desengañado del derrotero que la Monarquía imponía al país, junto con otros oficiales organiza la Unión Militar Republicana (UMR) en cuyo seno se imponen como primera tarea el lograr la unidad de acción de los republicanos con los socialistas. Durante la consecución de ese objetivo que se consigue parcialmente, se involucra en la preparación de un golpe cívico-militar para derrocar a la Monarquía. Esta actividad como conspirador le lleva a ser encarcelado en Prisiones Militares de Madrid.
Durante parte de 1930, en lo que se conoce como la “Dictablanda” de Berenguer, es nombrado jefe de la Oficina de Mando de Aviación a las órdenes del general Amado Balmes. En diciembre de 1930 durante la revuelta en Jaca y Cuatro Vientos permanece continuamente vigilado.
Interviene muy activamente en la proclamación de la Segunda República y participa personalmente en todos los actos importantes. A continuación es nombrado jefe de Cuatro Vientos y Getafe, dejando a Ortiz como jefe de este aeródromo. A primeros de diciembre de 1932 se le nombra jefe de la 3.ª Escuadra en Barcelona.
Durante el transcurso del denominado Bienio Negro y ya durante el movimiento revolucionario de octubre de 1934, actuando como jefe de la Tercera Región Aérea, se niega a cumplir las órdenes del Gobierno de bombardear el Palacio de la Generalidad en Barcelona. Esto le lleva nuevamente a ser encarcelado, esta vez en el castillo de Montjuic.
Gracias a la intervención de Alcalá-Zamora fue puesto en libertad el 7 de abril de 1935.
En febrero de 1936 era de nuevo jefe de la 3.ª Región con sede en Barcelona, tomando posesión en marzo del mismo año en El Prat.

Su actitud durante la sublevación del general Franco el 18 de julio le hizo ponerse clara y firmemente al lado de la Generalidad y del pueblo de Barcelona, que era empujado a la acción por las organizaciones obreras. Su decisión junto con la de las fuerzas que permanecieron leales a la República, fue decisiva para que la ciudad no cayera en poder de los sublevados. El general Goded le conminó a que se uniera a “sus compañeros de armas” o de lo contrario sería fusilado.
Preparó todo en El Prat para evitar y prevenir el levantamiento: puestos de vigilancia, armamento, aviones y personal, defensas del campo y focos. Llamó a todos los leales y repartió armas a los obreros civiles del pueblo, editando la proclama contra la sublevación.
El día 20 fue llamado por Companys a la Generalidad de Cataluña, dándose por terminado el golpe en Barcelona el día 21 de julio. Estos y otros hechos hicieron que Díaz Sandino se convirtiera en uno de los líderes más populares por aquellos días en Cataluña.
Los muros de Barcelona aparecían plagados de pintadas donde se leía “Visca Sandino”.
Por su adhesión a la causa democrática y por el hecho de ser un destacado militar, la Generalidad le nombra consejero de Defensa, primer militar al que se otorga ese cargo. Desde ese puesto dirige el Frente de Aragón y consigue estabilizar las líneas republicanas.
Desde el 17 de diciembre de 1936 vuelve a ocupar el cargo de jefe de la Región hasta junio de 1937. Debido a su no pertenencia a ningún partido político, pues solamente se consideraba un militar amante de las libertades y de la República, fue enviado como agregado aéreo y naval a la embajada de España en París el 16 de julio de 1937. Desde aquel puesto logró informaciones que le permitieron advertir al Gobierno de algunas operaciones militares planeadas por los nacionales.

Alarmado por la próxima derrota de la República solicita permiso para regresar a Barcelona y correr la misma suerte de los que lucharon en las últimas defensas de Cataluña.
Cuando el enemigo ya había ocupado el aeropuerto de El Prat en Barcelona, el subsecretario de Aviación Núñez Maza decidió nombrar a Díaz Sandino secretario general, pasándole la misión de evacuar la Aviación en pocas horas. Cumplida la misión, esperó la orden de pasar a Francia, lo que hizo rodeado de sus ayudantes, entregándose a las autoridades francesas que le envían al campo de concentración de Argelèssur- Mer, junto con todos los demás refugiados. De allí logró fugarse y llegar a la República Dominicana.
Algo más tarde viaja a Venezuela, donde la nueva embajada de España le denuncia como elemento peligroso y es encarcelado. Elementos antidemocráticos consiguen que las autoridades venezolanas lo expulsen a Cuba, donde las organizaciones masónicas le prestaron ayuda. Pasado algún tiempo volvió a Santo Domingo. Fue juzgado en rebeldía en España por el régimen nacional en causa abierta en 1941.
Detenido en una escala de un viaje, las autoridades norteamericanas se incautan de parte de sus escritos y documentos históricos. De nuevo en Jamaica es interrogado.
Consigue pasar a Costa Rica, donde trabaja por algún tiempo. Luego va a Colombia, donde consigue reunirse con su familia también exiliada.
Permanece por algún tiempo en Chile. A su vuelta a Bogotá, enferma de cáncer de estómago y fallece en 1957.
Durante todos estos años, trabajó duramente en diferentes profesiones y empleos, aunque al morir se encontraba en paro.
Cuentan sus parientes y amigos que antes de ser operado por tercera vez en cuatro meses, escribía a su sobrino: “Si salgo bien, volveré a la búsqueda de un trabajo como corresponde a un buen proletario”.


Obras de ~: De la Conspiración a la Revolución, 1929-1937, Madrid, Libertarias, 1990.

Bibl.: J. Gomá Orduña, Historia de la Aeronáutica Española, pról. de S.A.R. el Infante D. Alfonso de Orleáns y de Borbón, Madrid, Editorial Prensa Española, 1946-1950, 2 vols.; J. Salas Larrazábal, La guerra de España desde el aire, Barcelona, Ediciones Ariel, 1969; Instituto de Historia y Cultura Aérea, Historia de la Aviación Española, Madrid, Instituto de Historia y Cultura Aérea, 1988; Guerra Aérea 1936-39, Madrid, Servicio Histórico y Cultural del Ejército del Aire, 1998- 2003, 4 vols.



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